romeo y julieta en peligro
[Somini Sengupta] El Kama Sutra no dice nada sobre eso, pero en India la policía no lo permite.
Hari Kumar contribuyó a este reportaje.
4 de enero de 2006
Meerut, India. Una fría tarde de invierno en esta pequeña y poco pintoresca ciudad del norte de India, varias parejas -algunas casadas, otras no- se sentaron en los bancos de un bien mantenido parque que lleva por nombre el del más famoso defensor de la no-violencia, Mohandas K. Ghandi.
Al poco rato llegó un grupo de agentes de policía con las porras en la mano, seguido de las cámaras de televisión del telediario. Agarraron a las parejas por el cuello, como si fueran gatos molestos, y les golpearon con sus manos. Las jóvenes protegieron sus caras con sus chales. Los hombres se cubrieron de las cámaras.
Aparentemente en un intento de reprimir lo que la policía considera una exhibición de afecto pública indecente entre parejas no casadas, la escena en el Parque Ghandi transmitida por televisión a todo el país fue un terrible tiro por la culata. Desencadenó una avalancha de críticas contras la brutalidad policial, empujó al menos a una pareja de jóvenes no casados a escapar de casa por unos días, y reveló una profunda división de nociones sobre las costumbres sociales y los derechos individuales en una conservadora franja de India donde las generaciones jóvenes están peleando por un cambio.
"Es una violación de nuestros derechos básicos a la libertad", gritó Vikas Garg, 21, estudiante universitario de comunicación de masas en la Universidad de Chaudhry Charan Singh local, días después del ataque. "Somos libres de sentarnos donde queramos".
Los agentes de policía de Meerut admitieron que algunos agentes habían reaccionado de manera exagerada. Pero también defendieron sus acciones. Las parejas estaban sentadas en "poses inaceptables", dijo una insolente Mamta Gautan, una agente de policía acusada de las golpizas, incluyendo a algunos con sus cabezas en el regazo de sus parejas. Sí, prosiguió Gautam, había golpeado a algunos que habían tratado de escapar cuando la policía preguntó sus nombres y domicilio. "Si no hubieran estado haciendo algo ilegal, ¿por qué querían escapar?", preguntó la policía en una entrevista. "No creo que esté mal lo que hicimos".
Hacia el fin de semana, mientras aumentaba la indignación pública, Gautam y otros tres agentes, incluyendo al jefe de policía de la ciudad, fueron suspendidos a la espera de una investigación interna.
En una sociedad donde las citas se miran con recelo, los parques públicos siguen siendo uno de los pocos lugares en que las parejas pueden disfrutar de algo de intimidad, desde hablar y acariciarse, hasta besuquearse con abandono bajo la ramas de árboles frondosos. Aunque sea en un parque público a plena luz del día, el romance antes del matrimonio sigue siendo tabú en la India provincial, que es porqué el espectáculo del Parque Ghandi dio tanto que hablar: ser expulsado de este modo, y aparecer en televisión nacional, provoca una enorme vergüenza a tu familia y a ti mismo.
Tan alarmante, de hecho, que Amit Sharma y su novia, con la que sale ya dos años, huyeron de casa durante unas horas después del incidente, sólo para volver más de un día más tarde después de que sus padres los fueron a recoger a una ciudad cercana donde se estaban ocultando y accedieron en principio a dejar que se casaran.
Pocos días después, Sharma, 22 años y en el paro, describió el chocante episodio. La policía se abalanzó sobre las parejas en el parque "como si fuéramos terroristas", los cogieron por el cuello, les insultaron y separaron a hombres de mujeres. Podía oír llorar a su novia, Anshu, y podía oír a la policía gritándole: "¡Tus padres te enviaron a la universidad para que estudies! ¿Qué estás haciendo aquí?"
"Rogué a la policía que nos dejaran ir", recordó. Finalmente, les dejaron ir. Nadie fue acusado de nada.
Esa tarde en el Parque Ghandi no perdonaron ni siquiera a las mujeres que estaban solas. La mujer, que sólo dijo que su nombre era Priyanka, dijo que estaba en un banco esperando cuando se vio interrumpida por los gritos de los agentes y sus víctimas. Al levantarse del banco Priyanka, dijo, caminó en dirección al bullicio cuando una agente de policía, Gautam, según se estableció luego, se echó sobre ella y la acusó de ser una prostituta.
Lo que es más, dijo Priyanka, la agente la abofeteó y la llamó chamari, un insulto basado en su casta. (Gautam negó haber dicho eso).
Priyanka presentó una queja a la policía y lo llamó "una mancha negra" en mi reputación. "No me preguntaron nada", contó. "Simplemente empezaron a pegarme. Ahora la gente de mi pueblo está leyendo ese diario frente a mi padre".
El episodio provocó indignación nacional. La Comisión de Derechos Humanos ordenó una investigación policial y su jefe, el juez A.S. Anand, apareció en televisión, declarando: "Ningún estado civilizado puede permitir que sus hijos sean abrumados con este tipo de humillaciones".
En el mundo político, la izquierda y la derecha condenaron la acción policial. Brinda Karat, una prominente mujer que representa a una coalición de partidos de izquierda en el gobierno, denunció a la policía por golpear a parejas de enamorados mientras que siguen sin resolver varias violaciones violentas. Susgma Swaraj, parlamentario del Partido Bharatiya Janata, de la oposición nacionalista hindú, leyó un discurso en el Congreso y la llamó un producto de una "mente enferma".
Incluso así, las reprimendas no impidieron que activistas hindúes radicales asaltaran el Parque Ghandi tres días después del episodio y, tomándose la ley en sus manos, golpearan a unas parejas que se habían atrevido a volver. Al día siguiente, el Parque Ghandi estaba vacío, excepto por los pájaros parloteando en los árboles.
Entre la gente joven de Meerut, el asalto policial desencadenó la habitual indignación. En entrevista en el campus universitario local pocos días después del asalto policial, los estudiantes dijeron que frecuentemente eran víctimas del acoso policial toda vez que eran vistos con miembros del sexo opuesto. Son sacados fuera, amenazados con porras, obligados a entregar sus nombres y direcciones y liberados sólo después de pagar una mordida.
"Mientras en Meerut los delitos aumentan día a día, la policía persigue a chicos y chicas inocentes", dijo el indignado padre de Sharma, Jagdish Kumar Sharma. "¿A cuántos romeos podrán capturar? Hay romeos en todas las calles de la ciudad".
Al poco rato llegó un grupo de agentes de policía con las porras en la mano, seguido de las cámaras de televisión del telediario. Agarraron a las parejas por el cuello, como si fueran gatos molestos, y les golpearon con sus manos. Las jóvenes protegieron sus caras con sus chales. Los hombres se cubrieron de las cámaras.
Aparentemente en un intento de reprimir lo que la policía considera una exhibición de afecto pública indecente entre parejas no casadas, la escena en el Parque Ghandi transmitida por televisión a todo el país fue un terrible tiro por la culata. Desencadenó una avalancha de críticas contras la brutalidad policial, empujó al menos a una pareja de jóvenes no casados a escapar de casa por unos días, y reveló una profunda división de nociones sobre las costumbres sociales y los derechos individuales en una conservadora franja de India donde las generaciones jóvenes están peleando por un cambio.
"Es una violación de nuestros derechos básicos a la libertad", gritó Vikas Garg, 21, estudiante universitario de comunicación de masas en la Universidad de Chaudhry Charan Singh local, días después del ataque. "Somos libres de sentarnos donde queramos".
Los agentes de policía de Meerut admitieron que algunos agentes habían reaccionado de manera exagerada. Pero también defendieron sus acciones. Las parejas estaban sentadas en "poses inaceptables", dijo una insolente Mamta Gautan, una agente de policía acusada de las golpizas, incluyendo a algunos con sus cabezas en el regazo de sus parejas. Sí, prosiguió Gautam, había golpeado a algunos que habían tratado de escapar cuando la policía preguntó sus nombres y domicilio. "Si no hubieran estado haciendo algo ilegal, ¿por qué querían escapar?", preguntó la policía en una entrevista. "No creo que esté mal lo que hicimos".
Hacia el fin de semana, mientras aumentaba la indignación pública, Gautam y otros tres agentes, incluyendo al jefe de policía de la ciudad, fueron suspendidos a la espera de una investigación interna.
En una sociedad donde las citas se miran con recelo, los parques públicos siguen siendo uno de los pocos lugares en que las parejas pueden disfrutar de algo de intimidad, desde hablar y acariciarse, hasta besuquearse con abandono bajo la ramas de árboles frondosos. Aunque sea en un parque público a plena luz del día, el romance antes del matrimonio sigue siendo tabú en la India provincial, que es porqué el espectáculo del Parque Ghandi dio tanto que hablar: ser expulsado de este modo, y aparecer en televisión nacional, provoca una enorme vergüenza a tu familia y a ti mismo.
Tan alarmante, de hecho, que Amit Sharma y su novia, con la que sale ya dos años, huyeron de casa durante unas horas después del incidente, sólo para volver más de un día más tarde después de que sus padres los fueron a recoger a una ciudad cercana donde se estaban ocultando y accedieron en principio a dejar que se casaran.
Pocos días después, Sharma, 22 años y en el paro, describió el chocante episodio. La policía se abalanzó sobre las parejas en el parque "como si fuéramos terroristas", los cogieron por el cuello, les insultaron y separaron a hombres de mujeres. Podía oír llorar a su novia, Anshu, y podía oír a la policía gritándole: "¡Tus padres te enviaron a la universidad para que estudies! ¿Qué estás haciendo aquí?"
"Rogué a la policía que nos dejaran ir", recordó. Finalmente, les dejaron ir. Nadie fue acusado de nada.
Esa tarde en el Parque Ghandi no perdonaron ni siquiera a las mujeres que estaban solas. La mujer, que sólo dijo que su nombre era Priyanka, dijo que estaba en un banco esperando cuando se vio interrumpida por los gritos de los agentes y sus víctimas. Al levantarse del banco Priyanka, dijo, caminó en dirección al bullicio cuando una agente de policía, Gautam, según se estableció luego, se echó sobre ella y la acusó de ser una prostituta.
Lo que es más, dijo Priyanka, la agente la abofeteó y la llamó chamari, un insulto basado en su casta. (Gautam negó haber dicho eso).
Priyanka presentó una queja a la policía y lo llamó "una mancha negra" en mi reputación. "No me preguntaron nada", contó. "Simplemente empezaron a pegarme. Ahora la gente de mi pueblo está leyendo ese diario frente a mi padre".
El episodio provocó indignación nacional. La Comisión de Derechos Humanos ordenó una investigación policial y su jefe, el juez A.S. Anand, apareció en televisión, declarando: "Ningún estado civilizado puede permitir que sus hijos sean abrumados con este tipo de humillaciones".
En el mundo político, la izquierda y la derecha condenaron la acción policial. Brinda Karat, una prominente mujer que representa a una coalición de partidos de izquierda en el gobierno, denunció a la policía por golpear a parejas de enamorados mientras que siguen sin resolver varias violaciones violentas. Susgma Swaraj, parlamentario del Partido Bharatiya Janata, de la oposición nacionalista hindú, leyó un discurso en el Congreso y la llamó un producto de una "mente enferma".
Incluso así, las reprimendas no impidieron que activistas hindúes radicales asaltaran el Parque Ghandi tres días después del episodio y, tomándose la ley en sus manos, golpearan a unas parejas que se habían atrevido a volver. Al día siguiente, el Parque Ghandi estaba vacío, excepto por los pájaros parloteando en los árboles.
Entre la gente joven de Meerut, el asalto policial desencadenó la habitual indignación. En entrevista en el campus universitario local pocos días después del asalto policial, los estudiantes dijeron que frecuentemente eran víctimas del acoso policial toda vez que eran vistos con miembros del sexo opuesto. Son sacados fuera, amenazados con porras, obligados a entregar sus nombres y direcciones y liberados sólo después de pagar una mordida.
"Mientras en Meerut los delitos aumentan día a día, la policía persigue a chicos y chicas inocentes", dijo el indignado padre de Sharma, Jagdish Kumar Sharma. "¿A cuántos romeos podrán capturar? Hay romeos en todas las calles de la ciudad".
Hari Kumar contribuyó a este reportaje.
4 de enero de 2006
1 comentario
DAYANA LITZ -
Por casualidad he entrado en el blog y me ha parecido súper interesante. Vendré a menudo por aquí...