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cortejando a los sunníes


[Solomon Moore y Richard Boudreaux] En una reunión esta semana, a líderes tribales se les ofrecieron concesiones a cambio de lealtad.
Bagdad, Iraq. Funcionarios estadounidenses e iraquíes han empezado a intercambiar prisioneros, ayudas y posiciones claves en el ejército y la policía por la lealtad de rebeldes sunníes, en un intento de sustraerlos a la influencia de los combatientes de Al Qaeda en la provincia más indócil de Iraq.
El último intento de capitalizar los recientes enfrentamientos entre rebeldes y combatientes extranjeros reunió a ocho importantes jeques tribales de la provincia de Al Anbar con oficiales militares de alto rango en Iraq, el general de ejército George W. Casey; el primer ministro iraquí, Ibrahim Jafari, e importantes miembros de los servicios de inteligencia y seguridad del país.
La reunión de cinco horas el martes fueron las negociaciones de más alto nivel y más detalladas con las más numerosas tribus árabes musulmanas sunníes desde que se adoptara la táctica de introducir una cuña a fines del año pasado.
Tomó lugar mientras los divididos grupos étnicos y religiosos maniobraban para conseguir posiciones en el gobierno dominado por los chiíes.
"Hemos iniciado conversaciones con los líderes, incluyendo a líderes tribales y otros, para alentarlos a suspender sus operaciones militares con el objetivo de terminar con la resistencia y trabajar juntos contra los terroristas", dijo el embajador estadounidense en Iraq, Zalmay Khalilzad en una entrevista el miércoles.
Los sunníes han estado presionando para compensar su condición de minoría reduciendo el control chií de las fuerzas de seguridad interior y de la defensa nacional desde que la alianza chií obtuviera la mayor cantidad de votos en las elecciones nacionales del 15 de diciembre.
"Creo que es crucial que los ministerios de seguridad sean dados a gente que sea ampliamente aceptada a través de líneas confesionales y étnicas y que no tengan vínculos con las milicias o grupos armados", dijo Khalilzad.
En las últimas semanas, líderes sunníes han descrito a su comunidad como una minoría perseguida. Dicen que con el ministro del Interior Bayan Jabr, un chií con lazos con la milicia de la Brigada Badr, la policía ha realizado allanamientos ilegales y asesinatos en comunidades sunníes, una acusación que ha sido confirmada por importantes funcionarios estadounidenses e iraquíes.
En enero, soldados iraquíes capturaron a un escuadrón de la muerte formado por policías, dijo en una entrevista reciente el comandante estadounidense a cargo del adiestramiento de la fuerza policial iraquí.
El político chií más influyente de Iraq, Abdelaziz Hakim, llamó el miércoles a las fuerzas de seguridad "a continuar persiguiendo decididamente a los terroristas, pero con más consideración por los derechos humanos".
Saleh Mutlak, líder de un partido sunní que asistió el martes a la reunión dijo que pocas horas después la policía disparó contra la parte posterior de su coche después de haberlo dirigido a través de un puesto de control en Bagdad.
Los sunníes en la reunión también se quejaron sobre una sucesión de operaciones militares dirigidas por los norteamericanos en Al Anbar y la capital.
El lunes noche fuerzas estadounidenses allanaron la oficina regional bagdadí del Partido Islámico Iraquí, el grupo político sunní más grande, después de que su convoy fuera atacado en la misma calle.
Mowaffak Rubaie, asesor de seguridad nacional del gobierno iraquí, dijo que en la reunión del martes Jafari prometió reclutar más sunníes para el ejército y la policía y destinar más ayudas al desarrollo económico a Al Anbar.
Rubaie y líderes tribales sunníes en la reunión dijeron que Jafari también juró liberar al menos a 140 presos en las próximas semanas. Los detenidos, dijo Rubaie, provenían de varias regiones de Iraq, y que otros más serían liberados próximamente.
Sin embargo, todavía no está claro si los líderes tribuales tienen suficiente influencia como para sofocar la resistencia en Al Anbar. Y algunos de los jeques favorecen la formación de sus propias milicias para custodiar sus ciudades, una tendencia que el gobierno central encuentra inquietante.
"Hemos pedido siempre que los estadounidenses se retiren de las ciudades y dejen la situación de seguridad a nosotros", dijo el jeque Ali Abdalla, líder de varias tribus en la región de Ramadi. "No nos escucharon, y miren lo que ha pasado con nuestras ciudades. La mayoría de nosotros dejamos Anbar y ahora estamos viviendo en Bagdad".
El jeque tribal Osama Jadan dijo que su comunidad en Al Anbar había formado un grupo armado, parecido a las milicias chiíes prevalecientes en Bagdad y en el sur de Iraq, para luchar contra la resistencia.
"Empezamos nuestras operaciones hace tres semanas y han sido fructíferas", dijo. "Capturamos a uno de los ayudantes de Zarqawi (al líder de la guerrilla, Abu Musab) y después de investigarlos lo entregamos al ejército iraquí y a los servicios de inteligencia conjuntos".
Mohammed Askari, asesor del ministro de Defensa iraquí, dijo que el gobierno estaba desalentando la formación de milicias sunníes y estaba presionando a los líderes tribales para que reclutaran sus jóvenes para el ejército y la policía nacionales.
"Entonces se les dará sus armas como a cualquier otro soldado o agente de policía iraquí", dijo Askari. "Les dijimos que las puertas estaban abiertas".
Las conversaciones entre el gobierno y líderes sunníes toman lugar en medio de la persistente violencia confesional.
El miércoles Ahmed Abdel-Wahab, miembro del ayuntamiento de una ciudad sunní, fue asesinado en un tiroteo desde un coche en marcha en Hawija, a unas 80 kilómetros al norte de Bagdad.
Los chiíes también fueron atacados, aunque la seguridad se había reforzado con ocasión del término del Ashura hoy. El festivo, que marca el séptimo aniversario del martirologio del santo chií Iman Hussein, se ha visto estropeado en los últimos dos años debido a los ataques de la resistencia sunní.
Sami Mudafar, ministro de la educación superior y chií, escapó ileso en Bagdad cuando un coche atiborrado de bombas explotó cerca de su caravana de automóviles. Dos de sus guardias resultaron heridos y un transeúnte perdió la vida, dijo la policía.
Un grupo afiliado a Al Qaeda en Iraq, que es la organización de Zarqawi, reivindicaron la responsabilidad en el sitio radical en la red.
Al menos otras ocho personas murieron el miércoles, incluyendo a cuatro hombres no identificados que fueron encontrados esposados y matados en Ciudad Sadr, una barriada chií al nordeste de Bagdad.
Seis personas resultaron heridas en una calle de Bagdad cuando hombres armados dispararon contra un grupo de chiíes que participaban en la auto-flagelación ritual asociada con el Ashura.

Borzou Daragahi, Saif Rasheed, Caesar Ahmed y Suhail Ahmad contribuyeron a este reportaje.

9 de febrero de 2006

©los angeles times


©traducción mQh

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