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no pueden parar la música


[Ali Akbar] Jóvenes iraníes frente a la prohibición de escuchar música occidental.
Teherán, Irán. Hace veinte años, durante el frenesí de la revolución islámica, una joven cruzó las calles de la capital iraní haciendo tronar ‘Hotel California’, de los Eagles, desde los altavoces de su coche. Hoy, ese acto podría implicar su detención por la policía.
Para Pari Mahmoudi, que creció en una época en que muchas de las restricciones de la revolución de 1979 habían sido dejadas de lado o eran ignoradas, la nueva prohibición de la música occidental decretada la semana pasada por el conservador presidente de Irán, es demasiado ridícula como para ser verdad. "No hay que tomar en serio a ese hombre", se burló el martes la chica de 25, refiriéndose al presidente Mahmoud Ahmadinejad.
Pero algunos temen que el decreto dictado por Ahmadinejad el 19 de diciembre augure más medidas semejantes. El decreto afecta sólo a la radio y televisión estatales. Sin embargo, algunos temen que sea sólo el primer paso para ampliar las restricciones impuestas después de la revolución, que prohibían toda la música popular -incluyendo la iraní- por considerarlas "poco islámicas". La represión afectó a tiendas de discos, músicos e incluso a la música que escuchaba la gente en sus casas o coches.
"Estamos preocupados sobre las políticas culturales de este gobierno", dijo Hamid Vafaei, director de una escuela de música en Teherán. "La historia ha demostrado que las políticas restrictivas no duran mucho tiempo. Una de las razones que explica la fuga de cerebros del país son las restricciones impuestas al país por el gobierno".
Ahmadinejad fue elegido en junio después de prometer que retornaría a los valores de la revolución del ayatollah Ruhollah Khomeini. De momento, sus posturas archiconservadoras se han reflejado más en su política exterior, adoptando una línea dura en las negociaciones nucleares con Europa y escandalizando a Occidente con una serie de comentarios anti-israelíes.
En Washington, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Sean McCormack, dijo que la prohibición demuestra que Ahmadinejad "está llevando a Irán a 180 grados de donde se encuentra el resto del mundo".
Ahmadinejad ha purgado los ministerios gubernamentales, remplazando a los pragmáticos del anterior gobierno reformista con antiguos comandantes militares y líderes religiosos conservadores.
Pero de momento, su gobierno no ha intentado de desmantelar las libertades que recuperaron los iraníes durante los siete años del gobierno reformista. Aunque llevar el velo es obligatorio y se ha prohibido el maquillaje pesado, las calles de Teherán se ven llenas de mujeres maquilladas con pañuelos transparentes que apenas si cubren su pelo.
La prohibición de vender música de cantantes femeninas no se ha implementado durante años.
Muchos piensan que es inconcebible que el gobierno esté tratando de imponer nuevamente esas restricciones.
"Este presidente habla como si estuviera viviendo en la Edad de Piedra. Tiene que entender que no puede decidir qué debe o no debe escuchar la gente", dijo Mohammed Reza Hosseinpour mientras revisaba una tienda de música en Teherán. El guitarrista iraní Babak Riahipour dijo que una restricción más amplia sobre la música no podía ser implementada debido a que el acceso de los iraníes al mundo exterior a través de internet y de la televisión por satélite es mucho más fácil que en los ochenta.
"Quizás Ahmadinejad no conoce suficientemente bien su propia sociedad... especialmente a los jóvenes", dijo Riahiapour. "Siempre podemos conseguir la música que queremos en algún lugar. La sacamos de internet, la conseguimos en el mercado negro en Teherán, en cualquier parte".
En Irán, la música, películas y ropa occidental se encuentran ampliamente disponibles. Los videos y DVDés de contrabando prohibidos por el estado, se pueden encontrar en el mercado negro. Las antenas parabólicas salpican los tejados de la capital, y la prohibición que pesa sobre ellos es rara vez implementada.
Todavía más popular que la música occidental es la música pop iraní, y muchos iraníes traen música de bandas y cantantes de Los Angeles y otros centros de exiliados iraníes. Hay algunas discotecas clandestinas en Teherán y la música es central en las bodas y fiestas, donde hombres y mujeres bailan juntos.
Todo eso estaba estrictamente prohibido durante el auge de la revolución, cuando la imposición de una "moral islámica" era parte clave del gobierno de Khomeini. La policía detenía los coches para registrarlos a la búsqueda de casetes musicales, destruir los que encontraban y a veces arrestar a los que eran sorprendidos escuchando música. Las estaciones de radio y televisión controladas por el estado, que empezaron a incluir poco a poco números del pop occidental en su programación, sólo emitieron música iraní el día después de la elección de Ahmadinejad.
Para algunos iraníes, las nuevas reglas sólo quieren decir que las emisoras nacionales serán aburridas.
"Los programas estaban empezando a mejorar, y ahora las autoridades están asustadas", dijo Akram Azizi, ama de casa de Teherán. "Si se impone la prohibición, las radios y televisión estatal se quedarán sin audiencia".
27 de diciembre de 2005

©http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2005/12/25/AR2005122500690.html

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