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investigan a guardias privados


[T. Christian Miller] En Iraq, los guardias de seguridad privados en entredicho.

Bagdad, Iraq. En Iraq, los guardias de seguridad privados se han visto involucrados en decenas de tiroteos, sin ser llevados a juicio a pesar de que se ha determinado que en al menos una ocasión provocaron una muerte cuando no respetaron los procedimientos apropiados –según entrevistas y documentos obtenidos por Times.
En lugar de eso, los guardias de seguridad sospechosos de conductas imprudentes son enviados a casa, a veces con la anuencia de oficiales estadounidenses, aumentando los interrogantes sobre su grado de responsabilidad y alimentando un intenso resentimiento entre los iraquíes.
En Iraq se encuentran miles de guardias privados fuertemente armados, bajo contrato con el gobierno norteamericano y compañías privadas. La conducta de ese personal de seguridad ha sido uno de los temas más polémicos en la reconstrucción de Iraq. La semana pasada un diario británico publicó un llamado video de trofeo que muestra a guardias privados en Iraq disparando contra vehículos civiles mientras escuchan una canción de Elvis.
Los guardias operan en un área legal turbia. De acuerdo a una ordenanza emitida por la Autoridad Provisional de la Coalición instituida por Estados Unidos que gobernó Iraq hasta junio de 2004, los guardias sospechosos de mala conducta deben ser enjuiciados en sus países de origen. Los contratistas son inmunes ante los tribunales iraquíes y de momento no han sido juzgados en Estados Unidos, dejando pocas opciones a los iraquíes que buscan justicia por tiroteos injustificados.
"Qué crimen cometió mi hijo?", preguntó Zahra Ridha, madre de un chico de 19 que fue atacado y asesinado en mayo por guardias de seguridad. "¿Nos merecemos esto?" Empleados de la industria dicen que algunos contratistas han iniciado programas de indemnización voluntariamente, pero no existe un sistema formal parecido al que opera cuando hay tropas americanas involucradas.
Las fuerzas armadas norteamericanas cuentan con una comisión que revisa las demandas de reparación y efectúa pagos cuando se determina que soldados americanos han cometido errores al abrir fuego sobre propiedades o personas. Tropas norteamericanas acusadas de disparar contra iraquíes pueden enfrentarse a juicios en tribunales militares. Más de 20 miembros de las fuerzas armadas han sido acusados de crímenes que resultaron en la muerte de iraquíes, y al menos 10 han sido condenados. Un funcionario del ministerio de Justicia, que pidió no ser identificado debido a que no es un portavoz autorizado, dijo que la ausencia de juicios de contratistas reflejaba la pobre supervisión de los oficiales norteamericanos en Iraq, que no están obligados a informar sobre conductas delictivas.
"Toda vez que se reúne un grupo numeroso de gente en algún lugar, empiezan a ocurrir cosas malas", dijo el funcionario.
Un sondeo del Times de casi 200 informes sobre "incidentes graves" entregados por firmas de seguridad privadas desde noviembre de 2004 muestra que el 11 por ciento de los incidentes involucró a guardias que dispararon contra vehículos civiles a los que consideraron como una amenaza.
Los informes no indican si los tiroteos fueron considerados justificados y contienen poca información sobre el destino de los ocupantes de los vehículos. Los informes, entregados voluntariamente al Pentágono, dicen que los guardias no fueron atacados desde los vehículos, pero dispararon contra ellos porque creyeron que eran terroristas suicidas.
Cerca de un 20 por ciento de los informes involucraron a guardias que dijeron que fueron atacados por tropas norteamericanas aparentemente en casos de confusión de identidades. Los guardias en Iraq viajan a menudo en vehículos sin matrícula y no cuentan con comunicaciones fiables con las unidades militares.
La mayoría del resto de los informes contienen horrorosos relatos de ataques insurgentes contra guardias, desde bombas en la berma de las carreteras, emboscadas, ataques con lanzagranadas, morteros y fuego de ametralladoras.
Los informes, que fueron dados a conocer en respuesta a una petición del Times en virtud de la Ley de Libertad de Información, representan solo una pequeña parte de los incidentes graves registrados por el Pentágono desde que se empezara a llevar la cuenta en 2004.
El ministerio de Defensa ha rechazado una petición del Times de que proveyera los nombres de los guardias de seguridad privados en los informes y todavía no ha sacado a la luz un número indeterminado de informes adicionales. El Times ha presentado una demanda federal con el fin de obtener la publicación de todos esos informes y las identidades de las compañías de seguridad.
Las firmas de seguridad proveen guardias armados para proteger a funcionarios norteamericanos y a contratistas privados que operan en Iraq.
Aunque la mayoría son pagados con fondos oficiales, ninguna agencia norteamericana se ocupa de su control.
El año pasado el Pentágono calculó que había unas 60 firmas operando en Iraq con unos 20 mil empleados.
Desde 2003, las firmas han recibido al menos 766 millones de dólares en contratos, de acuerdo a un reciente informe de la Contraloría del Gobierno.
En el mejor de los casos, los guardias de seguridad son antiguos soldados de las fuerzas especiales altamente adiestrados cuyo profesionalismo ha salvado innumerables vidas. Su presencia aligera la necesidad de tropas norteamericanas adicionales.
Funcionarios de la industria defienden su desempeño en Iraq. Los rebeldes atacan frecuentemente conduciendo coches llenos de explosivos contra convoyes que trasladan a funcionarios. Un guardia de seguridad tiene solo unos minutos para decidir si un vehículo que se aproxima está siendo conducido por un insurgente o por un iraquí inocente, dijeron. Los guardias de seguridad "no quieren disparar contra gente inocente", dijo Lawrence Peters, ex director de la Asociación de Compañías Privadas de Seguridad de Iraq, una asociación del ramo. "Pero estamos en una zona de guerra, y se cometen errores".
En el peor de los casos, dicen los críticos, los guardias son mercenarios caros e implacables que complican la misión de Estados Unidos en Iraq.
Un equipo de guardias privados para proteger a un solo funcionario norteamericano puede costar hasta 5 mil dólares al día. Firmas de seguridad que operan en Iraq han sido acusadas de fraude y de haber chocado con fuerzas estadounidenses.
"La abrumadora mayoría de estos guardias son altamente profesionales y disciplinados", dijo un funcionario norteamericano que trabajó en Iraq. "Pero si sólo el 1 por ciento es malo, tendrás personajes viciosos que pueden causar daño".
Han muerto en Iraq más de 400 contratistas, muchos de ellos guardias de seguridad, de acuerdo a estadísticas recientes del ministerio del Trabajo.
Al mismo tiempo, los guardias han matado a un número desconocido de iraquíes durante enfrentamientos con insurgentes, accidentes en carretera y tiroteos accidentales, de acuerdo a archivos y entrevistas.
La conducta a veces agresiva de los guardias privados ha creado una fuente de indignación por la presencia estadounidense en Iraq.
Innumerables iraquíes han tenido que soportar la humillación de verse obligados a parar o a salirse del camino para dejar el paso a todoterrenos sin matrícula, llenos de hombres blandiendo armas y gesticulando amenazadoramente.
"Este no es un modo particularmente efectivo de ganarse los corazones y la mente de los iraquíes", dijo Joshua Schwartz, do-director del programa gubernamental de adquisiciones de la Universidad George Washington. "Los contratistas hacen más difícil la misión de los militares estadounidenses en Iraq".
Un incidente en mayo ilustra la situación.
Robert J. Callahan, reiniciando su gira como portavoz de la embajada estadounidense en Iraq, volvía a sus oficinas en la Zona Verde –bajo control norteamericano- cuando su convoy viró hacia una amplia arteria que cruza el barrio de Masbah de Bagdad, dijeron oficiales estadounidenses y testigos iraquíes entrevistados por el Times.
En ese mismo momento, Mohammed Nouri Hattab, 32, se dirigía hacia el norte en su Opel. Estaba ganándose unos dólares como taxista, llevando a dos pasajeros que había recogido momentos antes.
Hattab levantó la vista y vio un convoy de cinco coches salir velozmente de una calle lateral frente a él.
Empezó a aminorar para detenerse a unos 15 metros del convoy cuando oyó un estallido de fuego de ametralladoras, dijo.
Las balas atravesaron el capó de su Opel, dijo Hattab, le perforaron la espalda y agujerearon el pecho de Yas Ali Mohammed Yassiri, que estaba en el asiento de atrás, matándolo. El segundo pasajero libró sin heridas graves. El convoy continuó a toda velocidad, dejando un caos tras su paso.
"No hubo ningún disparo de advertencia. Fue un ataque repentino", dijo Hattab, un hombre delgado que ya no puede mover libremente su brazo derecho.
Hattab contó que era la tercera vez desde la invasión americana de 2003 que los estadounidenses le habían disparado. En la primera ocasión, las tropas norteamericanas que dispararon por error contra él le pidieron más tarde disculpas, contó.
Esta vez, dijo, se ha visto involucrado en una interminable lucha legal por una indemnización, rebotando entre tribunales iraquíes y funcionarios estadounidenses. A Hattab, empleado del ministerio del Petróleo ahora con permiso de incapacidad, le han reducido el salario a la mitad, a 51 dólares al mes.
"Pensábamos que los americanos nos traerían libertad. Se deshicieron de Saddam", dijo Hattab. "Pero han pasado tres años y no ha pasado nada.
¿Dónde está la libertad?"
A la familia de su pasajero, Yassiri, no le ha ido mejor. El recién casado de 19 años, un chií de un barrio pobre de Nayaf, estaba de viaje en Bagdad.
En su casa de dos habitaciones en una polvorienta calle de tierra, los miembros de la familia dijeron que recién se enteraron de que Yassiri había sido matado por guardias privados y no por soldados estadounidenses cuando se los dijo un periodista del Times. Les habían dicho que Yassiri había muerto a manos de soldados norteamericanos.
"Vivimos en la pobreza y en la opresión durante la era de Saddam y cuando desapareció esperábamos lo contrario", dijo Adil Jasi, 26, un amigo de la familia. "Yo digo que la situación es la misma o incluso peor. Las tropas americanas llegaron para ocuparnos y alcanzar sus metas. Los iraquíes no les interesamos".
Funcionarios del ministerio de Relaciones Exteriores no respondieron a las peticiones de que comentaran el incidente. Pero un funcionario estadounidenses informado del caso dijo que los funcionarios de la embajada habían estudiado el tiroteo y concluido que los empleados de la firma de seguridad involucrada, la Blackwater USA de Carolina del Norte, no habían actuado de acuerdo a los procedimientos normales.
El funcionario norteamericano dijo que dos empleados de la firma habían disparado. Blackwater se negó a comentar sobre el tema.
Un ex funcionario norteamericano reconoció que esos tiroteos perjudican la imagen de Estados Unidos en Iraq. Sin embargo, dijo que los estadounidenses deben depender de guardias de seguridad para movilizarse en Iraq, debido a que los militares están concentrados en la lucha anti-insurgente.
"Cuando pasa algo como esto, la gente se pierde la confianza. Es un riesgo que hay que tomar en cuenta", dijo el funcionario, pero pidió la reserva de su identidad debido a que no está autorizado para hablar con la prensa. "No hay una buena respuesta".
No está clara la extensión del problema. Los informes entregados al Times son de valor limitado debido a que el Pentágono sólo ha dado a conocer una muestra. Sin embargo, ofrecen una mirada en el caos que reina en las calles iraquíes. Varios informes documentan choques con iraquíes que no vieron o ignoraron a los convoyes de seguridad. En un caso, un contratista obligó a un coche con un hombre, una mujer y un niño iraquíes a salir de la carretera, haciéndoles chocar contra un árbol. Se desconoce si hubo heridos. El convoy "apenas advirtió" al coche, dijo el informe que un guardia de seguridad que presenció el incidente. Fue "un ejemplo de normas de operación no profesionales".
Los contratistas que abrieron fuego contra vehículos iraquíes lo hicieron habitualmente después de que los conductores no acataran los signos de advertencia tales como la mano empuñada, indican los informes.
En febrero un contratista informó que había disparado contra un Opel Negro después de que el conductor no acatara los signos de mano y un disparo de advertencia. Los guardias dispararon 23 balazos con una ametrallador PKM rusa y nueve rondas de un AK-47 contra el coche.
"Tuvimos que disparar directamente contra el coche", escribió el contratista, agregando con evidente sorpresa. "Pero el conductor del Opel negro sobrevivió".

Borzou Daragahi en Bagdad y Saad Fakhrildeen en Nayaf y Asmaa Waguih en Bagdad contribuyeron a este reportaje.

4 de diciembre de 2005
©los angeles times
©traducción mQh

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