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el pasado le persigue


[Nicholas Wood] El violento pasado de un serbio lo alcanza en la televisión.
Vukovar, Croacia. Catorce años de un conflicto que se propagó cuando Yugoslavia empezaba a desmoronarse, cobrándose la vida de 200.000 personas, la destrucción de esta región de Croacia, bella en el pasado, es todavía visible.
Hay casas nuevas y restauradas junto a ruinas cubiertas de vegetación de edificios del grandioso siglo 19. Relucientes nuevas carreteras cruzan terrenos llenos de matorrales marcados con cinta roja y letreros que advierten sobre la presencia de minas antipersonales.
Los serbios y los croatas que lucharon entre sí aquí están viviendo de nuevo en sus viejas casas, pero con nuevos vecinos: memorias silenciosas que pocos olvidan, y sobre las que pocos hablan. Los ex combatientes, brutales en la guerra, tratan de llevar ahora vidas muy corrientes.
Es el caso de Slobodan Davidovic, un serbio étnico, ex camarero y obrero de la construcción a media jornada en un pequeño pueblo al sur de Vukocar, a unos 5 kilómetros de la frontera serbia.
La guerra de Davidovic lo volvió a alcanzar este mes del modo más público posible: apareció en un video mostrado por las redes de televisión en todos los Balcanes. Ahí está él, vestido de negro, con una boina, dando órdenes a otros soldados sobre la ejecución de seis niños y hombres musulmanes en Bosnia, algunos de los 7.000 de la ciudad de Srebrenica asesinados por los ex miembros de su unidad militar.
La imagen es difícil de reconciliar con el hombre que vive en este pequeño pueblo de Sidski Banovci. Ha vivido aquí intermitentemente desde el fin de la guerra, quedándose con su anciana madre y hermano en una pequeña casa en la calle principal de la ciudad. Los vecinos lo describen como un buen hombre, inteligente y trabajador.
Oficialmente ha sido descrito por la policía serbia como fugitivo, uno de los dos sospechosos buscados en conexión con los asesinatos filmados. Pero la policía croata dijo que no sabían nada de posibles crímenes de guerra relacionados con el video en su área. Otros cinco han sido detenidos.
Abordado por un periodista y un intérprete en la puerta de una iglesia el domingo, admitió haber sido miembro de los Escorpiones, la policía serbia que se ve en la cinta.
Sí, dijo, había visto el video. "¿Cómo podría alguien no sentirse mal al ver ese video?", dijo, en serbio. Presionando sobre si sentía mal sobre el asunto, respondió "Yes", en inglés.
Davidovic era uno de docenas de hombres -muchos de ellos miembros de las mismas familias- que se unieron a los Escorpiones en 1991, cuando la guerra en esta parte de Croacia estaba en su punto más álgido. Pero finalmente la unidad fue a pelear a Bosnia. Más tarde, fue incorporada en la policía serbia, y fue enviado a Kosovo. La unidad ha sido acusada del asesinato de 14 albaneses étnicos, siete de ellos niños. Es descrita por la fiscal jefe del tribunal para los crímenes de guerra en Serbia como la unidad que se encargaba del "trabajo sucio" de la policía serbia y actuaba bajo órdenes de la seguridad estatal de Serbia.
Por supuesto, después de la guerra muchas cosas no podían volver ni siquiera a una apariencia de normalidad. Muchos de los Escorpiones que volvieron, dejaron Croacia cuando volvió a control croata en 1997, y se mudaron a Sid, una ciudad al otro lado de la frontera con Serbia. Pero Davidovic volvió a casa.
En el video, tiene bajo su mando a soldados más jóvenes, y da órdenes a seis prisioneros musulmanes. "Camina, échate al suelo", grita cuando descienden del camión. "Siéntate a ese lado, siéntate allá. ¡Rápido!"
Yacen en la tierra boca abajo cuando grita una maldición y dice: "Y recen por ello". Uno de los prisioneros trata de hablar con él, quizás diciendo que es inocente, y él replica: "¡Inocente! ¡Inocente como yo!"
Finalmente, se le ve salir de un edificio donde habían sido llevados dos prisioneros y asesinados.
En Vukovar y alrededores el video está empezando a reverberar a esas calladas memorias de los tiempos de guerra y despertar conciencias que parecen recordar repentinamente sus cargas. Y aquí, a cada lado, pocos adoptan el recurso fácil de culpar a un pequeño grupo de hombres por acciones en las que participaron cientos y miles de otros, sin que nadie los filmara.
Muchos croatas aquí conocen a los serbios del casete. Dicen que eran gente corriente. "Peces chicos", dijo Mijo Djuric, un trabajador en un hospital croata de Deletovci que creció con varios de los que aparecen en el video. Dijo que los políticos de Belgrado y los mandos militares superiores eran los responsables.
Un ex miembro de los Escorpiones, que estuvo en Bosnia con Davidovic, vive ahora en Sid. "En la guerra, los hombres se transforman en animales", dijo. "Todos nosotros". Habló a condición de que no se mencionara su nombre, por temor a las represalias. Dijo que se acostumbró a la vista de gente desarmada e indefensa siendo asesinada a sangre fría. Dijo que los serbios y croatas se habían comportado de la misma manera, en los alrededores de Vukovar, y más tarde en la guerra. Pero el impulso a dejar pasar las cosas, después de años de una violenta guerra, es fuerte.
"Nosotros no hablamos sobre la guerra", dijo Mijo Vrkasevic, miembro de la gobernante Unión Demócrata Croata, que vive en Deletovci, una ciudad cerca de Sidski Banovci, utilizada como cuartel general por los Escorpiones durante la guerra. "Puede crear nuevos problemas. Hemos trabajado mucho por la reconciliación en este área. Ese video lo puede perjudicar".
Por qué y cómo se transforma un hombre en un criminal despiadado era difícil de explicar simplemente, dijo. "Depende de su educación, de su infancia y del tipo de familia de la que proviene", dijo. Dijo que para los serbios estos son tiempos difíciles. "Es especialmente difícil para la gente vieja, que ahora saben lo que hicieron sus hijos en la guerra".
Escarbar en el pasado, dijo, interrumpe los intentos de seguir adelante.
"Creo que hay gente escondiéndose aquí porque tienen problemas con el pasado", dijo, y agregó: "No es asunto nuestro".
Así, el domingo antes de misa en el pequeño pueblo, Davidovic estaba allá, ayudando al sacerdote local inválido a salir de su coche y subir a una silla de ruedas. Después de responder algunas preguntas sobre su pasado, dijo que no quería hablar más y entró para asistir a la misa.
Menos de 24 horas después, la policía croata, actuando en respuesta a preguntas de periodistas croatas sobre el hombre en el video, llegaron al pueblo de Sidski Banovci y detuvieron a un hombre. La policía no dio a conocer su nombre.

14 de junio de 2005
©new york times
©traducción mQh


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