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guardias ocupan aeropuerto


[Ellen Knickmeyer y Naseer Nouri] Por disputas por cuentas entre contratistas extranjeros e iraquíes.
Bagdad, Iraq. Una disputa sobre una factura de seguridad de varios millones de dólares, que debe el gobierno iraquí, condujo ayer al cierre del Aeropuerto Internacional de Bagdad y bloqueó la última ruta segura de Iraq hacia el mundo exterior, destacando el desorden en el gobierno del país y las fuerzas de seguridad y espoloneando a las tropas americanas a intervenir para mantener la seguridad.
Con el cierre, los vuelos se unieron a la electricidad, agua potable y seguridad como servicios vitales que escasean en Iraq, dos años y medio después de la invasión norteamericana. Muchos iraquíes y algunos contratistas extranjeros -vitales para la reconstrucción de Iraq- acusaron al gobierno de transición del cierre del aeropuerto.
La disputa gira sobre una factura, ahora de 36 millones de dólares, que debe el anterior gobierno iraquí al Global Strategies Group por la seguridad del aeropuerto. El contrato mensual de 4.5 millones de dólares fue firmado por el gobierno anterior de Iraq y está impago desde enero, mientras el gobierno actual trataba de renegociar la deuda, confirmaron funcionarios iraquíes. El grupo Global, basado en Gran Bretaña, cesó en junio, durante 48 horas, las operaciones en el aeropuerto, por la misma disputa.
Ayer, los contratistas de seguridad de Global mantuvieron sus puestos en torno al aeropuerto, pero devolvieron a los pasajeros -impidiendo los viajes sin dejar de custodiar ni el aeropuerto ni la carretera del aeropuerto, que fue una de las rutas más atacadas de Iraq hasta que los americanos intensificaron su presencia allá, y el aeropuerto, que los rebeldes no han logrado atacar.
"Devuélvase. Hoy no hay vuelos", dijo un guardia de Global, en un puesto de control protegido por sacos de arena y vallas de concreto, a un viajero, un agente de policía con maletas en el portaequipajes del coche y un billete de avión para asistir a un seminario de adiestramiento en Jordania.
"¿Por qué?", preguntó el viajero, exigiendo saber cuándo podría viajar. "No lo sabemos", dijo el guardia. "Sólo queremos que se devuelva".
La noticia cogió a más viajeros por sorpresa; importantes funcionarios iraquíes del ministerio del Transporte, cuando se les llamó pidiéndoles comentarios, dijeron que no sabían nada sobre el asunto.
Esa tarde, tropas americanas instalaron su propio puesto de control improvisado, aparcando sus todoterrenos al otro lado de la carretera del aeropuerto y parando a los vehículos para su identificación. El teniente coronel Steve Boylan, un portavoz americano, dijo que el gobierno iraquí había pedido a los americanos que interviniesen. El ministro suplente de Transporte, Esmat Amer, juró enviar tropas iraquíes para reabrir forzosamente el aeropuerto.
El ministerio envió a su policía, sólo para cancelar la operación cuando llegaron al puesto de control americano. "No queremos crear un conflicto", dijo Amer. Funcionarios del ministerio del Interior aparecieron también brevemente por el puesto de control, dijeron guardias.
Funcionarios de gobierno dijeron durante el día que el aeropuerto se reabriría inminentemente y que recomenzarían los vuelos. Sin embargo, hoy temprano no estaba claro cuándo ocurriría.
El cierre fue más que inconveniente. Los ataques de los rebeldes, el banditismo y los numerosos hombres armados de turbias afiliaciones en las carreteras de Iraq hacen que salir del país sean extremadamente peligroso para iraquíes y casi imposible para los extranjeros. Decepcionados viajeros -incluyendo a padres con hijos que volvían o salían hacia sus destinaciones veraniegas y un doctor que necesitaba enviar a un enfermo de 5 años a India para ser intervenido quirúrgicamente- abrumaron a los agentes de viaje.
"Estamos sufriendo la falta de experiencia de los ministros", dijo Fadhil Mahdi, un comerciante desesperado por internar artículos en el país, en la oficina de su agencia de viajes, adonde había llegado buscando ayuda. "Debieran pensar en la gente que se verá afectada por estas decisiones erróneas".
El cierre tiene el potencial de crear dolores de cabeza a las compañías que tienen negocios en Iraq, dijo Ron Cruse, presidente y director ejecutivo de Logenix International LLC, una firma de logística de Springfield, Virginia, que tiene contratos en Iraq.
Cruse también dijo que estaba preocupado sobre los precedentes que se establecen en los negocios entre ministerios iraquíes y compañías extranjeras en momentos en que los iraquíes están retomando un número creciente de contratos.
Los contratistas, especialmente las firmas de seguridad, juegan un importante papel en Iraq, y su presencia alivia la demanda de reconstrucción de las fuerzas de seguridad iraquíes y las 140.000 tropas estadounidenses en el país.
En Tal Afar, entretanto, la ciudad al nordeste de Iraq, las fuerzas americanas continuaron bombardeando un barrio que se ha convertido en un bastión insurgente. Ataques aéreos por helicópteros de guerra norteamericanos y aviones a chorro mataron a 18 insurgentes sospechosos, dijeron las fuerzas armadas americanas. Las fuerzas americanas e iraquíes han reunido 5.000 tropas en Tal Afar para lo que se espera será un ataque por tierra contra el vecindario. Ayer, las tropas impusieron un toque de queda de 24 horas en la ciudad.
Residentes y empleados de hospitales en Qaim, la ciudad fronteriza al oeste, dijeron que los aviones de guerra bombardearon una casa de seguridad del movimiento de al Qaeda de Abu Musab Zarqawi. Un médico dijo que habían muerto tres milicianos extranjeros y cinco iraquíes.

11 de septiembre de 2005
©boston globe
©traducción mQh

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