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comida halal


[Dina ElBoghdady] Carniceros que usan prácticas islámicas tradicionales para sacrificar animales encuentran un mercado.
Durante tres horas Imad Rababe ayudó a degollar a más de 100 cabras y ovejas en su matadero de hormigón blanco cerca de Hagerstown, susurrando una rápida oración a Alá con cada movimiento de su afilado cuchillo, y luego colgando a los animales por los pies para que, desde los ganchos, escurra la sangre.
Es un oficio difícil, dijo Rababe. El movimiento de personal entre sus ocho empleados es alto, la mayoría de ellos inmigrantes musulmanes que no pudieron encontrar otro trabajo. Además de enseñarles el estilo islámico de matanza, Rababe también tiene que comprar ganado, buscar negocios, servir los pedidos y cobrar -a menudo usando su limitado inglés para comunicarse con clientes que no hablan árabe.
Pero a medida que crece la población musulmana del área de Washington, también aumentan para Rababe las oportunidades de hacer dinero. Debido a que el Corán instruye a la humanidad a comer carne que es halal, la palabra árabe para legal, devotos musulmanes están dispuestos a pagar un precio por el tipo de productos que vende Rababe en su Matadero Hamzah LLC en Williamsport.
Más de 140 restaurantes y tiendas de alimentación de la región se afichan a sí mismos como halal, de acuerdo a Zibiha.com, un sitio en la red que publica reseñas sobre locales con alimento halal en todo el país. Cuando Rababe, nativo del Líbano, llegó a Estados Unidos en 1978, sólo algunos lo hacían. Ahora al menos tres importantes proveedores de carne que operan en la región, entre ellos Rababe, que dice que sacrifica entre 500 y 700 animales a la semana para sus clientes al por mayor y detallistas.
"Mire, yo no soy de Harvard. No terminé la secundaria, no tengo nada", dijo Rababe, un musulmán practicante que aprendió el oficio de su padre en el Líbano. "Pero es el negocio que mejor conozco. Sirve a la comunidad musulmana y me procura una situación económica cómoda".
El novato negocio halal sigue estando mucho menos establecido que el kosher, su primo judío, y no hay cifras confiables sobre cuánta carne hahal se vende en el área de Washington. Pero ya no se relega a las tradicionales kabob, o tiendas de alimentación étnicas, a medida que nuevos inmigrantes y otros buscan productos consistentes con sus prácticas religiosas.
Pizza Roma, en la ciudad universitaria, sirve pizzas con salsa de carne halal, y Double A Burgers & Shakes, en el centro comercial de Springfield, ofrece "hamburguesas caseras halal a la plancha". Algunas tiendas de Giant Food en el centro comercial de Springfield y de Shoppers Food Warehouse tienen existencias de trozos de pollo y otros productos de Al Safa Halal Inc., de Canadá, congelados. Incluso la Casa Blanca pone de su parte, pidiendo halal para los dignatarios musulmanes de visita.
"Nos conformamos durante décadas porque no teníamos opción" cuando se trataba de satisfacer las necesidades dietéticas musulmanas, dijo Muhammad Chaudry, presidente del Consejo de Alimentación y Nutrición Islámico de América, un grupo sin fines de lucro de Chicago que certifica la carne halal. "Eso está cambiando".
Mohammad Abdul-Mateen Chida, dueño del Supermercado Halalco en Falls Church, recordó cómo sacrificaba a sus propios pollos cuando llegó a Estados Unidos a mediados de los años sesenta, porque no tenía una mejor opción. Una década más tarde, cuando empezó a vender carne en Halalco, recorrió la región buscando un lugar que le permitiera sacrificar animales para sus clientes al por menor.
Terminó sacrificando el ganado en Baltimore, las cabras y ovejas en Manassas, y los pollos cerca de Frederick. Pero no fue fácil, dijo. La mayoría de las plantas retrocedieron debido a que habrían tenido que interrumpir las líneas de producción para matanzas de bajo volumen que no generarían más que algo de dinero, dijo Chida.
"Ahora hay un montón de locales en los que confío para que hagan esto por mí", dijo Chida.
En el islam, el Corán prohíbe de los fieles coman cerdo, animales carnívoros y aves de presa no importa cómo sean sacrificados. Los musulmanes pueden comer otros animales que cumplan dos requisitos, dijo el imán Mahmoud Abdel-Hady, de la mezquita Dar al-Taqwa, en Columbia: Deben ser degollados y debe mencionarse el nombre de Alá cuando se sacrifique a los animales.
En sus hadiz -compendios sobre cómo vivía el profeta Mahoma-, los musulmanes aprenden que los animales deben estar bien descansados, alimentados con alimentos sanos y tratados de un modo que minimice el sufrimiento durante el sacrificio, dijo Abdel-Hady. Por eso es que el carnicero debe usar un cuchillo afilado e impedir que otro animal presencie el sacrificio de otro, dijo.
No es deseable cortar el cuello del animal porque preservar la espina dorsal es menos doloroso para el animal y conserva los movimientos convulsivos necesarios para sacar rápidamente su sangre -otra exigencia, de acuerdo al Centro Islámico en el distrito.
El tiempo involucrado y los requisitos de trabajo incentivo aumenta el precio de la carne halal, dijo Jim Williams, de Midamar Corp., una compañía de carne halal de propiedad de musulmanes en Cedad Rapids, Iowa. Midamar tiene 92 clientes en el área de Washington.
Algunos cortes de carne halal pueden costar hasta 20 centavos por libra más caros que la carne producida masivamente y sacrificada por el método convencional con la pistola de aire comprimido, aturdir dijo Williams. Al precio hay que agregar los costes de contratación de una compañía que certifica que la carne es halal.
Los costes extras ayudan a explicar por qué las cuatro empresas que sacrifican un 80 por ciento del ganado inspeccionado federalmente en este país -Tyson Fresh Meats Inc., Excel Corp., Swift & Co., y National Beef Packing Co.- emplean métodos religiosos, dijo Williams.
"Retrasa sus líneas de producción", dijo. "Las plantas que cortan kosher o halal son más caras porque no pueden sacrificar tantos animales en un día".
Abdul Baig, dueño de Pizza Roma, en la ciudad universitaria, dijo que los precios más altos para el jamón de pavo, ternera pepperoni y pechuga de pollo halal reducen sus ganancias, pero dijo que espera que a medida que crezca la demanda de halal, también lo hará su billetera. Se convirtió a las normas halal poco a poco después de comprar el restaurante hace cinco años.
"Si voy a practicar mi religión, todo esto hace parte de eso", dijo Baig, un musulmán de Pakistán que, por razones religiosas, no vende alcohol. "No puedo vender comida que no sea hahal o cerveza y después volver a casa y ponerme a rezar. No puedo ganar dinero haciendo algo que no está permitido".
El negocio del halal está fraguado de dolores de cabeza de mercadeo; muchos de ellos se derivan de una extendida aprehensión entre clientes musulmanes sobre la autenticidad de los productos vendidos como halal.
En 1997 el Departamento de Seguridad Alimentaria y el Servicio de Inspección multaron a Washington Lamb Inc., en Springfield, con 15.000 dólares por etiquetación fraudulenta y por vender carne corriente como halal, después de que el dueño se declarara culpable de cargos relacionados en el tribunal de distrito de Alexandria, de acuerdo a la agencia. Debido a problemas similares, California, Nueva Jersey y otros cuatro estados han implementando leyes que penalizan a todo aquel que venda o publicite carne como halal cuando no lo es.
Un grupo de musulmanes de Virginia está exigiendo leyes similares en su estado, dijo Habib Ghanim Sr., presidente de la Cámara de Comercio Halal de Estados Unidos, que distribuye información sobre la carne halal y productos no-halal desde sus oficinas en el distrito y en Silver Spring. El grupo tiene 30 miembros, la mayor parte compañías de carne y aves, dijo Ghanim.
Parte del problema es que no hay una autoridad establecida que certifique la carne y carne de ave halal. Los mataderos que venden carne halal son controlados por el ministerio de Agricultura, pero la agencia sólo supervisa temas relacionados con la seguridad del alimento. La certificación queda en manos de docenas de individuos o grupos, algunos más confiables que otros.
Luego hay temas abiertos a interpretación. ¿Pueden los mataderos tocar oraciones grabadas para que las correas se muevan más rápido? ¿Si no hay carne halal disponible, es suficiente con rezar antes de comer? ¿Puede una empresa cárnica ser halal si su dueño o trabajadores no son musulmanes?
"Es un tema muy delicado, y hay muchos problemas que deben ser resueltos", dijo Ghanim. "La responsabilidad final es de la persona que la vende diciendo que es halal. En última instancia, es algo entre él y su creador".
Al Safa, la compañía canadiense que abastece productos halal congelados a tiendas del área al principio estuvo involucrada en una controversia cuando se descubrió que su propietario es un judío ortodoxo. Pero, de acuerdo a muchos musulmanes que venden productos de Al Safa, la compañía superó las dudas cuando contrató a musulmanes para que se ocuparan del márketing y del sacrificio.
Al Safa también adoptó una política de puertas abiertas según la cual cualquiera puede visitar sus instalaciones sin aviso previo, dijo Steve Hahn, el vice-presidente de la compañía. La medida se aplica en las tres plantas donde trabajan los equipos de matanza musulmanes.
"Hemos recibido cientos y cientos de visitantes en su mayoría musulmanes que vienen a presenciar nuestras matanzas" desde que Al Safa empezara a vender productos halal en 1997, dijo Hahn.
Pero probablemente tomará tiempo para que las carnes halal se hagan de un hueco en los supermercados convencionales porque muchos clientes de carne halal se sienten más seguros comprando en tiendas étnicas, dijo Hahn. Giant, que distribuye productos Al Safa en sólo 15 tiendas en todo el país, dijo que la línea vendió bien cuando fue introducida hace dos años, pero que las ventas disminuyeron cuando terminaron los bonos de ofertas y otras promociones.
Malik Abbas, dueño del Supermercado Pakeeza en Gaithersburg dijo que la reputación juega un papel clave en el mercado de halal. Antes de que abriera su tienda hace tres años, conducía desde su casa en Gaithersburg hacia carniceros en los que confiaba en Baltimore o Virginia.
"Mi esposa prefería pasar hambre si no encontraba carne halal", dijo Abbas, un musulmán de Pakistán.
Pero Abbas dijo que muchos de sus clientes no están necesariamente motivados por la fe. Algunos se acercan porque juran que la carne halal sabe diferente, dijo. Otros vienen porque creen que la carne halal es más sana.
Sayeed Quraishi, un científico jubilado de los Institutos Nacionales de Salud, viene al Supermercado Pakeeza a causa de las chuletas de cordero. Son difíciles de encontrar en otro lugar. Pero cuando tiene ganas de pollo, elige Perdue.
Cuando Abbas envolvía las chuletas de cordero -seis en un paquete de medio kilo-para Quraishi, este pidió excusas a su amigo por su franqueza.
"Probablemente irás al cielo", dijo Quraishi a Abbas. "Y yo seré tu criado".

2 de mayo de 2005
©washington post
©traducción mQh

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