simulacros de ejecuciones
[Mark Mazzetti y John Hendren] De detenidos iraquíes. Archivos exigidos por ACLU describen un asesinato cometido por un soldado y varias formas de tortura. Un capitán obligó a un hombre a cavar su propia tumba.
Washington, Estados Unidos. Un capitán del ejército norteamericano obligó a un detenido iraquí a cavar su propia tumba y luego ordenó a las tropas simular que le disparaban -en una de las varias ejecuciones simuladas descritas en informes de investigación dados a conocer el martes por el ejército.
El capitán Shawn L. Martin del Tercer Regimiento de Caballería Blindada fue condenado de agresión grave y asalto por una corte marcial por el episodio de la ejecución simulada, dijo un portavoz del ejército. Fue sentenciado a 45 días de confinamiento y una multa de 12.000 dólares.
El 13 de julio de 2003 Martin llevó a un iraquí con la vista vendada, un detenido sospechoso de haber cometido un atentado con bomba improvisada contra tropas americanas dos días antes, hacia el desierto de Ramadi, de acuerdo a documentos militares y oficiales del ejército.
Martin le pasó una pala y le dijo que cavara su tumba, declararon soldados bajo su mando durante la investigación.
Un sargento dijo que había disparado un balazo sobre la cabeza del iraquí obedeciendo órdenes del capitán. Luego, el prisionero fue dejado en libertad.
Oficiales del ejército dijeron que el incidente violaba las reglas del manual de campo del ejército, que prohíbe explícitamente, como una forma de tortura, los simulacros de ejecuciones.
El caso fue descrito en 50 páginas de testimonios jurados y antecedentes disciplinarios de entre 2.600 páginas de documentos de la investigación, informes de incidentes, formularios médicos y otros documentos relacionados con maltratos a prisioneros, que el ejército dio a conocer después de que la Unión Americana por las Libertades Cívicas pidiera su publicación de acuerdo a la Ley de Libertad de Información.
Entre los documentos se encuentran informes sobre otros simulacros de ejecuciones, un homicidio y la descripción de un incidente en el que supuestamente un soldado aguijoneó a un prisionero con una estrella de David mientras amenazaba a los otros árabes en la habitación.
El teniente coronel Jeremy Martin, portavoz del ejército, dijo que los documentos mostraban que el ejército investigaba concienzudamente y procesaba las acusaciones de maltratos independientemente del rango de los soldados implicados.
"Las investigaciones llegan hasta la verdad, cualquiera sea", dijo.
Los documentos incluyen escasos detalles, en una sola página, sobre el asesinato de un iraquí. Un soldado raso de la Primera División de Infantería fue condenado por el homicidio de un detenido iraquí el 28 de febrero de 2004, cuando las tropas rastrillaban el área de Taal Al Jal, al norte de Bagdad.
El soldado, que no fue identificado por el ejército, fue sentenciado a tres años de prisión. Fue degradado de rango de soldado raso de primera clase a soldado raso, y dado de baja deshonrosamente.
En el caso del capitán Martin, los soldados dijeron que inmediatamente después de que explotara la bomba improvisada en la calle cerca de sus tropas, Martin pateó a los detenidos que llevaban esposas de plástico y apuntó una pistola contra uno de ellos. "Te voy a matar... ¿Qué sabes?", dijo Martin, según los soldados, a un iraquí.
El capitán también capturó a ocho personas en una vehículo y apartó al conductor de los otros, dijeron los soldados. Luego oyeron un disparo "como si lo hubiera matado para asustar al resto de los detenidos", escribió un soldado.
Más tarde, otro soldado escribió en una declaración jurada, los soldados dijeron que el capitán les había dicho que "no hablaran sobre el asunto" y que "coordinaran sus historias".
Los documentos del ejército también detallaron dos simulacros de ejecución de detenidos iraquíes capturados saqueando una fábrica de municiones en junio de 2003.
Tras completarse la investigación, el jefe de un pelotón de tanques del ejército de la Primera División Blindada aceptó ser dado de baja para evitar la corte marcial. Los documentos no indican si un sargento, que supuestamente trabajó con el líder del pelotón, será procesado.
De acuerdo a los documentos liberados el martes, el apodo del líder del pelotón -un teniente segundo- era Yancey; su apellido fue censurado. Todo el nombre del sargento fue tachado.Los documentos dicen que en el primer incidente, Yancey disparó su arma justo a la derecha de la cabeza del detenido.
El oficial dijo más tarde a los investigadores militares que lo habían atacado perros salvajes y que disparó para asustar a los perros. Sin embargo, varios testigos militares dijeron que los perros en torno a la fábrica de municiones no estaban amenazando a los soldados.
La investigación militar del incidente descubrió evidencias de que Yancey a menudo aplicaba "justicia callejera" y disfrutaba asustando a los detenidos.
Dos días después, el pelotón descubrió en la fábrica de municiones a un padre y sus hijos cargando metales en un camión. Después de detener a los iraquíes, contó un soldado, el sargento preguntó al padre: "¿Cuál quieres que muera?" -refiriéndose a los hijos del hombre.
Varios soldados dijeron que recordaban que el sargento se había alejado con uno de los hijos detrás de un edificio y habían oído un disparo.
"Yo le grité, pero me ignoró o no me oyó y siguió llevándose al niño. Oímos un solo balazo", se lee en una declaración jurada.
Interrogado sobre por qué no había preguntado nada después de oír el balazo, un soldado dijo: "Mientras menos sepa, más pronto me iré a casa".
El oficial al mando de Yancey, un coronel cuyo nombre también fue tachado, escribió: "No veo motivo para manchar de por vida el historial de Yancey con una condena federal y licenciamiento en una corte marcial".
La "desgracia" de su despido fue suficiente castigo, escribió el coronel.
18 de mayo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
El capitán Shawn L. Martin del Tercer Regimiento de Caballería Blindada fue condenado de agresión grave y asalto por una corte marcial por el episodio de la ejecución simulada, dijo un portavoz del ejército. Fue sentenciado a 45 días de confinamiento y una multa de 12.000 dólares.
El 13 de julio de 2003 Martin llevó a un iraquí con la vista vendada, un detenido sospechoso de haber cometido un atentado con bomba improvisada contra tropas americanas dos días antes, hacia el desierto de Ramadi, de acuerdo a documentos militares y oficiales del ejército.
Martin le pasó una pala y le dijo que cavara su tumba, declararon soldados bajo su mando durante la investigación.
Un sargento dijo que había disparado un balazo sobre la cabeza del iraquí obedeciendo órdenes del capitán. Luego, el prisionero fue dejado en libertad.
Oficiales del ejército dijeron que el incidente violaba las reglas del manual de campo del ejército, que prohíbe explícitamente, como una forma de tortura, los simulacros de ejecuciones.
El caso fue descrito en 50 páginas de testimonios jurados y antecedentes disciplinarios de entre 2.600 páginas de documentos de la investigación, informes de incidentes, formularios médicos y otros documentos relacionados con maltratos a prisioneros, que el ejército dio a conocer después de que la Unión Americana por las Libertades Cívicas pidiera su publicación de acuerdo a la Ley de Libertad de Información.
Entre los documentos se encuentran informes sobre otros simulacros de ejecuciones, un homicidio y la descripción de un incidente en el que supuestamente un soldado aguijoneó a un prisionero con una estrella de David mientras amenazaba a los otros árabes en la habitación.
El teniente coronel Jeremy Martin, portavoz del ejército, dijo que los documentos mostraban que el ejército investigaba concienzudamente y procesaba las acusaciones de maltratos independientemente del rango de los soldados implicados.
"Las investigaciones llegan hasta la verdad, cualquiera sea", dijo.
Los documentos incluyen escasos detalles, en una sola página, sobre el asesinato de un iraquí. Un soldado raso de la Primera División de Infantería fue condenado por el homicidio de un detenido iraquí el 28 de febrero de 2004, cuando las tropas rastrillaban el área de Taal Al Jal, al norte de Bagdad.
El soldado, que no fue identificado por el ejército, fue sentenciado a tres años de prisión. Fue degradado de rango de soldado raso de primera clase a soldado raso, y dado de baja deshonrosamente.
En el caso del capitán Martin, los soldados dijeron que inmediatamente después de que explotara la bomba improvisada en la calle cerca de sus tropas, Martin pateó a los detenidos que llevaban esposas de plástico y apuntó una pistola contra uno de ellos. "Te voy a matar... ¿Qué sabes?", dijo Martin, según los soldados, a un iraquí.
El capitán también capturó a ocho personas en una vehículo y apartó al conductor de los otros, dijeron los soldados. Luego oyeron un disparo "como si lo hubiera matado para asustar al resto de los detenidos", escribió un soldado.
Más tarde, otro soldado escribió en una declaración jurada, los soldados dijeron que el capitán les había dicho que "no hablaran sobre el asunto" y que "coordinaran sus historias".
Los documentos del ejército también detallaron dos simulacros de ejecución de detenidos iraquíes capturados saqueando una fábrica de municiones en junio de 2003.
Tras completarse la investigación, el jefe de un pelotón de tanques del ejército de la Primera División Blindada aceptó ser dado de baja para evitar la corte marcial. Los documentos no indican si un sargento, que supuestamente trabajó con el líder del pelotón, será procesado.
De acuerdo a los documentos liberados el martes, el apodo del líder del pelotón -un teniente segundo- era Yancey; su apellido fue censurado. Todo el nombre del sargento fue tachado.Los documentos dicen que en el primer incidente, Yancey disparó su arma justo a la derecha de la cabeza del detenido.
El oficial dijo más tarde a los investigadores militares que lo habían atacado perros salvajes y que disparó para asustar a los perros. Sin embargo, varios testigos militares dijeron que los perros en torno a la fábrica de municiones no estaban amenazando a los soldados.
La investigación militar del incidente descubrió evidencias de que Yancey a menudo aplicaba "justicia callejera" y disfrutaba asustando a los detenidos.
Dos días después, el pelotón descubrió en la fábrica de municiones a un padre y sus hijos cargando metales en un camión. Después de detener a los iraquíes, contó un soldado, el sargento preguntó al padre: "¿Cuál quieres que muera?" -refiriéndose a los hijos del hombre.
Varios soldados dijeron que recordaban que el sargento se había alejado con uno de los hijos detrás de un edificio y habían oído un disparo.
"Yo le grité, pero me ignoró o no me oyó y siguió llevándose al niño. Oímos un solo balazo", se lee en una declaración jurada.
Interrogado sobre por qué no había preguntado nada después de oír el balazo, un soldado dijo: "Mientras menos sepa, más pronto me iré a casa".
El oficial al mando de Yancey, un coronel cuyo nombre también fue tachado, escribió: "No veo motivo para manchar de por vida el historial de Yancey con una condena federal y licenciamiento en una corte marcial".
La "desgracia" de su despido fue suficiente castigo, escribió el coronel.
18 de mayo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
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