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retrato de un populista


[Keith B. Richburg] En Holanda, la polémica anti-musulmana tiene un precio. Retrato de un político platinado que pasó del liberalismo al neo-fascismo.
La Haya, Holanda. A veces las amenazas llegan por e-mails. Otras, en chats de páginas de internet. A veces están en cortos de videos. La última fue una grabación audio con canciones árabes y el sonido de armas automáticas, y una fotografía del objetivo: el diputado holandés, Geert Wilders.
"Es enemigo del islam y debe ser decapitado", dice en árabe el narrador de un video publicado en internet contra un trasfondo de ráfagas de bala. Decapítalo "y te ganarás un lugar en el paraíso".
Wilders, 41, sonríe cuando muestra el video a un periodista en el ordenador de su oficina. "Me han amenazado muchas veces", dice. "Nunca lo habíamos vivido antes. Es algo a lo que nadie se quiere acostumbrar a vivir".
Wilders es uno de los más provocadores críticos del islam radical y de los inmigrantes en Holanda. Quiere implementar la detención preventiva de sospechosos de terrorismo, a los que llama "matones islamo-fascistas". Y quiere que se deporte a sus países a los inmigrantes que cometan incluso los delitos más insignificantes.
Desde el asesinato o ejecución en noviembre pasado del cineasta holandés Theo van Gogh en Amsterdam, y la detención de una célula de musulmanes extremistas en Holanda con una "lista negra" que incluía a Wilders, la policía está tomando en serio las amenazas contra él y otras personas cuyos nombres aparecen en la lista, a menudo culpables de declaraciones mucho más moderadas.
Ahora Wilders se desplaza a todas partes con seis guardaespaldas. No duerme en su propia casa, sino que es trasladado de casa de seguridad a otra. Ve a su esposa dos veces a la semana, en una casa de seguridad. Los visitantes que recibe en su despacho parlamentario son checados de antemano y exhaustivamente; incluso los bolígrafos son cuidadosamente examinados.
"Es como estar en una mala película B", dice Wilders. Los guardias están siempre ahí: "Si voy al retrete, se quedan junto a la puerta". Lo irónico, dice, es que la gente que lo ha amenazado anda libremente por la calle, mientras "la gente amenazada está como en la cárcel".
Otros políticos holandeses en similares condiciones de protección son Job Cohen, el alcalde de Amsterdam; Ayaan Hirsi Ali, una diputado nacida en Somalia, que colaboró con van Gogh en una polémica película sobre el trato a los mujeres en el islam; y Ahmed Aboutaleb, un concejal de Amsterdam nacido en Marruecos que ha hablado sobre la tolerancia y la necesidad de que los musulmanes se adapten al modo de vida holandés.
"Simplemente no sabemos si hay gente que quiere atentar contra mí", dijo Aboutaleb en una entrevista en el ayuntamiento de Amsterdam. "Participo en reuniones y hago discursos -desafortunadamente siempre rodeado de gente armada hasta los dientes".
Este tipo de medidas de seguridad son algo enteramente nuevo para los políticos en Holanda, donde hasta hace poco el primer ministro gozaba de medidas de protección mínimas cuando se las compara con las de funcionarios importantes en los Estados Unidos. El cambio ilustra cómo algunas ciudades europeas se han transformado en frentes de una guerra de ideas entre la intolerancia extremista y la libertad de expresión.
"Perdimos la inocencia con van Gogh", dice Kay van de Linde, consultor político con una larga experiencia política en Nueva York y Pensilvania. "Pensábamos que si nos llevábamos bien con todo el mundo, que no tendríamos problemas. Eso no funciona en la guerra contra el terrorismo.
"Tenemos que trazar una línea, no entre musulmanes y no-musulmanes, sino entre la gente buena y la mala", dice Aboutaleb. "Este grupo de gente mala no es grande, pero puede echar a perder todo".
Wilders es más franco. "Esta es una guerra no declarada", dijo en su despacho en el Parlamento. "A esa gente la motiva una sola cosa: terminar con todo lo que defendemos".
El delito de Wilders, de acuerdo a los extremistas que piden su muerte, es haber insultado a los musulmanes en Holanda, con frecuentes ataques contra el islam. "El islam y la democracia son completamente incompatibles", dijo en una entrevista. "Nunca serán compatibles; no lo serán hoy ni después de un millón de años".
Wilders también ha calificado de fracaso el concepto de multiculturalismo en Holanda. Es partidario de un cierre completo de la inmigración durante cinco años. Dice que Turquía no pertenece a la Unión Europea, que ha acordado iniciar negociaciones hacia la integración en la Unión de ese país.
Esas posturas eran en el pasado tabú en Holanda. Pero eso terminó en 2002, cuando Pim Fortuyn, el rimbombante ‘populista', entró en la escena política y echó abajo la tradición holandesa de consenso político con una posición anti-inmigración que resumió en su frase: "Holanda está lleno".
Fortuyn fue asesinado por un activista de los derechos animales en mayo de 2002 cuando hacía campaña para las elecciones nacionales, pero su impacto permanece a medida que más y más políticos buscan perfilarse políticamente enfrentando directamente tópicos que antes no se podían mencionar.
Wilders, que se tiñe el pelo de platino, está tratando de hacerse con el electorado fortuynista. Después de separarse de su viejo partido, el ‘liberal' VVD, a raíz de la postura del partido sobre Turquía y la inmigración, Wilders anunció que formaba su propio partido político, el Grupo Wilders, para participar en las próximas elecciones, en 2007.*
Un sondeo de opinión, realizado justo después del asesinato de van Gogh, mostró que el partido de Wilders obtendría 26 escaños de los 150 del Parlamento si se hubiesen realizado elecciones en ese momento. Sondeos posteriores han dado resultados diferentes, mostrando algunos un descenso de su apoyo.**
De momento, el principal problema de Wilders es traducir su popularidad personal en un partido político y reclutar candidatos. Unirse a Wilders significa casi con toda certeza integrar la "lista negra" y tener que vivir 24 horas al día bajo protección policial.
Otro problema, confiesa Wilders, es mantener su impacto en los próximos dos años antes de las elecciones. Volvió recientemente de un viaje por Estados Unidos, donde trató de llamar la atención reuniéndose con grupos tales como la Heritage Foundation y el American Enterprise Institute y con miembros republicanos del Congreso.
Otros políticos holandeses dicen que Wilders tendrá que ampliar su programa más allá del islam y de la integración si quiere que la opinión pública lo considera para el puesto de primer ministro.
Sin embargo, veteranos operadores políticos dijeron que Wilders podría tener en política el mismo impacto que Fortuyn, ya que refleja el continuado descontento público con los partidos establecidos. "Se está alimentando de este descontento general que siente la gente hacia el status quo", dijo van de Linde, el consultor político. "Es el factor Ross Perot".

* No es el único partido neo-fascista que participará en las elecciones. El antiguo líder de la Lista Pim Fortuyn, Nawijn, ha anunciado también la formación de su propio partido. Nawijn está asociado al partido fascista belga Vlaams Belang.

** Un sondeo realizado a fines de enero le daba 5 escaños al diputado Wilders.

1 de febrero de 2005
©washington post
©traducción mQh

1 comentario

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Atentos a Marruecos

El secretario general del partido Istiqlal, Abbas el Fassi, ganador de las elecciones legislativas del viernes en Marruecos, en las que derrotó a los islamistas moderados del Partido Justicia y Desarrollo (PJD), considera que "el Islam no es monopolio de nadie".
El Fassi aseguró que "el Islam de nuestros ancestros, que ha durado siglos, que heredamos hoy, es el Islam de la tolerancia, de los derechos humanos, de la solidaridad". ¿A quién quiere engañar? El islam es el islam que vulnera los derechos humanos y que practica una absoluta falta de tolerancia con las otras confesiones religiosas. No nos dejemos engañar.

También debería hablar de la ancestral costumbre marroquí de la compra de votos.
La democracia y el islam no son compatibles, el islam no considera iguales en derechos y deberes a todos los ciudadanos (independientemente de su sexo o creencia religiosa, por ejemplo).