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chiíes quieren constitución islámica


[Edward Wong] Mientras los partidos religiosos chiíes se preparan para tomar las riendas de la nueva asamblea constituyente, importantes clérigos chiíes están pidiendo que el islam sea reconocido como el principio guía de la nueva Constitución.
Nayaf, Iraq. Exactamente cuánto de islámica deberá ser el documento está todavía sujeto a discusión.
Por lo menos, dicen los clérigos, la Constitución debe asegurar que las medidas legales en asuntos personales como el matrimonio, el divorcio y la herencia familiar deben caer bajo la sharia, o ley coránica. Las hijas, por ejemplo, según esa ley, recibirían la mitad de la herencia que los hijos.
Las opiniones difieren sobre otros temas. Los líderes más conservadores insisten en que la sharia debe ser el fundamento de toda la legislación.
Esa Constitución constituiría un fuerte desvío de la Constitución interina que impusieron los norteamericanos antes de nombrar al gobierno interino iraquí encabezado por el primer ministro Ayad Allawi. Funcionarios estadounidenses presionaron a políticos iraquíes para redactar esa ley a principios de 2004, para garantizar derechos iguales para las mujeres y las minorías. Los norteamericanos también convencieron a los autores de designar al islam sólo como "una fuente" de la legislación.
Eso irritó a los clérigos chiíes aquí, quienes, confiados ahora en que cuentan con el mandato popular de las elecciones, están exigiendo que el islam sea reconocido como la base del gobierno. También insisten en que los norteamericanos no participen en la redacción de la nueva Constitución.
Muchos factores pueden obligar a los clérigos a hacer compromisos. La alianza de políticos chiíes en la asamblea constituyente podría romperse si sus miembros compiten entre ellos por el poder e intercambian favores con políticos rivales, como Allawi. Insistir demasiado en un estado religioso chií podría provocar la oposición de los sunníes -que dominaron el gobierno durante décadas-, una minoría que ya ha declarado que se siente marginada, o de los kurdos, que pueden vetar la nueva Constitución.
Y los políticos chiíes, reconociendo un posible contragolpe de líderes seculares y de los norteamericanos, han prometido públicamente que no instalarán una teocracia parecida a la de Irán, ni permitirán que el país sea gobernado por los clérigos. Pero los clérigos de Nayaf, la ciudad más sagrada del islam chií, han emergido como el poder más importante del nuevo Iraq. Obligaron a los norteamericanos a adaptar su calendario al proceso político. Su posición fue confirmada el domingo pasado por la enorme participación de votantes chiíes y un amplio boicot de los árabes sunníes, y ahora los clérigos exigen una considerable influencia tras bastidores en la redacción de la Constitución mediante la coalición levantada en torno a los partidos religiosos.
Una vez que se contabilicen los resultados de las elecciones, esa coalición -una larga lista de candidatos chiíes llamada la Alianza Unida Iraquí- obtendrá la mayoría de los escaños de la Asamblea Nacional de 275 miembros. La asamblea está encargada de nombrar un gobierno ejecutivo, redactar una Constitución y preparar al país para elecciones generales para fines de año.
"La Constitución es el documento más peligroso en el país y el más importante en afectar su futuro", dijo Alaadin Muhammad al-Hakim, portavoz e hijo del gran ayatollah Muhammad Said al-Hakim, uno de los clérigos chiíes más importantes de Iraq. "Debe ser escrita con extremo cuidado".
Los clérigos chiíes dicen que no tienen la intención de hacerse con el ejecutivo y seguir el modelo iraní de ‘wilayat al-faqih', o el gobierno directo de los clérigos. Pero los clérigos dicen también que los políticos chiíes en última instancia son responsables ante ellos, y que los más importantes líderes religiosos conocidos como ‘marjaiya', darán forma a la Constitución a través de sus políticos.
Algunos de los efectos ya se sienten a nivel local. En Basra, la segunda ciudad de Iraq, donde uno de los ayudantes más próximos al ayatollah Sistani goza de una enorme influencia, los partidos religiosos chiíes están transformando la ciudad en un feudo islámico ya desde la caída de Hussein. Las milicias han sacado de las calles a los vendedores de licor. Las mujeres son acosadas si salen a la calle de otro modo que cubiertas completamente de negro. En algunos tribunales, jueces conservadores invocan la sharia.
"La opinión de loa marjaiya se hará oír a través de sus representantes en la asamblea nacional", dijo el jeque Abbas Khalifa, un importante asesor del ayatollah Muhammad Yacubi, uno de los clérigos más políticamente activos aquí. La organización del ayatollah Yacubi forma parte de la alianza chií y podría obtener nueve o más escaños en la asamblea nacional. "Lo primero que quieren los marjaiya en la Constitución es respeto para todos y mantención de la identidad musulmana".
"Los matjaiya aconsejan a Estados Unidos respetar la voluntad de los marjaiya y la voluntad del pueblo cuando redacten la Constitución", agregó el jeque Khalifa. "Los marjaiya dijeron que debería haber elecciones, y fue debido a que los norteamericanos la aplazaron que hubo destrucción y fracaso en Iraq".
Fue el clérigo chií más respetado el país, el gran ayatollah Ali al-Sistani, quien pidió inicialmente elecciones rápidas, sabiendo que el voto popular instalaría un gobierno legítimo dominado por la mayoría chií. Cuando el gobierno de Bush hizo objeciones, el ayatollah obligó a la Casa Blanca a retroceder, llamando a los manifestantes a ocupar las calles de Iraq.
El poder del ayatollah Sistani se hizo sentir nuevamente cuando logró reunir a la Alianza Unida Iraquí y exhortó a los votantes a votar el domingo pasado.
Aunque la alianza se puede ver amenazada por luchas por el poder, el ayatollah Sistani instará a los políticos a colaborar en la redacción de la Constitución, dicen los clérigos.
"Sistani y los otros grandes ayatollahs impondrán tanto de la sharia -la ley islámicaa- como sea posible en las leyes iraquíes", dijo Juan Cole, profesor de historia y especialista en el islam chií en la Universidad de Michigan. "Pueden darse el lujo de ser pacientes si no pueden conseguir todo ahora".
Adnan Zurfi, gobernador de Nayaf y antiguo alumno de un seminario chií aquí, dijo sobre los clérigos: "Para ellos, lo más importante es redactar la Constitución. Es por eso que apoyaron las elecciones".
Los clérigos en general concuerdan en que la Constitución no debe aprobar leyes que contradigan una comprensión básica de la sharia, tal como es definida en el Corán. Las mujeres no deben ser tratadas como iguales en materias de matrimonio, divorcio o herencia familiar, dicen. Ni se puede prohibir que los hombres tengan varias esposas, agregan.
Un principio de la sharia exige que al dividir la propiedad familiar, los hijos reciban dos veces más que las hijas.
"No queremos que haya igualdad entre hombres y mujeres porque de acuerdo a la ley islámica, los hombres deben quedarse con el doble que las mujeres", dijo Muhammad Kuraidy, portavoz del ayatollah Yacubi. "Eso está escrito en el Corán y es la voluntad de Dios".
Los norteamericanos han pedido activamente la igualdad para las mujeres. En las elecciones del domingo pasado, muchas mujeres votaron y los clérigos no se han opuesto públicamente a ese derecho ni han criticado una cláusula en la constitución provisional que asigna cuotas de escaños para las mujeres en la asamblea nacional.
Pero el jeque Khalifa, importante asesor de Yacubi, dijo que el ayatollah no quería que la Constitución fuera relacionada con la Constitución provisional cuya redacción fue supervisada por los norteamericanos.
"No había nada claro sobre el islam", dijo. "Solamente decía que el islam debía ser respetado. Pero nosotros queremos un artículo legal que diga francamente que ninguna ley puede violar la ley islámica".
Un funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores dijo que Estados Unidos "insistiría en un proceso inclusivo y de participación", pero que de momento el gobierno de Washington se limitaba simplemente a observar el curso del debate. "Es un proceso iraquí", dijo Edgar Vasquez, portavoz del ministerio.
Un antiguo funcionario de gobierno dijo que la Casa Blanca confiaba en el poder de veto de los kurdos y posiblemente de los árabes sunníes para obstaculizar cualquier iniciativa hacia una democracia chií. Pero "esta no será una democracia jeffersoniana", dijo, "y sería ingenuo pensar que los iraquíes van a redactar una Constitución y construir una democracia sin al menos una inclinación de sombrero sobre el papel del islam". Incluso durante la ocupación formal norteamericana, los partidos religiosos chiíes -los mismos de los que se espera que obtendrán el mayor poder en la nueva asamblea- casi lograron imponer la sharia como base de la ley personal. Eso tomó lugar en diciembre de 2003, cuando los 25 miembros del Consejo de Gobierno Iraquí votaron en una sesión cerrada rechazar una ley familiar relativamente secular del régimen de Saddam Hussein para remplazarla por la shariah. Al mes siguiente, grupos de mujeres montaron protestas callejeras y L. Paul Bremer III, el más importante administrador norteamericano entonces, vetó la decisión.
Pero con la impopularidad de los ulemas en Iraq sirviendo como un fuerte recordatorio, algunos clérigos moderados dicen que reconocen la intranquilidad que puede surgir si se aplica la ley islámica indiscriminadamente.
Muhammad al-Haboubi, asesor del ayatollah Sistani, dijo que la mayor prioridad en la redacción de la Constitución era "la preservación de los derechos de todos los ciudadanos, mayoría o minoría, de modo que sean todos iguales ante la ley".
Pero "el porcentaje de la mayoría musulmana debe ser tomado en cuenta a la hora de redactar la Constitución", dijo Haboubi. "Las libertades públicas deben ser reguladas sobre la base del carácter musulmán del país".
Por ejemplo, dice, la venta de alcohol debe ser restringida por "consideración con los sentimientos de la mayoría musulmana", pero no debe ser prohibida porque en Iraq viven no-musulmanes.
En el lado más radical de la gama, Moqtada al-Sáder, el joven clérigo agitador que condujo una revuelta contra los norteamericanos, quiere que el islam sea consagrado como religión nacional y que la sharia sea reconocida como la ley del estado, dijo el jeque Ali Smesim, importante asesor de Sáder.
"La gente religiosa debe tener un papel en la redacción de la Constitución", dijo. "La ley islámica es amplia, y la ley islámica chií tiene muchas ramas. Ofrecen una respuesta para todo en la sociedad".
Los partidarios de Sáder han estado distribuyendo un panfleto con una propuesta de Constitución iraquí escrita el año pasado por el ayatollah Kadhum Hussein al-Haeri, un prominente clérigo que es el padrino de Sáder. El Ejército Iraquí sólo debe admitir a musulmanes en sus filas, escribió el ayatollah, y todas las leyes propuestas deben ser revisadas por una comisión constituyente de 12 miembros similar al Consejo de los Guardianes de Irán. La mitad de los miembros de la comisión deben ser clérigos nombrados por los marjaiya, y la otra, abogados musulmanes.
"Las fuerzas de la coalición infiel quieren hacer una Constitución para nuestro querido Iraq e implementar un programa pagano a través del actual gobierno", escribió el ayatollah Haeri. "Es muy peligroso para Iraq y el islam. Quieren que cambiemos nuestra identidad, hábitos, moral y modo de vida musulmanes".
El panfleto fue entregado a un periodista en una mezquita por Sahib Obeid al-Amiri, un funcionario de Sáder. "Es posible que la asamblea nacional saque algunas ideas de aquí", dijo. "No pueden ignorar este libro".
Pero aunque logren aumentar la influencia islámica en la Constitución, podrían repercutir negativamente en los iraquíes de a pie. Hussein ocupó gran parte de su gobierno haciendo de Iraq uno de los países más laicos de Oriente Medio. Ese adoctrinamiento no será fácil de eliminar, incluso entre los habitantes de Nayaf. "Hay alguna gente que está cercana a Irán, que se inclinan hacia Irán", dijo Shakir Mahmoud Abdul-Hussein, 47, dirigente sindical que votó a la lista laica dirigida por Allawi. "Los clérigos con turbantes arruinarán nuestro país. Sólo quieren permitirse cosas a sí mismos, e ignorar a todo el resto".

Anne E. Kornblut contribuyó a este reportaje desde Washington.

6 de febrero de 2005
©new york times
©traducción mQh

1 comentario

vegeve -

Habría que intentar saber la realidad de la situación interna en Iraq. Aparte de los movimientos laicos, probablemente existe un islam progresiste, como lo que menciono más abajo. Esto es lo que deberíamos apoyar, de sociedad civil a sociedad civil, ya que los estados ya sabemos lo que querrán hace.

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