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[Dafna Linzer] La agencia de la energía atómica ha desmentido acertadamente acusaciones de Estados Unidos.
De todas las aseveraciones hechas por la inteligencia estadounidense sobre el arsenal de Iraq en el otoño e invierno de 2002, sólo algunas parecían las más significativas: las compras secretas de uranio en África, las armas biológicas que se estaban produciendo en laboratorios móviles y los aeroplanos no-pilotados que podrían dispersar carbunclo o gas sarín en el aire sobre ciudades norteamericanas.
Para cuando el presidente Bush ordenó a las tropas norteamericanas quitar a Saddam Hussein las armas letales que estaba supuestamente tratando de fabricar, todas las pruebas recientes habían sido controladas -y desmentidas- por inspectores de Naciones Unidas, de acuerdo a un informe encargado por el presidente y publicado el jueves.
El trabajo de los inspectores -que tuvieron acceso extraordinario durante tres meses en Iraq entre noviembre de 2002 y marzo de 2003- fue rutinariamente desechado por el gobierno de Bush y la comunidad de inteligencia en los preliminares de la guerra, de acuerdo a la comisión presidida por el antiguo senador Charles S. Robb (demócrata, Virginia) y el juez de la corte de apelaciones jubilado, Laurence H. Silberman.
Pero los hallazgos de la comisión, incluyendo la evaluación clave de que la inteligencia estadounidense sabe "inquietantemente poco" sobre los programas nucleares de Irán y Corea del Norte, están llevando a llamados a tener mayor confianza en los inspectores de Naciones Unidas para controlar la inteligencia sobre la que Estados Unidos tiene poco o ningún acceso.
"Los inspectores de Naciones Unidas tienen los pies en la tierra", dijo David Albright, un experto en asuntos nucleares que acompañó a la Agencia Internacional de Energía Atómica AIEA en Iraq a mediados de los años noventa. Albright y otros creen que la AIEA debería tener mayor acceso a Irán, y volver a Corea del Norte. La directiva de la agencia, que incluye a Estados Unidos, deberá autorizar mayores atribuciones.
El gobierno de Bush rebatió a los inspectores antes de la guerra de Iraq y mantiene una actitud hostil hacia la AIEA, a cuyo director, Mohamed ElBaradei, Estados Unidos quiere remplazar este año. El gobierno también quiere terminar con el régimen de inspecciones de Naciones Unidas, dirigido por Hans Blix, que fue implementado para investigar los programas biológicos, químicos y de misiles de Iraq.
Durante más de dos años de investigaciones en Irán, la AIEA ha "sido crucial en el descubrimiento de sus actividades secretas, de modo que conocemos el alcance y el estado de los programas nucleares y sus problemas", dijo Albright, que ha revelado sitios nucleares desconocidos en Irán y ha estudiado el trabajo de la AIEA allá. "Hay una enorme cantidad de detalles que la comunidad de inteligencia no tenía antes de que la AIEA fuera al país e intensificara la investigación".
La Casa Blanca no ha presentado públicamente informaciones que apoyen su acusación de que Irán tiene un programa de armas nucleares, como lo hizo con Iraq. En lugar de eso, refiere rutinariamente a la investigación de la AIEA, las enormes reservas de petróleo de Irán y el secreto que envolvió al programa nuclear durante casi dos décadas.
La AIEA no ha encontrado evidencias de que Irán esté usando su programa de energía nuclear como una fachada para hacer una bomba atómica, como afirma el gobierno. Pero esos hallazgos han sido desechados por algunos miembros del gobierno.
John R. Bolton, nominado para asumir como el próximo embajador de Estados Unidos ante Naciones Unidas, ha llamado los hallazgos "simplemente imposibles de creer".
Jonathan Tucker, que fue inspector de armas químicas para Naciones Unidas en Iraq durante los años noventa, dijo que los inspectores tienen un acceso limitado y dependen pesadamente de la inteligencia que pueden proporcionar países poderosos como Estados Unidos.
"Lo que ellos pueden dar es verosimilitud y legitimidad. Si quieres convencer a los países que impongan sanciones u otras medidas contra la proliferación, la opinión de los inspectores es valiosa".
Corea del Norte expulsó a los inspectores de la AIEA en diciembre de 2002, una medida que privó a la comunidad de inteligencia un acceso clave a la información en un país cerrado. La falta de acceso a Corea del Norte, que se cree tiene la capacidad para hacer seis a ocho armas nucleares, ha sido una fuente de frustración para la agencia internacional.
Pero cuando la AIEA se retiró de Pyongyang, la atención en Washington y Viena, donde tiene su sede la AIEA, se dirigió en gran parte hacia Iraq.
Meses antes de que tropas norteamericanas atacaran Iraq en marzo de 2003, la AIEA rebatió todas las evidencias que presentó el gobierno de Bush para sustentar sus acusaciones de que Iraq tenía un programa nuclear, de acuerdo a la comisión.
En enero, inspectores de la AIEA descubrieron que los documentos que demostraban que Iraq había tratado de comprar uranio en Nigeria eran falsos. Pero la CIA mantuvo su acusación durante seis meses más.
Dos años antes, la AIEA rebatió las afirmaciones de la CIA de que Iraq estaba tratando de comprar tubos de aluminio en el mercado negro para un programa nuclear. La evaluación de la AIEA, que resultó ser acertada, fue primero compartida con la comunidad de inteligencia norteamericana en julio de 2001, de acuerdo a los autores de un informe de la comisión presidencial.
El grupo de Blix de Naciones Unidas puso a prueba las evidencias proporcionadas por un desertor iraquí con el nombre en clave ‘Curveball' [Bola con Efecto], cuyas historias de laboratorios móviles de armas biológicas resultaron ser invenciones, de acuerdo al informe. Entre las afirmaciones de Curveball estaba la de que una planta iraquí había sido rediseñada, con una pared provisional para permitir que los laboratorios móviles entraran y salieran sin ser detectados.
"Cuando inspectores de la Comisión de Vigilancia, Verificación e Inspección de Naciones Unidas UNMOVIC visitaron el sitio el 9 de febrero de 2003, descubrieron que la pared era una estructura permanente y no pudieron encontrar nada que corroborara los informes de Curveball", escribieron los miembros de la comisión.
"Ofrecimos ojos y oídos", dijo Blix en una entrevista telefónica ayer. "Sabíamos un montón sobre el país, inspeccionamos lugares, recibimos datos secretos sobre dónde ir y realizamos 700 inspecciones en 500 sitios en tres meses".
UNMOVIC también comprobó antes de la guerra que las acusaciones de la CIA sobre una flota de aeroplano iraquíes no tripulados eran incorrectas. Los aeroplanos no-pilotados no tenían capacidad para cargar armas químicas o biológicas y estaban probablemente diseñados como vehículos de reconocimiento.
Desde la invasión, el gobierno de Bush ha impedido que la AIEA vuelva a Iraq. UNMOVIC probablemente será desmantelada a menos que Estados Unidos acceda a transformarla en una fuerza de inspección internacional de los programas de armas y misiles nucleares.

3 de abril de 2005
6 de abril de 2005
©washington post
©traducción mQh

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