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balsero se hace libretista

[Laura Wides Muñoz] Cumplió su sueño.
Un hombre joven huye de Cuba y consigue empleo en una fábrica, pero sueña llegar a ser escritor. Por impulso envía un trabajo a un concurso de libretos para televisión y gana a lo grande.
Es una historia que Erick Hernández Mora pudo haber inventado fácilmente durante los diez años en los que trabajó en la fábrica de cemento Supermix para mantener a su familia después de emigrar a Estados Unidos.
Pero para el cubano de 32 años que abandonó sus estudios, de ojos penetrantes y cabello rizado, es la historia que no tuvo necesidad de inventar. Ganó el primer premio el mes pasado en un concurso de libretos para telenovelas de Telemundo, consiguió un trabajo en la emisora y acordó un contrato con la editorial Simon & Schuster para escribir un libro.
Hernández dice que prefiere concentrarse en su ficción que en su propia historia.
"Aun sin quererlo, cuando escribo invento cosas, de modo que es mejor escribir ficción porque de otro modo la gente la compara con tu vida real", dijo.
Los ejecutivos de Telemundo y Simon & Schuster coincidieron en que la narrativa franca de Hernández y su atención por los detalles les llamaron la atención. Pero por otra parte no deja de convenir que su historia personal equivalga a un libreto igualmente interesante.
"El representa la historia del inmigrante que llega a este país con un sueño, y en cierta medida es un sueño que se le ha hecho realidad", observó Johanna Castillo, editora ejecutiva de Atria Books, de Simon & Schuster.
Castillo dijo que no sabía sobre la vida de Hernández cuando éste ganó el contrato para escribir un libro basado en una telenovela de Telemundo para la nueva línea editorial Latino, de la compañía.
Este mes Hernández hizo una edición propia de su primera novela sobre la vida en Cuba, y Castillo dijo que le pidió un ejemplar.
Hernández se crió en el pueblo costero de Guanabo, a unos 40 kilómetros al este de La Habana, y de niño se la pasaba devorando las novelas de Sherlock Holmes y Agatha Christie. Absorbió pronto la biblioteca de su padre con libros de Hemingway y escritores latinoamericanos como Gabriel García Márquez.
Hijo de un ingeniero en telecomunicaciones, se suponía que iba a ir a la universidad y a ganarse la vida sosegadamente. Pero el autocalificado de ‘oveja negra’ se irritaba por la vida en Cuba, se negó a inscribirse en el Partido Comunista y dejó la universidad cuando las autoridades no le dejaron elegir la carrera que quería.
Después de un período obligatorio en el ejército, donde estuvo preso dos semanas por almorzar junto con los prisioneros, Hernández halló empleo como camarero y, para ganar dinero extra, trabajó como vendedor de camisetas y medias.
En 1994 el presidente Fidel Castro intensificó su represión de los opositores, estallaron motines y más de 30 mil cubanos huyeron a Estados Unidos en botes y balsas improvisadas.
Hernández y su novia --hoy su esposa y madre de sus dos hijitas-- se sumaron al éxodo. Los dos salieron en un bote pesquero de 6 metros junto con otras 18 personas en la mañana del 20 de agosto. A medianoche llegaron a Miami.
Todavía recuerda algunas balsas vacías que vio flotando solas en el mar mientras su embarcación enfilaba a las costas de Estados Unidos, pero no se desalentó.
"Siempre miré hacia adelante", afirmó. "No me gusta mirar atrás".
Hernández halló un empleo de limpieza en la fábrica de cemento y pronto fue promovido a operador de las computadoras que controlan las mezcladoras de concreto, pero después de unos años aspiraba a más. Volvió a leer, y luego se puso a escribir.
Pocos tomaron seriamente sus esfuerzos.
"Era su pasión", recordó Orlando Pérez, camionero de Supermix, que disfrutaba la lectura de la novela en la que Hernández trabajaba en sus momentos libres. "Pero le dije que estaba loco. ‘Tú trabajas con el concreto’, le dije’’.
Pérez dejó de reírse cuando Hernández se inscribió por la internet en un concurso de España en el 2002 y ganó un segundo premio con un cuento.
Dos años después, Hernández vio un aviso de un nuevo programa para entrenar escritores de telenovelas en español, copatrocinado por Telemundo y el Community College de Miami-Dade.
El y otros 14 concursantes fueron seleccionados entre más de 4,000 solicitantes en todo el mundo. Mimi Belt, vicepresidenta de desarrollo artístico de Telemundo, dijo que parte del éxito de Hernández se debe a su disposición a aprender.
Recordó haberle enviado de vuelta un libreto pidiéndole cambios significativos. Como no oyó nada sobre él durante varios días supuso que estaba contrariado. Pero cuando ella finalmente lo llamó, "me dijo no, no; he pasado todos estos días estudiando por qué me pedía estos cambios para poder hacerlo mejor la próxima vez".
Hernández dijo que disfruta escribir las sencillas historias de amor que son el núcleo de la mayoría de las telenovelas y la reacción inmediata que reciben cuando salen al aire. Pero su obra literaria es más mordaz, llena de la jerga y los detalles descarnados de la vida en Cuba.
Hasta ahora, prefiere la pluma y el papel a las computadoras.
"Cuando uno escribe la mano fluye naturalmente", explicó. "No es lo mismo que la máquina, que hace ta-ca-ta-ca... Si cometo un error de ortografía tengo que parar. En la pantalla no puedo ver qué mal luce".
Ahora tiene demasiado que escribir como para hacerlo todo a mano. Tiene un trabajo de tiempo completo con Telemundo y está terminando el libro para Atria.
La familia está construyendo un estudio a fin de brindarle un lugar para trabajar en el que no se vea interrumpido por sus hijitas y sus juegos.
"Ahora es diferente porque ya no escribo como pasatiempo. No puedo detenerme cuando vienen las amistades o ir a ver un partido", dijo con nostalgia.
Pero todavía se sigue admirando cuando piensa cómo empezó.
"Nunca pensé que sucedería esto. Creí que iba a ser camarero", dijo Hernández. "Eso es todo lo que sabía hacer".

22 de enero de 2006

©miami herald

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3 comentarios

Domingo Gómez -

Inés Rodena, Delia Fiallo y todos los grandes libretistas cubanos por fin tienen la esperanza de tener un relevo digno. Esperamos mucho de ti los amantes de las telenovelas.

Consuelo Andrade Palma -

Me emocionó la historia de cómo empezó. Ojalá que en Ecuador hubieran de ese tipo de oportunidades. Me gusta escribir historias, cuentos y libretos, pero no encuentro un concurso o algo así. Felicidades a Erick.

Johan R. Giraldo -

deseo publicar todas mis historias,si alguien esta interesado en comprar o hacer cine o t.v. comunicarse conmigo.