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asesinatos selectivos con teledirigidos


[Josh Meyer] Ataques de la CIA con aviones teledirigidos Predator para eliminar a militantes de Al Qaeda en zonas remotas.
Washington, Estados Unidos. A pesar de las protestas de otros países, Estados Unidos está extendiendo una campaña secreta para asesinar a posibles terroristas con misiles disparados desde aviones teledirigidos mientras da caza a una Al Qaeda cada vez más descentralizada, dijeron funcionarios estadounidenses.
El intento fallido de la CIA el 13 de enero de asesinar al segundo al mando de Al Qaeda, Ayman Zawahiri, en Pakistán, fue el último ataque de la campaña de ‘asesinatos selectivos’, un proyecto altamente secreto que los funcionarios dicen que se ha ampliado a medida que la red se dispersaba y refugiaba en Afganistán.
El ataque contra Zawahiri mató según se sabe a 18 civiles, muchos de ellos mujeres y niños, y desencadenó protestas en Pakistán. Ataques similares de Estados Unidos utilizando aviones teledirigidos Predator equipados con misiles Hellfire han indignado a ciudadanos y líderes políticos en Afganistán, Iraq y Yemen.
Se sabe poco de la campaña de asesinatos selectivos. El gobierno de Bush se ha negado a revelar cuántos atentados ha llevado a cabo, cuánta gente ha muerto, o cómo escoge sus blancos. Funcionarios estadounidenses no se muestran dispuestos a elaborar sobre el tema debido a que la campaña es secreta.
Varios funcionarios estadounidenses confirmaron que los aviones Predator han disparado misiles Hellfire exitosamente contra terroristas sospechosos en el extranjero en al menos 19 ocasiones desde el 11 de septiembre de 2001, incluyendo diez en Iraq en un solo mes el año pasado. Los ataques con Predators han matado al menos a cuatro importantes líderes de Al Qaeda, pero también a muchos civiles y no se sabe cuántas veces no han dado en el blanco.
Detractores de la campaña ponen en duda su legalidad según las leyes estadounidenses e internacionales y dicen que lo pone en práctica la CIA con poca supervisión. Funcionarios de la inteligencia estadounidense insisten en que es una de sus campañas más estrechamente regulada y cuidadosamente examinada.
Lee Strickland, ex asesor de la CIA que se retiró del servicio de inteligencia de la agencia en 2004, confirmó que la campaña Predator había crecido para poder responder a la dispersión de los jefes de Al Qaeda. La CIA cree que se están dispersando para conseguir reclutas, financiamiento e influencia.
Se cree que muchos grupos de militantes islámicos operan en bolsillos anárquicos de Oriente Medio, Asia y África, donde intentar capturar y detectar a sus líderes es peligroso para las tropas estadounidenses.
"Paradójicamente, como resultado de nuestros éxitos el objetivo se ha hecho mucho más descentralizado, incluso más difuso y se ha convertido en un blanco más difícil -no hay ninguna duda sobre eso", dijo Strickland, ahora director de Centro sobre Políticas de Información [Center for Information Policy] de la Universidad de Maryland.
"Está claro que Estados Unidos está preparado para usar y desplegar armas en un teatro de operaciones bastante amplio", dijo.
Actuales y antiguos funcionarios de inteligencia dijeron que no podían revelar qué países podían ser atacados con aviones teledirigidos. Pero la presencia de Al Qaeda y sus asociados ha sido documentada en docenas de países, incluyendo Somalia, Marruecos e Indonesia.
Altos funcionarios estadounidenses y aliados de la lucha anti-terrorista dijeron que la extensión de la campaña no era solamente geográfica. Dijeron que había crecido desde los ataques contra un pequeño número de cabecillas de Al Qaeda tras los atentados del 11 de septiembre, a una campaña definida más flojamente para eliminar a grupos de terroristas sospechosos, dependiendo de dónde eran detectados y qué estaban haciendo.
"Tenemos planes para hacer hacerlo en todo el mundo", dijo un ex funcionario anti-terrorista que trabajó para la CIA y el ministerio de Relaciones Exteriores, que coordina esas campañas con otros gobiernos.
"En la mayoría de los casos necesitamos la aprobación del país anfitrión para atacar. Sin embargo, hay algunos países sobre los que el presidente ha decidido que podemos atentar contra alguien sin la aprobación o conocimiento del gobierno anfitrión".
La CIA y el Pentágono han desplegado al menos varias docenas de teledirigidos Predator en Iraq, Afganistán y a lo largo de las fronteras de Pakistán, confirmaron funcionarios estadounidenses. La CIA también ha enviado los teledirigidos sobre los cielos de Yemen y otros países considerados santuarios de Al Qaeda, particularmente países sin un gobierno o fuerzas armadas fuertes con los que Estados Unidos pueda colaborar, dijo al Times un funcionario antiterrorista norteamericano en servicio activo.
Esas incursiones son muy delicadas porque pueden violar la soberanía de esos países y enajenar a los aliados de Estados Unidos, dijo el funcionario, que habló a condición de conservar el anonimato.
El Predator, construido por General Atomics Aeronautical Systems Inc. de San Diego, es un estrecho aeroplano de 8 metros 20 de largo y una envergadura de alas de 14 metros con 60. Produce claramente un sonido zumbante, y puede planear sobre un blanco durante varias horas y volar a bajas alturas, de hasta 7600 metros, para obtener materiales de reconocimiento. Son a menudo operados por funcionarios de la CIA o del Pentágono en consolas de ordenadores en Estados Unidos.

Los aviones teledirigidos fueron diseñados para operaciones de vigilancia y han sido utilizados para ese propósito al menos desde mediados de los años sesenta, empezando con la guerra en los Balcanes. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, el presidente Bush ordenó una rápida aceleración de un proyecto para dotar a los Predators de misiles, un proyecto que estaba empantanado en riñas burocráticas y fallos técnicos.
Ahora el Predator es parte integral de la campaña militar contra-insurgente, especialmente en Iraq. Pero la CIA también opera un programa de Predators más secreto -y más controvertido-, que ataca a terroristas sospechosos fuera de las zonas de combate.
La CIA ni siquiera reconoce que exista la campaña de asesinatos selectivos, y algunos ataques han sido explicados como atentados con coches-bomba y otros incidentes. No se sabe cuántos militantes o transeúntes han sido asesinados en ataques con teledirigidos, pero la evidencia anecdótica sugiere que se trata de una cifra significativa.
En algunos casos, la destrucción fue tan completa que fue imposible establecer quién había muerto, o ni siquiera cuántos.
Entre los líderes de Al Qaeda matados en ataques con teledirigidos se encuentran el jefe militar Mohammed Atef en Afganistán en noviembre de 2001 y Qaed Sinan Harithi, supuesto cerebro del atentado con bomba contra el destructor estadounidense Cole en Yemen en 2002. El año pasado los teledirigidos eliminaron en Pakistán a dos líderes de Al Qaeda: Haitham Yemeni, en mayo, y Abu Hamza Rabia, en diciembre, un mes después de que un ataque con misiles previo hubiera fracasado.
El ataque contra Rabia en Waziristán del Norte también mató a sus guardaespaldas sirios y a su hijo de 17, y al sobrino de 8 del dueño de la casa destruida, de acuerdo a un funcionario norteamericano y a Amnistía Internacional, que ha presentado quejas contra el gobierno de Bush después de cada ataque con teledirigidos.
Otro aparente ataque con teledirigidos terminó con la vida del antiguo comandante talibán Nek Mohammed, en Waziristán del Sur, en junio de 2004, junto a otros cinco hombres. Un observador local dijo que el ataque fue tan certero que no causó daños a ninguno de los edificios aledaños al jardín donde estaba Mohammed. En ese momento el ejército paquistaní dijo que Mohammed había muerto en enfrentamientos con sus soldados.
Michael Scheuer, el antiguo jefe de la unidad especial de captura de Osama bin Laden y Al Qaeda, de la CIA, dijo que sabía de al menos cuatro asesinatos selectivos exitosos, en Afganistán solamente en noviembre de 2004 cuando dejó la agencia.
En el ataque contra Zawahiri se corrió rápidamente la voz de que un avión estadounidense había estado zumbando sobre el blanco. Posteriormente los aldeanos encontraron evidencias de la responsabilidad de Estados Unidos.
Los misiles dirigidos contra el segundo de bin Laden quemaron varias casas en Damadola, una aldea cerca de la frontera noroccidental de Pakistán con Afganistán. Pero Zawahiri no estaba allí, creen ahora funcionarios estadounidenses. Pakistán declaró que estaba investigando si los ataques habían eliminado a otros militantes importantes.
Antes del ataque contra Zawahiri hubo algunos bien publicitados fracasos. En febrero de 2002, un Predator siguió y mató a un hombre alto con una túnica suelta en la frontera afgano-paquistaní. La CIA creía que estaba disparando contra bin Laden, pero luego se constató que la víctima era otra persona.
Antes de los atentados del 11 de septiembre, el gobierno norteamericano atacó a bin Laden en al menos un ataque con misiles Cruise. Pero la CIA se mostraba reticente a ejecutar asesinatos selectivos debido a que dijo que las leyes criminales con respecto a los asesinatos eran demasiado vagas y la agencia podía ser acusada con cargos criminales.
Incluso hoy, documentos y entrevistas sugieren que la política de Estados Unidos sobre los asesinatos selectivos todavía está en proceso de definición.

Algunos críticos, incluyendo a un grupo de seguimiento de los derechos humanos de Naciones Unidas y Amnistía Internacional han instado al gobierno de Bush a ser más abierto sobre cómo decide a quién matar y en qué circunstancias.
Un informe de Naciones Unidas tras el ataque de 2002 en Yemen lo calificó de "un alarmante precedente y un claro caso de ejecución extrajudicial" que violaba leyes y tratados internacionales. El gobierno de Bush, que no devolvió llamados para comentar este reportaje, ha dicho que no reconoce el mandato del cuerpo especial de Naciones Unidas en relación con sus acciones militares contra Al Qaeda, de acuerdo a Amnistía Internacional.
"Zawahiri es un caso fácil. Nadie nos va a preguntar nada sobre él", dijo Juliette N/ Kayyem, ex consultora del gobierno estadounidense en materias de anti-terrorismo y abogado del ministerio de Justicia. "¿Pero dónde hacerlo y cómo impedirlo? ¿Quién lo autoriza? Estas son todas áreas que carecen totalmente de regulación y que dependen de la autoridad presidencial".
"Es fácil decir que no atacaremos en París", dijo Kayyem, ahora profesora de derecho en la Universidad de Harvard,
especializada en problemas legales relacionados con el terrorismo. "¿Pero qué diríamos sobre el Líbano?"
Paul Pillar, un antiguo jefe de contraterrorismo de la CIA, dijo que la autoridad que reclamaba el gobierno de Bush era turbia.
"No creo que nadie tenga en esto fundamentos muy sólidos. Hay una doctrina operacional y legal que se está formulando en el camino", dijo Pillar. "Estamos en territorio no conocido".
Pillar, que fue también un agente de inteligencia nacional de la CIA para el Cercano Oriente y el sudeste asiático antes de retirarse a mediados de 2005, dijo que hubo un prolongado desacuerdo al interior de la comunidad de inteligencia sobre si los asesinatos selectivos eran legalmente permisibles o incluso una buena idea.
Antes del 11 de septiembre de 2001, dijo Pillar, los agentes de la CIA eran provistos de instrucciones formuladas vagamente que parecían autorizarlos a matar a bin Laden, pero sólo durante un intento de capturarlo.
La comisión del 11 de septiembre que investigó los atentados de Nueva York y Washington concluyó que esas leyes e instrucciones formuladas tan vagamente daban poca confianza a los que podrían tener que apretar el gatillo, de que no serían sometidos a medidas disciplinarias -o incluso a cargos criminales.
Aunque los presidentes Ford y Reagan firmaron decretos en 1976 y 1981 prohibiendo que los agentes de la inteligencia norteamericana participaran en asesinatos, el gobierno de Bush reclamó el derecho a matar a sospechosos de actividades terroristas según los poderes de guerra entregados al presidente por el Congreso tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Es la misma justificación que ha esgrimido Bush para una campaña de espionaje nacional recientemente descubierto, que tiene a la Agencia de Seguridad Nacional espiando sin órdenes judiciales a ciudadanos estadounidenses, y el programa de ‘entregas extraordinarias’ de la CIA para capturar a sospechosos de terrorismo en el extranjero y transportarlos luego a otros países donde se aplica la tortura.

Strickland, como otros funcionarios, dijo que el programa de teledirigidos servía para disuadir a gobiernos extranjeros, milicias y otros grupos que podrían estar cobijando a células de Al Qaeda.
"Si das refugio a personajes de Al Qaeda, podríamos volar tu pueblo", dijo Strickland. "Inversamente, también te darás cuenta de que esto puede crear hostilidad e inestabilidad".
Los abogados de la CIA juegan un papel central a la hora de decidir cuándo se justifica un atentado, dijeron actuales y antiguos agentes de la CIA. Los abogados analizan la credibilidad de la evidencia, calculan cuántos transeúntes podrían ser matados y si el blanco es una amenaza tal que justifique un atentado para eliminarlo.
A veces se consulta con otras agencias, incluyendo el ministerio de Justicia, dijo Strickland said. "Las consultas legales son amplias y extensas", dijo.
Scheuer dijo que creía que el proceso era demasiado engorroso y que la agencia había perdido buenas oportunidades de eliminar terroristas debido a que tenía miedo de matar a civiles.
Pero otros dijeron que habían instado al gobierno de Bush a adoptar una sistema de chequeos y balances entre varias agencias similar al utilizado por Israel, que durante décadas ha convocado tribunales informales para evaluar cada asesinato selectivo antes de llevarlo a cabo.
Amos N. Guiora, un abogado militar israelí que participó en esos tribunales, dijo que aunque el ataque fallido contra Zawahiri parecía estar justificado, el resultado sugería una falta de deliberaciones adecuadas sobre la calidad de las informaciones de inteligencia.
"Creo que el ataque fue un error grave, porque murieron muchos niños. Hace surgir preguntas sobre todo el proceso", dijo Guiora, que ahora es profesor en la Facultad de Leyes de Case Western y director de su Instituto sobre Leyes y Proyectos de Seguridad Global [Institute for Global Security Law and Policy].
"Demuestra la absoluta necesidad que tenemos de un proceso bien pensado, exhaustivo y elaborado que examine el ataque desde una perspectiva jurídica, de inteligencia y operacional. Porque el precio que se paga aquí es que la próxima vez puedes a dudar a la hora de apretar el gatillo".

29 de enero de 2006

©los angeles times
©traducción mQh

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