no castiguemos a los palestinos
[Jimmy Carter] Ex presidente Carter se opone a castigar a palestinos por votar a Hamas.
Mientras se implementan los resultados de las recientes elecciones palestinas, es importante entender cómo funciona el proceso de transición y también lo importantes que son en él Israel y Estados Unidos.
Aunque Hamas obtuvo 74 de los 132 escaños parlamentarios, el presidente palestino Mahnoud Abbas retiene todavía el derecho a proponer y vetar leyes, y se requieren 88 votos para anular su veto. Con nueve de de sus miembros electos en prisión, Hamas tiene sólo 65 votos, más los que pueda atraer de un tercer partido. Abbas también tiene autoridad para elegir y remover al primer ministro, firmar decretos con fuerza de ley si el parlamento no está sesionando, y declarar el estado de emergencia. Como comandante en jefe, también conserva su influencia última sobre la Fuerza de Seguridad Nacional y la inteligencia palestina.
Después de la primera sesión de la nueva legislatura, que fue el sábado, los miembros elegirán a un orador, dos presidentes y un secretario. Estos funcionarios legislativos no pueden detentar ninguna posición en el poder ejecutivo, de modo que los líderes de Hamas pueden preferir concentrar su influencia en el parlamento y proponer a moderados o tecnócratas para los puestos de gabinete y primer ministro. Se han reservado tres semanas para que el primer ministro forme un gabinete, y se requiere el voto mayoritario del parlamento para su aprobación.
El rol del primer ministro se vio fuertemente reforzado cuando Abbas y Ahmed Qureia ocupaban esa posición durante el régimen de Yasser Arafat, y Abbas ha anunciado que él no elegirá a un primer ministro que no reconozca a Israel o no adhiera a los principios básicos de la ‘hoja de ruta’. Esto podría resultar en el estancamiento del proceso, pero mis conversaciones con representantes de los dos lados indican que quieren evitar semejante embrollo. El portavoz de Hamas dijo: "Queremos un gobierno de unidad pacífico". Si esta es una declaración sincera, debemos darle una oportunidad.
En este tiempo de fluidez en la formación del nuevo gobierno, es importante que Israel y Estados Unidos jueguen papeles positivos. Cualquier colusión tácita o formal entre las dos potencias para interrumpir el proceso castigando al pueblo palestino, podría ser contraproducente y tener consecuencias desastrosas.
Desgraciadamente, estas medidas ya están en camino y son bien conocidas en los territorios palestinos y en el mundo. Israel decidió ayer retener los fondos (unos 50 millones de dólares al mes) que los palestinos ganan por concepto de aduanas e impuestos. Quizás una agravación todavía mayor de parte de los israelíes es su decisión de dificultar el movimiento de los miembros electos de Hamas al Consejo Legislativo Palestino por medio de los más de cien puestos de control israelíes en los territorios palestinos y alrededores. Eso presentará importantes obstáculos para el funcionamiento efectivo del gobierno. Abbas me informó que después de las votaciones la Autoridad Palestina debía 900 millones de dólares y que no podría pagar los salarios de febrero. Sabiendo que Hamas heredaría un gobierno en ruinas, los funcionarios estadounidenses han anunciado que retendrán todos los fondos del nuevo gobierno, incluyendo los que son necesarios para pagar los salarios de los maestros, enfermeras, asistentes sociales, policías y personal de mantenimiento. De momento no han acordado eludir al gobierno de Hamas y dejar que los fondos humanitarios sean canalizados hacia los palestinos a través de agencias de Naciones Unidas responsables de los refugiados, la salud y otros servicios humanitarios.
Este compromiso común a deshacerse de los funcionarios electos de Hamas castigando a los ciudadanos puede lograr este limitado objetivo, pero el resultado probable será distanciar todavía más a los palestinos oprimidos e inocentes, incitará a la violencia y aumentará la influencia interna y el prestigio internacional de Hamas. Ciertamente no inducirá a Hamas u otros militantes a moderar sus puntos de vista.
La elección de candidatos de Hamas no puede afectar adversamente las conversaciones de paz genuinas, ya que en los últimos cinco años esas conversaciones no se han realizado. Un acuerdo negociado es el único camino hacia la solución permanente de los dos estados, proporcionando paz a Israel y justicia a los palestinos. De hecho, si Israel estuviera dispuesto a incluir a los palestinos en el proceso, Abbas puede todavía utilizar su excepcional posición como negociador como el líder indiscutido de la OLP (no del gobierno que incluye a Hamas).
Fue bajo este alero, y no bajo el de la Autoridad Palestina, que Arafat negoció con los líderes israelíes concluir el acuerdo de paz de Oslo. Abbas ha buscado las conversaciones de paz con Israel desde su elección hace un año, y no hay nada que impida las conversaciones directas con él, incluso si Hamas no toma pronto los pasos que son en última instancia ineludibles, de renunciar a la violencia y reconocer el derecho a la existencia del estado de Israel.
No violaría ningún principio político dar a los palestinos al menos su propio dinero; dejar que la ayuda humanitaria continúe por medio de Naciones Unidas y agencias particulares; alentar a Rusia, Egipto y otros países a ejercer el máximo de influencia sobre Hamas para que modere sus políticas negativas; y apoyar al presidente Abbas en sus esfuerzos por aliviar la tensión, evitar la violencia y explorar medidas que conduzcan hacia una paz duradera.
Aunque Hamas obtuvo 74 de los 132 escaños parlamentarios, el presidente palestino Mahnoud Abbas retiene todavía el derecho a proponer y vetar leyes, y se requieren 88 votos para anular su veto. Con nueve de de sus miembros electos en prisión, Hamas tiene sólo 65 votos, más los que pueda atraer de un tercer partido. Abbas también tiene autoridad para elegir y remover al primer ministro, firmar decretos con fuerza de ley si el parlamento no está sesionando, y declarar el estado de emergencia. Como comandante en jefe, también conserva su influencia última sobre la Fuerza de Seguridad Nacional y la inteligencia palestina.
Después de la primera sesión de la nueva legislatura, que fue el sábado, los miembros elegirán a un orador, dos presidentes y un secretario. Estos funcionarios legislativos no pueden detentar ninguna posición en el poder ejecutivo, de modo que los líderes de Hamas pueden preferir concentrar su influencia en el parlamento y proponer a moderados o tecnócratas para los puestos de gabinete y primer ministro. Se han reservado tres semanas para que el primer ministro forme un gabinete, y se requiere el voto mayoritario del parlamento para su aprobación.
El rol del primer ministro se vio fuertemente reforzado cuando Abbas y Ahmed Qureia ocupaban esa posición durante el régimen de Yasser Arafat, y Abbas ha anunciado que él no elegirá a un primer ministro que no reconozca a Israel o no adhiera a los principios básicos de la ‘hoja de ruta’. Esto podría resultar en el estancamiento del proceso, pero mis conversaciones con representantes de los dos lados indican que quieren evitar semejante embrollo. El portavoz de Hamas dijo: "Queremos un gobierno de unidad pacífico". Si esta es una declaración sincera, debemos darle una oportunidad.
En este tiempo de fluidez en la formación del nuevo gobierno, es importante que Israel y Estados Unidos jueguen papeles positivos. Cualquier colusión tácita o formal entre las dos potencias para interrumpir el proceso castigando al pueblo palestino, podría ser contraproducente y tener consecuencias desastrosas.
Desgraciadamente, estas medidas ya están en camino y son bien conocidas en los territorios palestinos y en el mundo. Israel decidió ayer retener los fondos (unos 50 millones de dólares al mes) que los palestinos ganan por concepto de aduanas e impuestos. Quizás una agravación todavía mayor de parte de los israelíes es su decisión de dificultar el movimiento de los miembros electos de Hamas al Consejo Legislativo Palestino por medio de los más de cien puestos de control israelíes en los territorios palestinos y alrededores. Eso presentará importantes obstáculos para el funcionamiento efectivo del gobierno. Abbas me informó que después de las votaciones la Autoridad Palestina debía 900 millones de dólares y que no podría pagar los salarios de febrero. Sabiendo que Hamas heredaría un gobierno en ruinas, los funcionarios estadounidenses han anunciado que retendrán todos los fondos del nuevo gobierno, incluyendo los que son necesarios para pagar los salarios de los maestros, enfermeras, asistentes sociales, policías y personal de mantenimiento. De momento no han acordado eludir al gobierno de Hamas y dejar que los fondos humanitarios sean canalizados hacia los palestinos a través de agencias de Naciones Unidas responsables de los refugiados, la salud y otros servicios humanitarios.
Este compromiso común a deshacerse de los funcionarios electos de Hamas castigando a los ciudadanos puede lograr este limitado objetivo, pero el resultado probable será distanciar todavía más a los palestinos oprimidos e inocentes, incitará a la violencia y aumentará la influencia interna y el prestigio internacional de Hamas. Ciertamente no inducirá a Hamas u otros militantes a moderar sus puntos de vista.
La elección de candidatos de Hamas no puede afectar adversamente las conversaciones de paz genuinas, ya que en los últimos cinco años esas conversaciones no se han realizado. Un acuerdo negociado es el único camino hacia la solución permanente de los dos estados, proporcionando paz a Israel y justicia a los palestinos. De hecho, si Israel estuviera dispuesto a incluir a los palestinos en el proceso, Abbas puede todavía utilizar su excepcional posición como negociador como el líder indiscutido de la OLP (no del gobierno que incluye a Hamas).
Fue bajo este alero, y no bajo el de la Autoridad Palestina, que Arafat negoció con los líderes israelíes concluir el acuerdo de paz de Oslo. Abbas ha buscado las conversaciones de paz con Israel desde su elección hace un año, y no hay nada que impida las conversaciones directas con él, incluso si Hamas no toma pronto los pasos que son en última instancia ineludibles, de renunciar a la violencia y reconocer el derecho a la existencia del estado de Israel.
No violaría ningún principio político dar a los palestinos al menos su propio dinero; dejar que la ayuda humanitaria continúe por medio de Naciones Unidas y agencias particulares; alentar a Rusia, Egipto y otros países a ejercer el máximo de influencia sobre Hamas para que modere sus políticas negativas; y apoyar al presidente Abbas en sus esfuerzos por aliviar la tensión, evitar la violencia y explorar medidas que conduzcan hacia una paz duradera.
El ex presidente Carter dirigió un equipo del Centro Carter y del Instituto Democrático Nacional que observaron las elecciones palestinas del mes pasado.
20 de febrero de 2006
©washington post
©traducción mQh
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