madre entre testigos
[Shaila Dewan] Jurado escucha testimonio de madre de activista asesinado en 1964.
Filadelfia, Massachusetts, Estados Unidos. El 21 de junio de 1964, Andrew Goodman escribió una postal. "Queridos mamá y papá, he llegado a salvo a Meridian, Mississippi. Es una ciudad maravillosa, y el tiempo es perfecto. Me gustaría que estuvierais aquí. La gente de esta ciudad es maravillosa, y nos recibieron muy bien. Cariños, Andy".
Pero esa noche murió, asesinado por miembros del Klan que estaban enfurecidos de que llegaran extraños a su estado a fomentar la integración racial. La madre de Goodman, Carolyn Goodman, leyó el viernes la postal en voz alta en el banquillo de los testigos, declarando contra Edgar Ray Killen, del que los fiscales dicen que orquestó los asesinatos de Goodman y otros dos activistas de los derechos civiles, Michael Schwerner y James Earl Chaney.
Era una de los doce testigos, entre ellos un convicto con el uniforme amarillo de preso, declararon el viernes, en rápida sucesión, algunos vivos y otros que sólo existen en papel, como personajes de una novela: miembros del Klan, la esposa del alcaide de la cárcel del pueblo, un feligrés negro, un policía de autopistas. Ahora muertos, estaban representados por el testimonio leído de la transcripción de un juicio federal de 1967 del caso. Los miembros del jurado escucharon sobre políticas del Klan, observaciones que habría hecho Killen sobre las muertes, la hostilidad hacia los agentes del FBI que investigaban el crimen, la captura y encarcelamiento de las víctimas y el hallazgo, 44 días después, de sus cuerpos descompuestos.
Sin embargo, los abogados de Killen dijeron que los fiscales no presentaron pruebas de la culpabilidad de su cliente. "Nadie ha probado que él haya planeado nada", dijo uno, James McIntyre. "Nadie ha probado que haya orquestado nada".
Criticó como particularmente débil el testimonio de Mike Winstead, que está cumpliendo una pena de prisión por violación y declaró después de que se reabriera la investigación de los asesinatos en 1999. Winstead dijo que cuando él tenía 10 años oyó un fragmento de una conversación entre su abuelo y Killen. "Mi abuelo le preguntó si él tenía algo que ver con los chicos asesinados, y él dijo sí y que estaba orgulloso de ello", dijo Winstead.
Durante el interrogatorio, dijo que no había recibido ningún beneficio en forma de dinero o de una reducción de sentencia por declarar. Dijo simplemente que pensaba que lo que había pasado era malo. "Tengo a una hijo peleando en Iraq por lo mismo que mataron a estos chicos", dijo.
Chaney, Schwerner y Goodman trabajaban en Meridian, Mississippi, pero había conducido los alrededor de 50 kilómetros que hay hasta Filadelfia para investigar la quema de una iglesia negra. Fueron parados por exceso de velocidad por Cecil Price, el sheriff y miembro del Klan, que los metió al calabozo el tiempo suficiente para que otros miembros del Klan planearan un ataque. Cuando sheriff Price llegó a la cárcel hacia las 10:30 de esa noche para dejarlos en libertad, les dijo: "Veamos lo rápido que podéis salir de Neshoba", según Minnie Lee Herring, que ayudaba a su marido a administrar la cárcel y cuya declaración de 1967 fue leída en voz alta el viernes.
Los fiscales también presentaron una declaración del difunto James Jordan, un miembro del Klan que contó en 1967 cómo ayudó a Killen a reunir unos hombres después de ser informados por el sheriff Price. Una vez reunidos, dijo Jordan, "el reverendo Killen dijo que ellos tenían encerrados a tres activistas de derechos civiles y que teníamos que darnos prisa y llegar allá, y debíamos recogerles y romperles el culo".
Mientras se preparaban, dijo Jordan: "Dijo que seguiría adelante porque nosotros teníamos que volver allá lo más rápidamente posible de modo que él pudiera ocuparse de arreglar las cosas".
Después de que el grupo se reuniera detrás de la plaza del tribunal, donde ahora se realiza el juicio, Killen les mostró la cárcel y una vieja bodega donde tenían que esperar su presa, de acuerdo a la declaración de Jordan. Luego lo dejaron en una funeraria donde había un funeral, de modo que Killen pudiera tener un alibi, dijo Jordan.
Las dos partes coinciden en que Killen no estuvo presente durante los asesinatos.
Los fiscales Mark Dunca, el fiscal de distrito del condado de Neshoba, y Jim Hood, el fiscal general del estado, también declararon sobre las tácticas del Klan.
Un miembro del Klan del que se leyó su testimonio de 1967, Delmar Dennis, dijo que Killen mismo había explicado los deberes de los miembros del Klan. "Dijo que había cosas que el Klan tenía que hacer y haría y entre ellas estaba quemar cruces, era necesario golpear a algunos y de vez en vez tendría que haber una eliminación", dijo Dennis, cuyas palabras fueron leídas por Duncan.
"¿Qué quiso decir con eliminación?", preguntó Hood, leyendo las palabras del abogado en la transcripción.
"Quiso decir, matar a una persona", respondió Dennis.
Los abogados de Killen preguntaron repetidas veces a los testigos si tenían conocimiento personal de la participación de Killen en el asesinato, y dijeron no todos ellos. También enfatizaron que muchos testigos, incluyendo a Jordan y Dennis, habían sido pagados por el FBI en los años sesenta.
Un testigo que dijo que él no era pagado, era Joseph Hatcher, ex agente de policía de Meridian y miembro del Klan. Dijo que el día del asesinato Killen le dijo dónde habían enterrado a las tres víctimas, en una charca en Old Folly Farm, en las afueras del pueblo. Dos trabajadores en el sitio que descubrieron algo de sangre tuvieron que declarar bajo juramento de secreto y amenazados"dijo Hatcher, 68, que dijo que Killen se lo había contado. Pero en el interrogatorio admitió que nunca vio a Killen dar una orden, y que él no había dicho que él organizó los asesinatos. "Nunca dijo Yo', él dijo Nosotros'", dijo Hatcher.
El testimonio de Goodman terminó repentinamente cuando fue demasiado para ella, diciendo que no sería capaz de soportar todo el juicio. Después dijo sobre su hijo asesinado: "No vino aquí a ser un mártir, vino aquí a ayudar a la gente. Y ahora yo estoy en su lugar".
21 de junio de 2005
18 de junio de 2005
©new york times
©traducción mQh
Pero esa noche murió, asesinado por miembros del Klan que estaban enfurecidos de que llegaran extraños a su estado a fomentar la integración racial. La madre de Goodman, Carolyn Goodman, leyó el viernes la postal en voz alta en el banquillo de los testigos, declarando contra Edgar Ray Killen, del que los fiscales dicen que orquestó los asesinatos de Goodman y otros dos activistas de los derechos civiles, Michael Schwerner y James Earl Chaney.
Era una de los doce testigos, entre ellos un convicto con el uniforme amarillo de preso, declararon el viernes, en rápida sucesión, algunos vivos y otros que sólo existen en papel, como personajes de una novela: miembros del Klan, la esposa del alcaide de la cárcel del pueblo, un feligrés negro, un policía de autopistas. Ahora muertos, estaban representados por el testimonio leído de la transcripción de un juicio federal de 1967 del caso. Los miembros del jurado escucharon sobre políticas del Klan, observaciones que habría hecho Killen sobre las muertes, la hostilidad hacia los agentes del FBI que investigaban el crimen, la captura y encarcelamiento de las víctimas y el hallazgo, 44 días después, de sus cuerpos descompuestos.
Sin embargo, los abogados de Killen dijeron que los fiscales no presentaron pruebas de la culpabilidad de su cliente. "Nadie ha probado que él haya planeado nada", dijo uno, James McIntyre. "Nadie ha probado que haya orquestado nada".
Criticó como particularmente débil el testimonio de Mike Winstead, que está cumpliendo una pena de prisión por violación y declaró después de que se reabriera la investigación de los asesinatos en 1999. Winstead dijo que cuando él tenía 10 años oyó un fragmento de una conversación entre su abuelo y Killen. "Mi abuelo le preguntó si él tenía algo que ver con los chicos asesinados, y él dijo sí y que estaba orgulloso de ello", dijo Winstead.
Durante el interrogatorio, dijo que no había recibido ningún beneficio en forma de dinero o de una reducción de sentencia por declarar. Dijo simplemente que pensaba que lo que había pasado era malo. "Tengo a una hijo peleando en Iraq por lo mismo que mataron a estos chicos", dijo.
Chaney, Schwerner y Goodman trabajaban en Meridian, Mississippi, pero había conducido los alrededor de 50 kilómetros que hay hasta Filadelfia para investigar la quema de una iglesia negra. Fueron parados por exceso de velocidad por Cecil Price, el sheriff y miembro del Klan, que los metió al calabozo el tiempo suficiente para que otros miembros del Klan planearan un ataque. Cuando sheriff Price llegó a la cárcel hacia las 10:30 de esa noche para dejarlos en libertad, les dijo: "Veamos lo rápido que podéis salir de Neshoba", según Minnie Lee Herring, que ayudaba a su marido a administrar la cárcel y cuya declaración de 1967 fue leída en voz alta el viernes.
Los fiscales también presentaron una declaración del difunto James Jordan, un miembro del Klan que contó en 1967 cómo ayudó a Killen a reunir unos hombres después de ser informados por el sheriff Price. Una vez reunidos, dijo Jordan, "el reverendo Killen dijo que ellos tenían encerrados a tres activistas de derechos civiles y que teníamos que darnos prisa y llegar allá, y debíamos recogerles y romperles el culo".
Mientras se preparaban, dijo Jordan: "Dijo que seguiría adelante porque nosotros teníamos que volver allá lo más rápidamente posible de modo que él pudiera ocuparse de arreglar las cosas".
Después de que el grupo se reuniera detrás de la plaza del tribunal, donde ahora se realiza el juicio, Killen les mostró la cárcel y una vieja bodega donde tenían que esperar su presa, de acuerdo a la declaración de Jordan. Luego lo dejaron en una funeraria donde había un funeral, de modo que Killen pudiera tener un alibi, dijo Jordan.
Las dos partes coinciden en que Killen no estuvo presente durante los asesinatos.
Los fiscales Mark Dunca, el fiscal de distrito del condado de Neshoba, y Jim Hood, el fiscal general del estado, también declararon sobre las tácticas del Klan.
Un miembro del Klan del que se leyó su testimonio de 1967, Delmar Dennis, dijo que Killen mismo había explicado los deberes de los miembros del Klan. "Dijo que había cosas que el Klan tenía que hacer y haría y entre ellas estaba quemar cruces, era necesario golpear a algunos y de vez en vez tendría que haber una eliminación", dijo Dennis, cuyas palabras fueron leídas por Duncan.
"¿Qué quiso decir con eliminación?", preguntó Hood, leyendo las palabras del abogado en la transcripción.
"Quiso decir, matar a una persona", respondió Dennis.
Los abogados de Killen preguntaron repetidas veces a los testigos si tenían conocimiento personal de la participación de Killen en el asesinato, y dijeron no todos ellos. También enfatizaron que muchos testigos, incluyendo a Jordan y Dennis, habían sido pagados por el FBI en los años sesenta.
Un testigo que dijo que él no era pagado, era Joseph Hatcher, ex agente de policía de Meridian y miembro del Klan. Dijo que el día del asesinato Killen le dijo dónde habían enterrado a las tres víctimas, en una charca en Old Folly Farm, en las afueras del pueblo. Dos trabajadores en el sitio que descubrieron algo de sangre tuvieron que declarar bajo juramento de secreto y amenazados"dijo Hatcher, 68, que dijo que Killen se lo había contado. Pero en el interrogatorio admitió que nunca vio a Killen dar una orden, y que él no había dicho que él organizó los asesinatos. "Nunca dijo Yo', él dijo Nosotros'", dijo Hatcher.
El testimonio de Goodman terminó repentinamente cuando fue demasiado para ella, diciendo que no sería capaz de soportar todo el juicio. Después dijo sobre su hijo asesinado: "No vino aquí a ser un mártir, vino aquí a ayudar a la gente. Y ahora yo estoy en su lugar".
21 de junio de 2005
18 de junio de 2005
©new york times
©traducción mQh
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