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bitácoras, política, pasta


[Brian Faler] Algunos quieren reglas de transparencia para páginas en la red financiadas por candidatos.
Casi se pudo oír el suspiro de alivio de la blogosfera esta primavera cuando funcionarios electorales federales dijeron que no tenían intención de reprimir a los bloggers que escriben sobre política.
La Comisión Electoral Federal, que ha estado considerando aplicar nuevas regulaciones sobre una gama de actividades políticas en internet -y algunos dijeron que contemplaban adoptar una posición dura con los comentaristas online- reveló a fines de marzo que será muchos menos agresiva de lo que muchos temían. Pero ahora algunos observadores se preguntan si la comisión electoral no está siendo suficientemente agresiva cuando se trata de una categoría de bloggers: los que aceptan dinero para campañas políticas.
La comisión exige que los candidatos revelen sus gastos, incluyendo los pagos a bloggers, en informes periódicos al gobierno. Algunos bloggers también revelan sus relaciones financieras con los candidatos, pero no están obligados a revelar esos pagos, y la agencia dijo hace poco que no está proponiendo que se les exija que lo hagan.
Algunos expertos jurídicos quieren que la comisión revierta esa medida, diciendo que proporciona a los candidatos la oportunidad de usar bitácoras aparentemente independientes como frentes para crear la ilusión de que cuentan con apoyo de base, montar ataques contra sus rivales y difundir información con la que los candidatos no quieren ver asociados sus nombres.
"La preocupación es que alguien lleve una bitácora por encargo de un candidato y que nadie lo sepa", dijo Richard L. Hasen, profesor en la Facultad de Leyes Loyola en Los Angeles, que lleva una bitácora sobre la ley electoral.
"Si por ejemplo eres un candidato al Senado de Estados Unidos y tienes un blogger al que le pagas para que escriba bien sobre ti y mal sobre tus rivales, finalmente se sabrá. Pero eso no se sabrá sino hasta después de las elecciones", dijo Hasen.
"Pero incluso si se sabe, hay algo que habla a favor de tener la información ahí mismo, de modo que cuando entras a la página, leas: ‘Autorizado por Smith para el Congreso'", agregó. "Los electores dependen de ese tipo de informaciones como claves en términos de cuánto debes creer de lo que dice alguien".
Otros que exigen el descargo de responsabilidad observan que la comisión dijo que está pensando en exigirlos para ciertos tipos de publicidad política en internet. Dicen que los bloggers pagados son lo mismo que anuncios y deben acatar las mismas reglas de transparencia.
La agencia se ocupa de eso y de otras cuestiones legales a menudo arcanas después de que un tribunal federal le ordenara volver a redactar las reglas electorales que dejaban las actividades políticas online prácticamente libres de regulaciones gubernamentales. La comisión de seis miembros reveló su programa de regulaciones el 23 de marzo en una "nota sobre la legislación propuesta".
Ese documento indicaba que la comisión no persigue imponer muchas reglas nuevas a los bloggers y otros que usan internet para realizar actividades políticas. La agencia, que acepta comentarios públicos sobre el tema hasta el 3 de junio, no decidirá sobre las regulaciones finales sino más tarde este año. Scott Thomas, el presidente demócrata de la comisión, dijo que todavía no sabe nada de los autores de la campaña de 2002 para cambiar la legislación sobre el financiamiento de las campañas o cualquiera de los prominentes grupos que siguen el tema de los descargos de responsabilidad.
"Todavía no hemos atrapado realmente a ninguno de los sospechosos habituales como para hacer comentarios", dijo Thomas.
El Congreso podría hacer fracasar el proceso de la comisión, si autoriza una medida aprobada la semana pasada por el Comité de Reglamentos del Senado. Esa ley prohibiría que la comisión pueda regular las actividades políticas online. Thomas se negó a hacer comentarios sobre la legislación.
La comisión está considerando el tema del descargo tras informes de prensa el año pasado que indicaban que un puñado de campañas de ambos partidos habían puesto a bloggers en sus planillas de pago. Los ejemplos más polémicos se dieron en Dakota del Sur, donde el candidato senatorial de la vieja guardia republicana John Thune pagó 35.000 dólares a dos bloggers locales que llevan sitios críticos de la cobertura del diario más grande del estado del rival demócrata de Thune, el titular Thomas A. Daschle.
Ni la campaña de Thune ni los bloggers revelaron la relación sino hasta que fue revelada en sus informes financieros. Tanto el equipo de campaña como los bloggers -uno un profesor de historia, el otro un abogado- negaron que se les pagaba por escribir, diciendo que habían sido contratados como consultores. El campo de Daschle dijo que los dos fueron pagados para ensuciar la reputación del legislador.
Los que quieren exigencias de transparencia adicionales dijeron que temen que eso se haga cada vez más común a medida que los políticos hacen un uso más sofisticado de internet y las bitácoras atraen a grandes audiencias y más medios de información convencionales informan -o amplían- lo que dicen los bloggers.
Pero sus quejas son recibidas con escepticismo por los que dicen que exigencias adicionales de cobertura periodística no sólo son innecesarias sino además jurídicamente sospechosas y difíciles de aplicar.
Algunos dijeron por ejemplo que las campañas normalmente revisan las memorias financieras de sus rivales con una lupa -y se puede contar con ellos a la hora de dar publicidad a todo pago no anunciado a los bloggers. Y algunos dijeron que esas exigencias impondrían obligaciones a los bloggers que no se espera de nadie que reciba dinero de campañas electorales y luego sienta cátedra sobre ellas en otros medios de prensa, tales como cartas a diarios o llamadas a programas de televisión.
Trevor Potter, antiguo miembro de la comisión, dijo que en términos prácticos a menudo es difícil distinguir entre los que han sido contratados para abrir una bitácora y los que son contratados por alguna otra razón -para ayudar a gestionar las operaciones en internet de las campañas, por ejemplo- y, como cada vez más en estos días, también llevan una bitácora.
"El problema es que no quedará en claro cuando un blogger está hablando en su capacidad como empleado pagado o consultor de un candidato y cuando son simplemente empleados o consultores y también llevan una bitácora propia", dijo.
Algunos bloggers políticos dicen que los descargos son innecesarios porque la mayoría de ellos no intentan ocultar su apoyo u oposición a candidatos individuales. Dicen que relativamente pocos aceptarían correr riesgos sobre su credibilidad y lectores aceptando pagos en secreto -y los que lo hagan serían rápidamente excluidos por otros bloggers.
"Creo que un montón de estas cosas son razonables en términos éticos", dijo Duncan Black, que lleva una popular bitácora liberal llamada Eschaton bajo su nombre de pluma Atrios. "Pero eso es diferente a ser razonables en términos jurídicos".

4 de mayo de 2005
©washington post
©traducción mQh

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