neo-nazis cambian de imagen
[Stephanie Simon] La Alianza Nacional persigue un mejor perfil y más miembros con una campaña multimedia.
St. Louis, Estados Unidos. Grupos racistas blancos en el país se están movilizando agresivamente para reclutar nuevos miembros publicitando sus ideologías violentas y racistas en vallas publicitarias, anuncios de radio y en folletos que reparten en zonas residenciales.
Observándoles con creciente alarma, monitores de derechos humanos dicen que con esas tácticas se busca un papel más abierto y público para los muchos grupos de odio, que están tratando de deshacerse de su imagen de extremistas tenebrosos y conseguir un apoyo más normal.
Los grupos de observadores temen que crezca la violencia de estas organizaciones. Pero un temor quizás todavía más grande es que la nueva estrategia de relaciones públicas redefina a los neo-nazis simplemente como otra voz del espectro político -incluso aunque propongan el genocidio.
"La preocupación es que esta campaña les proporcione nuevos miembros y dinero, y que tengan algún tipo de movimiento entre los partidos políticos normales", dijo Mark Potok, que estudia el desarrollo de grupos de fanáticos para el Centro de Ayuda Jurídica del Sur [Southern Poverty Law Center]. "Estamos completamente a favor de la primera enmienda, pero ellos envenenan el discurso político con ideas como que los judíos son culpables de todo y hay que matarlos".
La Alianza Nacional, que llama a limpiar el país de minorías, ha dirigido la campaña para perfilar mejor a los partidarios de la supremacía blanca.
El mes pasado, la sección local gastó 1.500 dólares en carteles en el MetroLink de St. Louis, empapelando casi todos los vagones de los trenes de cercanías de la ciudad con un letrero blanco y azul declarando que "¡El Futuro Nos Pertenece!" y publicitando el sitio de internet del grupo y un número de teléfono. El mismo capítulo compró tiempo para un programa radial en el otoño pasado, instando a los blancos a unirse y luchar por la supervivencia de "América blanca".
"Queremos usar publicidad normal para decir al público que no somos un grupo oscuro. Esto es lo que creemos, y estamos orgullosos de ello. Queremos demostrarles que si defiendes lo que crees, no serás crucificado".
Con ese objetivo en mente, otras secciones de la Alianza Nacional han contratado carteleras en Utah, Nevada y Florida. El grupo también ha coordinado la distribución masiva de folletos, repartiendo 100.000 octavillas racistas en una sola noche en estados tan regionalmente diversos como Nueva Jersey, Alabama y Nebraska.
La Alianza Nacional incluso compró el año pasado el directorio y lista de direcciones de la Asociación de Abogados de Florida de modo que pudo enviar una carta de reclutamiento de ocho páginas con caricaturas antisemitas a unos 2.500 abogados.
"Si tuviéramos dinero para hacer publicidad en la Super Bowl, lo haríamos", dijo Shaun Walker, el coordinador jefe de la organización.
Grupos de derechos civiles consideran a la Alianza Nacional como una de las organizaciones neo-nazis más virulentas del país. Fue fundada a los años setenta por el difunto William Pierce, que llamó a meter a los judíos y otros híbridos' en carros de ganado y dejarlos en minas abandonadas.
Aunque el sitio de internet del grupo dice que "no apoya ninguna actividad ilegal", los miembros de la Alianza Nacional han sido condenados en las últimas dos décadas por una variedad de actos violentos, incluyendo robos a mano armada, atentados con bomba y asesinatos. Un experto en contraterrorismo del FBI dijo al Congreso en 2002 que la Alianza Nacional representaba una "amenaza terrorista".
"Tienen claramente antecedentes por incitar a sus miembros a llevar sus ideas sobre la guerra de las razas a la calle", dijo Devin Burghart, que estudia los grupos de odio para el Centro de la Nueva Comunidad [Center for New Community] de Chicago.
Aunque Potok calcula que la Alianza Nacional tiene menos de 700 miembros, es uno de los grupos de supremacía blanca mejor financiados debido a que posee una discográfica, Resistance Records, que dominó la escena de la música del poder blanco desde mediados de los años noventa hasta hace poco.
El movimiento por la supremacía blanca incluye a cientos de otras organizaciones pequeñas a menudo riñendo entre sí, con un total de miembros calculado en unos 100.000 militantes. También ellos están tratando de extenderse.En otoño pasado los residentes de Columbia, Missouri, despertaron para encontrar el diario Aryan Alternative -un nuevo tabloide que promete "noticias no censuradas para los blancos"- junto al diario del domingo en sus jardines. En Louisville, Kentucky en diciembre pasado una rama del Klu Klux Klan deslizó octavillas en los ejemplares del Courier-Journal que estaban apartados para ser entregados en casa.
Y en un osado intento de reclutar niños de hasta 13 años para el movimiento, el sello discográfico Panzerfaust regaló en otoño pasado miles de discos compactos de música del poder blanco, repartiéndolos en escuelas y centros comerciales en numerosos estados, incluyendo California. Ejemplos de letras: "¿Sientes orgullo cuando ves marchar a los skinheads? ¿Te das cuenta como yo, de que nuestros enemigos deben morir?"
La compañía Panzerfaust se disolvió este mes cuando uno de los fundadores del sello acusó a su socio comercial de ser mitad mexicano -un legado étnico considerado traicionero en el mundo del poder blanco. Sin embargo, ya otros grupos han incrementado su reclutamiento de adolescentes, vendiendo online colgantes de svásticas y promoviendo una "emisora de radio pro-blanca" online que emite baladas supremacistas, heavy metal y rock.
Las campañas públicas no son algo nuevo para los grupos de supremacía blanca. Los Caballeros del Ku Klux Klan han estado recogiendo basura en el programa Adopte-una-Carretera durante años.
Pero observadores de los grupos de odio dicen que las últimas campañas de reclutamiento son más amplias que antes.
Las organizaciones neo-nazis están no sólo alquilando carteleras, también están instruyendo a sus miembros a ocultar sus tatuajes y vestimenta característica durante mítines y llevar ropa conservadora para evitar ser rechazados como extremistas. Thomas Robb, el director nacional de Caballeros del Ku Klux Klan, insta a sus miembros a integrar organizaciones comunitarias y partidos políticos de modo que pueden lanzar su programa para el poder blanco desde posiciones de respeto social.
"Les aliento a hacer eso, absolutamente", dijo Robb. "Lo hemos hecho amablemente".
Entretanto, la Alianza Nacional está cada vez más ajustando sus panfletos a acontecimientos locales. Miembros de la localidad utilizan cualquier tensión racial en su comunidad como una excusa para empapelar el área con artículos que explican la filosofía del poder blanco.
Como dijo Walker: "Los poderes actuales nos demonizan constantemente. Pero si logramos que nuestro mensaje llegue a suficiente gente, ganaremos legitimidad".
Defensores de derechos civiles califican este nuevo énfasis en la legitimidad como insidioso, porque puede atraer a gente a círculos neo-nazis antes de que se den cuenta de qué les quieren convencer.
Algunos anuncios y sitios de internet de la Alianza Nacional la hacen aparecer "como si estuvieran concentrados en temas conservadores corrientes", dijo Karen Aroesty, directora en el Midwest de la Liga Anti-Difamación. Una valla publicitaria en Las Vegas, por ejemplo, llama a "Parar la Inmigración". Otra en Salt Lake City a "Asegurar el Futuro de los Euro-Americanos".
Aunque no hay cifras fiables, los supremacistas blancos dicen que -y en esto coinciden con sus más decididos críticos- la estrategia de reclutamiento está funcionando.
Muchas de las campañas son de corta duración; los carteles en el MetroLink estuvieron una semana antes de que los funcionarios los retiraran en respuesta a una queja. Esas polémicas, sin embargo, generan una cobertura periodística que puede ser incluso más efectiva que los letreros mismos.
Informes en la prensa sobre la valla publicitaria de Salt Lake City llevó a 4.500 visitantes a la página de internet de la Alianza Nacional local en una semana -en comparación con un tráfico promedio de 100 visitas al mes, dijo Walker.
Cuando la agitación sobre los letreros del MetroLink hicieron noticia aquí, la Alianza Nacional recibió tantas llamadas que la compañía telefónica insistió en que el grupo mejorara su sistema de correo electrónico, dijo Collins. No dio cifras precisas, pero dijo que el 80 por ciento de las llamadas escucharon el mensaje de dos minutos del poder blanco en el contestador automático del grupo. Sólo recordó dos llamadas indignadas -y muchas que pidieron más información.
"La evidencia que tenemos indica que la publicidad y las campañas en el mundo real tienen mucho más impacto que el reclutamiento online", dijo Burghart.
"Llegan a diferentes grupos demográficos", agregó. Muchos reclutas de edad mediana, dijo, se sienten más cómodos cuando se unen a un grupo que ya han visto en televisión u oído su publicidad en la radio, antes que a uno cuya presencia es conocida principalmente a través de delirios racistas en los chat rooms de internet.
Los grupos de odio reconocen el poder de esas campañas. Así que seguirán haciéndolas.
"¿Conoces el viejo adagio? La publicidad paga", dijo Walker. "Sólo que no estamos vendiendo un producto; estamos anunciando una idea".
La idea causa escalofríos a Marilyn Mayo, directora asociada de la Liga Anti-Difamación. "Los apoya sólo un porcentaje muy pequeño de la población", dijo. "Pero siempre atraen a algunos, y ¿cuántos son demasiados?"
18 de febrero de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
Observándoles con creciente alarma, monitores de derechos humanos dicen que con esas tácticas se busca un papel más abierto y público para los muchos grupos de odio, que están tratando de deshacerse de su imagen de extremistas tenebrosos y conseguir un apoyo más normal.
Los grupos de observadores temen que crezca la violencia de estas organizaciones. Pero un temor quizás todavía más grande es que la nueva estrategia de relaciones públicas redefina a los neo-nazis simplemente como otra voz del espectro político -incluso aunque propongan el genocidio.
"La preocupación es que esta campaña les proporcione nuevos miembros y dinero, y que tengan algún tipo de movimiento entre los partidos políticos normales", dijo Mark Potok, que estudia el desarrollo de grupos de fanáticos para el Centro de Ayuda Jurídica del Sur [Southern Poverty Law Center]. "Estamos completamente a favor de la primera enmienda, pero ellos envenenan el discurso político con ideas como que los judíos son culpables de todo y hay que matarlos".
La Alianza Nacional, que llama a limpiar el país de minorías, ha dirigido la campaña para perfilar mejor a los partidarios de la supremacía blanca.
El mes pasado, la sección local gastó 1.500 dólares en carteles en el MetroLink de St. Louis, empapelando casi todos los vagones de los trenes de cercanías de la ciudad con un letrero blanco y azul declarando que "¡El Futuro Nos Pertenece!" y publicitando el sitio de internet del grupo y un número de teléfono. El mismo capítulo compró tiempo para un programa radial en el otoño pasado, instando a los blancos a unirse y luchar por la supervivencia de "América blanca".
"Queremos usar publicidad normal para decir al público que no somos un grupo oscuro. Esto es lo que creemos, y estamos orgullosos de ello. Queremos demostrarles que si defiendes lo que crees, no serás crucificado".
Con ese objetivo en mente, otras secciones de la Alianza Nacional han contratado carteleras en Utah, Nevada y Florida. El grupo también ha coordinado la distribución masiva de folletos, repartiendo 100.000 octavillas racistas en una sola noche en estados tan regionalmente diversos como Nueva Jersey, Alabama y Nebraska.
La Alianza Nacional incluso compró el año pasado el directorio y lista de direcciones de la Asociación de Abogados de Florida de modo que pudo enviar una carta de reclutamiento de ocho páginas con caricaturas antisemitas a unos 2.500 abogados.
"Si tuviéramos dinero para hacer publicidad en la Super Bowl, lo haríamos", dijo Shaun Walker, el coordinador jefe de la organización.
Grupos de derechos civiles consideran a la Alianza Nacional como una de las organizaciones neo-nazis más virulentas del país. Fue fundada a los años setenta por el difunto William Pierce, que llamó a meter a los judíos y otros híbridos' en carros de ganado y dejarlos en minas abandonadas.
Aunque el sitio de internet del grupo dice que "no apoya ninguna actividad ilegal", los miembros de la Alianza Nacional han sido condenados en las últimas dos décadas por una variedad de actos violentos, incluyendo robos a mano armada, atentados con bomba y asesinatos. Un experto en contraterrorismo del FBI dijo al Congreso en 2002 que la Alianza Nacional representaba una "amenaza terrorista".
"Tienen claramente antecedentes por incitar a sus miembros a llevar sus ideas sobre la guerra de las razas a la calle", dijo Devin Burghart, que estudia los grupos de odio para el Centro de la Nueva Comunidad [Center for New Community] de Chicago.
Aunque Potok calcula que la Alianza Nacional tiene menos de 700 miembros, es uno de los grupos de supremacía blanca mejor financiados debido a que posee una discográfica, Resistance Records, que dominó la escena de la música del poder blanco desde mediados de los años noventa hasta hace poco.
El movimiento por la supremacía blanca incluye a cientos de otras organizaciones pequeñas a menudo riñendo entre sí, con un total de miembros calculado en unos 100.000 militantes. También ellos están tratando de extenderse.En otoño pasado los residentes de Columbia, Missouri, despertaron para encontrar el diario Aryan Alternative -un nuevo tabloide que promete "noticias no censuradas para los blancos"- junto al diario del domingo en sus jardines. En Louisville, Kentucky en diciembre pasado una rama del Klu Klux Klan deslizó octavillas en los ejemplares del Courier-Journal que estaban apartados para ser entregados en casa.
Y en un osado intento de reclutar niños de hasta 13 años para el movimiento, el sello discográfico Panzerfaust regaló en otoño pasado miles de discos compactos de música del poder blanco, repartiéndolos en escuelas y centros comerciales en numerosos estados, incluyendo California. Ejemplos de letras: "¿Sientes orgullo cuando ves marchar a los skinheads? ¿Te das cuenta como yo, de que nuestros enemigos deben morir?"
La compañía Panzerfaust se disolvió este mes cuando uno de los fundadores del sello acusó a su socio comercial de ser mitad mexicano -un legado étnico considerado traicionero en el mundo del poder blanco. Sin embargo, ya otros grupos han incrementado su reclutamiento de adolescentes, vendiendo online colgantes de svásticas y promoviendo una "emisora de radio pro-blanca" online que emite baladas supremacistas, heavy metal y rock.
Las campañas públicas no son algo nuevo para los grupos de supremacía blanca. Los Caballeros del Ku Klux Klan han estado recogiendo basura en el programa Adopte-una-Carretera durante años.
Pero observadores de los grupos de odio dicen que las últimas campañas de reclutamiento son más amplias que antes.
Las organizaciones neo-nazis están no sólo alquilando carteleras, también están instruyendo a sus miembros a ocultar sus tatuajes y vestimenta característica durante mítines y llevar ropa conservadora para evitar ser rechazados como extremistas. Thomas Robb, el director nacional de Caballeros del Ku Klux Klan, insta a sus miembros a integrar organizaciones comunitarias y partidos políticos de modo que pueden lanzar su programa para el poder blanco desde posiciones de respeto social.
"Les aliento a hacer eso, absolutamente", dijo Robb. "Lo hemos hecho amablemente".
Entretanto, la Alianza Nacional está cada vez más ajustando sus panfletos a acontecimientos locales. Miembros de la localidad utilizan cualquier tensión racial en su comunidad como una excusa para empapelar el área con artículos que explican la filosofía del poder blanco.
Como dijo Walker: "Los poderes actuales nos demonizan constantemente. Pero si logramos que nuestro mensaje llegue a suficiente gente, ganaremos legitimidad".
Defensores de derechos civiles califican este nuevo énfasis en la legitimidad como insidioso, porque puede atraer a gente a círculos neo-nazis antes de que se den cuenta de qué les quieren convencer.
Algunos anuncios y sitios de internet de la Alianza Nacional la hacen aparecer "como si estuvieran concentrados en temas conservadores corrientes", dijo Karen Aroesty, directora en el Midwest de la Liga Anti-Difamación. Una valla publicitaria en Las Vegas, por ejemplo, llama a "Parar la Inmigración". Otra en Salt Lake City a "Asegurar el Futuro de los Euro-Americanos".
Aunque no hay cifras fiables, los supremacistas blancos dicen que -y en esto coinciden con sus más decididos críticos- la estrategia de reclutamiento está funcionando.
Muchas de las campañas son de corta duración; los carteles en el MetroLink estuvieron una semana antes de que los funcionarios los retiraran en respuesta a una queja. Esas polémicas, sin embargo, generan una cobertura periodística que puede ser incluso más efectiva que los letreros mismos.
Informes en la prensa sobre la valla publicitaria de Salt Lake City llevó a 4.500 visitantes a la página de internet de la Alianza Nacional local en una semana -en comparación con un tráfico promedio de 100 visitas al mes, dijo Walker.
Cuando la agitación sobre los letreros del MetroLink hicieron noticia aquí, la Alianza Nacional recibió tantas llamadas que la compañía telefónica insistió en que el grupo mejorara su sistema de correo electrónico, dijo Collins. No dio cifras precisas, pero dijo que el 80 por ciento de las llamadas escucharon el mensaje de dos minutos del poder blanco en el contestador automático del grupo. Sólo recordó dos llamadas indignadas -y muchas que pidieron más información.
"La evidencia que tenemos indica que la publicidad y las campañas en el mundo real tienen mucho más impacto que el reclutamiento online", dijo Burghart.
"Llegan a diferentes grupos demográficos", agregó. Muchos reclutas de edad mediana, dijo, se sienten más cómodos cuando se unen a un grupo que ya han visto en televisión u oído su publicidad en la radio, antes que a uno cuya presencia es conocida principalmente a través de delirios racistas en los chat rooms de internet.
Los grupos de odio reconocen el poder de esas campañas. Así que seguirán haciéndolas.
"¿Conoces el viejo adagio? La publicidad paga", dijo Walker. "Sólo que no estamos vendiendo un producto; estamos anunciando una idea".
La idea causa escalofríos a Marilyn Mayo, directora asociada de la Liga Anti-Difamación. "Los apoya sólo un porcentaje muy pequeño de la población", dijo. "Pero siempre atraen a algunos, y ¿cuántos son demasiados?"
18 de febrero de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
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