el traductor de saddam
[Slobodan Lekic] Emerge de la oscuridad.
Bagdad, Iraq. Una cara familiar es una rareza en el recientemente instalado mando político de Iraq, pero al menos un participante de los debates constitucionales era reconocible para los telespectadores en todo el país.
Sadoun al-Zubaydi, ex traductor oficial de Saddam Hussein y un personaje habitual en las pantallas del televisor durante los frecuentes encuentros del caudillo con dignatarios extranjeros, ha emergido de una auto-impuesta oscuridad tras la caída del dictador, desmintiendo los rumores de que había sido ejecutado, huido del país o incorporado a la autoridad de la ocupación norteamericana.
Casi dos años después de la invasión norteamericana, el articulado y cosmopolita diplomático -considerado uno de los más importantes analistas de política exterior de Iraq- asesora ahora a los negociadores sunníes en las conversaciones sobre la nueva constitución iraquí.
Aunque su actual trabajo como diputado sunní lo pone en contacto con diplomáticos norteamericanos en Bagdad, sigue oponiéndose resueltamente a las políticas del gobierno de Bush en Iraq y Oriente Medio.
"Estamos ocupados por una gran potencia a la que Iraq le interesa un pepino: sólo se ocupa de sus propios intereses", dijo. "Nadie en Iraq cree en la pretensión ideológica de que Estados Unidos está haciendo algo bueno aquí".
Dice que no tiene planes concretos para el futuro, pero espera seguir en la diplomacia o en la universidad.
"Yo soy un hombre de estado, no puedo trabajar para el sector privado", dijo al-Zudbaydi, 57.
Al-Zubaydi volvió al primer plano como asesor de la delegación árabe sunní en las negociaciones constitucionales, que terminaron hace poco en que la constitución fuera adoptada por el bloque mayoritario compuesto por kurdos y árabes chiíes.
Aunque el laico al-Zubaydi se niega a definirse a sí mismo sea como sunní o chií, comparte la oposición sunní a las exigencias kurdas y chiíes de que Iraq -tradicionalmente un estado laico altamente centralizado- sea transformado en una floja, pero pesada federación religiosa.
"El federalismo podría significar la fragmentación y eventual desintegración de Iraq", dijo al-Zubaydi. "Terminamos en una guerra civil como en la antigua Yugoslavia".
Al-Zubaydi, que dice que era un miembro de baja jerarquía del Partido Baaz de Saddam, también se opone a la purga de los baazistas iniciada primero por la ocupación norteamericana y ahora implementada por los chiíes y kurdos, que son los que más sufrieron durante el régimen de Saddam.
Estados Unidos introdujo la política de desbaazificación' poco después de la invasión de 2003 y ha continuado bajo el gobierno actual. Bajo esa política, se prohíbe que cualquiera que haya desempeñado posiciones de autoridad en el partido de Saddam pueda trabajar al servicio del gobierno. Los miembros de base son excluidos.
Al-Zubaydi sostiene que el partido pan-árabe era originalmente un partido socialista laico que se desvió con el gobierno de Saddam.
Sin embargo, al-Zubaydi no critica directamente a Saddam, diciendo solamente que era "espabilado e intelectualmente coherente", pero que sucumbió ante la influencia "de varios factores, principalmente de su familia y de los compinches que lo rodeadan".
"Cuando lo volví a ver a principios de 2002, era un hombre cambiado -mucho menos concentrado", dijo al-Zubaydi.
"Eso es todo lo que diré. Algún día podréis leer todos los detalles en mi libro -si realmente lo escribo".
Dice que no cree en las intenciones de Estados Unidos ahora porque estuvo presente en algunas de las sesiones más cruciales de las negociaciones entre Saddam y enviados de Estados Unidos durante la guerra Irán-Iraq poco antes de la invasión de Kuwait en 1990, la Guerra del Golfo Pérsico de 1991 y nuevamente durante los 18 meses que precedieron la invasión.
"Las reuniones fueron muy reveladoras de la política norteamericana", es su críptico comentario sobre lo que aprendió.
Al-Zubaydi estuvo presente en una crucial reunión entre Saddam y la embajadora estadounidense, April Glaspie, el 25 de julio de 1990, justo antes de la invasión iraquí de Kuwait.
Al-Zubaydi sostiene que durante la discusión Saddam nunca en realidad le habló a Glaspie de sus intenciones de invadir Kuwait. Y cuando el presidente egipcio, Hosni Mubarak, llamó desde el Cairo durante la discusión sobre la crisis, Saddam envió a la embajadora americana a la oficina de un secretario -estaba en el salón de conferencias- de modo que ella no pudiera oír los planes que comunicaba a Mubarak.
Más tarde esa reunión se convirtió en la fuente de una acalorada controversia sobre si Glaspie implicó intencionadamente que Estados Unidos no intervendría si el dictador ocupaba a su diminuto y rico vecino. La transcripción iraquí de ese encuentro dice que Glaspie dijo a Saddam que Washington no apoyaría a ninguna parte en "disputas entre árabes, como su conflicto fronterizo con Kuwait".
Pero de acuerdo a al-Zubaydi, Glaspie no sabía nada sobre los planes de invasión cuando hizo ese comentario. Una semana más tarde, unas 100.000 tropas iraquíes y 300 tanques cruzaron la frontera kuwaití.
Al-Zubaydi, profesor de literatura inglesa educado en Gran Bretaña en la Universidad de Bagdad, sirvió como embajador de Iraq ante Indonesia de 1995 a 2001.
Durante su mandato en Indonesia, Zubaydi estuvo implicado en dos choques diplomáticos con la entonces ministro de Asuntos Exteriores, Madeleine Albright, y Paul Wolfowitz, que más tarde se convertiría en el principal arquitecto de la invasión de Iraq.
Los episodios -durante los cuales Zubaydi atacó las sanciones respaldadas por Estados Unidos contra Iraq que, de acuerdo a informes de Naciones Unidas, resultaron en la muerte de miles de niños- le hizo ganar el apodo de La Voz de los Árabes' en Yakarta. La Voz de los Árabes, o Saut el-Arab, del Cairo, era un programa de radio salvajemente popular que proclamaba la unidad árabe y la oposición al dominio extranjero durante los años cincuenta y sesenta.
Al-Zubaydi dijo que le había sorprendido recibir una llamada a mediados de 2003 de la entonces presidente de Indonesia, Megawati Sukarnoputri, que le dijo que le habían contado que lo habían ejecutado.
"Le dijo que no, que había estado en casa esperando que las cosas se calmaran después de la invasión".
11 de septiembre de 2005
©new york post
©traducción mQh
Sadoun al-Zubaydi, ex traductor oficial de Saddam Hussein y un personaje habitual en las pantallas del televisor durante los frecuentes encuentros del caudillo con dignatarios extranjeros, ha emergido de una auto-impuesta oscuridad tras la caída del dictador, desmintiendo los rumores de que había sido ejecutado, huido del país o incorporado a la autoridad de la ocupación norteamericana.
Casi dos años después de la invasión norteamericana, el articulado y cosmopolita diplomático -considerado uno de los más importantes analistas de política exterior de Iraq- asesora ahora a los negociadores sunníes en las conversaciones sobre la nueva constitución iraquí.
Aunque su actual trabajo como diputado sunní lo pone en contacto con diplomáticos norteamericanos en Bagdad, sigue oponiéndose resueltamente a las políticas del gobierno de Bush en Iraq y Oriente Medio.
"Estamos ocupados por una gran potencia a la que Iraq le interesa un pepino: sólo se ocupa de sus propios intereses", dijo. "Nadie en Iraq cree en la pretensión ideológica de que Estados Unidos está haciendo algo bueno aquí".
Dice que no tiene planes concretos para el futuro, pero espera seguir en la diplomacia o en la universidad.
"Yo soy un hombre de estado, no puedo trabajar para el sector privado", dijo al-Zudbaydi, 57.
Al-Zubaydi volvió al primer plano como asesor de la delegación árabe sunní en las negociaciones constitucionales, que terminaron hace poco en que la constitución fuera adoptada por el bloque mayoritario compuesto por kurdos y árabes chiíes.
Aunque el laico al-Zubaydi se niega a definirse a sí mismo sea como sunní o chií, comparte la oposición sunní a las exigencias kurdas y chiíes de que Iraq -tradicionalmente un estado laico altamente centralizado- sea transformado en una floja, pero pesada federación religiosa.
"El federalismo podría significar la fragmentación y eventual desintegración de Iraq", dijo al-Zubaydi. "Terminamos en una guerra civil como en la antigua Yugoslavia".
Al-Zubaydi, que dice que era un miembro de baja jerarquía del Partido Baaz de Saddam, también se opone a la purga de los baazistas iniciada primero por la ocupación norteamericana y ahora implementada por los chiíes y kurdos, que son los que más sufrieron durante el régimen de Saddam.
Estados Unidos introdujo la política de desbaazificación' poco después de la invasión de 2003 y ha continuado bajo el gobierno actual. Bajo esa política, se prohíbe que cualquiera que haya desempeñado posiciones de autoridad en el partido de Saddam pueda trabajar al servicio del gobierno. Los miembros de base son excluidos.
Al-Zubaydi sostiene que el partido pan-árabe era originalmente un partido socialista laico que se desvió con el gobierno de Saddam.
Sin embargo, al-Zubaydi no critica directamente a Saddam, diciendo solamente que era "espabilado e intelectualmente coherente", pero que sucumbió ante la influencia "de varios factores, principalmente de su familia y de los compinches que lo rodeadan".
"Cuando lo volví a ver a principios de 2002, era un hombre cambiado -mucho menos concentrado", dijo al-Zubaydi.
"Eso es todo lo que diré. Algún día podréis leer todos los detalles en mi libro -si realmente lo escribo".
Dice que no cree en las intenciones de Estados Unidos ahora porque estuvo presente en algunas de las sesiones más cruciales de las negociaciones entre Saddam y enviados de Estados Unidos durante la guerra Irán-Iraq poco antes de la invasión de Kuwait en 1990, la Guerra del Golfo Pérsico de 1991 y nuevamente durante los 18 meses que precedieron la invasión.
"Las reuniones fueron muy reveladoras de la política norteamericana", es su críptico comentario sobre lo que aprendió.
Al-Zubaydi estuvo presente en una crucial reunión entre Saddam y la embajadora estadounidense, April Glaspie, el 25 de julio de 1990, justo antes de la invasión iraquí de Kuwait.
Al-Zubaydi sostiene que durante la discusión Saddam nunca en realidad le habló a Glaspie de sus intenciones de invadir Kuwait. Y cuando el presidente egipcio, Hosni Mubarak, llamó desde el Cairo durante la discusión sobre la crisis, Saddam envió a la embajadora americana a la oficina de un secretario -estaba en el salón de conferencias- de modo que ella no pudiera oír los planes que comunicaba a Mubarak.
Más tarde esa reunión se convirtió en la fuente de una acalorada controversia sobre si Glaspie implicó intencionadamente que Estados Unidos no intervendría si el dictador ocupaba a su diminuto y rico vecino. La transcripción iraquí de ese encuentro dice que Glaspie dijo a Saddam que Washington no apoyaría a ninguna parte en "disputas entre árabes, como su conflicto fronterizo con Kuwait".
Pero de acuerdo a al-Zubaydi, Glaspie no sabía nada sobre los planes de invasión cuando hizo ese comentario. Una semana más tarde, unas 100.000 tropas iraquíes y 300 tanques cruzaron la frontera kuwaití.
Al-Zubaydi, profesor de literatura inglesa educado en Gran Bretaña en la Universidad de Bagdad, sirvió como embajador de Iraq ante Indonesia de 1995 a 2001.
Durante su mandato en Indonesia, Zubaydi estuvo implicado en dos choques diplomáticos con la entonces ministro de Asuntos Exteriores, Madeleine Albright, y Paul Wolfowitz, que más tarde se convertiría en el principal arquitecto de la invasión de Iraq.
Los episodios -durante los cuales Zubaydi atacó las sanciones respaldadas por Estados Unidos contra Iraq que, de acuerdo a informes de Naciones Unidas, resultaron en la muerte de miles de niños- le hizo ganar el apodo de La Voz de los Árabes' en Yakarta. La Voz de los Árabes, o Saut el-Arab, del Cairo, era un programa de radio salvajemente popular que proclamaba la unidad árabe y la oposición al dominio extranjero durante los años cincuenta y sesenta.
Al-Zubaydi dijo que le había sorprendido recibir una llamada a mediados de 2003 de la entonces presidente de Indonesia, Megawati Sukarnoputri, que le dijo que le habían contado que lo habían ejecutado.
"Le dijo que no, que había estado en casa esperando que las cosas se calmaran después de la invasión".
11 de septiembre de 2005
©new york post
©traducción mQh
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