eeuu controlará policía iraquí
[Louise Roug] La supervisión militar será reforzada en respuesta a informes sobre torturas de prisioneros, reafirmando la autoridad norteamericana sobre las fuerzas de seguridad.
Bagdad, Iraq. Después de una serie de escándalos sobre apremios a prisioneros que han exacerbado las tensiones sectarias, funcionarios norteamericanos anunciaron el jueves planes para controlar a las fuerzas especiales de la policía iraquí. Se aumentará el número de tropas americanas asignadas para colaborar con ellas y se exigirán consultas antes de que los iraquíes preparen allanamientos en Bagdad.
La decisión de imponer una supervisión diaria sugiere un reconocimiento de parte de las fuerzas armadas norteamericanas de que las duras tácticas de algunas unidades iraquíes, que deben ocuparse de la lucha contra los insurgentes, han agravado el conflicto sectario que contribuye a fortalecer a la resistencia.
Más de 2 años y medio después de la invasión norteamericana y un año y medio después de la ocupación formal del país, también ilustra que los americanos todavía tienen la última palabra en materias de seguridad.
Los árabes musulmanes sunníes de Iraq, que dominaron Iraq durante el gobierno del presidente Saddam Hussein, se han quejado de ser atacados por las fuerzas de seguridad que son ahora controladas por los musulmanes chiíes. Los cadáveres de cientos de hombres sunníes han sido recogidos de las aguas del Río Tigris o encontrados abandonados en sitios eriazos y vertederos. Muchos de ellos habían sido maniatados, vendados y ejecutados. Los familiares dicen a menudo que sus parientes fueron detenidos por las fuerzas de seguridad iraquíes o por hombres vestidos como ellos.
La rabia sunní por el cambio de poder en Iraq ha alimentado en gran parte la insurgencia.
El anuncio norteamericano se produce después de varios escándalos sobre torturas en las que están implicadas las tropas del ministerio del Interior iraquí. El mes pasado, tropas estadounidenses allanaron una prisión clandestina donde las fuerzas del ministerio detenían a decenas de reclusos demacrados y torturados, muchos de ellos sunníes.
Entretanto, los chiíes dicen que, en venganza, ellos han sido víctimas de asesinatos.
El jueves un camionero que visitaba a su familia en un suburbio al sur de Bagdad descubrió que los 14 miembros de su familia habían sido asesinados a balazos.
En otros actos de violencia, un terrorista suicida disfrazado de policía mató a cuatro agentes de policía en un puesto de control cerca del ministerio del Interior, dijeron funcionarios.
Siete de las nueves brigadas especiales de la policía iraquí en Bagdad cuentan ahora con 40 a 45 asesores norteamericanos. Según el nuevo plan, cientos de tropas estadounidenses adicionales se unirán a las nueve brigadas.
El plan, que se espera que sea aprobado formalmente en Washington en unas semanas, será implementado primero en la capital, pero servirá de modelo para el resto del país, dijo un alto funcionario norteamericano que habló a condición de conservar el anonimato.
Funcionarios americanos han expresado últimamente su preocupación de que milicias pro-iraníes hayan infiltrado a las fuerzas de seguridad. En un país con profundos lazos tribales y confesionales, es difícil determinar cuáles son las lealtades de los comandantes, dijo el funcionario.
Otro funcionario militar norteamericano, el teniente general de ejército Martin Dempsey, que está a cargo del adiestramiento de las tropas iraquíes, dijo este mes a periodistas que la penetración de la policía por las milicias era "un serio problema... No toleraremos la presencia de milicias".
Dempsey dijo que el gobierno iraquí se mostraba ambivalente sobre la existencia de las milicias, lo que complica el problema. Aunque la Constitución iraquí prohíbe que las milicias actúen como un ejército nacional, permite que la regiones tengan ‘guardias regionales’.
"Francamente, el gobierno iraquí debe dejar en claro qué quiere decir con eso", dijo Dempsey.
Al aumentar el número de tropas norteamericanas que trabajan con las unidades de la policía iraquí, los americanos podrán supervisar mejor y adiestrar a la policía, como es el caso ahora con el ejército iraquí, dijo el funcionario militar.
"Lo que estamos tratando de lograr es moderación", dijo el oficial. "Que no puedes simplemente atacar un vecindario porque está habitado por una secta diferente o una raza diferente o un grupo de extranjeros... y detenerlos simplemente porque son diferentes y encerrarlos en instalaciones clandestinas por períodos indeterminados de tiempo".
Desde un allanamiento a mediados de noviembre en que se encontraron en una prisión de Bagdad a prisioneros torturados, funcionarios americanos dicen que investigadores estadounidenses e iraquíes han acumulado numerosas indicciones de torturas en dos otras instalaciones en Bagdad y una en la Tall Afar, al noroeste del país.
Esta semana, las fuerzas armadas estadounidense anunciaron que retrasarían la entrega de prisiones americanas a los iraquíes.
Comandantes americanos han también empezado a sostener encuentros de intercambio de información dos veces a la semana con funcionarios de la seguridad iraquí, dijo el alto funcionario militar. Las reuniones permitirán a los estadounidenses supervisar las detenciones realizadas por la policía durante los allanamientos y enterarse dónde son retenidos. "Tienen que coordinarse con nosotros y pedir permiso para entrar en acción en nuestros espacios bélicos", dijo el funcionario.
"Hemos aprendido nuestras lecciones en el lado militar y ahora queremos aplicar ese conocimiento a la policía", dijo el teniente coronel Fred Wellman, portavoz del comando multinacional que supervisa el adiestramiento del ejército iraquí. Dijo que no se trataba de planes elaborados en respuesta a los informes sobre tortura de los prisioneros o asesinatos extrajudiciales, sino como parte de una estrategia mayor para pasar el control a las fuerzas de seguridad iraquíes.
"No se trata de supervisar o controlar a nuestros socios", dijo. "Queremos ser modelos positivos, entregar experiencia y recursos, de modo que Iraq puede hacer su transición hacia la seguridad civil, hacia un país normal".
La medida norteamericana disgustará a algunos funcionarios del ministerio del Interior, reconoció el oficial. Implica la re-imposición de la autoridad norteamericana sobre las fuerzas de seguridad que han estado operando autónomamente durante meses.
A diferencia del ejército iraquí, las fuerzas especiales de la policía se desarrollaron sin supervisión después del derrocamiento en abril de 2003 del gobierno de Hussein y ahora numeran unos 15 mil agentes. Algunos pueden ser vistos disparando sus armas al aire cuando cruzan las calles de Bagdad en camiones con ametralladoras.
"Había algunos elementos a los que se les permitió crecer y que no comprendemos", dijo el oficial, mencionando el ala militar del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, uno de los partidos políticos del gobierno de coalición que tiene lazos con Irán.
El gobierno de Bush ha hecho del adiestramiento adecuado de las fuerzas de seguridad iraquíes una condición para el retiro de las tropas estadounidenses de Iraq.
James Dobbins, de Rand Corp., antiguo enviado del gobierno de Bush, calificó la medida para aumentar la presencia norteamericana en la policía iraquí una "respuesta apropiada para una serie y nueva amenaza".
Después de casi tres años en que han puesto mucho más énfasis en el control y formación de las fuerzas armadas iraquíes, funcionarios del gobierno han reconocido la necesidad de ejercer más influencia sobre la policía, dijo.
"Están preocupados, y sus preocupaciones pueden haber aumentado en las últimas semanas como consecuencia de algunos graves casos de torturas", dijo Dobbins, que dirige el Centro de Seguridad Internacional y Asuntos de Defensa de la Rand [International Security and Defense Policy Center], "Es posible que esa preocupaciones hayan acelerado lo que ya estaba en camino y le haya dado más énfasis".
Aunque Iraq es técnicamente una nación soberana, la resolución de Naciones Unidas aprobada el año pasado da a las fuerzas norteamericanas la autoridad para "tomar todas las medidas necesarias para contribuir a la mantención de la seguridad y estabilidad de Iraq".
El embajador norteamericano en Iraq, Zalmay Khalilzad, describió hace poco el año 2006 como "el año de la policía" en Iraq.
Este año, el coronel de ejército jubilado, Andrew F. Krepinevich, preparó un informe sobre Khalilzad, diciendo que la policía era más importante que el ejército en el combate de la resistencia.
La semana pasada en Bagdad, hablando con periodistas, Khalilzad dijo que el ministro del Interior sería una de las posiciones clave en el nuevo gobierno.
"La policía tiene que ser creíble para las comunidades de Iraq", dijo. "Debe gozar de la confianza de toda la gente de Iraq. Es por eso que la elección del ministro del Interior será tan importante. Enviará un mensaje. No se puede nombrar a alguien que sea considerado sectario. Debes tener a alguien que cuente con la confianza de todas las comunidades".
Bagdad, Iraq. Después de una serie de escándalos sobre apremios a prisioneros que han exacerbado las tensiones sectarias, funcionarios norteamericanos anunciaron el jueves planes para controlar a las fuerzas especiales de la policía iraquí. Se aumentará el número de tropas americanas asignadas para colaborar con ellas y se exigirán consultas antes de que los iraquíes preparen allanamientos en Bagdad.
La decisión de imponer una supervisión diaria sugiere un reconocimiento de parte de las fuerzas armadas norteamericanas de que las duras tácticas de algunas unidades iraquíes, que deben ocuparse de la lucha contra los insurgentes, han agravado el conflicto sectario que contribuye a fortalecer a la resistencia.
Más de 2 años y medio después de la invasión norteamericana y un año y medio después de la ocupación formal del país, también ilustra que los americanos todavía tienen la última palabra en materias de seguridad.
Los árabes musulmanes sunníes de Iraq, que dominaron Iraq durante el gobierno del presidente Saddam Hussein, se han quejado de ser atacados por las fuerzas de seguridad que son ahora controladas por los musulmanes chiíes. Los cadáveres de cientos de hombres sunníes han sido recogidos de las aguas del Río Tigris o encontrados abandonados en sitios eriazos y vertederos. Muchos de ellos habían sido maniatados, vendados y ejecutados. Los familiares dicen a menudo que sus parientes fueron detenidos por las fuerzas de seguridad iraquíes o por hombres vestidos como ellos.
La rabia sunní por el cambio de poder en Iraq ha alimentado en gran parte la insurgencia.
El anuncio norteamericano se produce después de varios escándalos sobre torturas en las que están implicadas las tropas del ministerio del Interior iraquí. El mes pasado, tropas estadounidenses allanaron una prisión clandestina donde las fuerzas del ministerio detenían a decenas de reclusos demacrados y torturados, muchos de ellos sunníes.
Entretanto, los chiíes dicen que, en venganza, ellos han sido víctimas de asesinatos.
El jueves un camionero que visitaba a su familia en un suburbio al sur de Bagdad descubrió que los 14 miembros de su familia habían sido asesinados a balazos.
En otros actos de violencia, un terrorista suicida disfrazado de policía mató a cuatro agentes de policía en un puesto de control cerca del ministerio del Interior, dijeron funcionarios.
Siete de las nueves brigadas especiales de la policía iraquí en Bagdad cuentan ahora con 40 a 45 asesores norteamericanos. Según el nuevo plan, cientos de tropas estadounidenses adicionales se unirán a las nueve brigadas.
El plan, que se espera que sea aprobado formalmente en Washington en unas semanas, será implementado primero en la capital, pero servirá de modelo para el resto del país, dijo un alto funcionario norteamericano que habló a condición de conservar el anonimato.
Funcionarios americanos han expresado últimamente su preocupación de que milicias pro-iraníes hayan infiltrado a las fuerzas de seguridad. En un país con profundos lazos tribales y confesionales, es difícil determinar cuáles son las lealtades de los comandantes, dijo el funcionario.
Otro funcionario militar norteamericano, el teniente general de ejército Martin Dempsey, que está a cargo del adiestramiento de las tropas iraquíes, dijo este mes a periodistas que la penetración de la policía por las milicias era "un serio problema... No toleraremos la presencia de milicias".
Dempsey dijo que el gobierno iraquí se mostraba ambivalente sobre la existencia de las milicias, lo que complica el problema. Aunque la Constitución iraquí prohíbe que las milicias actúen como un ejército nacional, permite que la regiones tengan ‘guardias regionales’.
"Francamente, el gobierno iraquí debe dejar en claro qué quiere decir con eso", dijo Dempsey.
Al aumentar el número de tropas norteamericanas que trabajan con las unidades de la policía iraquí, los americanos podrán supervisar mejor y adiestrar a la policía, como es el caso ahora con el ejército iraquí, dijo el funcionario militar.
"Lo que estamos tratando de lograr es moderación", dijo el oficial. "Que no puedes simplemente atacar un vecindario porque está habitado por una secta diferente o una raza diferente o un grupo de extranjeros... y detenerlos simplemente porque son diferentes y encerrarlos en instalaciones clandestinas por períodos indeterminados de tiempo".
Desde un allanamiento a mediados de noviembre en que se encontraron en una prisión de Bagdad a prisioneros torturados, funcionarios americanos dicen que investigadores estadounidenses e iraquíes han acumulado numerosas indicciones de torturas en dos otras instalaciones en Bagdad y una en la Tall Afar, al noroeste del país.
Esta semana, las fuerzas armadas estadounidense anunciaron que retrasarían la entrega de prisiones americanas a los iraquíes.
Comandantes americanos han también empezado a sostener encuentros de intercambio de información dos veces a la semana con funcionarios de la seguridad iraquí, dijo el alto funcionario militar. Las reuniones permitirán a los estadounidenses supervisar las detenciones realizadas por la policía durante los allanamientos y enterarse dónde son retenidos. "Tienen que coordinarse con nosotros y pedir permiso para entrar en acción en nuestros espacios bélicos", dijo el funcionario.
"Hemos aprendido nuestras lecciones en el lado militar y ahora queremos aplicar ese conocimiento a la policía", dijo el teniente coronel Fred Wellman, portavoz del comando multinacional que supervisa el adiestramiento del ejército iraquí. Dijo que no se trataba de planes elaborados en respuesta a los informes sobre tortura de los prisioneros o asesinatos extrajudiciales, sino como parte de una estrategia mayor para pasar el control a las fuerzas de seguridad iraquíes.
"No se trata de supervisar o controlar a nuestros socios", dijo. "Queremos ser modelos positivos, entregar experiencia y recursos, de modo que Iraq puede hacer su transición hacia la seguridad civil, hacia un país normal".
La medida norteamericana disgustará a algunos funcionarios del ministerio del Interior, reconoció el oficial. Implica la re-imposición de la autoridad norteamericana sobre las fuerzas de seguridad que han estado operando autónomamente durante meses.
A diferencia del ejército iraquí, las fuerzas especiales de la policía se desarrollaron sin supervisión después del derrocamiento en abril de 2003 del gobierno de Hussein y ahora numeran unos 15 mil agentes. Algunos pueden ser vistos disparando sus armas al aire cuando cruzan las calles de Bagdad en camiones con ametralladoras.
"Había algunos elementos a los que se les permitió crecer y que no comprendemos", dijo el oficial, mencionando el ala militar del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, uno de los partidos políticos del gobierno de coalición que tiene lazos con Irán.
El gobierno de Bush ha hecho del adiestramiento adecuado de las fuerzas de seguridad iraquíes una condición para el retiro de las tropas estadounidenses de Iraq.
James Dobbins, de Rand Corp., antiguo enviado del gobierno de Bush, calificó la medida para aumentar la presencia norteamericana en la policía iraquí una "respuesta apropiada para una serie y nueva amenaza".
Después de casi tres años en que han puesto mucho más énfasis en el control y formación de las fuerzas armadas iraquíes, funcionarios del gobierno han reconocido la necesidad de ejercer más influencia sobre la policía, dijo.
"Están preocupados, y sus preocupaciones pueden haber aumentado en las últimas semanas como consecuencia de algunos graves casos de torturas", dijo Dobbins, que dirige el Centro de Seguridad Internacional y Asuntos de Defensa de la Rand [International Security and Defense Policy Center], "Es posible que esa preocupaciones hayan acelerado lo que ya estaba en camino y le haya dado más énfasis".
Aunque Iraq es técnicamente una nación soberana, la resolución de Naciones Unidas aprobada el año pasado da a las fuerzas norteamericanas la autoridad para "tomar todas las medidas necesarias para contribuir a la mantención de la seguridad y estabilidad de Iraq".
El embajador norteamericano en Iraq, Zalmay Khalilzad, describió hace poco el año 2006 como "el año de la policía" en Iraq.
Este año, el coronel de ejército jubilado, Andrew F. Krepinevich, preparó un informe sobre Khalilzad, diciendo que la policía era más importante que el ejército en el combate de la resistencia.
La semana pasada en Bagdad, hablando con periodistas, Khalilzad dijo que el ministro del Interior sería una de las posiciones clave en el nuevo gobierno.
"La policía tiene que ser creíble para las comunidades de Iraq", dijo. "Debe gozar de la confianza de toda la gente de Iraq. Es por eso que la elección del ministro del Interior será tan importante. Enviará un mensaje. No se puede nombrar a alguien que sea considerado sectario. Debes tener a alguien que cuente con la confianza de todas las comunidades".
Paul Richter en Washington y Borzou Daragahi y Asmaa Waguih en Bagdad contribuyeron a este reportaje.
3 de enero de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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