liga árabe propone reformas
Si hay una palabra que define al cierre de la cumbre de la Liga Árabe de Túnez, sobre todo en cuanto a su funcionamiento interno, ésa es el pesimismo. La mitad de los líderes faltaron a la cita y cuatro de los asistentes no estaban en la clausura, incluido el líder libio, Muamar Gadafi, que se ausentó nada más empezar la sesión del sábado. El consenso y el compromiso general se sostienen con alfileres, lo que hace que los documentos aprobados estén repletos de buenas intenciones que en muchos casos nunca se verán reflejadas en la realidad.
En la declaración, como adelantó ayer ABC, se condenan por vez primera las «operaciones indiscriminadas contra civiles», ya sean palestinos o israelíes. Nunca antes la Liga Árabe se había referido en estos términos a los ataques de radicales palestinos contra civiles israelíes. Junto a la defensa de los pueblos iraquí y palestino frente a las agresiones de Estados Unidos e Israel y la apuesta por el plan de paz de la Hoja de Ruta, también se expresa el apoyo a Siria frente a las sanciones impuestas por Washington y la intención de que no haya armas de destrucción masiva en la zona, incluido Israel.
La Liga también se ha propuesto impulsar una serie de cambios a nivel político, económico y social, «que respeten los valores y la religión» de cada miembro. Los 22 miembros esperan que este proyecto de avances sea tenido en cuenta en la próxima reunión del G-8 que tendrá lugar en Estados Unidos el mes próximo.
En ese encuentro, el presidente George W. Bush, que en los últimos meses ha aumentado sus exigencias de cambio a los países árabes, presentará su proyecto del «Gran Oriente Medio» para llevar su democracia a los países de la zona.
Terrorismo y Resistencia
Preocupados también por la imagen que se tiene en estos momentos en el mundo de la religión islámica, el secretario general de la Liga, el egipcio Amr Mussa, se refirió a la necesidad de que «no se confunda islamismo con terrorismo». En este sentido, los 22 miembros se han propuesto como objetivo luchar contra toda clase de terrorismo, pero dejando claro que hay que diferenciar entre lo que es terrorismo y la resistencia que ejerce una población local contra la ocupación de su territorio.
Pero más allá de los deseos de condena a los acontecimientos de Rafah (Franja de Gaza) y Abu Ghraib (Iraq), la prensa del mundo árabe reflejaba una enorme desconfianza en los resultados finales de la reunión. El diario árabe editado en Londres Al Sharq Al Awsat era contundente en su editorial: «La verdad es que ningún gobierno árabe puede hacer nada para poner fin a la ocupación israelí o de las tropas estadounidenses en Iraq, porque el balance de fuerzas es desfavorable. Hagan lo que hagan les será imposible salir victoriosos».
La declaración final, sobre el papel, es ambiciosa, pues se habla también, entre otras cosas, de libertad de expresión e incluso igualdad de hombres y mujeres. Pero a pesar de los buenos propósitos de esta decimosexta cumbre de la Liga Árabe, los analistas políticos consultados por ABC continúan con la sensación de que los derechos humanos, el papel de la mujer y los avances democráticos siguen estando lejos en la gran mayoría de los países árabes.
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