simpática, lista, guapa
[Stephanie Rosenbloom] Esa chica te hace perder la cabeza.
La mujer de largo pelo negro sacudía su cara pálida mientras bailaba punk rock en el bar. Parecía ser el alma de la fiesta. No sabía que estaba causando un enamoramiento femenino. Susan Buice la estaba mirando, y estaba locamente prendida.
Buice, 26, y la bailarina (en realidad, una diseñadora de ropa) vivían casualmente en el mismo edificio de apartamentos de Brooklyn, de modo que Buice, cineasta, pudo más tarde absorber muchos otros aspectos del escurridizo, aunque femenino estilo de su vecina: sus collares de oro, sus chaquetas a medida, su gafas de sol oscuras y grandes, y su perfume Christian Dior.
"A su lado me pongo nerviosa inmediatamente", dijo Buice. "Empiezo a tartamudear, y es absolutamente porque pienso que es super simpática".
Buice, que vive con su novio, llama a su atracción un enamoramiento femenino, una frase que muchas mujeres en los veinte y treinta usan en la conversación, publican en bitácoras en internet y leen en revistas. Se refiere a esa ferviente infatuación que desarrolla una mujer heterosexual por otra que parece inverosímilmente sofisticada, talentosa, guapa o competente. Y mientras un enamoramiento femenino no es, en su definición informal, de naturaleza sexual, los sentimientos que desencadena -la excitación, nerviosismo, curiosidad- son muy parecidos a los que acompañan a los nuevos romances.
No es un fenómeno nuevo. Las mujeres, especialmente jóvenes, han tenido siempre esos sentimientos de admiración entre ellas. Los científicos sociales sospechan que esas emociones son parte de la naturaleza femenina, sentimientos que la evolución puede haber favorecido debido a que han contribuido a crear vínculos entre ellas y a trabajar en cooperación. Lo que es nuevo es la disposición de la actual generación a expresar su ardor francamente.
"Históricamente, hablar sobre ese tipo de sentimientos ha tenido altos y bajos", dice Paula J. Caplan, socióloga que este otoño enseñará sobre psicología del sexo y género en Harvard. Las mujeres no han sido tan francas en expresar sus enamoramientos durante varias generaciones, dijo Caplan.
El fenómeno no ha sido muy estudiado, pero algunos cientistas sociales dicen que están contentos de que ahora se discuta más, porque puede ser una ventana a la maduración emocional de la mujer.
"Es un poco como cuando estás en la escuela primaria, y te enamoras por primera vez de alguien", dice Leslie Hunt, 34, que dirige un programa de prácticas de arte en Nueva York y que una vez tuvo un arrebato tan fuerte con una mujer que se puso a sudar en su presencia.
Sin embargo, un enamoramiento es una forma relativamente suave de la infatuación. Hay gente que se ha matado por amor, dice Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers que escrito extensamente sobre el amor humano. Recordad Romeo y Julieta. Con un enamoramiento femenino, dijo Fischer, "no te matas porque no quiera saltar a la comba contigo". Por esa razón, los enamoramientos femeninos pueden proporcionar a las mujeres experiencias seguras y valiosas en las emociones amorosas.
Fisher, autora de Why We Love: The Nature and Chemistry of Romantic Love', dijo que los enamoramientos femeninos son tan naturales como cualquier otro tipo de amor. Pero son románticos, sin ser sexuales. El amor y el deseo son impulsos distintos, dijo Fischer.
Este fue uno de los hallazgos que hicieron ella y sus colegas de Facultad de Medicina Albert Einstein y de la Universidad del Estado en Stony Brook cuando analizaron los escáneres cerebrales de personas entre los 18 y 26 años que estaban viviendo un nuevo romance. El amor y el deseo, se constató, se distribuyen en varias partes diferentes del cerebro.
"En el sistema cerebral el amor romántico está relacionado con la energía intensa, la energía focalizada, las cosas obsesivas -un puñado de características que puedes sentir no solamente hacia tu pareja", dijo Fischer, agregando que "hay muchas razones para pensar que las chicas se pueden enamorar de otras sin sentir nada sexual hacia ellas, sin la intención de casarse con ellas".
Wendy Lim, 26, estudiante de la Harvard Business School, tuvo esos sentimientos hace algo de un año cuando conoció a otra joven en un bar de Boston. La mujer era franca y extrovertida, y cuando terminó la noche, Lim quería desesperadamente volver a hablar con ella. "Recuerdo que al final de la noche le quería pedir su número de teléfono", dijo Lim, que se sentía cohibida de preguntárselo. "Yo no le pediría el número a un tipo".
Resultó que la mujer le pidió a Lim su número de teléfono. Las dos volvieron a verse y el enamoramiento de Lim floreció rápidamente en amistad, una amistad que las mujeres ahora valoran.
Los enamoramientos son normalmente efímeros, y a menudo la infatuación se convierte de este modo en amistad. Lisa Lerer, periodista, y Laila Hlass, estudiante de derecho, ambas de 25 y ambas de Nueva York, empezaron su amistad hace varios años con un enamoramiento mutuo. "Todavía estamos enamoradas", dijo Lerer, "pero el período de cortejo ya terminó".
Tammea Tyler, 28, subdirectora de los servicios de desarrollo infantil de la YMCA del Greater New York, tuvo un enamoramiento que parece como si pronto hará el cambio. El objeto de su infatuación es una colega, Denise Zimmer, alta personera de operaciones de gobierno, 48.
Tyler dijo que admira la inteligencia y entereza. "Conoce de verdad sus materias y hay algo casi sensual sobre eso", dijo Tyler. "Hay algo simplemente sensual y potente".
Zimmer, cuando una periodista le contó sobre los sentimientos de Tyler, dijo: "Yo estaba muy sorprendida. A veces, cuando no tienes una relación directa con alguien, realmente no sabes cómo te están mirando".
Y mientras Zimmer no dijo que hubiera un enamoramiento mutuo, dijo que piensa que Tyler es talentosa y experta y que "es excitante trabajar con alguien que tiene el mismo tipo de interés". Agregó: "Es respeto mutuo".
Una vez que se detecta el enamoramiento, puede cambiar la dinámica de la relación. "Creo que seré más sensible y más centrada en compartir cosas con ella de lo que la ayudaré a alcanzar algunas de sus metas", dijo Zimmer.
Sin embargo, a veces, un enamoramiento femenino es tan fuerte que transforma el objeto de afecto en algo incómodo, acabando con la posibilidad de la amistad.
Jane Weeks, 44, artista independiente y directora creativa de Trucktee, California, sabe lo que es ser el objeto de enamoramiento de otra mujer. Ha conocido a mujeres que han adoptado ansiosamente sus gustos en comidas y decoración interior, sus colores favoritos, hasta su peluquero. "Al principio es halagüeño que las inspires", dijo. "Pero cuando repiten como loros partes de ti misma, se convierte en extremadamente incómodo".
Weeks, una mujer de exteriores, ha caminado a través de los Andes desde Argentina a Chile, dijo que algunas mujeres están más enamoradas de lo que ella representa -"la elegancia del National Geographic"- que de ella misma. "Cuando estás en un pedestal, no hay otro camino que descender", dijo. "Y arriba es solitario. No puedes compartir tus flaquezas".
Pepper Schwartz, profesora de sociología en la Universidad de Washington y el experta en relaciones en PerfectMatch.com, dijo que había sido un objeto frecuente de enamoramientos -de sus estudiantes. Algunas lo dejan en evidencia llevando obsequios, incluyendo pendientes, flores e incluso poemas. Pero Schwartz no estimula a sus alumnas a que la miren con los ojos enturbiados. Preferiría que la pidieran ayuda sobre el desarrollo de sus carreras.
"Eres una heroína porque piensan que has hecho algo inimaginable, poderoso", dijo Schwartz. "Tu trabajo es mostrarles que ellos también poseen algo igualmente único".
Quizás la última vez que jóvenes mujeres estuvieron tan dispuestas a admitir su atracción por otras fue en el siglo 19. "Cuando Louisa May Alcott estaban escribiendo, las mujeres se escribían ese tipo de cartas", dijo Caplan. "Escribieron: Te extraño desesperadamente. Me gustaría abrazarte y hablar contigo toda la noche'". Referirse a otra mujer como un enamoramiento femenino, dijo, es similar a la conducta de la gente en el siglo 19.
Pero esas expresiones apasionadas de afecto eran poco comunes, por ejemplo, en los años sesenta y setenta, cuando la homofobia era todavía más desatada que ahora, dijo Caplan. Las mujeres a menudo se mostraron incómodas a la hora de admitir los fuertes sentimientos que sentían por otras, temiendo que sus emociones fueran lésbicas, dijo. Y esas mismas mujeres, ahora mayores, todavía pueden sentir vergüenza de expresar sus emociones hacia otras. "Las mujeres de mi edad dirán más probablemente "yo adoro', o aprecio', a mis amigas, no que estás enamoradas de una chica", dijo.
En cuanto a los hombres, en la medida en que sientan esas emociones entre ellos, Caplan dijo que es menos probable que los expresen que las mujeres. No son educados para mostrar sus emociones. "¿Un hombre hablando de emociones con otro hombre? Con eso se sonsacan los sentimientos homofóbicos de todo el mundo, y eso es porque no se supone que los hombres hablen de sentimientos en absoluto", dijo Caplan.
Susan Malsbury, 24, que vive en Brooklyn y es una agente de contrataciones para bandas, dijo que debido a que el enamoramiento femenino tiene el potencial se convertirse en una parte importante de una vida, no puede sino sentir un dejo de excitación cuando conoce a una mujer fascinante para agregar a su colección de enamoramientos.
"Son mejores que los enamoramientos masculinos", dijo Malsbury, con más de un dejo de malicia en sus palabras. "No tienes que romper con ellos después de dos semanas".
11 de agosto de 2005
©http://www.nytimes.com/2005/08/11/fashion/thursdaystyles/11CRUSH.html?8hpib=&pagewanted=all
©traducción mQh
Buice, 26, y la bailarina (en realidad, una diseñadora de ropa) vivían casualmente en el mismo edificio de apartamentos de Brooklyn, de modo que Buice, cineasta, pudo más tarde absorber muchos otros aspectos del escurridizo, aunque femenino estilo de su vecina: sus collares de oro, sus chaquetas a medida, su gafas de sol oscuras y grandes, y su perfume Christian Dior.
"A su lado me pongo nerviosa inmediatamente", dijo Buice. "Empiezo a tartamudear, y es absolutamente porque pienso que es super simpática".
Buice, que vive con su novio, llama a su atracción un enamoramiento femenino, una frase que muchas mujeres en los veinte y treinta usan en la conversación, publican en bitácoras en internet y leen en revistas. Se refiere a esa ferviente infatuación que desarrolla una mujer heterosexual por otra que parece inverosímilmente sofisticada, talentosa, guapa o competente. Y mientras un enamoramiento femenino no es, en su definición informal, de naturaleza sexual, los sentimientos que desencadena -la excitación, nerviosismo, curiosidad- son muy parecidos a los que acompañan a los nuevos romances.
No es un fenómeno nuevo. Las mujeres, especialmente jóvenes, han tenido siempre esos sentimientos de admiración entre ellas. Los científicos sociales sospechan que esas emociones son parte de la naturaleza femenina, sentimientos que la evolución puede haber favorecido debido a que han contribuido a crear vínculos entre ellas y a trabajar en cooperación. Lo que es nuevo es la disposición de la actual generación a expresar su ardor francamente.
"Históricamente, hablar sobre ese tipo de sentimientos ha tenido altos y bajos", dice Paula J. Caplan, socióloga que este otoño enseñará sobre psicología del sexo y género en Harvard. Las mujeres no han sido tan francas en expresar sus enamoramientos durante varias generaciones, dijo Caplan.
El fenómeno no ha sido muy estudiado, pero algunos cientistas sociales dicen que están contentos de que ahora se discuta más, porque puede ser una ventana a la maduración emocional de la mujer.
"Es un poco como cuando estás en la escuela primaria, y te enamoras por primera vez de alguien", dice Leslie Hunt, 34, que dirige un programa de prácticas de arte en Nueva York y que una vez tuvo un arrebato tan fuerte con una mujer que se puso a sudar en su presencia.
Sin embargo, un enamoramiento es una forma relativamente suave de la infatuación. Hay gente que se ha matado por amor, dice Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers que escrito extensamente sobre el amor humano. Recordad Romeo y Julieta. Con un enamoramiento femenino, dijo Fischer, "no te matas porque no quiera saltar a la comba contigo". Por esa razón, los enamoramientos femeninos pueden proporcionar a las mujeres experiencias seguras y valiosas en las emociones amorosas.
Fisher, autora de Why We Love: The Nature and Chemistry of Romantic Love', dijo que los enamoramientos femeninos son tan naturales como cualquier otro tipo de amor. Pero son románticos, sin ser sexuales. El amor y el deseo son impulsos distintos, dijo Fischer.
Este fue uno de los hallazgos que hicieron ella y sus colegas de Facultad de Medicina Albert Einstein y de la Universidad del Estado en Stony Brook cuando analizaron los escáneres cerebrales de personas entre los 18 y 26 años que estaban viviendo un nuevo romance. El amor y el deseo, se constató, se distribuyen en varias partes diferentes del cerebro.
"En el sistema cerebral el amor romántico está relacionado con la energía intensa, la energía focalizada, las cosas obsesivas -un puñado de características que puedes sentir no solamente hacia tu pareja", dijo Fischer, agregando que "hay muchas razones para pensar que las chicas se pueden enamorar de otras sin sentir nada sexual hacia ellas, sin la intención de casarse con ellas".
Wendy Lim, 26, estudiante de la Harvard Business School, tuvo esos sentimientos hace algo de un año cuando conoció a otra joven en un bar de Boston. La mujer era franca y extrovertida, y cuando terminó la noche, Lim quería desesperadamente volver a hablar con ella. "Recuerdo que al final de la noche le quería pedir su número de teléfono", dijo Lim, que se sentía cohibida de preguntárselo. "Yo no le pediría el número a un tipo".
Resultó que la mujer le pidió a Lim su número de teléfono. Las dos volvieron a verse y el enamoramiento de Lim floreció rápidamente en amistad, una amistad que las mujeres ahora valoran.
Los enamoramientos son normalmente efímeros, y a menudo la infatuación se convierte de este modo en amistad. Lisa Lerer, periodista, y Laila Hlass, estudiante de derecho, ambas de 25 y ambas de Nueva York, empezaron su amistad hace varios años con un enamoramiento mutuo. "Todavía estamos enamoradas", dijo Lerer, "pero el período de cortejo ya terminó".
Tammea Tyler, 28, subdirectora de los servicios de desarrollo infantil de la YMCA del Greater New York, tuvo un enamoramiento que parece como si pronto hará el cambio. El objeto de su infatuación es una colega, Denise Zimmer, alta personera de operaciones de gobierno, 48.
Tyler dijo que admira la inteligencia y entereza. "Conoce de verdad sus materias y hay algo casi sensual sobre eso", dijo Tyler. "Hay algo simplemente sensual y potente".
Zimmer, cuando una periodista le contó sobre los sentimientos de Tyler, dijo: "Yo estaba muy sorprendida. A veces, cuando no tienes una relación directa con alguien, realmente no sabes cómo te están mirando".
Y mientras Zimmer no dijo que hubiera un enamoramiento mutuo, dijo que piensa que Tyler es talentosa y experta y que "es excitante trabajar con alguien que tiene el mismo tipo de interés". Agregó: "Es respeto mutuo".
Una vez que se detecta el enamoramiento, puede cambiar la dinámica de la relación. "Creo que seré más sensible y más centrada en compartir cosas con ella de lo que la ayudaré a alcanzar algunas de sus metas", dijo Zimmer.
Sin embargo, a veces, un enamoramiento femenino es tan fuerte que transforma el objeto de afecto en algo incómodo, acabando con la posibilidad de la amistad.
Jane Weeks, 44, artista independiente y directora creativa de Trucktee, California, sabe lo que es ser el objeto de enamoramiento de otra mujer. Ha conocido a mujeres que han adoptado ansiosamente sus gustos en comidas y decoración interior, sus colores favoritos, hasta su peluquero. "Al principio es halagüeño que las inspires", dijo. "Pero cuando repiten como loros partes de ti misma, se convierte en extremadamente incómodo".
Weeks, una mujer de exteriores, ha caminado a través de los Andes desde Argentina a Chile, dijo que algunas mujeres están más enamoradas de lo que ella representa -"la elegancia del National Geographic"- que de ella misma. "Cuando estás en un pedestal, no hay otro camino que descender", dijo. "Y arriba es solitario. No puedes compartir tus flaquezas".
Pepper Schwartz, profesora de sociología en la Universidad de Washington y el experta en relaciones en PerfectMatch.com, dijo que había sido un objeto frecuente de enamoramientos -de sus estudiantes. Algunas lo dejan en evidencia llevando obsequios, incluyendo pendientes, flores e incluso poemas. Pero Schwartz no estimula a sus alumnas a que la miren con los ojos enturbiados. Preferiría que la pidieran ayuda sobre el desarrollo de sus carreras.
"Eres una heroína porque piensan que has hecho algo inimaginable, poderoso", dijo Schwartz. "Tu trabajo es mostrarles que ellos también poseen algo igualmente único".
Quizás la última vez que jóvenes mujeres estuvieron tan dispuestas a admitir su atracción por otras fue en el siglo 19. "Cuando Louisa May Alcott estaban escribiendo, las mujeres se escribían ese tipo de cartas", dijo Caplan. "Escribieron: Te extraño desesperadamente. Me gustaría abrazarte y hablar contigo toda la noche'". Referirse a otra mujer como un enamoramiento femenino, dijo, es similar a la conducta de la gente en el siglo 19.
Pero esas expresiones apasionadas de afecto eran poco comunes, por ejemplo, en los años sesenta y setenta, cuando la homofobia era todavía más desatada que ahora, dijo Caplan. Las mujeres a menudo se mostraron incómodas a la hora de admitir los fuertes sentimientos que sentían por otras, temiendo que sus emociones fueran lésbicas, dijo. Y esas mismas mujeres, ahora mayores, todavía pueden sentir vergüenza de expresar sus emociones hacia otras. "Las mujeres de mi edad dirán más probablemente "yo adoro', o aprecio', a mis amigas, no que estás enamoradas de una chica", dijo.
En cuanto a los hombres, en la medida en que sientan esas emociones entre ellos, Caplan dijo que es menos probable que los expresen que las mujeres. No son educados para mostrar sus emociones. "¿Un hombre hablando de emociones con otro hombre? Con eso se sonsacan los sentimientos homofóbicos de todo el mundo, y eso es porque no se supone que los hombres hablen de sentimientos en absoluto", dijo Caplan.
Susan Malsbury, 24, que vive en Brooklyn y es una agente de contrataciones para bandas, dijo que debido a que el enamoramiento femenino tiene el potencial se convertirse en una parte importante de una vida, no puede sino sentir un dejo de excitación cuando conoce a una mujer fascinante para agregar a su colección de enamoramientos.
"Son mejores que los enamoramientos masculinos", dijo Malsbury, con más de un dejo de malicia en sus palabras. "No tienes que romper con ellos después de dos semanas".
11 de agosto de 2005
©http://www.nytimes.com/2005/08/11/fashion/thursdaystyles/11CRUSH.html?8hpib=&pagewanted=all
©traducción mQh
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