dudas sobre reformas sirias
[Anthony Shadid] Partido inicia medidas graduales hacia la democracia.
Damasco, Siria. Acosado por los intentos de Estados Unidos de aislar a su país y ante las expectativas populares de cambios, el presidente sirio Bashar Assad empezará a legalizar a los partidos políticos, purgar al gobernante Partido Baaz, convocar a elecciones municipales libres en 2007 y respaldar formalmente la economía de mercado, de acuerdo a funcionarios, diplomáticos y analistas.
El gobierno de 5 años de Assad está anunciando las reformas como un giro decisivo en la campaña prometida tiempo atrás de liberalizar un estado que, aunque mucho menos dictatorial que el Iraq de Saddam Hussein, sigue siendo uno de los más represivos de la región. Sin embargo sus funcionarios consideran las medidas como tentativas y prolongadas, como el inicio de un período de transición que conducirá a una Siria más liberal y democrática.
Líderes de la oposición alentados por los desarrollos, muchos de los cuales, aunque desconfían de sus intenciones, apoyan abiertamente la presión norteamericana, dijeron que las medidas eran el último suspiro de un gobierno tambaleante tras su apresurada y embarazosa retirada de sus tropas del vecino Líbano el mes pasado.
El debate sobre los cambios se produce durante una extraordinaria remontada de la disensión en este país de 18 millones de habitantes. Por primera vez en años, figuras de la oposición e incluso aliados del gobierno especulan abiertamente sobre el destino de un partido que, de algún modo, ha gobernado Siria desde 1963 en nombre del nacionalismo árabe, y hoy hace frente a la que es quizás su mayor crisis. El debate se concentra en las preguntas más urgentes en el país hoy: ¿Puede Siria reformarse a sí misma y qué ocurrirá?
"Entendemos que la democracia es un proceso -histórico y político-, pero estamos en la vía correcta, y tenemos los mecanismos que nos permitirán avanzar", dijo Imad Shueibi, que dirige el Centro de Datos y Estudios Estratégicos, en Damasco, y dice que apoya a los reformistas en el gobierno de Assad. "Este es el primer paso".
Los disidentes desconfían de la capacidad del gobierno de llevar a cabo reformas sinceras. Ven similitudes entre las medidas del gobierno aquí y en Egipto, el país árabe más poblado del mundo, donde el presidente Hosni Mubarak ha tratado de introducir cambios moderados pero controlados.
"Tenemos un régimen autoritario arcaico, que ahora es un peso para sí mismo. Quieren modernizarlo y hacerlo más atractivo", dijo Yassin Hajj Saleh, un disidente de izquierda encarcelado durante 16 años y dejado en libertad en 1996. Llama la medida una "modernización del autoritarismo".
"El viejo modelo terminó, es anticuado, su tiempo ya pasó", dijo, "y quieren renovarlo".
Assad, que sigue siendo popular en Siria, ha dicho que el congreso del Partido Baaz el próximo mes como el tema principal de las reformas prometidas. El congreso, que se ha transformado en la comidilla de la capital, fue convocado la última vez en 2000 después de que Assad heredara el poder de su padre, Hafez Assad. En la secuela de la retirada del Líbano, había expectativas de que el congreso inaugurara el equivalente sirio de glasnot. En las últimas semanas esas esperanzas han sido firmemente desestimadas en la prensa oficial.
La más importante de las reformas es una recomendación de una nueva ley de partidos, dijeron los funcionarios, analistas y diplomáticos. Implicaría la formación de partidos a condición de que no se basen explícitamente en la etnicidad, religión o región. Aunque es potencialmente un paso espectacular, los analistas advierten precavidos que incluso si el Partido Baaz recomienda los cambios, implementar la ley tomaría un año o más. Además, no se espera que el partido entregue su posición resguardada por la constitución como "el partido gobernante de la sociedad y el estado".
Es posible que se suspenda la ley de emergencia que permite la detención indefinida de sospechosos, excepto en casos de seguridad nacional, y el gobierno probablemente atenuará las reglas que exigen la aprobación de los servicios de seguridad para una amplia gama de actividades -entre ellas, abrir un salón de belleza.
Se espera que como parte de las reformas implemente una ley que permita las elecciones libres de los 15.000 miembros de los consejos municipales en 2007. También se espera que el congreso respalde la economía de libre mercado como la orientación económica del país -una ruptura del eslogan del partido de "unidad, libertad y socialismo". La medida formalizaría cambios económicos ya en camino durante más de una década.
El comité central del Partido Baaz -de 21 miembros-, que todavía incluye a muchos septuagenarios colegas del padre de Assad, será probablemente purgado, dijeron analistas y funcionarios. El número de miembros será reducido a 15, con sólo un puñado -quizás tres o cuatro- de entre los actuales dirigentes. Sería otro paso en la consolidación del poder de Assad y podría abrir el camino para la inclusión de parientes poderosos como su hermano, que dirige a la Guardia Republicana, y cuñado, que encabeza a la temida inteligencia militar.
El debate sobre las medidas continúa, dicen analistas: una amnistía para delitos políticos; otorgar la ciudadanía al menos a 100.000 miembros de la minoría kurda; y la suspensión de la Ley 49. Ese decreto de hace 25 años dicta pena de muerte para los miembros de la Hermandad Musulmana, un grupo islámico que representó en el pasado una de las principales amenazas para el Partido Baaz.
Menos públicamente, el gobierno ha permitido el retorno de algunos exiliados políticos, entre ellos Amin Hafez, el antiguo jefe de estado, y Jassim Alwan, otro ex oficial que encabezó un intento de golpe contra el Partido Baaz en 1963.
"Es un paso adelante", dijo Sami Moubayed, un analista y escritor sirio. Pero agregó: "Es un cambio mínimo. Las medidas deberían haber sido más osadas".
Los cambios probablemente no lograrán apaciguar a Estados Unidos, que terminó efectivamente con la participación de Damasco en lo que funcionarios norteamericanos describen como la falta de agresividad para cerrar su frontera con Iraq e impedir la infiltración de insurgentes. Muchos de los detractores del gobierno -y una importante tendencia dentro del actual partido gobernante- se sentirán probablemente defraudados con los pasos iniciados en el congreso como un intento de asegurar la supervivencia del gobierno antes que el inicio de cambios reales.
"A menos que el partido se pronuncie a favor de reformas políticas y económicas profundas e importantes, habrá un montón de desilusión y frustración", dijo Nabil Sukkar, un influyente hombre de negocios y ex economista del Banco Mundial. "Si no es ni fu ni fa y sólo propone compromisos, no estará a la altura de las expectativas".
Damasco es una ciudad muy diferente de lo que era hace 10 años, cuando el temor y la deprimente arquitectura estalinista echaban un paño mortuorio sobre la vida. La iconografía endémica del padre de Assad -retratos del tamaño de edificios y pinturas encoladas cada tantos metros- ha desaparecido, haciendo hueco para anuncios de Chanel, BMW y la red telefónica móvil de Siria. La despreocupada Beirut irradia su influencia sobre la capital siria, y es evidente en la moda, el gusto y los restaurantes y bares que compiten por espacio en la adoquinada Ciudad Vieja, abandonada antes.
Mientras los medios de comunicación en manos del estado siguen iguales, estaciones vía satélite árabes como al-Yazira y diarios pan-árabes entran libremente. Los que dominan el inglés y cuentan con suficiente dinero para subscribirse, internet ofrece a veces una impresionante ventana de la política siria escrita desde dentro del país. Casi todas las páginas web son accesibles, excepto las que terminan en ".il", el dominio de Israel.
"No hay miedo. La gente no tiene miedo de hablar, y esto es un cambio tremendo", dijo Sukkar.
Assad domina un estilo muy diferente al de su padre, un ex oficial de la fuerza aérea y dedicado baazista que gobernó Siria durante 30 años. El joven Assad, un oftalmólogo de 39 años, carece de la astucia política de su padre, pero tiene buenas intenciones y está ansioso por generar más aceptación que temor.
Este año unos sirios distribuyeron vía el teléfono celular un corto de video que mostraba a Assad conduciendo un coche de choques con su hijo mayor, Hafez, en un popular parque. (Los que usaban los otros coches se mantuvieron claramente apartados). En cuánto penetrará ese estilo en el gobierno sigue siendo un tema furiosamente debatido, con la asamblea del congreso estos 6 a 9 de junio como el indicador más importante de la visión del gobierno.
Diplomáticos y analistas dijeron que el gobierno sirio parecía estar dividido sobre cómo hacer frente a las amenazas norteamericanas -¿seguirá siendo Siria un participante potencial en la política regional, dando relevancia a la política exterior norteamericana, o está su supervivencia misma en juego, independientemente de las medidas que adopte? En cualquiera de estas dos perspectivas, dicen algunos analistas, las reformas políticas reveladas en el congreso serán menos apremiantes para un partido que intenta mantenerse en el poder y un presidente que todavía depende de ese partido para su legitimidad y fuerza.
"Creo que el futuro de este país es muy, muy sombrío", dijo Ammar Abdulhamid, que gestiona una editorial y una organización relacionada que trata de fomentar la conciencia cívica. "El régimen sirio simplemente no sabe qué hacer". El gobierno, dijo, todavía está tratando de sacar "un conejo del sombrero".
"Pero el sombrero no tiene fondo, el conejo murió ha tiempo, y el presidente no es mago", dijo Abdukhamid.
18 de mayo de 2005
©washington post
©traducción mQh
El gobierno de 5 años de Assad está anunciando las reformas como un giro decisivo en la campaña prometida tiempo atrás de liberalizar un estado que, aunque mucho menos dictatorial que el Iraq de Saddam Hussein, sigue siendo uno de los más represivos de la región. Sin embargo sus funcionarios consideran las medidas como tentativas y prolongadas, como el inicio de un período de transición que conducirá a una Siria más liberal y democrática.
Líderes de la oposición alentados por los desarrollos, muchos de los cuales, aunque desconfían de sus intenciones, apoyan abiertamente la presión norteamericana, dijeron que las medidas eran el último suspiro de un gobierno tambaleante tras su apresurada y embarazosa retirada de sus tropas del vecino Líbano el mes pasado.
El debate sobre los cambios se produce durante una extraordinaria remontada de la disensión en este país de 18 millones de habitantes. Por primera vez en años, figuras de la oposición e incluso aliados del gobierno especulan abiertamente sobre el destino de un partido que, de algún modo, ha gobernado Siria desde 1963 en nombre del nacionalismo árabe, y hoy hace frente a la que es quizás su mayor crisis. El debate se concentra en las preguntas más urgentes en el país hoy: ¿Puede Siria reformarse a sí misma y qué ocurrirá?
"Entendemos que la democracia es un proceso -histórico y político-, pero estamos en la vía correcta, y tenemos los mecanismos que nos permitirán avanzar", dijo Imad Shueibi, que dirige el Centro de Datos y Estudios Estratégicos, en Damasco, y dice que apoya a los reformistas en el gobierno de Assad. "Este es el primer paso".
Los disidentes desconfían de la capacidad del gobierno de llevar a cabo reformas sinceras. Ven similitudes entre las medidas del gobierno aquí y en Egipto, el país árabe más poblado del mundo, donde el presidente Hosni Mubarak ha tratado de introducir cambios moderados pero controlados.
"Tenemos un régimen autoritario arcaico, que ahora es un peso para sí mismo. Quieren modernizarlo y hacerlo más atractivo", dijo Yassin Hajj Saleh, un disidente de izquierda encarcelado durante 16 años y dejado en libertad en 1996. Llama la medida una "modernización del autoritarismo".
"El viejo modelo terminó, es anticuado, su tiempo ya pasó", dijo, "y quieren renovarlo".
Assad, que sigue siendo popular en Siria, ha dicho que el congreso del Partido Baaz el próximo mes como el tema principal de las reformas prometidas. El congreso, que se ha transformado en la comidilla de la capital, fue convocado la última vez en 2000 después de que Assad heredara el poder de su padre, Hafez Assad. En la secuela de la retirada del Líbano, había expectativas de que el congreso inaugurara el equivalente sirio de glasnot. En las últimas semanas esas esperanzas han sido firmemente desestimadas en la prensa oficial.
La más importante de las reformas es una recomendación de una nueva ley de partidos, dijeron los funcionarios, analistas y diplomáticos. Implicaría la formación de partidos a condición de que no se basen explícitamente en la etnicidad, religión o región. Aunque es potencialmente un paso espectacular, los analistas advierten precavidos que incluso si el Partido Baaz recomienda los cambios, implementar la ley tomaría un año o más. Además, no se espera que el partido entregue su posición resguardada por la constitución como "el partido gobernante de la sociedad y el estado".
Es posible que se suspenda la ley de emergencia que permite la detención indefinida de sospechosos, excepto en casos de seguridad nacional, y el gobierno probablemente atenuará las reglas que exigen la aprobación de los servicios de seguridad para una amplia gama de actividades -entre ellas, abrir un salón de belleza.
Se espera que como parte de las reformas implemente una ley que permita las elecciones libres de los 15.000 miembros de los consejos municipales en 2007. También se espera que el congreso respalde la economía de libre mercado como la orientación económica del país -una ruptura del eslogan del partido de "unidad, libertad y socialismo". La medida formalizaría cambios económicos ya en camino durante más de una década.
El comité central del Partido Baaz -de 21 miembros-, que todavía incluye a muchos septuagenarios colegas del padre de Assad, será probablemente purgado, dijeron analistas y funcionarios. El número de miembros será reducido a 15, con sólo un puñado -quizás tres o cuatro- de entre los actuales dirigentes. Sería otro paso en la consolidación del poder de Assad y podría abrir el camino para la inclusión de parientes poderosos como su hermano, que dirige a la Guardia Republicana, y cuñado, que encabeza a la temida inteligencia militar.
El debate sobre las medidas continúa, dicen analistas: una amnistía para delitos políticos; otorgar la ciudadanía al menos a 100.000 miembros de la minoría kurda; y la suspensión de la Ley 49. Ese decreto de hace 25 años dicta pena de muerte para los miembros de la Hermandad Musulmana, un grupo islámico que representó en el pasado una de las principales amenazas para el Partido Baaz.
Menos públicamente, el gobierno ha permitido el retorno de algunos exiliados políticos, entre ellos Amin Hafez, el antiguo jefe de estado, y Jassim Alwan, otro ex oficial que encabezó un intento de golpe contra el Partido Baaz en 1963.
"Es un paso adelante", dijo Sami Moubayed, un analista y escritor sirio. Pero agregó: "Es un cambio mínimo. Las medidas deberían haber sido más osadas".
Los cambios probablemente no lograrán apaciguar a Estados Unidos, que terminó efectivamente con la participación de Damasco en lo que funcionarios norteamericanos describen como la falta de agresividad para cerrar su frontera con Iraq e impedir la infiltración de insurgentes. Muchos de los detractores del gobierno -y una importante tendencia dentro del actual partido gobernante- se sentirán probablemente defraudados con los pasos iniciados en el congreso como un intento de asegurar la supervivencia del gobierno antes que el inicio de cambios reales.
"A menos que el partido se pronuncie a favor de reformas políticas y económicas profundas e importantes, habrá un montón de desilusión y frustración", dijo Nabil Sukkar, un influyente hombre de negocios y ex economista del Banco Mundial. "Si no es ni fu ni fa y sólo propone compromisos, no estará a la altura de las expectativas".
Damasco es una ciudad muy diferente de lo que era hace 10 años, cuando el temor y la deprimente arquitectura estalinista echaban un paño mortuorio sobre la vida. La iconografía endémica del padre de Assad -retratos del tamaño de edificios y pinturas encoladas cada tantos metros- ha desaparecido, haciendo hueco para anuncios de Chanel, BMW y la red telefónica móvil de Siria. La despreocupada Beirut irradia su influencia sobre la capital siria, y es evidente en la moda, el gusto y los restaurantes y bares que compiten por espacio en la adoquinada Ciudad Vieja, abandonada antes.
Mientras los medios de comunicación en manos del estado siguen iguales, estaciones vía satélite árabes como al-Yazira y diarios pan-árabes entran libremente. Los que dominan el inglés y cuentan con suficiente dinero para subscribirse, internet ofrece a veces una impresionante ventana de la política siria escrita desde dentro del país. Casi todas las páginas web son accesibles, excepto las que terminan en ".il", el dominio de Israel.
"No hay miedo. La gente no tiene miedo de hablar, y esto es un cambio tremendo", dijo Sukkar.
Assad domina un estilo muy diferente al de su padre, un ex oficial de la fuerza aérea y dedicado baazista que gobernó Siria durante 30 años. El joven Assad, un oftalmólogo de 39 años, carece de la astucia política de su padre, pero tiene buenas intenciones y está ansioso por generar más aceptación que temor.
Este año unos sirios distribuyeron vía el teléfono celular un corto de video que mostraba a Assad conduciendo un coche de choques con su hijo mayor, Hafez, en un popular parque. (Los que usaban los otros coches se mantuvieron claramente apartados). En cuánto penetrará ese estilo en el gobierno sigue siendo un tema furiosamente debatido, con la asamblea del congreso estos 6 a 9 de junio como el indicador más importante de la visión del gobierno.
Diplomáticos y analistas dijeron que el gobierno sirio parecía estar dividido sobre cómo hacer frente a las amenazas norteamericanas -¿seguirá siendo Siria un participante potencial en la política regional, dando relevancia a la política exterior norteamericana, o está su supervivencia misma en juego, independientemente de las medidas que adopte? En cualquiera de estas dos perspectivas, dicen algunos analistas, las reformas políticas reveladas en el congreso serán menos apremiantes para un partido que intenta mantenerse en el poder y un presidente que todavía depende de ese partido para su legitimidad y fuerza.
"Creo que el futuro de este país es muy, muy sombrío", dijo Ammar Abdulhamid, que gestiona una editorial y una organización relacionada que trata de fomentar la conciencia cívica. "El régimen sirio simplemente no sabe qué hacer". El gobierno, dijo, todavía está tratando de sacar "un conejo del sombrero".
"Pero el sombrero no tiene fondo, el conejo murió ha tiempo, y el presidente no es mago", dijo Abdukhamid.
18 de mayo de 2005
©washington post
©traducción mQh
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