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chico malo del cine coreano


[Damon Smith] Historias violentas e intrigantes.
Nueva York, Estados Unidos. En Estados Unidos, el director de Corea del Sur, Kim Ki-duk, es mejor conocido por ‘Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera', una historia tranquila, casi budista, llena de exquisitos y serenos paisajes naturales.
Pero para el resto del mundo, Kim es famoso por películas considerablemente menos etéreas.
‘La chica samaritana' (2004) puede sonar inocente, pero es en realidad una inquietante, oscura historia erótica de prostitución adolescente. La sórdida ‘Chico malo' (2002) está ambientada en el barrio rojo de Seúl y se centra en el brutal reclutamiento de una estudiante por un chulo. Y una vez que asistes a la sangrienta carnicería en la acera de ‘Ficción real' (2000), te das cuenta de que Travis Bickle, antes que Kwai Chang Caine, está más cerca en espíritu al arquetípico héroe del director.
Quizás debido a su fijación semi-autobiográfica en parias sociales y sus a menudo groseras descripciones de violencia sexual, no es una sorpresa que Kim, 44, sea considerado como el chico malo del cine coreano -no su acartonado sabio.
"En la mayoría de mis películas, los personajes pueden ser considerados malos", dice Kim, un hombre robusto y amable, durante una entrevista en Nueva York. "Quería estudiarlos y encontrar el lado que los hace humanos. Porque hasta ahora las películas han girado sobre personajes que son buenos, guapos y fantásticos". Los focos del cine convencional arroja dudas, dice Kim, así que "quería hacer películas con la luz en el otro lado".
Para Kim ha sido un buen año. ‘Primavera, verano' obtuvo una nominación de la Academy Award para mejor director del Festival de Cine Internacional de Berlín. Y por su largometraje más reciente, ‘Hierro 3', una bizarra historia de amor, recibió un montón de honores, incluyendo otro premio al mejor director en el Festival de Cine de Venecia en 2004.
No es un logro pequeño si se considera que Kim, un cineasta autodidacta que trabaja con presupuestos muy estrechos, rodó ‘Hierro 3' y ‘La chica samaritana' en apenas dos semanas cada una. Ha hecho la impresionante cantidad de 11 largometrajes en 10 años y no muestra signos de fatiga creativa, a pesar de la crítica hostilidad con que se recibe a menudo su trabajo en Corea.
Nacido en Bonghwa, una aldea montañesa en el norte, Kim se mudó con su familia a Seúl cuando era pequeño, abandonó la secundaria y trabajó en fábricas durante su adolescencia. Se alistó en el ejército a los 20 y después de cinco años de servicio se trasladó a Francia, donde intentó ganarse la vida vendiendo sus pinturas en las calles de Pigalle -pero en vano. En 1992, Kim volvió a Seúl y escribió su primer guión y finalmente reunión suficiente dinero como para financiar su primer largometraje, ‘Cocodrilo'
"Con las pinturas tenías que expresar todo dentro de un marco físico, y pensé que era difícil hacer eso. Por otro lado", dice Kim, "una película tiene obviamente muchos más marcos en los que expresar cosas, así que he estado aprendiendo a hacer eso", agregado que no le obsesionan los aspectos técnicos. "Para mí, los elementos más importantes de una película son la historia, los personajes y episodios".
Rehuyendo la violencia brutal y exagerada de mucho de sus trabajos anteriores, ‘Hierro 3' (el título coreano es ‘Binjip', o ‘Casa vacía') cuenta la historia de un allanador de moradas serial, Tae-suk, un motorista solitario y mudo que se instala a vivir en casas cuando sus habitantes se encuentran fuera. En lugar de robar, Tae-suk lava su ropa, se da baños calientes, y duerme pacíficamente en la noche, tomando irónicas fotos de sí mismo antes de partir. Cuando sin darse cuenta tropieza con Sun-hwa, una mujer que está siendo maltratada por su afluente marido. Tae-suk vuelve a su rescate y hace justicia con el palo de golf del marido y una tanda de bien colocadas pelotas de golf.
Ni tan tranquila como ‘Primavera, verano' ni tan visualmente encantadora como ‘La isla', una fábula sadomasoquista ambientada en un lago aislado, ‘Hierros 3' hace alarde de una intrigante historia que depende del silencioso romance que florece entre el guapo delincuente Tae-suk y la inocente Sum-hwa, ninguno de los cuales -y este es el aspecto favorito de Kim- habla en toda la película. Su silencio parece a veces forzado, pero el mutismo también conlleva un sentimiento de vulnerabilidad, insinuando trágicas experiencias pasadas.
"También quería enfatizar los matices de la actuación física", dice Kim. "Un montón de personajes en las películas se expresan a sí mismos verbalmente, explicando sus pasados y futuros, pero yo estaba más interesado en tenerlos en el presente".
Hasta ahora el intento más sutil de Kim, ‘Hierro 3' invoca una forma de fantasmagórica magia (decir más arruinaría la sorpresa) para resolver la relación entre Tae-suk, Sun-hwa y su violento marido, pero el golf, el deporte característico de la clase privilegiada, es la metáfora dominante. Como señala Kim, el titular palo es "el menos usado y el más difícil de usar para golpear", siendo a la vez símbolo de riqueza e instrumento de violencia, dando temporalmente poder a Tae-suk, pero también usado contra él por un vicioso poli en la paga del marido de Sun-hwa. "La violencia no es necesariamente una cosa mala", dice Kim. "Es también un modo de comunicación -incluso una pelea física o el intercurso sexual entre dos personas. Es un modo de resolver los conflictos que tienen. Con ese conflicto se crea algo nuevo".
Muchas de las películas de Kim presentan elementos recurrentes -protagonistas silenciosos, reversión de roles psicológicos, hombres enfurecidos y mujeres victimizadas- y temas que retan las normas tradicionales de la sociedad coreana, así como los gustos de muchos espectadores occidentales. Sin embargo, puedes sentir que está luchando por la redención en medio de toda la amargura.
"Una de las cosas que encuentro interesantes en el trabajo de Kim es que hace uso de la violencia y misoginia", dice Barbara Scharres, programadora en el Centro Cinematográfico Gene Siskel del Instituto de Arte de Chicago. "No siempre reacciono positivamente ante lo que hace, pero creo que tiene una poderosa credibilidad artística. Las tensiones de clase y las desigualdades entre los sexos se hacen muy claros, mientras que en las generaciones previas del cine coreano esto era disfrazado como una diversión estúpida. Sus películas no te sueltan. Te enganchas a las historias y psiques de esos individuos".
El cineasta y curador británico Tony Rayns es menos sanguíneo. A pesar de su amistad con el director, ha acusado a Kim de ser un "desvergonzado plagiador" y un provocador simple e ingenuo, llamándolo "el Freddie Mercury del cine mundial". Esa diatriba, publicada en el número de noviembre de Film Comment, encendió una polémica que irritó a bitácoras cinéfilas como Filmbrain y la Korean Film Page de Darcy Paquet. Pero otros creen que el teatro de la crueldad de Kim ofrece algo más que una superficial y dura visión del mundo.
Kim adopta una actitud generosa hacia la hostilidad de Rayns, y sigue en términos amistosos con él. "No creo que sea negativo que Tony escriba esas cosas", dice, sonriendo, "porque también lo ha hecho en Corea. Pero según creo lo he estado haciendo bastante bien y Tony me brinda la oportunidad de mirar hacia atrás y re-examinar mi trabajo. Y lo que dice tiene validez. [Ríe]... Para la agricultura se necesita no sólo sol sino también lluvia".
Sin embargo, los premios recientes han dado a Kim una pausa. "En cuanto a mis planes futuros", dice, "tengo conflictos sobre lo que quiero hacer. Creo que especialmente en Corea la gente espera que yo reciba premios cada vez más grandes, y me siento presionado por eso. Cuando hago cine empiezo desde cero".

10 de mayo de 2005
©boston globe
©traducción mQh

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