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muertes en comisaría


[John F. Burns] Diez sunníes mueren torturados y asfixiados en comisaría tras ser secuestrados en hospital.
Bagdad, Iraq. Los ampliamente temidos comandos policiales iraquíes intentaron el martes explicar cómo al menos 10 hombres y niños árabes sunníes, uno de sólo 17, murieron por asfixia después de que una unidad del comando los capturara en la sala de emergencia de un hospital y los encerrara en una furgoneta policial bajo temperaturas veraniegas de más de 38 grados Celsius.
Mientras los familiares recogían los cuerpos de la principal morgue de Bagdad y los llevaron a un pueblo cerca de Abu Ghraib para su sepultura, el ministro del Interior Bayan Jabr se reunía con dos generales de la policía que dirigen las unidades de comando, preparando una declaración que el despacho de Jabr dijo que se daría a conocer el miércoles.
Uno de los oficiales, el general de brigada Rashid Flaieh, reconoció en una conferencia telefónica que las víctimas murieron por asfixia dentro de lo que describió como "una furgoneta blindada". Pero negó informes de un sobreviviente de que las víctimas habían sido retenidas en la furgoneta durante más de 12 horas, diciendo que habían estado ahí "sólo 2 horas". También rechazó aseveraciones de doctores que examinaron los cuerpos, que las víctimas, además de morir asfixiadas, habían sido torturadas con descargas eléctricas.
"La furgoneta tenía aire acondicionado", dijo, "pero tenían un problema y fue la falta de oxígeno la que causó las muertes".
Para los comandos, muchos de ellos veteranos del ejército, policía y unidades de la inteligencia de Saddam Hussein, el incidente fue el último de una larga serie de incidentes en que han sido acusados de utilizar métodos violentos aprendidos durante los años de terror de Hussein. Los doctores que presenciaron que las víctimas fueron arrastradas desde el hospital, identificaron a los hombres del gobierno como miembros de la notoria Primera Brigada de los comandos, pero el general Flaieh dijo que la unidad implicada era una fuerza de policía paramilitar separada, conocida como Fuerza de Seguridad Especial.
Lo cierto es que las muertes proporcionaron un nuevo revés en las relaciones entre el gobierno de transición respaldado por Estados Unidos, en funciones desde hace 10 semanas, y la minoría árabe sunní del país, que se siente indignada y frustrada por la transferencia del poder a la mayoría chií que representa el nuevo gobierno. Las acusaciones de maltratos a manos de los comandos policiales ha sido uno de los principales obstáculos a los que se enfrenta el nuevo gobierno en sus intentos por atraer a grupos árabes sunníes al proceso de redacción de la nueva constitución y preparando las elecciones en diciembre. Los comandos tienen algunos comandantes sunníes, pero la mayoría de la base son chiíes.
Oficiales americanos involucrados en el proyecto de 11 billones de dólares para adiestrar y equipar al ejército y policía iraquíes han reconocido en privado que conocen instancias en que los comandos de la policía han violando los derechos de los detenidos utilizando varias formas de maltratos físicos. Un oficial veterano dijo que los comandantes americanos han insistido a generales iraquíes que los abusos hacen el juego de los insurgentes y deberían parar. "Pero a fin de cuentas, esta es una guerra iraquí, y los iraquíes la van a hacer a su modo", dijo el oficial, en una conversación a la que accedió a condición de no ser mencionado.
Muchos de los maltratos fueron reportados en un informe emitido en enero por Human Rigths Watch, que concluyó que las fuerzas de seguridad iraquíes estaban cometiendo "torturas y otros maltratos sistemáticamente".
Entre estos incluyó atiborrar a los detenidos "en pequeñas celdas donde sólo pueden estar parados" y privar a los detenidos de alimento y agua. El informe dijo que otras técnicas de torturas utilizadas por las fuerzas iraquíes incluían descargas eléctricas en partes sensible del cuerpo, incluyendo los lóbulos y los genitales, y golpizas con cables, mangueras y otros implementos.
Entre los grupos sunníes que emitieron amargas protestas el martes por la muerte por sofocación, se encontraban varios que estuvieron estrechamente involucrados en las negociaciones que mitigaron el boicot sunní de las elecciones de enero, agregando 15 árabes sunníes al comité de 55 miembros que redactará la constitución.
Ese acuerdo, concluido la semana pasada, ya ha demostrado su fragilidad, y líderes chiíes, como el primer ministro Ibrahim al-Jafaari se han mostrado ansiosos de limitar las tensiones entre chiíes y sunníes mientras empiezan discusiones sobre temas conflictivos, como el papel del islam en el código penal iraquí y, fuera del proceso de redacción de la constitución, sobre las exigencias sunníes de un calendario para la retirada de las tropas estadounidenses.
Un reñido punto en las versiones de los sucesos del domingo fue qué estaban haciendo en Bagdad los hombres que murieron. Personeros de un importante grupo sunní, la Asociación de Clérigos Musulmanes, declararon el martes que habían hablado con un superviviente, al que identificaron como Diya Adnan Saleh, que dijo que él era uno de los 12 albañiles de Abu Ghraib, que había llegado a Bagdad en un minibús el domingo temprano y se había dirigido hacia un sitio en el distrito de Amariya donde contratistas de la construcción contrataban a gente para trabajos ocasionales. Funcionarios del grupo de clérigos se negaron a proporcionar una dirección de contacto para Saleh, diciendo que se encontraba entre los deudos que asisten a los funerales en el pueblo de Krosheen, cerca de Abu Ghraib.
Los funcionarios dijeron que el minibús que transportaba a los hombres, incluyendo a tres estudiantes de la secundaria, uno de ellos de 17, cuatro estudiantes universitarios y un hombre más adulto con dos de sus hijos, fue atacado con armas de fuego por tropas iraquíes en Amariya.
Según otra versión, de un agente de policía que dijo que había hablado con algunos de los comandos después de que las víctimas murieran sofocadas, dijo que el fuego provino de tropas americanas después de que un convoy de todoterrenos Humvee hubiera sido impactado por una bomba improvisada. Un portavoz de la Tercera División de Infantería, responsable de la seguridad de Bagdad, dijo que no había informaciones sobre ningún incidente en el que hubieran participado tropas americanas en Amariya, el domingo.
Pero el general Flaieh, el funcionario policial, insistió en que los hombres en el minibús eran insurgentes que habían huido de Amariya después de ser atacados por tropas iraquíes que les provocaron tres bajas, incluyendo un hombre que murió.
Funcionarios del ministerio del Interior que dijo que estaban al tanto de una investigación sobre la muerte de los hombres, y que habló a condición de no ser nombrado, observaron que las víctimas provenían de dos tribus árabes sunníes, los Dulaimi y los Zobaa, que han estado profundamente implicadas en la resistencia. Los funcionarios también observaron que el área de Abu Ghraib, de donde son los hombres, ha sido un importante bastión de la resistencia. Todas las versiones concuerdan en que después del tiroteo, el minibús condujo unos 11 kilómetros de vuelta, a través del noroeste de Bagdad, al Hospital Noor en Shuala, un distrito predominantemente chií cercano a Abu Ghraib. El general Flaieh dijo que hombres de la Unidad Especial de Seguridad, con bajas propias después del tiroteo de los americanos en Amariya, llegaron poco después y fueron informados por guardias del hospital de que en el pabellón de emergencia se estaba tratando a unos insurgentes heridos.
"Cuando entraron los comandantes al pabellón con los hombres heridos, reconocieron las caras y ropas de algunos de ellos y dijeron que eran los que les habían atacado", dijo el doctor Khudair Abbas Muhammad, el director del hospital.
"En ese momento, algunos de los hombres de Abu Ghraib empezaron a correr", dijo, "pero los comandos los persiguieron y se armó un caos. Finalmente, los comandos los capturaron a todos, incluyendo a los heridos, y se los llevaron. Eso era todo lo que sabíamos, hasta que oímos que los cadáveres de la mayoría de ellos fueron entregados el lunes al Hospital Yarmouk, en Bagdad".
Un agente de una unidad policial asignada al Hospital Yarmouk, que pidió guardar el anonimato por temor a represalias, dijo que un oficial de los comandos policiales de la Primera Brigada, el coronel Muhammad Hmood, llegó al hospital el domingo por la noche, unas 14 horas después de las detenciones en el Hospital Noor. El agente dijo que el coronel Hmood condujo a los asistentes a cuatro furgonetas Chevrolet cerradas con ocho cuerpos y cuatro hombres inconscientes, dos de los cuales murieron luego. "El coronel dijo que los hombres eran terroristas que habían atacado a un convoy americano, y que se habían asfixiado por accidente", dijo el agente de policía.
El agente dijo que uno de los hombres que llegaron inconscientes al hospital Yarmouk, pero después se recuperó, era Saleh, el sobreviviente mencionado por la Asociación de Clérigos Musulmanes. "Diya Saleh nos dijo: ‘Los comandos del ministerio del Interior que nos detuvieron en el Hospital Noor, nos metieron a una furgoneta, nos sacaron de ahí y nos torturaron'", dijo el agente. "Llamamos a los doctores para examinar a los hombres que todavía respiraban y luego vino un forense y examinó los cadáveres. Dijo que habían sido torturados, con lesiones causadas por descargas eléctricas".
El lunes antes del alba, dijo el agente de policía, llegaron otros cuatro comandos de la policía, en un sedán negro Daewoo, con tres de ellos con el uniforme negro de los comandos y un cuarto de paisano. El agente dijo que cuando los comandos pidieron saber dónde estaba Saleh, los hombres asignados a la unidad de policía en el hospital pensaron que habían llegado a matarlo, para eliminarlo como testigo. "Así que llamamos a los oficiales de Mahmoun", dijo el agente, mencionando la comisaría local de policía, y "les pedimos que nos ayudaran. Cuando ellos oyeron eso, los comandos desaparecieron".
El agente de policía agregó: "Lo que pasó con esos hombres de Abu Ghraib fue un crimen contra el pueblo iraquí. Cuando los familiares llegaron a recuperar los cuerpos, les oí decir muchas cosas malas sobre la policía. Con crímenes de este tipo, no es difícil entender por qué los insurgentes atacan a la policía. Los que tienen autoridad deberían poner fin a este tipo de crímenes".

Khalid al-Ansary, Layla Isitfan, Thayer Aldaami, Qais Mizher, Ali Adeeb y Mofeed Agha contribuyeron al reportaje de este artículo.

13 de julio de 2005
©new york times
©traducción mQh

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