Blogia
mQh

miseria en amsterdam


[Jeroen Trommelen] Se extiende miseria por la ciudad. Cada vez más personas no pueden ya comprar comida y piden ayuda a los Bancos de Alimentos. Holanda entró al reino de los comedores populares.
Amsterdam, Holanda. Hacia las 6 de la tarde, la cola tiene ya 25 metros. A un lado se platica alegremente; al otro, el orgullo llama a silencio. Un hombre se pasea avergonzado. "Sería espantoso que alguien me reconociera", dice Shanti, 32, madre soltera con dos hijos. "Es la segunda vez que vengo, y me muero de vergüenza".
La cola se formó ante el Banco de Alimentos en Amsterdam-Zuidoost, donde se distribuyen paquetes de provisiones a personas que ya no pueden comprar alimentos. Es una forma de beneficencia que ha crecido explosivamente en los últimos tres años, pero donde nadie quiere ser visto.
En 2002 empezó el primer Banco de Alimentos en Rotterdam, seguido de sucursales en -entre otros- La Haya, Brabant Zuidoost y Amsterdam, con un total de 3.000 personas. En algunos locales los paquetes son llevados directamente a casa. Pero ahora que aumenta el número de usuarios, ya no se pueden evitar las colas públicas.
Los que esperan en un tropical jueves noche en el barrio Klieverink en Amsterdam-Zuidoost, son una muestra corriente del distrito donde viven. Hay más extranjeros que nativos blancos, y relativamente muchas mujeres solas. Dick, 56, es uno de los pocos nativos. Es el primero en la cola, pues llegó media hora antes.
Acudió al banco hace dos meses. Se avergüenza. "Pero también trato de no tomarlo muy gravemente. Nunca pensé que terminaría aquí". Hace medio año tenía un buen trabajo como asesor técnico. Tenía un coche de la empresa. "Siempre he trabajado duro y he vivido bien".
Pero entonces se rompió su relación y su pareja lo abandonó, dejándolo con deudas de las que no sabía nada. Tuvo problemas psíquicos, perdió el hilo de su vida. Luego perdió su trabajo. Ahora recibe un subsidio de 720 euros, de los que 560 los destina al alquiler y otros gastos fijos. "Gano 150 euros menos del mínimo y hace tres semanas que no como carne".
Esta noche el paquete de provisiones no incluye carne. Los Bancos de Alimentos dependen de donaciones de fábricas, panaderías y comercios mayoristas. Hoy el paquete contiene, entre otras cosas, pan, mantequilla, verduras, fritos de pollo, un paquete de masa para buñuelos, un paquete de hierbas de aliño, fideos de chocolate, y un paquete de galletas. También incluye un manual de estudios de la Biblia, ‘Rapsodie van Realiteiten', de la Christus Ambassade Hollanda, metido de contrabando por un voluntario religioso.
Pero la ingratitud no corresponde al pobre moderno y Dick no quiere rezongar. "Pero hierbas de aliño y masa de buñuelos, no es realmente algo que necesites. Un paquete fijo con artículos de primera necesidad me parecería mucho mejor".
Shanti, que estudia para azafata de tierra y utiliza el tiempo de espera estudiando sus apuntes, no entiende cabalmente cómo llegó a esta situación. El padre de sus hijos la abandonó, pero eso le pasa a más personas. Entonces contrajo deudas. "Pero no por lo que cree la gente. Nunca he comprado por catálogo. Tengo la deuda de una beca de estudios y un préstamo que usé para remodelar la casa".
En un programa de saneamiento de deudas le quedan 56 euros para sí misma por semana, más 195 euros de asignación familiar que recibe de Hacienda. Para poder acceder a los Bancos de Alimentos una familia de una persona debe ganar menos de 150 euros al mes, después de descontados los gastos fijos.
El punto de apoyo amsterdamés en Zuidoost registró en un abrir y cerrar de ojos a 900 familias, dice la encargada Regina Mac-Nack. "Y hay cada vez más". Entre los usuarios también hay personas con trabajo, que debido a deudas o divorcio han caído por debajo del mínimo. Ahora la gente ya no tiene reservas, como en el pasado. "Otros calculan mal y tienen que aprender a usar el dinero", dice. "No todo el mundo está preparado para eso".

30 de junio de 2005
©volkskrant
©traducción mQh


0 comentarios