los nacional-bolcheviques
[Peter Finn] Payasada política lleva a juicio a miembros del partido bolchevique.
Moscú, Rusia. Un día de este mes, 39 acusados estaban en jaulas colocadas contra la pared de un tribunal moscovita. Los presos, la mayoría de ellos estudiantes adolescentes y entrando en la veintena, eran miembros del Partido Nacional Bolchevique, un grupo radical de oposición con una inclinación a arrojar huevos a los funcionarios, romper las puertas de edificios oficiales y en general mostrando el dedo a las autoridades.
Son acusados de haber provocado "disturbios masivos" en diciembre, después de irrumpir en un salón de recepciones en las oficinas públicas del presidente Vladimir Putin, frente al Kremlin, y de ondear una bandera en la ventana que decía: "¡Putin, Renuncia a Tu Trabajo!"
Pero el procesamiento de los activistas políticos hace parte de una represión más amplia emprendida por el gobierno contra el Partido Nacional Bolchevique, un partido con raíces ultra-nacionalistas que reclama haberse convertido en una fuerza a favor de los cambios democráticos y la justicia social, incluyendo la redistribución de la riqueza.
Los nacional-bolcheviques, cuyo nombre se remonta a los revolucionarios dirigidos por Vladimir I. Lenin, que fundó la Unión Soviética, fueron prohibidos en junio por un tribunal de Moscú. Abogados del partido dijeron que era la primera vez que se había prohibido a un partido desde el derrumbe de la Unión Soviética en 1991. El tribunal resolvió que los nacional-bolcheviques tenían por objetivo un "cambio violento del régimen constitucional".
La Corte Suprema rusa debe decidir el martes próximo sobre la apelación del partido sobre la resolución. "Somos el partido con más coraje, somos los más incontrolados", dijo el líder del grupo, Eduard Limonov, 62, un escritor ruso iconoclasta que enrosca sus canos mostachos dalí mientras habla. "Queremos crear un clima de libertades políticas y por eso estamos molestando al Kremlin. Queremos que se vuelvan locos".
De vez en cuando incluso causan la ira de los abogados que tratan de que no los metan en prisión. Después de que sus abogados presentaran una moción pidiendo la liberación de los 39 acusados, el juez se volvió a los jóvenes detenidos y preguntó si alguno de ellos tenía algo que decir.
Se levantó Julian Ryabtsev, un skinhead con gafas y una camiseta con la incendiaria insignia de su partido, una parodia de la bandera nazi con la hoz y el martillo de la Unión Soviética substituidos por la swástica en un círculo blanco, rodeado de rojo.
"Toda Rusia es una cárcel", dijo Ryabtsev, 23, ex estudiante de teología en un seminario de la Iglesia Ortodoxa rusa, que posee la ciudadanía norteamericana. "No importa dónde vivamos".
Los abogados de la defensa gimotearon y dieron vueltas los ojos. Uno de los fiscales sonrió suavemente. Y la moción fue rechazada rápidamente.
La habilidad del partido para galvanizar a gente joven -dice el partido que tiene 22.000 miembros y cada mes se unen cientos más- ha alarmado al Kremlin, que está crecientemente preocupado de rebeliones juveniles como las que derrocaron los gobiernos de Georgia y Ucrania.
"Es el único partido que defiende a la gente de a pie, el único partido que no tiene miedo", dijo Sergei Karamnov, 28, un paisajista que se unió al partido la semana pasada. Para algunos analistas políticos, el intento del Kremlin de aplastar a los nacional-bolcheviques ha sido contraproducente. "Políticamente, es muy estúpido", dijo Alexander Tarasov, analista del Centro Nueva Sociología y Política Práctica en Moscú. "Si les permitieran inscribirse, no creo que sacaran siquiera un diputado. Pero ahora son símbolo de resistencia y la gente joven les está prestando atención".
Los nacional-bolcheviques se deleitan en travesuras. Los activistas han lanzado mayonesa al presidente de la comisión electoral rusa y arrojado jugo de naranja al director técnico del equipo de fútbol del país, entre otros actos que llaman "terrorismo alimenticio".
Otro grupo de gente joven ocupó el verano pasado las dependencias del ministerio de Salud después de evacuar el edificio cuando llegaron con uniformes falsos y se hicieron pasar por un escuadrón artificiero. Luego arrojaron un retrato de Putin por la ventana.
El estado ha respondido severamente. Unos 50 activistas del partido están en prisión. Y los acusados en el juicio actual pueden ser condenados a ocho años de cárcel por su ocupación de dos horas, que terminó cuando la policía tomó por asalto el edificio.
El partido fue fundado en 1944 por Limonov y otras figuras de lo que llama la vanguardia cultural. La bandera del partido fue tomada de los libros de Limonov y el grupo fue considerado inicialmente como una rareza contracultural con ideas neo-fascistas y ultra-nacionalistas.
Limonov volvió a Rusia después de años de exilio en Estados Unidos y Francia tras el colapso de la Unión Soviética. Trabajó en Manhattan como mayordomo de una familia rica y más tarde volcó sus desaventuras en la ciudad y su cáustica visión del modo de vida americano en novelas semi-autobiográficas como It's Me, Eddie', que fueron aclamadas en París.
Limonov dice ahora que su grupo se ha convertido en un "clásico partido de extrema izquierda" que se despejado de sus orígenes chauvinistas. Sus opositores en el gobierno no están convencidos.
"Si las fuerzas chauvinistas pro-fascistas provocan un surgimiento del extremismo islámico, eso representaría una grave amenaza para nuestro estado multicultural", dijo Vladislav Surkov, subjefe de gabinete en el gobierno de Putin, en una entrevista con la revista alemana Der Spiegel. Y algunos miembros no intentan ocultar su xenofobia. En una reunión del partido en Moscú esta semana, activistas de visita desde Murmansk hablaron duramente sobre los chinos que llegan a la ciudad y quitan trabajo a los rusos.
En 2001 Limonov fue sentenciado a 4 años de cárcel por su participación en lo que el estado dijo que fue un intento de golpe en Kazajistán. Fue dejado en libertad 2 años y medio después, un período durante el cual escribió ocho libros, incluyendo sus reflexiones sobre 52 figuras importantes del mundo, desde Mao a Marilyn Monroe.
"Me puse más sabio y más tolerante", dijo Limonov sobre su tiempo en la cárcel. "La cárcel es una buena escuela de la vida".
Esas opiniones enfurecieron a los padres y amigos de los algunos jóvenes que podrían ser condenados a largas penas de prisión por las payasadas que sueña él. "Estoy muy enfadada con él", dijo Natalia Lind, cuyo hijo de 23 años, Vladimir, ex estudiante de filosofía en San Petersburgo, está en juicio. "Para él, estos niños son como trampolines".
Limonov rechaza la acusación, pero el partido, a espaldas de la determinación de sus activistas de enfrentarse al estado, se ha forjado camino en medio de la fragmentada oposición rusa. Los nacional-bolcheviques forman ahora una floja alianza con la rama juvenil del Partido Comunista Ruso y el reformista partido Yabloko.
Limonov considera a sus jóvenes cargas como la vanguardia de la oposición callejera para las elecciones parlamentarias de 2007 y las elecciones presidenciales en 2008. Dijo que admiraba las tácticas de los manifestantes cuya Revolución Naranja derrocó al antiguo régimen en Ucrania, pero no es partidario del nuevo presidente del país, Viktor Yushchenko".
"Tenemos que enfrentarnos a Putin, y eso es fácil de organizar, pero sólo si se unen las fuerzas de la oposición", dijo Limonov. En respuesta, el Kremlin ha organizado su propio grupo juvenil llamado Nashi, o Nosotros, que los organizadores dicen que saldrán a la calle para defender el orden establecido en la eventualidad de que estallara una revuelta antigubernamental en Rusia.
Limonov se deleita con la idea de una confrontación. Y no se preocupa de que pueda ser condenado otra vez a la cárcel. Riendo, dice: "Todavía tengo mi permiso de residencia".
17 de agosto de 2005
©washington post
©traducción mQh
Son acusados de haber provocado "disturbios masivos" en diciembre, después de irrumpir en un salón de recepciones en las oficinas públicas del presidente Vladimir Putin, frente al Kremlin, y de ondear una bandera en la ventana que decía: "¡Putin, Renuncia a Tu Trabajo!"
Pero el procesamiento de los activistas políticos hace parte de una represión más amplia emprendida por el gobierno contra el Partido Nacional Bolchevique, un partido con raíces ultra-nacionalistas que reclama haberse convertido en una fuerza a favor de los cambios democráticos y la justicia social, incluyendo la redistribución de la riqueza.
Los nacional-bolcheviques, cuyo nombre se remonta a los revolucionarios dirigidos por Vladimir I. Lenin, que fundó la Unión Soviética, fueron prohibidos en junio por un tribunal de Moscú. Abogados del partido dijeron que era la primera vez que se había prohibido a un partido desde el derrumbe de la Unión Soviética en 1991. El tribunal resolvió que los nacional-bolcheviques tenían por objetivo un "cambio violento del régimen constitucional".
La Corte Suprema rusa debe decidir el martes próximo sobre la apelación del partido sobre la resolución. "Somos el partido con más coraje, somos los más incontrolados", dijo el líder del grupo, Eduard Limonov, 62, un escritor ruso iconoclasta que enrosca sus canos mostachos dalí mientras habla. "Queremos crear un clima de libertades políticas y por eso estamos molestando al Kremlin. Queremos que se vuelvan locos".
De vez en cuando incluso causan la ira de los abogados que tratan de que no los metan en prisión. Después de que sus abogados presentaran una moción pidiendo la liberación de los 39 acusados, el juez se volvió a los jóvenes detenidos y preguntó si alguno de ellos tenía algo que decir.
Se levantó Julian Ryabtsev, un skinhead con gafas y una camiseta con la incendiaria insignia de su partido, una parodia de la bandera nazi con la hoz y el martillo de la Unión Soviética substituidos por la swástica en un círculo blanco, rodeado de rojo.
"Toda Rusia es una cárcel", dijo Ryabtsev, 23, ex estudiante de teología en un seminario de la Iglesia Ortodoxa rusa, que posee la ciudadanía norteamericana. "No importa dónde vivamos".
Los abogados de la defensa gimotearon y dieron vueltas los ojos. Uno de los fiscales sonrió suavemente. Y la moción fue rechazada rápidamente.
La habilidad del partido para galvanizar a gente joven -dice el partido que tiene 22.000 miembros y cada mes se unen cientos más- ha alarmado al Kremlin, que está crecientemente preocupado de rebeliones juveniles como las que derrocaron los gobiernos de Georgia y Ucrania.
"Es el único partido que defiende a la gente de a pie, el único partido que no tiene miedo", dijo Sergei Karamnov, 28, un paisajista que se unió al partido la semana pasada. Para algunos analistas políticos, el intento del Kremlin de aplastar a los nacional-bolcheviques ha sido contraproducente. "Políticamente, es muy estúpido", dijo Alexander Tarasov, analista del Centro Nueva Sociología y Política Práctica en Moscú. "Si les permitieran inscribirse, no creo que sacaran siquiera un diputado. Pero ahora son símbolo de resistencia y la gente joven les está prestando atención".
Los nacional-bolcheviques se deleitan en travesuras. Los activistas han lanzado mayonesa al presidente de la comisión electoral rusa y arrojado jugo de naranja al director técnico del equipo de fútbol del país, entre otros actos que llaman "terrorismo alimenticio".
Otro grupo de gente joven ocupó el verano pasado las dependencias del ministerio de Salud después de evacuar el edificio cuando llegaron con uniformes falsos y se hicieron pasar por un escuadrón artificiero. Luego arrojaron un retrato de Putin por la ventana.
El estado ha respondido severamente. Unos 50 activistas del partido están en prisión. Y los acusados en el juicio actual pueden ser condenados a ocho años de cárcel por su ocupación de dos horas, que terminó cuando la policía tomó por asalto el edificio.
El partido fue fundado en 1944 por Limonov y otras figuras de lo que llama la vanguardia cultural. La bandera del partido fue tomada de los libros de Limonov y el grupo fue considerado inicialmente como una rareza contracultural con ideas neo-fascistas y ultra-nacionalistas.
Limonov volvió a Rusia después de años de exilio en Estados Unidos y Francia tras el colapso de la Unión Soviética. Trabajó en Manhattan como mayordomo de una familia rica y más tarde volcó sus desaventuras en la ciudad y su cáustica visión del modo de vida americano en novelas semi-autobiográficas como It's Me, Eddie', que fueron aclamadas en París.
Limonov dice ahora que su grupo se ha convertido en un "clásico partido de extrema izquierda" que se despejado de sus orígenes chauvinistas. Sus opositores en el gobierno no están convencidos.
"Si las fuerzas chauvinistas pro-fascistas provocan un surgimiento del extremismo islámico, eso representaría una grave amenaza para nuestro estado multicultural", dijo Vladislav Surkov, subjefe de gabinete en el gobierno de Putin, en una entrevista con la revista alemana Der Spiegel. Y algunos miembros no intentan ocultar su xenofobia. En una reunión del partido en Moscú esta semana, activistas de visita desde Murmansk hablaron duramente sobre los chinos que llegan a la ciudad y quitan trabajo a los rusos.
En 2001 Limonov fue sentenciado a 4 años de cárcel por su participación en lo que el estado dijo que fue un intento de golpe en Kazajistán. Fue dejado en libertad 2 años y medio después, un período durante el cual escribió ocho libros, incluyendo sus reflexiones sobre 52 figuras importantes del mundo, desde Mao a Marilyn Monroe.
"Me puse más sabio y más tolerante", dijo Limonov sobre su tiempo en la cárcel. "La cárcel es una buena escuela de la vida".
Esas opiniones enfurecieron a los padres y amigos de los algunos jóvenes que podrían ser condenados a largas penas de prisión por las payasadas que sueña él. "Estoy muy enfadada con él", dijo Natalia Lind, cuyo hijo de 23 años, Vladimir, ex estudiante de filosofía en San Petersburgo, está en juicio. "Para él, estos niños son como trampolines".
Limonov rechaza la acusación, pero el partido, a espaldas de la determinación de sus activistas de enfrentarse al estado, se ha forjado camino en medio de la fragmentada oposición rusa. Los nacional-bolcheviques forman ahora una floja alianza con la rama juvenil del Partido Comunista Ruso y el reformista partido Yabloko.
Limonov considera a sus jóvenes cargas como la vanguardia de la oposición callejera para las elecciones parlamentarias de 2007 y las elecciones presidenciales en 2008. Dijo que admiraba las tácticas de los manifestantes cuya Revolución Naranja derrocó al antiguo régimen en Ucrania, pero no es partidario del nuevo presidente del país, Viktor Yushchenko".
"Tenemos que enfrentarnos a Putin, y eso es fácil de organizar, pero sólo si se unen las fuerzas de la oposición", dijo Limonov. En respuesta, el Kremlin ha organizado su propio grupo juvenil llamado Nashi, o Nosotros, que los organizadores dicen que saldrán a la calle para defender el orden establecido en la eventualidad de que estallara una revuelta antigubernamental en Rusia.
Limonov se deleita con la idea de una confrontación. Y no se preocupa de que pueda ser condenado otra vez a la cárcel. Riendo, dice: "Todavía tengo mi permiso de residencia".
17 de agosto de 2005
©washington post
©traducción mQh
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