matrimonio precoz sobrevive en eeuu
[Paul Salopek] El fenómeno de las niñas novias no se limita al mundo en desarrollo. En Estados Unidos subsiste aún esa antigua práctica, ahora reforzada por la inmigración latina.
Bellmead, Texas, Estados Unidos. En sus contornos más indulgentes, la historia de amor de Liset y James Landeros tiene el aire de un cuento de hadas.
Liset y James se enamoraron. Desafiaron a sus padres -y a la ley- para seguir el dictado de sus corazones. Y después de muchas luchas y tribulaciones, finalmente se casaron.
Pero un cruel detalle -sus edades- desmiente esta fórmula romántica. Una niña delgada y tranquila, de ojos color café, Liset tenía apenas 12 cuando comenzó a verse con James, cuatro años mayor. A los 13 estaba embarazada y abortó de su primer hijo. A los 14 se casó con James para que este no fuera a la cárcel; el estado de Tejas lo acusaba de violación de una menor de edad.
"Todo el mundo quería separarnos, pero no les dejamos", dice Liset con un infantil orgullo. "Casarse joven no es fácil. Pero estamos tratando".
Tratando, en el caso de la joven Landeros, significa que James, ahora padre a los 21 años y sin haber terminado la secundaria, trabaja dos turnos en una cafetería para ayudar a pagar los gastos de familia de la pareja. Y Liset, que abandonó la escuela en el noveno y madre de una revoltosa niña de 3, trabaja seis horas a la semana como camarera en un restaurante mexicano. Una chica lerda, se ve incluso más joven que sus 17 años cuando toma tímidamente los pedidos. Su patrón la llama "la bebita".
Mayores Y Enamorados
Cuando uno oye hablar de niñas novias', lo primero que se viene a la cabeza son los millones de niñas obligadas a contraer matrimonios arreglados en las polvorientas aldeas de África o Asia -no chicas estadounidenses de vaqueros como Liset Landeros.
Pero incluso aunque el matrimonio prematuro es un problema preponderantemente asociado con el mundo en desarrollo -apenas un 2 por ciento de todos los embarazos en Estados Unidos, por ejemplo, involucra a chicas casadas menores de 18 años, según indican las estadísticas de gobierno-, la antigua práctica todavía subsiste en Estados Unidos. Y a menudo condena a jóvenes mujeres estadounidenses a una vida de pobreza y otros problemas. Mientras que no se enfrentan a los serios daños relacionados con el embarazo de niñas en el mundo en desarrollo, corren el riesgo de anemia crónica y obesidad.
Las niñas novias de Estados Unidos tienden a ser mayores que sus hermanas extranjeras: Los datos dicen que son habitualmente adolescentes en su última fase, no las niñas púberes de Afganistán o Bangladesh. Y muchas niñas norteamericanas, que tienen un envidiable grado de opción, tienden a casarse por amor, y no debido a que fueron encarriladas al matrimonio por tradiciones tribales o religiosas.
Pero la diferencia más inesperada de todas involucra una cambiante popularidad de la práctica en casa y en el extranjero. Incluso mientras grupos humanitarios han comenzado lentamente a trabajar para eliminar el matrimonio de niños en el extranjero, argumentando convincentemente que viola los derechos humanos básicos de las niñas, un sorprendente número de niñas en Estados Unidos se acerca más y más al altar.
Uno de los pocos estudios sobre el matrimonio adolescente en Estados Unidos, realizado por el Centro para Políticas Legales y Sociales, un laboratorio ideológico de Washington, concluyó que la cantidad de adolescentes casados en Estados Unidos aumentó en casi un 50 por ciento en los años noventa -el salto más significativo en el matrimonio prematuro desde los años cincuenta.
El informe asocia la creciente atracción del matrimonio precoz en Estados Unidos con una compleja variedad de factores: la difusión de la abstinencia-hasta-el-matrimonio que predica la enseñanza sexual en las escuelas norteamericanas, un giro hacia el conservadurismo cultural entre algunos adolescentes y el creciente temor entre los jóvenes de contraer sida a través de la promiscuidad.
Esos datos son cuestionados por algunos expertos, que observan que los datos sobre el matrimonio en Estados Unidos son, en el mejor de los casos, irregulares.
Pero un reciente sondeo de opinión nacional concluyó que 84 por ciento de los adolescentes norteamericanos creen firmemente en el matrimonio antes del embarazo, sugiriendo que la tendencia puede ser real.
Quizás sólo 150.000 de los más de 800.000 embarazos adolescentes que ocurren en Estados Unidos todos los años implican a niñas casadas, indica la investigación.
"Este realmente es un territorio no explorado en Estados Unidos, debido a que la mayoría de nosotros todavía nos concentramos en los casos más típicos de las madres solteras", dice Andrea Kane, una analista de la Campaña Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente, que realizó el sondeo de opinión entre adolescentes.
Kane agrega que las novias extremadamente jóvenes deben hacer frente a otros problemas: Tienden a abandonar la escuela a tasas incluso mayores que las madres solteras; sus matrimonios usualmente no duran mucho; y corren el riesgo de una mayor violencia familiar comparadas con mujeres que se casan más tarde.
Liset Landeros no sabe nada de todo esto.
Cuando se trata del tema de su joven matrimonio, prefiere describir cómo su papá cantó canciones country y pop en la ceremonia en el patio.
De acuerdo a datos del ministerio de Salud, Tejas, Liset fue una de las casi 60 niñas de ese estado que se casaron en 2002 a la tierna edad de 14 años -la edad mínima para casarse en Tejas sin el consentimiento de los padres. (Un puñado de otros estados aprueban los matrimonios extremadamente precoces sin consentimiento parental: En Alabama, Carolina del Sur y Utah, las niñas se pueden casar a los 12; en Nueva Hampshire, a los 13; en Massachussetts y Kansas, a los 12).
En 2002 asistentes sociales del estado informaron a la joven pareja que apoyarían la acusación de violación contra James cuando este llegara a la edad adulta legal de 18 años, dijeron familiares. La madre de Liset dijo que funcionarios de la protección al niño de Tejas también amenazaron con quitarle la custodia de su otro hijo si no ponía fin a la relación precoz de su hija.
Frente a esas medidas policiales duras, Liset corrió hacia el altar. Dice que ella y James habían planeado casarse de todos modos.
"Fue amor a primera vista", dice Liset. "Mis padres no estaban de acuerdo. Así que me escapé de casa y me puse a vivir con James".
Una Vida Difícil
Hoy la pareja se ha mudado con los padres de Liset en un terreno en las afueras de la ciudad. A primera vista, no son muy diferentes de los miles de otros miembros de la comunidad trabajadora de Bellmead, un pueblo dormitorio en las afueras de Waco -una ciudad conservadora, de cuellos azules, que es la sede del condado con una de las tasas más altas de embarazo adolescente en el país.
"Me estoy acostumbrando de a poco", dice James, que trabaja 70 horas a la semana en una cafetería en una planta de procesamiento de pavos cercana. "A veces peleamos. Pero son siempre cosas insignificantes".
Durante la semana, Liset rara vez ve a su rizosa Mersaydiz, 3, a menos que su madre y niñera permanente, Juana Rodríguez, se la lleven al restaurante.
En esas ocasiones, Liset corre hacia afuera como una colegiala a la hora del recreo. Da vueltas por el estacionamiento con su bebé en las caderas.
"La gente no sabe lo difícil que es esta vida", dice Rodríguez, 39, una inmigrante de México que también se casó a los 14. "Yo estaba enfadada con mi hija. Pero ella es tan testaruda. No hubo modo de que cambiara de opinión".
Tradiciones Del Extranjero
De hecho, el vínculo de un matrimonio precoz que comparte Rodríguez y su empecinada hija, puede ser otra explicación del inquietante aumento del matrimonio infantil nacional. La inmigración de países en desarrollo donde la práctica es común, particularmente en América Latina, puede estar inflando la cantidad de esposas precoces en Estados Unidos.
De acuerdo a la Campaña Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente, las niñas de origen latino están neutralizando una tendencia nacional histórica de descenso del embarazo adolescente. Un estudio publicado en marzo por el Instituto del Centro de Estados Unidos sobre la Pobreza en Illinois, concluyó que la tasa de fertilidad de las latinas de entre 10 y 19 años en ese estado en realidad creció un 18 por ciento en la década pasada, mientras que disminuyó en todos los otros grupos étnicos.
"Recibimos un flujo firme de gente de México, y traen consigo ciertas tradiciones", dice María Socorro Pesqueira, directora ejecutiva de Mujeres Latinas en Acción, una organización de ayuda en Chicago. "Hay fiestas de presentación en sociedad de niñas quinceañeras, y esas fiestas envían la señal de que ya eres una mujer dispuesta a entrar en la vida".
Liset, una novia norteamericana de cara fresca, nunca tuvo una fiesta de esas. Pero ha definitivamente entrado en la vida.
"Quiero volver a la escuela", dice Liset, esperanzada, repitiendo un anhelo universal que escuchan asistentes sociales de las niñas novias de todo el mundo. "Quizás entonces pueda llegar a ser cosmetóloga, o quizás decoradora de interiores".
Espera volver a su noveno esta primavera, después de dar a luz a su segundo bebé. Esta es vez es un niño. Se llamará James, como su padre.
12 de diciembre de 2040
27 de diciembre de 2004
©chicago tribune
©traducción mQh""
Liset y James se enamoraron. Desafiaron a sus padres -y a la ley- para seguir el dictado de sus corazones. Y después de muchas luchas y tribulaciones, finalmente se casaron.
Pero un cruel detalle -sus edades- desmiente esta fórmula romántica. Una niña delgada y tranquila, de ojos color café, Liset tenía apenas 12 cuando comenzó a verse con James, cuatro años mayor. A los 13 estaba embarazada y abortó de su primer hijo. A los 14 se casó con James para que este no fuera a la cárcel; el estado de Tejas lo acusaba de violación de una menor de edad.
"Todo el mundo quería separarnos, pero no les dejamos", dice Liset con un infantil orgullo. "Casarse joven no es fácil. Pero estamos tratando".
Tratando, en el caso de la joven Landeros, significa que James, ahora padre a los 21 años y sin haber terminado la secundaria, trabaja dos turnos en una cafetería para ayudar a pagar los gastos de familia de la pareja. Y Liset, que abandonó la escuela en el noveno y madre de una revoltosa niña de 3, trabaja seis horas a la semana como camarera en un restaurante mexicano. Una chica lerda, se ve incluso más joven que sus 17 años cuando toma tímidamente los pedidos. Su patrón la llama "la bebita".
Mayores Y Enamorados
Cuando uno oye hablar de niñas novias', lo primero que se viene a la cabeza son los millones de niñas obligadas a contraer matrimonios arreglados en las polvorientas aldeas de África o Asia -no chicas estadounidenses de vaqueros como Liset Landeros.
Pero incluso aunque el matrimonio prematuro es un problema preponderantemente asociado con el mundo en desarrollo -apenas un 2 por ciento de todos los embarazos en Estados Unidos, por ejemplo, involucra a chicas casadas menores de 18 años, según indican las estadísticas de gobierno-, la antigua práctica todavía subsiste en Estados Unidos. Y a menudo condena a jóvenes mujeres estadounidenses a una vida de pobreza y otros problemas. Mientras que no se enfrentan a los serios daños relacionados con el embarazo de niñas en el mundo en desarrollo, corren el riesgo de anemia crónica y obesidad.
Las niñas novias de Estados Unidos tienden a ser mayores que sus hermanas extranjeras: Los datos dicen que son habitualmente adolescentes en su última fase, no las niñas púberes de Afganistán o Bangladesh. Y muchas niñas norteamericanas, que tienen un envidiable grado de opción, tienden a casarse por amor, y no debido a que fueron encarriladas al matrimonio por tradiciones tribales o religiosas.
Pero la diferencia más inesperada de todas involucra una cambiante popularidad de la práctica en casa y en el extranjero. Incluso mientras grupos humanitarios han comenzado lentamente a trabajar para eliminar el matrimonio de niños en el extranjero, argumentando convincentemente que viola los derechos humanos básicos de las niñas, un sorprendente número de niñas en Estados Unidos se acerca más y más al altar.
Uno de los pocos estudios sobre el matrimonio adolescente en Estados Unidos, realizado por el Centro para Políticas Legales y Sociales, un laboratorio ideológico de Washington, concluyó que la cantidad de adolescentes casados en Estados Unidos aumentó en casi un 50 por ciento en los años noventa -el salto más significativo en el matrimonio prematuro desde los años cincuenta.
El informe asocia la creciente atracción del matrimonio precoz en Estados Unidos con una compleja variedad de factores: la difusión de la abstinencia-hasta-el-matrimonio que predica la enseñanza sexual en las escuelas norteamericanas, un giro hacia el conservadurismo cultural entre algunos adolescentes y el creciente temor entre los jóvenes de contraer sida a través de la promiscuidad.
Esos datos son cuestionados por algunos expertos, que observan que los datos sobre el matrimonio en Estados Unidos son, en el mejor de los casos, irregulares.
Pero un reciente sondeo de opinión nacional concluyó que 84 por ciento de los adolescentes norteamericanos creen firmemente en el matrimonio antes del embarazo, sugiriendo que la tendencia puede ser real.
Quizás sólo 150.000 de los más de 800.000 embarazos adolescentes que ocurren en Estados Unidos todos los años implican a niñas casadas, indica la investigación.
"Este realmente es un territorio no explorado en Estados Unidos, debido a que la mayoría de nosotros todavía nos concentramos en los casos más típicos de las madres solteras", dice Andrea Kane, una analista de la Campaña Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente, que realizó el sondeo de opinión entre adolescentes.
Kane agrega que las novias extremadamente jóvenes deben hacer frente a otros problemas: Tienden a abandonar la escuela a tasas incluso mayores que las madres solteras; sus matrimonios usualmente no duran mucho; y corren el riesgo de una mayor violencia familiar comparadas con mujeres que se casan más tarde.
Liset Landeros no sabe nada de todo esto.
Cuando se trata del tema de su joven matrimonio, prefiere describir cómo su papá cantó canciones country y pop en la ceremonia en el patio.
De acuerdo a datos del ministerio de Salud, Tejas, Liset fue una de las casi 60 niñas de ese estado que se casaron en 2002 a la tierna edad de 14 años -la edad mínima para casarse en Tejas sin el consentimiento de los padres. (Un puñado de otros estados aprueban los matrimonios extremadamente precoces sin consentimiento parental: En Alabama, Carolina del Sur y Utah, las niñas se pueden casar a los 12; en Nueva Hampshire, a los 13; en Massachussetts y Kansas, a los 12).
En 2002 asistentes sociales del estado informaron a la joven pareja que apoyarían la acusación de violación contra James cuando este llegara a la edad adulta legal de 18 años, dijeron familiares. La madre de Liset dijo que funcionarios de la protección al niño de Tejas también amenazaron con quitarle la custodia de su otro hijo si no ponía fin a la relación precoz de su hija.
Frente a esas medidas policiales duras, Liset corrió hacia el altar. Dice que ella y James habían planeado casarse de todos modos.
"Fue amor a primera vista", dice Liset. "Mis padres no estaban de acuerdo. Así que me escapé de casa y me puse a vivir con James".
Una Vida Difícil
Hoy la pareja se ha mudado con los padres de Liset en un terreno en las afueras de la ciudad. A primera vista, no son muy diferentes de los miles de otros miembros de la comunidad trabajadora de Bellmead, un pueblo dormitorio en las afueras de Waco -una ciudad conservadora, de cuellos azules, que es la sede del condado con una de las tasas más altas de embarazo adolescente en el país.
"Me estoy acostumbrando de a poco", dice James, que trabaja 70 horas a la semana en una cafetería en una planta de procesamiento de pavos cercana. "A veces peleamos. Pero son siempre cosas insignificantes".
Durante la semana, Liset rara vez ve a su rizosa Mersaydiz, 3, a menos que su madre y niñera permanente, Juana Rodríguez, se la lleven al restaurante.
En esas ocasiones, Liset corre hacia afuera como una colegiala a la hora del recreo. Da vueltas por el estacionamiento con su bebé en las caderas.
"La gente no sabe lo difícil que es esta vida", dice Rodríguez, 39, una inmigrante de México que también se casó a los 14. "Yo estaba enfadada con mi hija. Pero ella es tan testaruda. No hubo modo de que cambiara de opinión".
Tradiciones Del Extranjero
De hecho, el vínculo de un matrimonio precoz que comparte Rodríguez y su empecinada hija, puede ser otra explicación del inquietante aumento del matrimonio infantil nacional. La inmigración de países en desarrollo donde la práctica es común, particularmente en América Latina, puede estar inflando la cantidad de esposas precoces en Estados Unidos.
De acuerdo a la Campaña Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente, las niñas de origen latino están neutralizando una tendencia nacional histórica de descenso del embarazo adolescente. Un estudio publicado en marzo por el Instituto del Centro de Estados Unidos sobre la Pobreza en Illinois, concluyó que la tasa de fertilidad de las latinas de entre 10 y 19 años en ese estado en realidad creció un 18 por ciento en la década pasada, mientras que disminuyó en todos los otros grupos étnicos.
"Recibimos un flujo firme de gente de México, y traen consigo ciertas tradiciones", dice María Socorro Pesqueira, directora ejecutiva de Mujeres Latinas en Acción, una organización de ayuda en Chicago. "Hay fiestas de presentación en sociedad de niñas quinceañeras, y esas fiestas envían la señal de que ya eres una mujer dispuesta a entrar en la vida".
Liset, una novia norteamericana de cara fresca, nunca tuvo una fiesta de esas. Pero ha definitivamente entrado en la vida.
"Quiero volver a la escuela", dice Liset, esperanzada, repitiendo un anhelo universal que escuchan asistentes sociales de las niñas novias de todo el mundo. "Quizás entonces pueda llegar a ser cosmetóloga, o quizás decoradora de interiores".
Espera volver a su noveno esta primavera, después de dar a luz a su segundo bebé. Esta es vez es un niño. Se llamará James, como su padre.
12 de diciembre de 2040
27 de diciembre de 2004
©chicago tribune
©traducción mQh""
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Kris -