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el nuevo bin laden


[Don van Natta Jr.] Si se ignoran sus advertencias, Estados Unidos podría ser atacado otra vez.
Londres, Reino Unido. ¿Qué quiere Osama bin Laden?
La fastidiosa pregunta surgió la semana pasada al hacerse público un video-casete del líder del Al Qaeda. En este, aplaude el atentado del 6 de diciembre contra el consulado estadounidense en Jidda, Arabia Saudí, y llama a derrocar a la familia real saudí.
El video indica que bin Laden aparentemente ha colocado el fomento de una revolución en su patria natal saudí arriba en su larga y ambiciosa lista de deseos, que también incluye un cambio en la política exterior norteamericana en Oriente Medio, la retirada de los militares norteamericanos de la Península Arábica y la creación de un estado palestino.
Bin Laden ha luchado por estos cambios antes. Lo que agentes de inteligencia y expertos en terrorismo encuentran especialmente llamativo en sus recientes pronunciamientos es un giro de estilo, alejándose de la rabia cruda y sombría imaginería de los días posteriores al 11 de septiembre de 2001. Dicen que ha moderado sutilmente su mensaje, tono e incluso carácter, presentándose a sí mismo casi como un embajador, como si se viera a sí mismo como el viejo hombre de estado de una nación musulmana sin fronteras.
Antes este año ofreció una tregua a los gobiernos europeos que retiraran sus tropas de Iraq. En un mensaje lanzado justo antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, se refocilaba de que la guerra en Iraq y la "guerra contra el terror" eran las principales causas de los nunca visto déficits del presupuesto norteamericano. En lugar de hablar de derramar la sangre de sus enemigos, propuso una sobria discusión sobre el desangre de la economía norteamericana.
Quizás lo más sorprendente fue la expresión de frustración de bin Laden. Como en el discurso de un político cualquiera, bin Laden se ve ansioso de entregar un mensaje directo a su audiencia. Dirigiéndose directamente a los estadounidenses en su discurso pre-electoral, se quejó de que sus motivos para declarar una guerra santa contra Estados Unidos eran repetidas veces mal representados por el presidente Bush y consecuentemente mal entendidos por la mayoría de los estadounidenses.
Para cambiar esto bin Laden tanteó lo que cree aparentemente que son los temas importantes, al mismo tiempo que trató de disipar la establecida opinión estadounidense de él como un terrorista determinado a destruir Estados Unidos y todo lo que este representa. En el discurso pre-electoral, bin Laden dijo que Bush se equivocaba al alegar "que odiamos la libertad". Agregó: "Si fuera así, que explique por qué, por ejemplo, no atacamos a Suecia".
La observación sorprendió a algunos agentes anti-terroristas y expertos en terrorismo, que dicen que el líder de Al Qaeda rara vez inserta sarcasmos en sus pronunciamientos públicos. La interpretaron como una señal de que está tratando de ampliar su audiencia, especialmente entre musulmanes moderados y posiblemente incluso entre algunos estadounidenses.
Lo que no pueden decir es si esta aproximación menos estridentes significa que ha cambiado sus objetivos y es ahora menos peligroso o si está solamente sentando las bases para justificar una nuevo ataque contra Estados Unidos. Pero están analizando cuidadosamente y debatiendo sobre una importante cuestión: ¿Sigue bin Laden determinado a destruir Estados Unidos o se ha hecho más pragmático, tratando de iniciar un debate racional sobre política exterior sobre la presencia de Estados Unidos en Oriente Medio que pueda incluso interesar a las billeteras de los norteamericanos?
"Osama no es un hombre dado al humor. Cuando hizo esa broma sobre Suecia, creo que mostró su frustración de que los norteamericanos no le están escuchando", dijo Michael Scheuer, un antiguo e importante agente de la CIA que persiguió a bin Laden durante años y autor de ‘Imperial Hubris'. "El presidente y otros nos dicen que Al Qaeda nos atacó porque desprecian lo que somos y lo que pensamos y el modo en que vivimos. Pero la verdad es que ese no es en absoluto el punto de vista de bin Laden. No le gusta lo que hacemos. Y mientras no entendamos eso, no lograremos derrotar al enemigo".
Los mensajes de bin Laden son una curiosidad histórica: un líder extranjero que se dirige tan directa y frecuentemente a su enemigo. Bin Laden ha pasado 25 años afilando su mensaje y empezó a dirigirse al público estadounidense a mediados de los años noventa. Desde el 11 de septiembre de 2001, ha entregado 17 mensajes; su principal lugarteniente, Ayman al-Zawahiri, 12. Eso es, un mensaje del líder de Al Qaeda cada seis semanas.
Los agentes de inteligencia están divididos a la hora de determinar qué están tratando de lograr los dos hombres. Algunos creen que son los principales exponentes de lo que se está dando en llamar ‘qaedismo', un evangelio anti-occidental que esperan que inspire ataques en todo el mundo. Otros dicen que los mensajes son incitaciones a la guerra santa, o órdenes veladas de nuevos atentados.
Algunos creen que estos mensajes fueron utilizados de ese modo antes de los atentados con bomba contra trenes de cercanías en Madrid en marzo y los atentados contra objetivos británicos en Estambul en 2003. Algunos mensajes han amenazado directamente con nuevos atentados terroristas; el 15 de abril, bin Laden advirtió que se atacaría a cualquiera de los países europeos que no retiraran sus tropas de Iraq en un plazo de 90 días. (Ningún país lo aceptó, pero no ha habido desde entonces ningún ataque de Al Qaeda en Europa).
Los intentos de bin Laden de llegar a los estadounidenses ocurren mientras su mensaje para sacar a Estados Unidos del mundo musulmán todavía resuena entre aquellos de los 1.2 billones de musulmanes que creen que el líder de Al Qaeda expresa elocuentemente su indignación por la política exterior de Estados Unidos e Israel. En años recientes, ha enfatizado la lucha de los palestinos. "Su genialidad consiste en identificar cosas que son claramente visibles y entendidas por la mayoría de los musulmanes", dijo Scheuer. "Ha encontrado temas que son simples, y que los musulmanes ven ocurrir todos los días en la televisión".
Pero bin Laden también quiere que los estadounidenses y europeos presten atención a su mensaje e insta a sus líderes a cambiar la política exterior en Oriente Medio. Esto no ha ocurrido y probablemente no ocurrirá. "Es desdeñado por la mayoría de los norteamericanos y europeos, y eso ha empezado a fastidiarle", dijo un funcionario anti-terrorista en Europa.
En su discurso pre-electoral, bin Laden parecía irritado de que las entrevistas que dio a periodistas occidentales en los años noventa pasaron desapercibidas a la mayoría de los estadounidenses. Pareció sugerir que si los presidentes norteamericanos hubiesen escuchado sus advertencias de que Estados Unidos debía cambiar su política exterior en Oriente Medio o hacer frente a las consecuencias, los atentados del 11 de septiembre de 2001 pudieron haber sido evitados.
Los analistas dicen que el repetido refrán de bin Laden es que los ataques de Al Qaeda son una represalia por los asesinatos de mujeres y niños musulmanes cometidos por norteamericanos e israelíes. "La reciprocidad es un principio muy importante en la visión musulmana del mundo", dijo Scheuer. Determinan lo lejos que pueden ir examinando lo lejos que ha ido su enemigo".
Lo que destacó en el discurso pre-electoral es el intento de bin Laden de redefinir su imagen. Cambió su uniforme de faena, su AK-47 y el telón de fondo de terreno agreste, por un razonable traje de jeque, un escritorio y un discurso sin frase alguna presagiando un choque de civilizaciones. Ya no piensa en su posible propia muerte martirizada en el "estómago del águila" -Estados Unidos-, como hizo en 2002, ni amenazó con otro ataque espectacular contra Estados Unidos.
En lugar de eso, dijo que Estados Unidos podría evitar otro ataque si dejaba de amenazar la seguridad de los musulmanes. Se refirió extensamente sobre lo que considera el verdadero motivo de la guerra de Iraq: el enriquecimiento de compañías norteamericanas con lazos con el gobierno de Bush. (Mencionó a Halliburton). Y habló de derramamiento de sangre, pero esta vez metafóricamente, sobre la economía estadounidense.
Se burló de los déficits presupuestarios y comerciales de Estados Unidos, diciendo que Al Qaeda está dispuesta a "continuar su política de desangre norteamericano hasta que quede en la bancarrota". Y dijo que los atentados del 11 de septiembre, que costaron a Al Qaeda un total de 500.000 dólares, han costado a Estados Unidos más de 500 billones de dólares, "según los cálculos más bajos" realizados por una organización londinense a la que citó por su nombre.
"Todo esto demuestra que los verdaderos perdedores son ustedes", dijo a los estadounidenses, de acuerdo a una transcripción emitida por la red de televisión Al Yazira.
Peter Bergen, un analista de CNN que entrevistó a bin Laden en 1997, dijo: "La alocución reveló que bin Laden es una especie de experto de presupuesto, al hablar sobre fondos de emergencia suplementarios del Congreso para las guerras de Afganistán e Iraq, y de cómo era evidente de que el plan de Al Qaeda, de desangrar y llevar a Estados Unidos a la bancarrota, estaba dando resultados".
Jessica Stern, una profesora de Harvard que da enseña sobre terrorismo, dijo que lo que más la sorprendió fueron los detallados comentarios de bin Laden sobre la economía estadounidense. "Parecía que estaba tratando a dirigirse a los musulmanes más moderados, que pueden haber encontrado que su fatwa de 1998 -de matar a todos los norteamericanos- era moralmente repulsiva", dijo Stern, autora de ‘Terror in the Name of God: Why Religious Militants Kill'. "Su mensaje en ese video no era tan ofensivo. Habló de que los norteamericanos tenían una opción, que era cosa nuestra decidir si apoyábamos una política exterior que dice que es mala para nuestra economía y mala para el mundo musulmán".
Bin Laden dirigió su atención por primera vez hacia Arabia Saudí a principios de los años ochenta. Comenzó a exigir que Estados Unidos retirara sus tropas de la Península Arábica, el hogar de los sitios más sagrados de los musulmanes. La presencia militar estadounidense en Arabia Saudí terminó oficialmente en 2003, meses después de que un grupo terrorista vinculado a Al Qaeda lanzara una serie de ataque en el reino.
Los analistas dicen que bin Laden cree que será mucho más fácil derrocar a los regímenes árabes si dejan de contar con el apoyo del poderío norteamericano. Y quiere alentar el actual descontento en Arabia Saudí, aunque los analistas dicen que no están seguros de por qué lo ha transformado tan repentinamente en una prioridad. Arabia Saudí ha matado o detenido a cientos de militantes, pero todavía hay células capaces de llevar a cabo ataques allá.
"Considera a Arabia Saudí como uno de los lugares donde podría tener éxito", dijo Matthew Levitt, un antiguo analista de terrorismo del FBI. "Y se da cuenta de que hay un enorme potencial en términos de los problemas sociales que alientan la radicalización".
¿Pero significa el estilo más moderado de bin Laden de que hay menos riesgos de un atentado terrorista en suelo norteamericano? Los analistas de inteligencia no están seguros. Más de un analista creyó ver en su más moderado discurso pre-electoral una ominosa advertencia.
"En la jurisprudencia musulmana, la advertencia es importante", dice Bergen. "Y si no respondemos, es nuestra problema y nuestra culpa. Nos ha devuelto la pelota. Quizás es todo retórica y ya no tienen la capacidad de lanzar otro ataque. Pero lo que quiso decir es que si optamos por ignorarlo completamente -que es una opción muy posible entre nosotros-, seremos atacados nuevamente".

19 de diciembre de 2004
23 de diciembre de 2004
©new york times
©traducción mQh
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