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supervivientes de saddam


[Qassim Abdul-Zahra y Bassem Mroue] Durante más de 20 años, Khamisa Youssef había soñado con el día en que Saddam Hussein pagara por la muerte de su marido y sus seis hijos. Ahora, dice, ese día está cerca.
Dujail, Iraq. Funcionarios iraquíes anunciaron ayer el primer caso criminal contra Hussein por la masacre en 1982 de aldeanos chiíes, incluyendo a la familia de Khamisa, en esta ciudad a unos 80 kilómetros al norte de Bagdad. El tribunal tiene 45 días para fijar la fecha del juicio.
La represión fue en venganza por un intento de asesinato montado por los aldeanos en la cúspide del poder de Hussein. Investigadores iraquíes dicen que al menos 150 fueron personas asesinadas, pero vecinos de la ciudad dicen que muchos más han desaparecido. Hussein y otros tres acusados de la masacre pueden ser condenados a muerte si se les encuentra culpables.
"No sé si mis hijos participaron en el intento de asesinato", dijo Khamisa, 75, sentada frente a un versión enmarcada del Corán en su modesta casa. "Quiero que matan a Saddam y sus ayudantes del mismo modo que mataron a mis hijos".
Muchos vecinos conservan un profundo odio por Hussein, convencidos de que cualquiera sea la participación de otros, estaban siguiendo sus órdenes.
"Si lo viera ahora, lo mataría con un cuchillo afilado", dijo Khamisa.
"Pero incluso si hago eso", agregó, "seguiré insatisfecha, porque mató a mi marido y a mis hijos".
Ha pasado casi una generación desde los sucesos del 8 de julio de 1982. Sin embargo, para la gente de esta comunidad agrícola, próspera en el pasado, junto a la principal carretera entre Bagdad y Mosul, las imágenes siguen vivas.
Cuando se acercaba la caravana de automóviles para reunirse con líderes tribales, ráfagas de balas estalló desde los palmares en la parte norte de la ciudad. La venganza fue rápida. Helicópteros del ejército iraquí dispararon contra los vecinos. Otros fueron detenidos y encarcelados. Muchos fueron ejecutados.
Khamisa, que se identificó a sí misma sólo con su nombre de pila y el de su padre, como es costumbre en el país, nunca volvió a ver a su marido, Abed Ali Hassan, o sus seis hijos después de que los detuvieran.
Ella pasó cuatro años en la cárcel, dos en la cárcel de Abu Ghraib, y el resto en la cárcel de Nograt Salman, en la frontera saudí.
Los vecinos dicen que la represión fue orquestado por tres matones de Hussein que también serán enjuiciados: su medio hermano, Barzan Ibrahim al-Tikriti; el ex vice-presidente Taha Yassin Ramadan; y Awad Hamad al-Bandar, un ex funcionario baazista.
Un enclave chií en un área predominantemente sunní, Dujail fue un bastión del Partido Dawa, entonces prohibido, que organizó el intento de asesinato y cuyos miembros incluyen al primer ministro Ibrahim al-Jafaari. Dawa se oponía a Hussein por su invasión de las partes dominadas por los chiíes de Iraq en 1980.
"Apoyamos al Partido Dawa y el Consejo Supremo porque luchan contra los baazistas", dijo Abdullah Hikmat, que tenía 6 años en la época de la masacre. "Espero que Saddam y su banda sean ejecutados. Nos robó nuestro dinero y nuestras propiedades.
"Para mí, ejecutar a Saddan es mejor a que nos devuelvan las propiedades robadas".
Con Hussein derrocado y bajo custodia norteamericana, el partido Dawa mantiene una oficina en el centro de la ciudad junto a otro importante partido chií, el Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq.
Muchas tiendas exhiben fotografías de líderes religiosos chiíes, como el gran ayatollah Ali al-Sistani, el difunto Mohammed Baqir al-Hakim, y el fundador del Partido Dawa, Mohammed Baqir al-Sáder, al que el gobierno de Hussein ejecutó en 1980.
"Estamos orgullosos de que esta ciudad será recordada siempre como el lugar donde casi matamos a Saddam en la cúspide de su poder", dijo Kadhim Jaafar Ali, 78, cuyo hijo Karim fue asesinado tras ser acusado de participar en el intento de asesinato.

19 de julio de 2005
©boston globe
©traducción mQh


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