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cae banda de policías ladrones


[Scott Glover y Matt Lait] Algunos de ellos trabajaron como policías durante años y habían construido reputaciones como destacados agentes.
Diecinueve personas, incluyendo a cinco ex agentes de policía, han sido acusadas formalmente en conexión con una serie de atrevidos y a veces violentos atracos en California del Sur, que fueron montados para que parecieran allanamientos policiales, en los que los acusados usaron sus chapas y equipos policiales para engañar a las víctimas, dijeron el jueves las autoridades federales.
Aunque el alcance de casi cinco años de pesquisas fue hecho público por primera vez en 2004, nuevos detalles han emergido con las detenciones esta semana de un guardia de una prisión de California -detenido el jueves- y de ex agentes de policía de Los Angeles y Long Beach. Otros tres sospechosos siguen fugitivos, dijeron las autoridades.
El grupo cometió más de 20 atracos y robos en Los Angeles y comunidades adyacentes sobre un lapso de tiempo de dos años y medio, hasta que su cabecilla, un agente de la policía de Los Angeles, fue detenido en 2001 por cargos relacionados con el tráfico de drogas.
"Lo que hace de este caso un caso especialmente inquietante es que entre los acusados se encuentran cinco agentes de policía juramentados que abusaron de sus chapas, sus uniformes y sus juramentos para participar en conductas criminales bajo la pretensión de estar realizando operaciones policiales legítimas", dijo Thomas O’Brien, jefe de la división criminal del despacho del fiscal federal en Los Angeles. "Aunque esta historia suena como un guión de ‘Al margen de la ley’ [The Shield] o de ‘Día de entrenamiento’ [Training Day], ocurrió en realidad".
El jefe de la policía de Los Angeles, William J. Bratton, concentró sus comentarios sobre los tres ex agentes del Departamento de Policía de Los Angeles LAPD que eran presuntamente miembros de la banda. Los agentes, dijo, "han traicionado la placa que los hombres y mujeres de este departamento llevan con orgullo, han traicionado a sus colegas agentes y, todavía más importante, han traicionado al público".
La mayoría de los participantes se declararon culpables en secreto sobre su participación en la serie de delitos, que se extendieron de enero de 1999 a junio de 2001. Sus declaraciones, en las que acceden a colaborar con las autoridades, habían sido mantenidas confidenciales para proteger la investigación en curso.
El cerebro de la banda criminal, dijeron oficiales, fue el ex agente del LAPD, Rubén Palomares, 36, es boxeador de Guantes de Oro que entrenó con púgiles de primera clase, como Oscar de La Hoya y Shane Mosley. Sus cohortes eran amigos, colegas y parientes, dijeron las autoridades.
Un miembro era una mujer ex púgil que entrenaba con Palomares, dijeron.
Además de los cinco agentes juramentados implicados en la banda, al menos otros cuatro miembros de la banda tenían lazos con la policía. Dos eran graduados de un programa de adiestramiento policial en el Instituto Comunitario Río Hondo.
Otro trabajaba como agente de custodia civil en el Departamento de Policía de Garden Grove, y otro era un explorador del LAPD, que había pedido trabajo en el departamento pero fue rechazado.
Las autoridades dijeron que el equipo de Palomares era altamente sofisticado y organizado. Llevaban uniformes y placas de policía durante sus robos. Utilizaron patrulleros del LAPD y coches policiales sin matrícula durante algunos de los atracos, muestran las actas judiciales.
Durante la serie de delitos, robaron más de 317 kilos de marihuana y 50 kilos de cocaína a traficantes de drogas, que luego revendieron, dicen los documentos del tribunal. Además, robaron coches, dinero, armas de fuego y joyas. En un atraco particularmente osado los miembros de la banda se identificaron como agentes de policía mientras sacaban televisores de la parte de atrás de un camión en una calle de Montebello, muestran los documentos.
Algunos incidentes fueron violentos, y las víctimas fueron violentamente pateadas y golpeadas. Al menos una víctima fue herida por un balazo con una pistola eléctrica.
De acuerdo a las actas del tribunal los ladrones utilizaron tácticas policiales durante los robos. Algunos miembros de la banda tenían labores de vigilancia, observando a la policía y a potenciales testigos. Otros miembros -apodados el ‘equipo de entrada’- irrumpían en los locales. Las víctimas eran a menudo esposadas.
"Una vez dentro de un local, varios de los asaltantes atacaban y golpeaban a los ocupantes para obtener información, buscar drogas, dinero y otros bienes valiosos", dice la acusación, de 54 cargos, leída el jueves.
Las autoridades arrestaron esta semana a tres de los sospechosos restantes: el ex agente del LAPD, William Ferguson, 33, y su hermano, ex agente de la policía de Long Beach, Joseph Ferguson, 31, que fueron los dos arrestados el miércoles, y Rodrigo Durán, 35, ex sheriff del condado de Los Angeles, y ahora guardia en una prisión del estado.
La pesquisa federal de la banda criminal empezó el 8 de junio de 2001, cuando Palomares y otros cuatro hombres fueron detenidos en San Diego después de pagar 130 mil dólares a agentes encubiertos de la DEA por diez kilos de cocaína.
En esa época, las autoridades allanaron la casa de Palomares en Diamond Bar y requisaron 13 armas de fuego -incluyendo seis rifles de asalto semi-automáticos, 150 cajas de municiones y una máquina contadora de dinero.
Uno de los detenidos ese día, Alvin Moon, empezó inmediatamente a colaborar con las autoridades. Además de los robos, Moon dijo a las autoridades que había visto a Palomares y otro miembro de la banda asaltar a un joven después de una discusión en un restaurante.
Moon dijo que Palomares golpeó al hombre de 23 varias veces antes de que Óscar Loaiza lo apuñalara causándole la muerte. Fuentes cercanas a la investigación dijeron el jueves que habían corroborado la versión de Moon y que el caso sigue bajo investigación.
Poco después de las detenciones en San Diego, fuentes cercanas a la investigación dijeron que los detectives de asuntos internos del LAPD empezaron a seguir a William Ferguson. A los pocos días, cargó su bote y lo romolcó hacia San Diego, ostensiblemente para ir a pescar, dijeron las fuentes.
Sospechando sobre la coincidencia, los investigadores se preguntaron si acaso Ferguson estaba planeando arrojar al mar evidencias. Lo siguieron hasta el muelle, pero no lograron capturarlo en el mar. Agentes del Departamento de Estado de Pesca y Caza revisaron la lancha a petición de la policía cuando volvió a la costa, pero no encontraron nada.
Sintiendo la presión conjunta del FBI, el LAPD y la investigación del Departamento de Policía de Long Beach, otros miembros de la banda de Palomares empezaron a colaborar, con la esperanza de reducir su tiempo en la cárcel. Hace dos años, Palomares -que entonces había sido sentenciado a 15 años de cárcel por cargos de tráfico de drogas- accedió a declararse culpable y a cooperar con las autoridades. Aunque hace frente a una posible sentencia de cadena perpetua, espera que su cooperación resulte en una reducción de la pena.
Dos meses después de que Palomares empezara a colaborar, Jesse Moya, 29, otro ex agente del LAPD implicado en la banda criminal, se declaró culpable y accedió a cooperar.
Los hermanos Ferguson no han cerrado tratos. Incluso antes de incorporarse al LAPD, los archivos muestran que William Ferguson había sido detenido cinco veces por sospechas de robo y violación de morada.
Cuando estuvo en el LAPD fue acusado en numerosas ocasiones de mala conducta, incluyendo una queja de 1999 sobre un tiroteo en horas de servicio por el que fue finamente despedido. La ciudad pagó más tarde una compensación de 1.7 millones de dólares en una demanda de derechos civiles, alegando que el tiroteo era injustificado y que fue subsecuentemente encubierto.
Además de Palomares, Moya, Durán, Moon, Loaiza y los hermanos Ferguson, otros acusados son: Armando Contreras López, 35, de Paramount; Gabriel Loaiza, 30, de Montebello; Michelle Barajas, 38, de Paramount; David Barajas, 32, de Paramount; Jessica Treat, 31, de Whittier; Jesús Estrada Domínguez, 40; Pablo Estrada, 29, de La Puente; Manuel Hernández, 25, de Pico Rivera; Manuel Godinez Martínez, 25; Juan Mendoza, 29, de Muscoy en el condado de San Bernardino; Steve Quintero, 30, de Montebello; y Gerónimo Sevilla, 32, de Whittier.
Óscar Loaiza, Michelle Barajas y Contreras-López están fugitivos, dijeron las autoridades. Los abogados que representan a los acusados no devolvieron los llamados ni pudieron ser localizados.
Durante años Palomares gozó de una excelente reputación en el LAPD, recibiendo entusiastas reseñas de sus superiores.
"Un líder con una reputación de excelencia", escribió un capitán a mediados de los años noventa. "Otro año de servicio estelar", escribió otro capitán.
El primer indicio de que Palomares era un agente problemático provino de Rafael Pérez, el desacreditado ex agente cuyas denuncias de extendida corrupción y brutalidad lanzó el escándalo de Rampart de 1999.
Durante su declaraciones entonces secretas con investigadores, Pérez dijo que Palomares, que también había trabajado en Rampart, había intimado que había estado involucrado en un tiroteo ilegítimo en 1998 así como en otros casos de mala conducta.
"Yo investigaría todo lo que ha hecho Palomares", dijo Pérez a los investigadores. "Investigaría todas las detenciones que ha hecho".

3 de marzo de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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1 comentario

n n -

estan publicando lo que no se deve porque