detienen a policías iraquíes
[Solomon Moore] Tensiones tras arresto británico en Basra. Varios de ellos han sido liberados, pero ocho agentes siguen bajo custodia. Funcionarios iraquíes locales exigen su liberación y amenazan con cortar lazos con las tropas.
Bagdad, Iraq. Las tensiones continuaron aumentando el miércoles entre oficiales iraquíes y tropas británicas en la sureña ciudad chií de Basra, donde esta semana las tropas británicas arrestaron a 14 agentes de policía, incluyendo a dos altos cargos del servicio de inteligencia, implicados aparentemente en casos de corrupción política y asesinatos.
El miércoles los británicos dejaron en libertad a varios de los detenidos, pero un portavoz del consejo provincial de Basra dijo que ocho de ellos seguían bajo custodia, incluyendo a tres que había sido transferidos a una prisión después de que las autoridades británicas dijeran que habían encontrado en su posesión materiales para hacer bombas.
Entre los oficiales que todavía están en manos británicas se encuentran el mayor Jasim Qasim Hassan Daraji, jefe del servicio secreto de Basra, y un agente de inteligencia, el capitán Abbas Munis Abdalai Hilfi.
La provincia respondió a las detenciones amenazando con poner fin a toda colaboración con las tropas británicas en la segunda ciudad de Iraq.
"Desde hace algún tiempo las fuerzas británicas han procedido a arrestos arbitrarios y de modo provocativo de ciudadanos de Basra, sin el conocimiento del gobierno local", dijeron en una declaración emitida por funcionarios provinciales. "Hemos exigido una y otra vez que estas fuerzas pongan fin a las detenciones y liberen a los detenidos, pero ha sido en vano".
Los funcionarios iraquíes también exigieron la liberación incondicional de los agentes de policía y amenazaron con "suspender toda relación con las fuerzas británicas" si los hombres no eran liberados el miércoles por la tarde.
El mayor Peter Cripps, portavoz militar británico en Basra, dijo que las detenciones formaban parte de una investigación en curso sobre la corrupción policial.
"Estos hombres formaban todos parte del antiguo departamento de asuntos internos que fue desbandado por el ministerio del Interior y forman ahora la unidad de inteligencia criminal y la unidad de delitos graves", dijo Crispp. "Pero están ocupados con su propio programa, que incluye sobornos, asesinatos y la persecución de ciudadanos".
Aunque Basra, una ciudad portuaria y centro petrolero predominantemente chií ha sufrido menos la violencia de los rebeldes que ha devastado a Bagdad, ha presenciado desde principios del año pasado una ola de crímenes sectarios y ataques políticos. Se cree que miembros de milicias chiíes tienen una fuerte presencia en la fuerza policial.
En octubre decenas de agentes de policía iraquí allanaron la sede del Partido That Allah, una pequeña organización política chií militante de Basra, y quemaron el edificio. Cuatro miembros de That Allah fueron asesinados en el incidente.
Los líderes del partido responsabilizaron a Al Fadila al Islamiya, o el Partido de la Virtud Islámica, que controla por estrecha mayoría el consejo provincial de Basra, y la milicia Al Mahdi. Ambos grupos están asociados con el clérigo radical chií Muqtada Sáder.
Y en septiembre milicianos chiíes se enfrentaron con tropas británicas después de que tanques británicos rescataran a cuatro soldados ingleses de una cárcel de Basra.
En los últimos meses, funcionarios británicos en Iraq y Londres se han quejado de que milicianos en Basra pueden estar implicados en atentados con bomba contra las tropas británicas, utilizando armas fabricadas en Irán. Se sospecha que Basra en un centro de agentes de la inteligencia iraní.
"Los iraníes tienen intereses en Basra y cuentan con organizaciones allá, en Amarah y Nasiriya", dijo Mansour Alkanaan, miembro de la Asamblea Nacional Iraquí de Basra.
Entretanto, en Bagdad miembros de la Alianza Unida Iraquí, el bloque chií que ganó la mayoría de los escaños en el parlamento elegido el 15 de diciembre, nombró a cuatro candidatos chiíes para el puesto de primer ministro, que debe ser elegido de entre sus miembros. Los candidatos incluyen al actual primer ministro Ibrahim Jafari, Abdel Abdul Mehdi del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, el vocero del parlamento Hussein Shahristani y el militante del Partido Fadila, Nadim Jabiri.
En las negociaciones iniciales con diputados kurdos y sunníes en el nuevo gobierno, el militante de la Alianza Unida Iraquí, Baha Araji dijo que el bloque chií no consultaría con otras coaliciones sobre la designación del primer ministro, pero que ofrecería la presidencia a algún candidato sunní.
Sin embargo, Saad Ilyan, miembro del Diálogo Nacional Iraquó, un grupo sunní, dijo que ellos se contentarían con que el presidente titular, Jalal Talabani, un kurdo, continuaba en la presidencia. La lista kurda obtuvo la segunda votación en las elecciones de diciembre.
"Ahora sólo queremos que mejore la situación de seguridad, sea que el gobiernos ea sunní, chií o kurdo", dijo Ilyan.
En otros desarrollos, el ministerio iraquí de Justicia anunció el miércoles que liberaría a cinco de ocho mujeres detenidas, como parte de un programa de excarcelaciones más amplio. Este mes, un grupo que reclama la autoría del secuestro del periodista free-lance americano Jill Carroll emitió una declaración exigiendo la libertad de todas las mujeres presas en Iraq.
Las cinco se encuentran bajo custodia estadounidense, pero funcionarios iraquíes y norteamericanos negaron toda conexión entre las excarcelaciones y las exigencias de los secuestradores.
No se conoce la situación de Carroll, como tampoco la de dos contratistas alemanes que fueron secuestrados en la refinería de Baiji, al norte del país, y dos ingenieros keniatas capturados la semana pasada. Más de 250 extranjeros y cientos de iraquíes han sido secuestrados desde la invasión norteamericana de marzo de 2003.
El miércoles los británicos dejaron en libertad a varios de los detenidos, pero un portavoz del consejo provincial de Basra dijo que ocho de ellos seguían bajo custodia, incluyendo a tres que había sido transferidos a una prisión después de que las autoridades británicas dijeran que habían encontrado en su posesión materiales para hacer bombas.
Entre los oficiales que todavía están en manos británicas se encuentran el mayor Jasim Qasim Hassan Daraji, jefe del servicio secreto de Basra, y un agente de inteligencia, el capitán Abbas Munis Abdalai Hilfi.
La provincia respondió a las detenciones amenazando con poner fin a toda colaboración con las tropas británicas en la segunda ciudad de Iraq.
"Desde hace algún tiempo las fuerzas británicas han procedido a arrestos arbitrarios y de modo provocativo de ciudadanos de Basra, sin el conocimiento del gobierno local", dijeron en una declaración emitida por funcionarios provinciales. "Hemos exigido una y otra vez que estas fuerzas pongan fin a las detenciones y liberen a los detenidos, pero ha sido en vano".
Los funcionarios iraquíes también exigieron la liberación incondicional de los agentes de policía y amenazaron con "suspender toda relación con las fuerzas británicas" si los hombres no eran liberados el miércoles por la tarde.
El mayor Peter Cripps, portavoz militar británico en Basra, dijo que las detenciones formaban parte de una investigación en curso sobre la corrupción policial.
"Estos hombres formaban todos parte del antiguo departamento de asuntos internos que fue desbandado por el ministerio del Interior y forman ahora la unidad de inteligencia criminal y la unidad de delitos graves", dijo Crispp. "Pero están ocupados con su propio programa, que incluye sobornos, asesinatos y la persecución de ciudadanos".
Aunque Basra, una ciudad portuaria y centro petrolero predominantemente chií ha sufrido menos la violencia de los rebeldes que ha devastado a Bagdad, ha presenciado desde principios del año pasado una ola de crímenes sectarios y ataques políticos. Se cree que miembros de milicias chiíes tienen una fuerte presencia en la fuerza policial.
En octubre decenas de agentes de policía iraquí allanaron la sede del Partido That Allah, una pequeña organización política chií militante de Basra, y quemaron el edificio. Cuatro miembros de That Allah fueron asesinados en el incidente.
Los líderes del partido responsabilizaron a Al Fadila al Islamiya, o el Partido de la Virtud Islámica, que controla por estrecha mayoría el consejo provincial de Basra, y la milicia Al Mahdi. Ambos grupos están asociados con el clérigo radical chií Muqtada Sáder.
Y en septiembre milicianos chiíes se enfrentaron con tropas británicas después de que tanques británicos rescataran a cuatro soldados ingleses de una cárcel de Basra.
En los últimos meses, funcionarios británicos en Iraq y Londres se han quejado de que milicianos en Basra pueden estar implicados en atentados con bomba contra las tropas británicas, utilizando armas fabricadas en Irán. Se sospecha que Basra en un centro de agentes de la inteligencia iraní.
"Los iraníes tienen intereses en Basra y cuentan con organizaciones allá, en Amarah y Nasiriya", dijo Mansour Alkanaan, miembro de la Asamblea Nacional Iraquí de Basra.
Entretanto, en Bagdad miembros de la Alianza Unida Iraquí, el bloque chií que ganó la mayoría de los escaños en el parlamento elegido el 15 de diciembre, nombró a cuatro candidatos chiíes para el puesto de primer ministro, que debe ser elegido de entre sus miembros. Los candidatos incluyen al actual primer ministro Ibrahim Jafari, Abdel Abdul Mehdi del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, el vocero del parlamento Hussein Shahristani y el militante del Partido Fadila, Nadim Jabiri.
En las negociaciones iniciales con diputados kurdos y sunníes en el nuevo gobierno, el militante de la Alianza Unida Iraquí, Baha Araji dijo que el bloque chií no consultaría con otras coaliciones sobre la designación del primer ministro, pero que ofrecería la presidencia a algún candidato sunní.
Sin embargo, Saad Ilyan, miembro del Diálogo Nacional Iraquó, un grupo sunní, dijo que ellos se contentarían con que el presidente titular, Jalal Talabani, un kurdo, continuaba en la presidencia. La lista kurda obtuvo la segunda votación en las elecciones de diciembre.
"Ahora sólo queremos que mejore la situación de seguridad, sea que el gobiernos ea sunní, chií o kurdo", dijo Ilyan.
En otros desarrollos, el ministerio iraquí de Justicia anunció el miércoles que liberaría a cinco de ocho mujeres detenidas, como parte de un programa de excarcelaciones más amplio. Este mes, un grupo que reclama la autoría del secuestro del periodista free-lance americano Jill Carroll emitió una declaración exigiendo la libertad de todas las mujeres presas en Iraq.
Las cinco se encuentran bajo custodia estadounidense, pero funcionarios iraquíes y norteamericanos negaron toda conexión entre las excarcelaciones y las exigencias de los secuestradores.
No se conoce la situación de Carroll, como tampoco la de dos contratistas alemanes que fueron secuestrados en la refinería de Baiji, al norte del país, y dos ingenieros keniatas capturados la semana pasada. Más de 250 extranjeros y cientos de iraquíes han sido secuestrados desde la invasión norteamericana de marzo de 2003.
Suhail Ahmad, Shamil Aziz y Saif Rasheed, Asmaa Waguih y un corresponsal especial en Basra contribuyeron a este reportaje.
26 de enero de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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