daneses limitan libertades
[Kevin Sullivan] Dinamarca adopta medidas antiterroristas en medio de preocupación de defensores de las libertades civiles.
Copenhagen, Suecia. Said Mansour, un hombre de complexión delgada y una tupida barba, cree que los musulmanes tienen derecho a matar a americanos en Iraq, dijo, porque "esto es una guerra, no un picnic".
Así, explicó la semana pasada en una entrevista, no vacilaba en bajar y quemar CDs con videos de internet con imágenes de decapitaciones en Iraq y discursos de Abu Musab Zarqawi, el cerebro terrorista detrás de gran parte de la resistencia iraquí.
Ahora la policía danesa intenta convertir a Mansour, 45, un ciudadano danés nacido en Marruecos, en la primera persona en ser acusada bajo una ley antiterrorista aprobada en 2002 que prohíbe la instigación al terrorismo o prestar asistencia a terroristas. Fuentes policiales dijeron que Mansour será probablemente acusado de distribuir CDs que contenían los incendiarios discursos yihadistas y las espeluznantes imágenes.
La ley contiene restricciones de la libertad de expresión que son extraordinarias en un país famoso por su tolerancia de todo punto de vista. Ilustra cómo las democracias en Europa adoptan medidas más severas en una era de creciente violencia terrorista, a pesar de las protestas de que se sacrifican en el proceso las libertades civiles.
Los atentados contra los trenes en Madrid en 2004, que mataron a 191 personas, y los atentados con bomba en Londres el mes pasado, que mataron a 56, incluyendo a los cuatro terroristas, han añadido todavía más urgencia al tema.
"Tenemos que mirar la realidad", dijo Rikker Hvilshoj, ministro de Asilo, Inmigración e Intregración de Dinamarca, observando que algunos han abusado de las garantías de la libertad de expresión de Dinamarca, al fomentar la violencia y los asesinatos. "El día que no tengamos libertad de expresión, habrán ganado los fundamentalistas", dijo. "Por otro lado, no podemos ser ingenuos".
Expertos dicen que el debate sobre cómo equilibrar las protecciones antiterroristas con las libertades individuales es una de las primeras prioridades en el programa de los países europeos. El tema es especialmente intenso en Dinamarca, Italia y Polonia -que tienen tropas en Iraq como parte de la coalición norteamericana y temen que puedan ser los próximos objetivos- y en España, después de los atentados de marzo de 2004.
"Los ánimos han cambiado en Europa y ahora se prefiere más seguridad que antes de los atentados de Londres", dijo Daniel Keohane, investigador del Centro de Reforma Europea de Londres. "Los europeos han sido siempre muy cuidadosos a la hora de limitar las libertades civiles. Pero cuando vives el terrorismo, cambia tu punto de vista".
Francia, que tiene la comunidad musulmana más grande de Europa -6 millones de personas- acaba de anunciar planes para reforzar sus leyes antiterroristas, las más severas de Europa. Gran Bretaña se propone prohibir o deportar a los que inciten al terrorismo, cerrar librerías o templos usados por grupos radicales y penalizar las expresiones que "fomenten, justifiquen o ensalcen" el terrorismo.
Grupos de derechos humanos y líderes musulmanes han calificado esas medidas de demasiado amplias.
"Lo que puede ser visto como ensalzamiento del terrorismo por una persona, puede ser visto como una explicación de las causas del terrorismo por otra", dijo Azzam Tamimi, importante personero de la Asociación Musulmana de Gran Bretaña.
Algunos activistas políticos aquí dijeron que el gobierno estaba pisoteando las garantías de la libertad de expresión contenidas en la constitución danesa.
"Han cruzado la línea", dijo Naser Kahder, 42, miembro del parlamento nacido en Siria que ha sido un declarado opositor de los extremistas musulmanes. "La sociedad debe ser abierta y libre. Si la cierras e impones un montón de restricciones, los terroristas consiguen exactamente lo que quieren".
Pero una encuesta reciente concluyó que un 80 por ciento de los daneses apoyaban las nuevas leyes contra el terrorismo y de control de la inmigración. En Gran Bretaña un 73 por ciento de la gente encuestada por el diario The Guardian a mediados de agosto dijeron que estaban dispuestos a renunciar a algunas libertades para mejorar la situación de seguridad.
"El terrorismo se está acercando", dijo Morten Messerschmidt, miembro del parlamento por el partido anti-inmigración, el Partido del Pueblo Danés. "Primero fue Washington y Nueva York, luego Madrid y ahora Londres. ¿Quién es el siguiente? No hay ninguna duda de que estamos en una situación potencialmente peligrosa, y eso asusta a la gente".
Messerschmidt dijo que restringir la libertad de expresión fue "muy duro y turbador en Inglaterra y otros países que respetan esa libertad, pero es necesario". Dijo que un atentado terrorista en Dinamarca era inevitable. "Tendrías que vivir en un mundo de fantasía para creer que no pasará aquí".
Inmediatamente después de los atentados de Londres, el primer ministro danés Anders Fogh Rasmussen ordenó una revisión de las leyes nacionales sobre seguridad y libertades civiles. "No queremos un estado policial ni una sociedad vigilada", dijo en un reciente programa de radio. "Pero tampoco debemos ser indulgentes".
Muchos países europeos han conocido durante largo tiempo leyes que prohíben el odio racista, una excrecencia de sus experiencias con la Alemania nazi y el Holocausto. Pero analistas dijeron que la nueva ley de expresión de Dinamarca, como parte de un paquete de leyes antiterroristas aprobadas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, estaba en la vanguardia de leyes europeas más severas. La ley que prohíbe la instigación al terrorismo implica una pena de hasta seis años de prisión.
Las leyes antiterroristas danesas también prohíben el financiamiento de grupos radicales y dan a la policía nuevas atribuciones para interceptar electrónicamente a fanáticos sospechosos. Agentes de la policía secreta danesa también han aumentado lo que Hans Jorgen Bonnichsen, comandante del Servicio de Inteligencia y Seguridad danés, calificó de "conversaciones preventivas" con potenciales radicales.
En una entrevista, Bonnichsen dijo que sus agentes realizan una estrecha vigilancia de radicales sospechosos y hacerles saber de vez en vez que están siendo vigilados con el fin de interrumpir sus actividades. Dijo que los agentes de inteligencia trabajan estrechamente con universidades danesas para controlar a los estudiantes nacidos en el extranjero y vigilar actividades sospechosas.
"Hace tres años la gente pensaba que Dinamarca estaba haciendo algo terrible", dijo Hvilshoj, la ministro de Inmigración. Pero con los ánimos cambiantes en Europa, dijo, "eso ha cambiado. La gente mira a Dinamarca de otra manera".
En Dinamarca, como en gran parte de Europa, el temor ante el terrorismo se mezcla a menudo con preocupaciones sobre la inmigración, especialmente la inmigración de musulmanes. En los 25 países de la Unión Europea viven unos 15 millones de musulmanes. Gruesamente, de los 5.4 millones de daneses, 200.000 son musulmanes.
El gobierno derechista de Rasmussen fue elegido en noviembre de 2001, montado en una ola de indignación popular sobre la creciente inmigración. De un día para otro, el gobierno revocó las generosas políticas de inmigración de Dinamarca, reforzando las exigencias para solicitantes de asilo y para residentes extranjeros que tratan de casarse en el extranjero.
Muchos musulmanes ven motivos racistas en las políticas del gobierno danés. ""Los daneses tienen miedo de desaparecer en el océano europeo más grande", dijo Ahmed Abu Laban, uno de los imanes más prominente de Dinamarca. "Quieren que los inmigrantes paguen el precio. Los musulmanes se han convertido en un chivo expiatorio. Tienen miedo de que socavemos su cultura y valores".
Pero funcionarios policiales dijeron que el racismo no tenía nada que ver con la acusación contra Mansour.
Mansour, que llegó para una entrevista con una larga túnica y sandalias, insistió en rezar antes de hablar con el periodista.
Dijo que había llegado a Dinamarca en 1983 para unirse a su hermana, que vivía aquí. Se casó con una danesa al año siguiente; ahora tienen cuatro hijos que asisten a escuelas públicas. Su esposa es una maestra en una escuela pública, pero Mansour dijo que estaba desempleado y cobraba una prestación mensual de unos 1.800 dólares.
Mansour dijo que tenía una vida activa en círculos musulmanes de Dinamarca, distribuyendo casetes y videos de canciones y cuentos musulmanes pacíficos. Negó ser un radical violento, aunque dijo que se "alegró" con los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y admitió que tenía relaciones con otros conocidos radicales de otros países.
Dijo que había sido un amigo cercano del jeque Omar Abdel Rahman, el clérigo que fue condenado en relación con el atentado con bomba en 1993 contra el World Trade Center de Nueva York. Dijo que Abdel Rahman alojó dos veces en su casa en sus visitas a Dinamarca.
Mansour también dijo que estaba en contacto con dos hombres sobre los que las autoridades han dicho que han ayudado o inspirado los atentados del 11 de septiembre de 2001. Uno es Abu Qatada, un clérigo musulmán radical que fue condenado en Jordania por varios atentados con bomba; se encontraron cintas de sus discursos en el apartamento alemán usado por varios de los secuestradores del 11 de septiembre. El otro es Imad Eddin Barakat Yarkas, un sirio acusado en España de haber financiado y apoyado a los atacantes del 11 de septiembre.
Mansour dijo que estaba consciente de que la policía quiere acusarlo. Pero dijo que conocer a gente que ha sido condenada no es ilegal y que distribuir materiales bajados de internet tampoco lo es.
"Lo puede hacer todo el mundo", dijo, afirmando que los funcionarios daneses están "simplemente tratando de mostrar a los norteamericanos que están luchando contra el terrorismo. No tienen a nadie, por eso me utilizan a mí".
1 de septiembre de 2005
©washington post
©traducción mQh
Así, explicó la semana pasada en una entrevista, no vacilaba en bajar y quemar CDs con videos de internet con imágenes de decapitaciones en Iraq y discursos de Abu Musab Zarqawi, el cerebro terrorista detrás de gran parte de la resistencia iraquí.
Ahora la policía danesa intenta convertir a Mansour, 45, un ciudadano danés nacido en Marruecos, en la primera persona en ser acusada bajo una ley antiterrorista aprobada en 2002 que prohíbe la instigación al terrorismo o prestar asistencia a terroristas. Fuentes policiales dijeron que Mansour será probablemente acusado de distribuir CDs que contenían los incendiarios discursos yihadistas y las espeluznantes imágenes.
La ley contiene restricciones de la libertad de expresión que son extraordinarias en un país famoso por su tolerancia de todo punto de vista. Ilustra cómo las democracias en Europa adoptan medidas más severas en una era de creciente violencia terrorista, a pesar de las protestas de que se sacrifican en el proceso las libertades civiles.
Los atentados contra los trenes en Madrid en 2004, que mataron a 191 personas, y los atentados con bomba en Londres el mes pasado, que mataron a 56, incluyendo a los cuatro terroristas, han añadido todavía más urgencia al tema.
"Tenemos que mirar la realidad", dijo Rikker Hvilshoj, ministro de Asilo, Inmigración e Intregración de Dinamarca, observando que algunos han abusado de las garantías de la libertad de expresión de Dinamarca, al fomentar la violencia y los asesinatos. "El día que no tengamos libertad de expresión, habrán ganado los fundamentalistas", dijo. "Por otro lado, no podemos ser ingenuos".
Expertos dicen que el debate sobre cómo equilibrar las protecciones antiterroristas con las libertades individuales es una de las primeras prioridades en el programa de los países europeos. El tema es especialmente intenso en Dinamarca, Italia y Polonia -que tienen tropas en Iraq como parte de la coalición norteamericana y temen que puedan ser los próximos objetivos- y en España, después de los atentados de marzo de 2004.
"Los ánimos han cambiado en Europa y ahora se prefiere más seguridad que antes de los atentados de Londres", dijo Daniel Keohane, investigador del Centro de Reforma Europea de Londres. "Los europeos han sido siempre muy cuidadosos a la hora de limitar las libertades civiles. Pero cuando vives el terrorismo, cambia tu punto de vista".
Francia, que tiene la comunidad musulmana más grande de Europa -6 millones de personas- acaba de anunciar planes para reforzar sus leyes antiterroristas, las más severas de Europa. Gran Bretaña se propone prohibir o deportar a los que inciten al terrorismo, cerrar librerías o templos usados por grupos radicales y penalizar las expresiones que "fomenten, justifiquen o ensalcen" el terrorismo.
Grupos de derechos humanos y líderes musulmanes han calificado esas medidas de demasiado amplias.
"Lo que puede ser visto como ensalzamiento del terrorismo por una persona, puede ser visto como una explicación de las causas del terrorismo por otra", dijo Azzam Tamimi, importante personero de la Asociación Musulmana de Gran Bretaña.
Algunos activistas políticos aquí dijeron que el gobierno estaba pisoteando las garantías de la libertad de expresión contenidas en la constitución danesa.
"Han cruzado la línea", dijo Naser Kahder, 42, miembro del parlamento nacido en Siria que ha sido un declarado opositor de los extremistas musulmanes. "La sociedad debe ser abierta y libre. Si la cierras e impones un montón de restricciones, los terroristas consiguen exactamente lo que quieren".
Pero una encuesta reciente concluyó que un 80 por ciento de los daneses apoyaban las nuevas leyes contra el terrorismo y de control de la inmigración. En Gran Bretaña un 73 por ciento de la gente encuestada por el diario The Guardian a mediados de agosto dijeron que estaban dispuestos a renunciar a algunas libertades para mejorar la situación de seguridad.
"El terrorismo se está acercando", dijo Morten Messerschmidt, miembro del parlamento por el partido anti-inmigración, el Partido del Pueblo Danés. "Primero fue Washington y Nueva York, luego Madrid y ahora Londres. ¿Quién es el siguiente? No hay ninguna duda de que estamos en una situación potencialmente peligrosa, y eso asusta a la gente".
Messerschmidt dijo que restringir la libertad de expresión fue "muy duro y turbador en Inglaterra y otros países que respetan esa libertad, pero es necesario". Dijo que un atentado terrorista en Dinamarca era inevitable. "Tendrías que vivir en un mundo de fantasía para creer que no pasará aquí".
Inmediatamente después de los atentados de Londres, el primer ministro danés Anders Fogh Rasmussen ordenó una revisión de las leyes nacionales sobre seguridad y libertades civiles. "No queremos un estado policial ni una sociedad vigilada", dijo en un reciente programa de radio. "Pero tampoco debemos ser indulgentes".
Muchos países europeos han conocido durante largo tiempo leyes que prohíben el odio racista, una excrecencia de sus experiencias con la Alemania nazi y el Holocausto. Pero analistas dijeron que la nueva ley de expresión de Dinamarca, como parte de un paquete de leyes antiterroristas aprobadas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, estaba en la vanguardia de leyes europeas más severas. La ley que prohíbe la instigación al terrorismo implica una pena de hasta seis años de prisión.
Las leyes antiterroristas danesas también prohíben el financiamiento de grupos radicales y dan a la policía nuevas atribuciones para interceptar electrónicamente a fanáticos sospechosos. Agentes de la policía secreta danesa también han aumentado lo que Hans Jorgen Bonnichsen, comandante del Servicio de Inteligencia y Seguridad danés, calificó de "conversaciones preventivas" con potenciales radicales.
En una entrevista, Bonnichsen dijo que sus agentes realizan una estrecha vigilancia de radicales sospechosos y hacerles saber de vez en vez que están siendo vigilados con el fin de interrumpir sus actividades. Dijo que los agentes de inteligencia trabajan estrechamente con universidades danesas para controlar a los estudiantes nacidos en el extranjero y vigilar actividades sospechosas.
"Hace tres años la gente pensaba que Dinamarca estaba haciendo algo terrible", dijo Hvilshoj, la ministro de Inmigración. Pero con los ánimos cambiantes en Europa, dijo, "eso ha cambiado. La gente mira a Dinamarca de otra manera".
En Dinamarca, como en gran parte de Europa, el temor ante el terrorismo se mezcla a menudo con preocupaciones sobre la inmigración, especialmente la inmigración de musulmanes. En los 25 países de la Unión Europea viven unos 15 millones de musulmanes. Gruesamente, de los 5.4 millones de daneses, 200.000 son musulmanes.
El gobierno derechista de Rasmussen fue elegido en noviembre de 2001, montado en una ola de indignación popular sobre la creciente inmigración. De un día para otro, el gobierno revocó las generosas políticas de inmigración de Dinamarca, reforzando las exigencias para solicitantes de asilo y para residentes extranjeros que tratan de casarse en el extranjero.
Muchos musulmanes ven motivos racistas en las políticas del gobierno danés. ""Los daneses tienen miedo de desaparecer en el océano europeo más grande", dijo Ahmed Abu Laban, uno de los imanes más prominente de Dinamarca. "Quieren que los inmigrantes paguen el precio. Los musulmanes se han convertido en un chivo expiatorio. Tienen miedo de que socavemos su cultura y valores".
Pero funcionarios policiales dijeron que el racismo no tenía nada que ver con la acusación contra Mansour.
Mansour, que llegó para una entrevista con una larga túnica y sandalias, insistió en rezar antes de hablar con el periodista.
Dijo que había llegado a Dinamarca en 1983 para unirse a su hermana, que vivía aquí. Se casó con una danesa al año siguiente; ahora tienen cuatro hijos que asisten a escuelas públicas. Su esposa es una maestra en una escuela pública, pero Mansour dijo que estaba desempleado y cobraba una prestación mensual de unos 1.800 dólares.
Mansour dijo que tenía una vida activa en círculos musulmanes de Dinamarca, distribuyendo casetes y videos de canciones y cuentos musulmanes pacíficos. Negó ser un radical violento, aunque dijo que se "alegró" con los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y admitió que tenía relaciones con otros conocidos radicales de otros países.
Dijo que había sido un amigo cercano del jeque Omar Abdel Rahman, el clérigo que fue condenado en relación con el atentado con bomba en 1993 contra el World Trade Center de Nueva York. Dijo que Abdel Rahman alojó dos veces en su casa en sus visitas a Dinamarca.
Mansour también dijo que estaba en contacto con dos hombres sobre los que las autoridades han dicho que han ayudado o inspirado los atentados del 11 de septiembre de 2001. Uno es Abu Qatada, un clérigo musulmán radical que fue condenado en Jordania por varios atentados con bomba; se encontraron cintas de sus discursos en el apartamento alemán usado por varios de los secuestradores del 11 de septiembre. El otro es Imad Eddin Barakat Yarkas, un sirio acusado en España de haber financiado y apoyado a los atacantes del 11 de septiembre.
Mansour dijo que estaba consciente de que la policía quiere acusarlo. Pero dijo que conocer a gente que ha sido condenada no es ilegal y que distribuir materiales bajados de internet tampoco lo es.
"Lo puede hacer todo el mundo", dijo, afirmando que los funcionarios daneses están "simplemente tratando de mostrar a los norteamericanos que están luchando contra el terrorismo. No tienen a nadie, por eso me utilizan a mí".
1 de septiembre de 2005
©washington post
©traducción mQh
2 comentarios
Joachim -
El Enigma -
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra