Blogia
mQh

muerte en el desierto


[Nick Madigan] Ola de calor mata a 12 inmigrantes ilegales.
Tucson, Estados Unidos. Bajaron las persianas para protegerse del abrasador sol en un cuarto de la Iglesia Presbiteriana del Sur, donde seis inmigrantes, supervivientes de una dura caminata a través del desierto que se cobró al menos 12 vidas en los últimos días en Arizona, yacían en catres y pensaban sobre su suerte.
"No lo volveré a hacer nunca más", dijo José Jacinto, 20, de Michoacán, México, que cruzó la frontera clandestinamente con un grupo de 14 personas que trataban de llegar a trabajar a Estados Unidos, como innumerables más todos los días. "Realmente me asusté. La próxima vez me matará".
En algún lugar en las abrasadoras expansiones del desierto de Sonora, dos personas en el grupo de Jacinto, de 15 y 17, murieron ante sus ojos, dijo. Jacinto recordó que él mismo se había desmayado tres veces por deshidratación.
"Ya no podía caminar", dijo en español, mientras un ventilador de techo se esforzaba por sacudir el sofocante calor del cuarto. "Y se me empañaron los ojos. No podía ver. Pero ahora me siento mejor".
Jacinto, padre de tres hijos en su pueblo, tuvo suerte. La Patrulla Fronteriza sabe que 12 inmigrantes que murieron la semana pasada cuando las temperaturas en el desierto llegaron hasta 46 grados Celsius, y sus muertes pueden presagiar un verano de muertes similares.
"Es un montón de gente", dijo Andre Zortman, portavoz de la patrulla fronteriza para el sector de Tucson, que cubre gran parte del estado, incluyendo 419 kilómetros de frontera con México. "Pero hemos hecho un montón, esperamos, para mitigar esas muertes".
Desde el 1 de octubre, cuando empieza el período de informe anual de la agencia, se han registrado 72 muertes en el desierto de Arizona. Habría habido muchas más, dijo Zortman, si la patrulla no hubiera aumentado sus equipos de emergencia médica, muchos de los cuales realizan rescates en helicóptero.
Uno de los 12 muertos del fin de semana pasada era una mujer embarazada, Marcela Cruz-González, de acuerdo a un boletín de prensa del despacho del sheriff del condado de Yuma. Cuando Cruz-González devenía cada vez más débil en el desierto cerca de Yuma, dice el informe, su marido pidió a los dos coyotes que dirigían el grupo de 18 personas que le prestaran el móvil para pedir ayuda médica. Los contrabandistas se lo negaron, dijo el marido a las autoridades.
"Les dijeron que volvieran a México", dijo Joe Brigman, portavoz de la Patrulla de Fronteras del sector de Yuma. "De hecho, fueron abandonados".
El marido dejó a su esposa para buscar ayuda y fue avistado por un equipo de la patrulla fronteriza. Lo llevaron de vuelta al sitio, donde encontraron muerta a Cruz-González.
"Fue una mala cosa", dijo el agente Brigman. "Una llamada le habría salvado la vida".
Dada la extensión del desierto, se subentiende que muchos de inmigrantes ilegales mueren en el calor sin ser encontrados. A medida que se acerca el verano, el problema se hace más agudo.
"Esto es tiempo de crisis", dijo Sue Goodman, que fundó hace cinco años Fronteras Humanas, una organización que construye y almacena estaciones de agua para los inmigrantes en el desierto.
El grupo, usando una combinación de recursos, también registra las muertes de inmigrantes, que han aumentado marcadamente en los últimos años. El grupo dice que el total de muertes llegó a 190 en Arizona en el año fiscal de 2003-2004.
Goodman, que condujo el miércoles hasta dos estaciones de agua cerca de Three Points, a 37 kilómetros al oeste de aquí, para re-aprovisionarlas, dijo que una idea extendida pero errónea era que desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 los terroristas se ocultaban entre los inmigrantes.
"Yo estoy aquí todos los días, y lo que veo es a un hombre de 23 y su esposa y su hijo de 2 años, y que vienen a trabajar", dijo. "Van a recoger cerezas al este de Washington. Van a sacar estiércol en Kansas. O trabajan en los jardines de Long Island. ¿Por qué deben morir cuando vienen a trabajar para nosotros? Nosotros les dejamos cruzar una trampa mortal para conseguir trabajo".
El aumento de las patrullas desde el 11 de septiembre -no sólo de agentes federales sino también de guardias fronterizos auto-nombrados a los que algunos llaman vigilantes- ha significado caminatas más largas a través de un terreno inhospitalario lleno de serpientes para los inmigrantes que tratan de evitar las patrullas, muchas de las cuales transitan caminos y senderos conocidos.
A menudo, dijo Goodman, los contrabandistas de inmigrantes los abandonan cuando el viaje se hace muy pesado, incluso después de que los inmigrantes han pasado 1.000 o más dólares por sus servicios.
"Los coyotes les dicen que en tres horas ya estarán en Los Angeles", dijo. "No saben adónde van".
En Three Points, una diminuta comunidad en el cruce de la Autopista Ajo y un camino de 72 kilómetros hacia la frontera mexicana en Sasabe, un ranchero con sombrero de cowboy dijo que el área estaba tensa debido al constante movimiento de inmigrantes.
Roy Isaman, el ranchero, dijo que el gobierno mexicano estaba "echando sus problemas económicos a Estados Unidos" al permitir altos niveles de emigración ilegal.
Isaman, que dijo que era dueño de un rancho en Saabe cuyo lado sur linda con la frontera, se quejó de que los inmigrantes cruzan constantemente su propiedad.
"Sólo les digo: ‘Bienvenidos a Estados Unidos, y suerte', y les doy agua", dijo Isaman. "Pero he estado a punto de coger un arma para defenderme de unos coyotes que me estaban amenazando".
En la iglesia presbiteriana de aquí, Tomás Pacheco, 40, también de Michoacán y recuperándose de deshidratación y una herida en la pierna que se hizo durante su caminata por el desierto el fin de semana pasado, dijo que su grupo de 150 personas lo abandonó cuando no pudo mantener el paso. Pasó dos días solo, y sin agua la mayor parte del tiempo.
"Le pedí ayuda a Dios, porque cuando se te acaba el agua ya no sales vivo de ahí", dijo Pacheco, 40. Sus brazos muestran los arañazos que se hizo con los matorrales de gobernadora y algarroba. "Finalmente vi a otro grupo de unas 10 personas, y les pedí agua. Sobreviví".

26 de mayo de 2005
©new york times
©traducción mQh

1 comentario

YURI -

estamos buscando a blanca delia poblete manzanarez desaparecio ace 4 meses en la sierrita de sonora