putin se saca la careta
Las conductas aberrantes del presidente ruso arrojan más dudas sobre la naturaleza de su adhesión a normas internacionales. Primero desconoce los resultados electorales en Ucrania; ahora se hace con la empresa más importante del país.
Las autoridades rusas montaron el domingo un espectáculo que mostraba extraña pero elocuentemente el desprecio del presidente Vladimir Putin por las normas financieras y legales internacionales. En una subasta manejada por el gobierno en Moscú, una de las más grandes compañías petrolíferas del mundo fue vendida' por 9.3 billones de dólares -casi la mitad de su valor estimado- a una firma previamente desconocida o de propiedad desconocida que apareció tres días antes. El nuevo gigante del petróleo dio como domicilio un edificio en una ciudad provincial que alberga a un café y un locutorio. De este modo, Putin y el círculo de antiguos agentes de la KGB que lo rodean se hicieron con la importante Yukos Oil Co., que hasta el año pasado era la compañía privada rusa más dinámica y que había ido más lejos que todas las demás en adoptar normas occidentales de responsabilidad. Al hacer así, ignoraron no sólo las leyes rusas sino también los derechos legales de los inversionistas y acreedores occidentales de Yukos -cuyas demandas trataron aparentemente de esquivar mediante la creación de una compañía fachada.
Este descarado asalto contra la propiedad privada y el imperio de la ley asombraron incluso a los más cínicos inversores internacionales, que se apresuraron ayer a vender sus acciones rusas en Moscú y otros mercados. Sin embargo, casi increíblemente, los acontecimientos parecieron no impresionar al presidente Bush, el que en una rueda de prensa insistió en que tenía la intención de mantener la "buena relación personal" que tiene con Putin. Sin mencionar siquiera lo que debe ser uno de los más grandes robos de propiedad privada en la historia, Bush agregó: "Le dije a Vladimir que trabajaríamos en este nuevo mandato para ver si Rusia podía ser admintia en la OMC". La OMC es la Organización Mundial del Comercio, un órgano cuyo principal propósito es extender el imperio de la ley en la economía global.
No importa la misteriosa subasta, la conducta de Bush es considerablemente más intrigante que la de Putin. Con la sutileza de una almádena, el presidente ruso está tratando de re-concentrar el poder político y económico en el Kremlin y de crear un estado siguiendo menos el modelo de las democracias de Occidente que de la antigua Unión Soviética. Justamente en las semanas pasadas anuló la elección de gobernadores provinciales y apoyó agresivamente un intento de imponer un presidente pro-Moscú en Ucrania mediante fraude. Ahora ha destruido a la compañía privada más poderosa de su país y entregado sus activos más importantes a una entidad que seguramente estará bajo algún tipo de control del Kremlin, incluso si los bancos internacionales se retiraron de la subasta en respuesta a una orden de un juez federal de Houston a nombre de la compañía de inversores estadounidenses. ¿Y la respuesta de Bush fue prometer públicamente a Putin ayudarlo a unirse a la OMC?
Los partidarios de Bush sostienen que sólo parece que está inconsciente de la conducta de su amigo Putin. El presidente entiende, dicen, lo que debe hacer Putin, pero ha preferido no enfrentarlo en público, tanto porque un conflicto entre Estados Unidos y Rusia sería contraproductivo como porque el proyecto de restauración de Putin se está derrumbando sin ayuda de Washington. Es verdad que Putin parece cada vez más autodestructivo. Su neo-imperialismo ayudó a desencadenar una revolución democrática en Ucrania y su ataque contra Yukos ha hecho salir de Rusia billones de dólares de capital. Sin embargo, no es probable que Putin cambie de curso mientras crea que puede salirse con la suya con escándalos como el de la subasta del domingo y mantener "una vital e importante relación" con Estados Unidos. Así es como describió el presidente Bush sus lazos ayer, agregando: "Y espero mantenerlos así". ¿Qué es entre amigos el robo de una compañía de petróleo?
21 de diciembre de 2004
©washington post
©traducción mQh
Este descarado asalto contra la propiedad privada y el imperio de la ley asombraron incluso a los más cínicos inversores internacionales, que se apresuraron ayer a vender sus acciones rusas en Moscú y otros mercados. Sin embargo, casi increíblemente, los acontecimientos parecieron no impresionar al presidente Bush, el que en una rueda de prensa insistió en que tenía la intención de mantener la "buena relación personal" que tiene con Putin. Sin mencionar siquiera lo que debe ser uno de los más grandes robos de propiedad privada en la historia, Bush agregó: "Le dije a Vladimir que trabajaríamos en este nuevo mandato para ver si Rusia podía ser admintia en la OMC". La OMC es la Organización Mundial del Comercio, un órgano cuyo principal propósito es extender el imperio de la ley en la economía global.
No importa la misteriosa subasta, la conducta de Bush es considerablemente más intrigante que la de Putin. Con la sutileza de una almádena, el presidente ruso está tratando de re-concentrar el poder político y económico en el Kremlin y de crear un estado siguiendo menos el modelo de las democracias de Occidente que de la antigua Unión Soviética. Justamente en las semanas pasadas anuló la elección de gobernadores provinciales y apoyó agresivamente un intento de imponer un presidente pro-Moscú en Ucrania mediante fraude. Ahora ha destruido a la compañía privada más poderosa de su país y entregado sus activos más importantes a una entidad que seguramente estará bajo algún tipo de control del Kremlin, incluso si los bancos internacionales se retiraron de la subasta en respuesta a una orden de un juez federal de Houston a nombre de la compañía de inversores estadounidenses. ¿Y la respuesta de Bush fue prometer públicamente a Putin ayudarlo a unirse a la OMC?
Los partidarios de Bush sostienen que sólo parece que está inconsciente de la conducta de su amigo Putin. El presidente entiende, dicen, lo que debe hacer Putin, pero ha preferido no enfrentarlo en público, tanto porque un conflicto entre Estados Unidos y Rusia sería contraproductivo como porque el proyecto de restauración de Putin se está derrumbando sin ayuda de Washington. Es verdad que Putin parece cada vez más autodestructivo. Su neo-imperialismo ayudó a desencadenar una revolución democrática en Ucrania y su ataque contra Yukos ha hecho salir de Rusia billones de dólares de capital. Sin embargo, no es probable que Putin cambie de curso mientras crea que puede salirse con la suya con escándalos como el de la subasta del domingo y mantener "una vital e importante relación" con Estados Unidos. Así es como describió el presidente Bush sus lazos ayer, agregando: "Y espero mantenerlos así". ¿Qué es entre amigos el robo de una compañía de petróleo?
21 de diciembre de 2004
©washington post
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