mala elección en kosovo
La elección de un primer ministro que fue comandante del Ejército de Liberación del Kosovo y que puede ser acusado de crímenes de guerra, pone en cuestión el difícil equilibrio político en esa región.
Han pasado cinco años desde que administradores internacionales tomaron control de Kosovo y la situación en esa ensangrentada provincia de los Balcanes sigue siendo difícil. La elección de un nuevo primer ministro ilustra el por qué: Ramush Haradinaj, un ex jefe guerrillero, fue cuestionado por el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia sólo unas semanas antes de que fuera elegido para dirigir el gobierno de Kosovo, y puede ser acusado dentro de poco de crímenes de guerra. Si los kosovares quieren demostrar que pueden hacerse cargo de un país independiente en el que la minoría serbia se sienta segura, este es una mala manera de hacerlo. Sin embargo, el presidente Ibrahim Rugova forjó una alianza política con Haradinaj, y el administrador de Naciones Unidas de Kosovo no la objetó.
Es muy improbable que la minoría serbia de Kosovo, o el gobierno serbio en Belgrado, quieran tener que ver con Haradinaj. Lo acusan de haber cometido atrocidades en la región de Decani al oeste de Kosovo como uno de los comandantes del Ejército de Liberación del Kosovo ELK, el ejército guerrillero que combatió a las fuerzas serbias a fines de los años noventa. Haradinaj ha negado las acusaciones, pero combatientes del ELK son responsables de haber asesinado a serbios y albaneses acusados de colaborar con el gobierno serbio.
Las esperanzas que tenía Naciones Unidas para empezar las negociaciones sobre el futuro de Kosovo el próximo año han sido efectivamente aplazadas. Si Haradinaj es acusado formalmente, el problema se hará peor: los kosovares albaneses que le votaron se indignarán. Sin embargo, la alternativa -archivar una potencial acusación debido a que el acusado es el primer ministro- debilitaría la credibilidad del tribunal internacional.
Estados Unidos ha estado indebidamente optimista sobre el futuro de Kosovo. Pero si hay alguna posibilidad de reunir a albaneses y serbios, tanto kosovares como Naciones Unidas deben entender que colocar a gente como Haradinaj como sus líderes sólo hace retroceder las agujas del reloj.
24 de diciembre de 2004
©new york times
©traducción mQh
Es muy improbable que la minoría serbia de Kosovo, o el gobierno serbio en Belgrado, quieran tener que ver con Haradinaj. Lo acusan de haber cometido atrocidades en la región de Decani al oeste de Kosovo como uno de los comandantes del Ejército de Liberación del Kosovo ELK, el ejército guerrillero que combatió a las fuerzas serbias a fines de los años noventa. Haradinaj ha negado las acusaciones, pero combatientes del ELK son responsables de haber asesinado a serbios y albaneses acusados de colaborar con el gobierno serbio.
Las esperanzas que tenía Naciones Unidas para empezar las negociaciones sobre el futuro de Kosovo el próximo año han sido efectivamente aplazadas. Si Haradinaj es acusado formalmente, el problema se hará peor: los kosovares albaneses que le votaron se indignarán. Sin embargo, la alternativa -archivar una potencial acusación debido a que el acusado es el primer ministro- debilitaría la credibilidad del tribunal internacional.
Estados Unidos ha estado indebidamente optimista sobre el futuro de Kosovo. Pero si hay alguna posibilidad de reunir a albaneses y serbios, tanto kosovares como Naciones Unidas deben entender que colocar a gente como Haradinaj como sus líderes sólo hace retroceder las agujas del reloj.
24 de diciembre de 2004
©new york times
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