movida de líder zapatista
[James C. McKinley Jr.] México se prepara para la siguiente movida del elusivo líder de los rebeldes zapatistas.
Oventic, México. El letrero en el camino que pasa por este pueblo zapatista, dice "Cerrado por Alerta Roja", y el normalmente ajetreado puñado de tiendas, escuelas, una fábrica de zapatos y una clínica sanitaria, está tranquilo. Los rebeldes enmascarados que normalmente vigilan Oventic han llamado a un encuentro en las selvas del sur de México.
Tras años de relativa calma, la incómoda paz entre el gobierno y los zapatistas ha sido sacudida en los últimos días cuando los líderes rebeldes pusieron a sus fuerzas en alerta máxima, cerraron cinco centros oficiales establecidos en Chiapas en 2003 y emitieron una avalancha de comunicados llamando a la formación de un movimiento político nacional de izquierda.
Aquí en el sureño estado de Chiapas, y en Ciudad de México, la pregunta es: ¿cuáles son los planes del subcomandante Marcos?
Los temores de que los rebeldes pudieran estar planeando una ofensiva o preparándose para un ataque, se evaporaron cuando Marcos, su elusivo líder, declaró la semana pasada desde su escondite en la selva que los zapatistas no tenían la intención de reanudar los enfrentamientos, que terminaron oficialmente en 1995.
Desde entonces, sin embargo, Marcos ha emitido varias desordenadas misivas en internet. La última, el jueves, decía que los rebeldes tratarían de reunir apoyo para un programa de izquierda antes de las elecciones presidenciales de 2006 enviando una delegación de zapatistas por todo el país para unir a trabajadores, abogados y estudiantes de izquierda.
La misión de la delegación será rescribir la constitución y "construir desde abajo a una alternativa de la destrucción neo-liberal y una alternativa de izquierdas para México", escribió Marcos, un académico blanco cuyo nombre real, dicen los funcionarios, es Rafael Sebastián Guillén Vicente, y que saltó a la fama como el enemigo enmascarado del Tratado de Libre Comercio del Atlántico Norte en los años noventa.
La declaración estaba salpicada de frases anticapitalistas y acusaba a los políticos de México de pisotear los intereses de los trabajadores y campesinos en nombre del libre mercado. "Lo que pasa en México es que se ha convertido en un lugar donde la gente nace, y muere, sólo para enriquecer a los extranjeros, principalmente gringos ricos", dijo.
El último comunicado de Marcos terminó con las especulaciones de que pudiera estar tratando de incorporarse a la política convencional como candidato a algún cargo o transformar su banda de rebeldes en un partido político, una extendida teoría en estos días.
Pero deja sin respuesta qué tipo de papel está buscando jugar en la contienda de tres candidatos del próximo año.
Los candidatos más probables son el ex ministro del Interior del partido de centro-derecha del presidente Vicente Fox, el alcalde izquierdista de Ciudad de México y el presidente nacional del partido centrista autoritario que gobernó México durante décadas.
Marcos ha criticado severamente al alcalde de Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, que es el favorito en la mayoría de las encuestas. Los comentarios borraron toda idea de que el ex profesor marxista fuera a apoyar a López Obrador sólo porque sea el candidato más liberal.
Marcos ha demostrado ser maestro manipulador de la opinión pública desde que dirigiera a los zapatistas, un andrajoso ejército de descendientes mayas de las selvas, en una revuelta el Día de Noche Vieja en 1994 contra el capitalismo y el libre comercio.
Un año después, los militares mexicanos empujaron a los insurgentes hacia la reserva natural en las montañas cerca de Guatemala y levantaron más de 100 campos en territorio rebelde. Desde entonces han habido pocos choques, excepto los ataques de grupos paramilitares contra aldeas que apoyan a los zapatistas.
En 2001, los zapatistas marcharon por el país hacia la capital para pedir la aprobación de un proyecto de ley indígena. Pero cuando el congreso aprobó una versión destripada del proyecto, los rebeldes se retiraron hacia las montañas y levantaron gobiernos autónomos en una docena de pueblos.
Desde entonces han establecido cinco gobiernos regionales como el de Oventic, cada uno gobernado por juntas compuestas por representantes de las municipalidades rebeldes. Los centros ofrecen clínicas sanitarias y escuelas, así como mercados para artículos indios, desde zapatos hasta chales.
La estrategia del gobierno de Fox ha sido destinar dinero a proyectos en pueblos donde los zapatistas no tienen control.
En estos días, el territorio antiguamente controlado por los rebeldes en 1994 es una rara mescolanza. El gobierno de Fox controla pueblos justo al lado de municipalidades controladas por los rebeldes, y la enemistad entre pueblos apoyados por el gobierno y pueblos rebeldes se ha agudizado.
Aunque grupos socorristas internacionales quieren continuar pompeando dólares de ayuda en la región zapatista, los pacíficos intentos de los rebeldes se levantar sus propias comunidades utópicas los han sacado de la primera plana nacional.
Marcos y otros líderes rebeldes recapturaron la atención del país el 19 de junio cuando declararon una "alarma roja" y luego se retiraron a la selva para un congreso de seis días sobre cuál sería el paso siguiente.
Carlos Montemayor, escritor de Ciudad de México que simpatiza con los rebeldes, observó que no era la primera vez que el subcomandante Marcos ha manipulado magistralmente una situación para promover su versión de la ideología marxista, sin disparar un tiro.
"Esto no es nada extraordinario", dijo Montemayor. "En los 11 años que han pasado desde la revuelta, los zapatistas han demostrado capacidad de acción política. Creo que lo que viene ahora es una demostración de que todavía tienen esa capacidad".
4 de julio de 2005
©new york times
©traducción mQh
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Tras años de relativa calma, la incómoda paz entre el gobierno y los zapatistas ha sido sacudida en los últimos días cuando los líderes rebeldes pusieron a sus fuerzas en alerta máxima, cerraron cinco centros oficiales establecidos en Chiapas en 2003 y emitieron una avalancha de comunicados llamando a la formación de un movimiento político nacional de izquierda.
Aquí en el sureño estado de Chiapas, y en Ciudad de México, la pregunta es: ¿cuáles son los planes del subcomandante Marcos?
Los temores de que los rebeldes pudieran estar planeando una ofensiva o preparándose para un ataque, se evaporaron cuando Marcos, su elusivo líder, declaró la semana pasada desde su escondite en la selva que los zapatistas no tenían la intención de reanudar los enfrentamientos, que terminaron oficialmente en 1995.
Desde entonces, sin embargo, Marcos ha emitido varias desordenadas misivas en internet. La última, el jueves, decía que los rebeldes tratarían de reunir apoyo para un programa de izquierda antes de las elecciones presidenciales de 2006 enviando una delegación de zapatistas por todo el país para unir a trabajadores, abogados y estudiantes de izquierda.
La misión de la delegación será rescribir la constitución y "construir desde abajo a una alternativa de la destrucción neo-liberal y una alternativa de izquierdas para México", escribió Marcos, un académico blanco cuyo nombre real, dicen los funcionarios, es Rafael Sebastián Guillén Vicente, y que saltó a la fama como el enemigo enmascarado del Tratado de Libre Comercio del Atlántico Norte en los años noventa.
La declaración estaba salpicada de frases anticapitalistas y acusaba a los políticos de México de pisotear los intereses de los trabajadores y campesinos en nombre del libre mercado. "Lo que pasa en México es que se ha convertido en un lugar donde la gente nace, y muere, sólo para enriquecer a los extranjeros, principalmente gringos ricos", dijo.
El último comunicado de Marcos terminó con las especulaciones de que pudiera estar tratando de incorporarse a la política convencional como candidato a algún cargo o transformar su banda de rebeldes en un partido político, una extendida teoría en estos días.
Pero deja sin respuesta qué tipo de papel está buscando jugar en la contienda de tres candidatos del próximo año.
Los candidatos más probables son el ex ministro del Interior del partido de centro-derecha del presidente Vicente Fox, el alcalde izquierdista de Ciudad de México y el presidente nacional del partido centrista autoritario que gobernó México durante décadas.
Marcos ha criticado severamente al alcalde de Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, que es el favorito en la mayoría de las encuestas. Los comentarios borraron toda idea de que el ex profesor marxista fuera a apoyar a López Obrador sólo porque sea el candidato más liberal.
Marcos ha demostrado ser maestro manipulador de la opinión pública desde que dirigiera a los zapatistas, un andrajoso ejército de descendientes mayas de las selvas, en una revuelta el Día de Noche Vieja en 1994 contra el capitalismo y el libre comercio.
Un año después, los militares mexicanos empujaron a los insurgentes hacia la reserva natural en las montañas cerca de Guatemala y levantaron más de 100 campos en territorio rebelde. Desde entonces han habido pocos choques, excepto los ataques de grupos paramilitares contra aldeas que apoyan a los zapatistas.
En 2001, los zapatistas marcharon por el país hacia la capital para pedir la aprobación de un proyecto de ley indígena. Pero cuando el congreso aprobó una versión destripada del proyecto, los rebeldes se retiraron hacia las montañas y levantaron gobiernos autónomos en una docena de pueblos.
Desde entonces han establecido cinco gobiernos regionales como el de Oventic, cada uno gobernado por juntas compuestas por representantes de las municipalidades rebeldes. Los centros ofrecen clínicas sanitarias y escuelas, así como mercados para artículos indios, desde zapatos hasta chales.
La estrategia del gobierno de Fox ha sido destinar dinero a proyectos en pueblos donde los zapatistas no tienen control.
En estos días, el territorio antiguamente controlado por los rebeldes en 1994 es una rara mescolanza. El gobierno de Fox controla pueblos justo al lado de municipalidades controladas por los rebeldes, y la enemistad entre pueblos apoyados por el gobierno y pueblos rebeldes se ha agudizado.
Aunque grupos socorristas internacionales quieren continuar pompeando dólares de ayuda en la región zapatista, los pacíficos intentos de los rebeldes se levantar sus propias comunidades utópicas los han sacado de la primera plana nacional.
Marcos y otros líderes rebeldes recapturaron la atención del país el 19 de junio cuando declararon una "alarma roja" y luego se retiraron a la selva para un congreso de seis días sobre cuál sería el paso siguiente.
Carlos Montemayor, escritor de Ciudad de México que simpatiza con los rebeldes, observó que no era la primera vez que el subcomandante Marcos ha manipulado magistralmente una situación para promover su versión de la ideología marxista, sin disparar un tiro.
"Esto no es nada extraordinario", dijo Montemayor. "En los 11 años que han pasado desde la revuelta, los zapatistas han demostrado capacidad de acción política. Creo que lo que viene ahora es una demostración de que todavía tienen esa capacidad".
4 de julio de 2005
©new york times
©traducción mQh
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1 comentario
chegrego -
La lucha sigue.