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las condolencias en méxico


[Kevin Sullivan] Esquelas de condolencia en los diarios ilustran complejas actitudes hacia la muerte, la privacidad y el poder.
Ciudad de México, México. El diario Reforma publicó el jueves artículos sobre el presidente Fox y el Papa Juan Pablo II, pero eran notas secundarias. La verdadera historia del día era Andrea González López, una joven mujer cuyo nombre apareció en negritas en 61 esquelas, ocupando casi 10 páginas de uno de los periódicos más importantes de México.
Las esquelas -junto con 86 más el miércoles, viernes, sábado y domingo- eran expresiones públicas de condolencia después de la muerte de González, 18, en un accidente marítimo el pasado fin de semana. Su familia posee un imperio de tiendas de comestibles y restaurantes.
Los anuncios, que generaron solamente el jueves unos 150.000 dólares para Reforma, fueron colocados por una variedad de familias y empresas, desde compañías de aire acondicionado a Wal-Mart y empleados de American Express. En un país donde los diarios no publican generalmente obituarios, el torrente de esquelas fue casi el único informe público de la muerte, excepto por tres o cuatro breves notas, la mayoría de las cuales no mencionan a la importante familia de González.
Las esquelas de condolencia representan una tradición que revela mucho sobre cómo ven los mexicanos las cosas, desde la privacidad hasta el poder y la muerte. Casi no contienen información -no mencionan la causa de muerte ni detalles personales-, sino simplemente expresiones de pésame. Pero para los que entienden los complejos códigos culturales mexicanos, las esquelas ofrecen un mapa de la sociedad mexicana, especialmente de la rica elite empresarial.
"Si eres un sociólogo interesado en las relaciones entre la elite en México, estas esquelas ofrecen una ocasión de recortar las esquelas para ver quién está relacionado con quién", dijo Lorenzo Meyer, un historiador en Ciudad de México.
Jorge Montaño, antiguo embajador ante Estados Unidos y Naciones Unidas, y un amigo de larga data de la familia González, dijo que las esquelas eran en parte buenos negocios.
La familia González controla la Comercial Mexicana, que opera unas 175 tiendas -incluyendo los almacenes Costco en México- y 60 restaurantes. Cualquiera que venda algo en este país -desde mayonesa hasta antibióticos y servicios de contabilidad- ha hecho probablemente negocios con Comercial Mexicana, o lo hará alguna vez.
"Ninguno de los proveedores se quiere quedar fuera", dijo Montaño. "Si les vendes fruta, tienes que estar ahí. No querrás que piensen que no te interesa".
Ricardo Junco, gerente comercial de la compañía propietaria de Reforma y varios otros diarios, dijo que las esquelas representaban casi un 10 por ciento de los ingresos anuales del diario por anuncios. El Universal, otro importante diario mexicano, y diarios de pequeñas comunidades en el país obtiene también ingresos significativos a través de la colocación de este tipo de anuncios.
Junco dijo que mientras las esquelas son a menudo utilizadas para señalar la muerte de algún miembro de la familia o un colega, llegan en abundancia cuando muere algún notable. Dijo que la Reforma ganó medio millón de dólares en un solo día en 1997 tras la muerte de Emilio Azcarraga, el multimillonario director del gigante de la televisión Televisa, cuando la gente compró 64 páginas de esquelas.
"Tienes que dejar en claro que tenías una relación con la importante persona que murió", dijo Marcela Gómez Zalce, columnista y empresaria. "Es una tradición políticamente correcta. Es muy caro, pero muy importante, decir: ‘Lamento mucho su pérdida' y colocarlo en el diario".
Sin embargo, Gómez, Montaño y otros dijeron que ver las esquelas meramente como movidas comerciales pasaban por alto su significación más profunda.
"Es una parte importante de nuestra cultura", dijo Montaño. "Es difícil de entender porque en Estados Unidos tienen una cultura muy diferente sobre esto".
Consideremos el caso de González. La adolescente murió en un accidente con una lancha en Valle del Bravo, un región lacustre que es el jardín de juegos semanal de la elite rica de Ciudad de México.
Si le hubiese ocurrido a la hija de una importante familia norteamericana, digamos los Hampton, los diarios y los telediarios se habrían inundado de informes sobre el accidente, subrayando el contexto familiar. Habrían colocado fotografías y obituarios detallados con comentarios de familiares de la víctima.
Pero en México, la muerte de un niña rica fue tratada prácticamente como si fuera un secreto, un asunto familiar privado. Reforma mencionó el accidente, en parte porque, como uno de los diarios preferidos por la elite mexicana, cubre normalmente las noticias de Valle de Bravo. Pero sólo colocó cortas historias, observando que el accidente había ocurrido, y que alguien llamada Andrea González -el equivalente de Jane Jones- estaba desaparecida.
Incluso cuando tres días después se encontró su cuerpo, no se colocaron fotos ni se mencionó la condición social de la víctima. Sólo un diario mencionó la muerte -en un párrafo en la página 42. Su familia se negó a hacer comentarios para el artículo.
Según la costumbre, no hubo un obituario. En general, los diarios mexicanos publican obituarios sólo de líderes políticos o celebridades muy conocidas. Gerardo Lara, director comercial de Reforma, dijo que el diario había experimentado con el estilo de los obituarios el año pasado, pero que los lectores los rechazan, quejándose de que el diario trataba las muertes de manera muy clínica, más como noticias que como pérdidas personales.
"La gente no lo acepta", dijo.
México tiene una rara relación abierta con la muerte. El Día de los Muertos a principios de noviembre, los mexicanos se dirigen en tropel a los cementerios a comer, beber y bailar en torno a las tumbas de sus seres queridos. Se les ve entonces respetuosos y cariñosos, y rara vez tristes. La muerte no les parece algo tan terrible, sino la inevitable consecuencia de la vida.
Pero, dijo Montaño, preguntar cómo murió alguien es tabú.
"En un obituario en Estados Unidos, es la segunda línea -pero aquí no se pregunta nunca ‘¿Qué pasó?'", dijo Montaño. "En Estados Unidos, tú no tienes problemas para decir: ‘Estoy enfermo, tengo tal o cual enfermedad'. Pero en México tú tratas de ocultarlo todo el tiempo que puedas. No lo dices, y nadie te pregunta".
Como resultado, la gente tiene que deducir información de las esquelas.
"Pueden ser como telegramas, y alguna gente lo hace en código", dijo Junco, de Reforma. Observó que muchas esquelas sólo llevan nombres de pila, o incluso apodos. Dijo que el código es sólo entendido por las partes involucradas, que es como quieren que se mantenga.
Las esquelas para González se adaptaron al esquema normal, llevando el nombre o logotipo de la compañía que lo colocó, y a menudo una cruz y una expresión de condolencia con el dolor de la familia. Hubo cientos de familias privadas, así como de compañías que venden leche, pilas, chocolate, servicios financieros, seguros, tequila, teléfonos, pasta dental, farmacéuticos, artículos de limpieza, compañías de publicidad, ordenadores, pan, carne, jugos, películas, propiedad inmobiliaria y gachas de avena.
Mientras que estas esquelas sugieren conexiones comerciales con la familia, muchas son también más personales. El sábado, un anuncio de un cuarto de página en Reforma empezaba así: "Te escribo porque te extraño". El autor obviamente apenado terminaba los 25 emocionante renglones diciendo: "Gracias, nos dejas tantas historias y tantas lecciones. La vida debe vivirse como lo has hecho tú, queriéndola".
No estaba firmada.
El domingo, la familia González colocó un anuncio de casi una página agradeciendo a todos su apoyo.

17 de febrero de 2005
©washington post
©traducción mQh

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