Blogia
mQh

democracia, ¿objetivo o método?


[Michael Slackman] Fundamentalistas musulmanes que son demócratas. ¿Cálculo?

El Cairo, Egipto. ¿Qué hace que una persona vaya a la cárcel por sus creencias y la mantenga firme en sus convicciones mientras otros momentos de la vida -bodas, nacimientos, muertes- pasan por su lado?
Essam el-Erian perdió seis años y medio de libertad debido a su trabajo político. Por esto tiene algo en común con los que aceptaron la prisión por pedir libertad de la opresión de la Unión Soviética. Comparte algo con Riad Seif, un ex prisionero en Siria, que fue liberado recientemente después de pasar más de cinco años en la cárcel debido a su trabajo por la democracia, y con Ayman Nour, sentenciado a cinco año de trabajo forzado en Egipto, después de desafiar el monopolio del poder por el partido gobernante.
Pero el llamado de Erian a la democracia no cae bien entre los occidentales, especialmente en Estados Unidos y Europa, porque aunque pide elecciones libres, libertad de expresión y proceso debido, admite voluntariamente que quiere esos cambios políticos para ayudar a introducir la ley islámica en Egipto. Sus críticos creen que las organizaciones basadas en la religión como la suya usan la mecánica de la democracia para llegar al poder, pero no tienen en realidad la intención de apoyar valores o prácticas democráticas.
"Es un deber, es un deber religioso", dijo Erian, 52, cuando se le preguntó por sus motivos. "Yo di mi primer paso de este modo hace más de 35 años, para salvarme a mí mismo. Por supuesto, puede ser difícil de entender, pero en segundo lugar es para salvar a nuestro pueblo. Nuestro pueblo se ve como esclavo de una dictadura, y el islam llegó a liberar a la gente de la esclavitud para que fueran solamente esclavos del único Dios".
Erian es una importante figura de la Hermandad Musulmana, una organización islámica fundamentalista que es técnicamente ilegal en Egipto pero oficialmente tolerada. Ha trabajado durante décadas para ayudar al grupo a surgir tras años de clandestinidad como la única oposición política real en Egipto. Fue liberado en octubre después de su último período en la cárcel, cinco meses y medio, y se puso a trabajar directamente, uniéndose a las filas de la Hermandad justo cuando sus miembros se hicieron con 88 escaños en el parlamento, un pequeño paso hacia la consecución de sus sueños.
Sin embargo, al hacer frente a un gobierno cada vez más intolerante, Erian opera con una cuerda corta, que puede romper en cualquier momento. El miércoles, por ejemplo, cuando trataba de abordar un avión para asistir a un congreso de Bahrain, fue detenido en el control de pasaportes y se le negó el permiso para salir del país. No le dieron explicaciones.
Si tiene éxito, la Hermandad debe seguir los pasos de Hamas, la organización militante palestina que ganó las elecciones parlamentarias en enero. Y ese, dicen los críticos, es precisamente el problema. La Hermandad, dicen, profesa una lealtad falsa a la democracia con el fin de hacerse con el poder, después de lo cual tiene la intención de desmantelar las prácticas democráticas.
Erian es claro sobre su programa: transformar a Egipto para que se adapte a su visión de un estado islámico, donde el Corán sea no solamente la base de la ley, como en Egipto hoy, sino donde sea la ley. Pero rechaza a los que dicen que él y la Hermandad sean antidemocráticos.
"El principal objetivo del islam es liberar a la gente", dijo durante una entrevista en la oficina de la Hermandad Musulmana en la ribera del Nilo aquí. "El modo en que puedes aplicar la libertad a tu vida ahora es la democracia. Todo está relacionado. Provienen de la misma fuente. Por supuesto, puedes descubrir que muchos, muchos musulmanes, o la mayoría de los musulmanes, no lo entienden, pero Hassan al-Bana, que es el fundador de la Hermandad Musulmana, dijo que la libertad, la libertad es uno de los elementos básicos del islam".

Erian nació en un pequeño pueblo en Giza, llamado Nahya, no muy lejos de las pirámides. Su padre era maestro, y como la mayoría de la gente de la aldea, fue criado como un musulmán observante, que oraba cinco veces al día y ayunaba durante el mes sagrado de Ramadán. Pero oyó el llamado -de la fe y de la política- después de un accidente. Dijo que tenía unos 15 años cuando casi murió electrocutado al tocar unos cables de una lámpara.
"Salí a la calle solo y me pregunté: ‘¿Para qué estoy viviendo?’"
Para un adolescente la respuesta la encontró en la Hermandad Musulmana. "Cuando encontré a los Hermanos Musulmanes, por supuesto, me ayudó mucho, porque así pude poner todos mis esfuerzos en una estrategia clara, con métodos claros, con tareas claras", dijo.
Erian, uno de los dos estudiantes más brillantes de la aldea, fue elegido para que estudiara medicina en El Cairo. Cuando estaba en la escuela se unió a todo un curso de gente que estaban trabajando para cambiar la Hermandad con ideas prácticas y una estrategia para introducir al grupo a la política. Alarmado, el gobierno golpeó, y Erian, como la vanguardia de esa nueva generación, a menudo sintió la presión personalmente. Finalmente sacó su título de maestría en patología clínica, pero nunca logró terminar su formación médica porque, dijo, fue enviado a la cárcel.
Erian fue diputado en el parlamento egipcio de 1987 a 1900 como político independiente, porque la Hermandad no podía, por ser un grupo ilegal, presentar candidatos. En 1995 fue sentenciado a cinco años de cárcel por pertenecer a un grupo prohibido con el fin de crear un estado islámico en Egipto. Esa condena le imposibilitó automáticamente que se volviera a presentar a cargos públicos.
La Hermandad tiene un pasado violento y fue prohibido después de que sus miembros trataran de asesinar a Gamal Abdel Nasser incluso antes de que fuera presidente. Ahora tiene que luchar contra la sospecha no demasiado sutil de que Erian y otros son oportunistas que están tratando de usar la democracia para llegar al poder -sin intención de volver a dejarlo. Los políticos estadounidenses han ido tan lejos como para negarse a hablar con la Hermandad debido a su status ilegal. Sin embargo, hace poco The New Statesman, una publicación británica, publicó documentos en su sitio en la red filtrados de la embajada británica de El Cairo en los que un analista dice que es hora de iniciar al menos un diálogo informal con la Hermandad.
Erian se irrita con la política de oponerse a la Hermandad por lo que podría hacer, diciendo que desvía la atención de temas más substantivos. "El problema es que nuestros gobernantes en esta región llevan medio siglo o más en el poder, apoyados por los estados, y no lo quieren soltar", dijo. "Tienes miedo de que alguien llegue al poder y no quiera irse. Fijemos garantías para que no ocurra. No impidas el cambio a la gente porque tienes miedo o porque eres débil. Sé fuerte, no debilites a los otros".
Erian ha buscado seguidores fuera de las filas islámicas. Saad Eddin Ibrahim, un pionero educado en Occidente que está presionando al gobierno egipcio para que rinda cuentas, que fue encarcelado hace algunos años por sus esfuerzos, dijo que confiaba en Erian. "Probablemente debido a su posición moderada y sus excelentes cualidades de liderazgo, el régimen de Mubarak puso a Essam el-Erian tras las rejas", escribió Ibrahim cuando estaba en la cárcel. "Así, dejemos que la gente libre de Egipto y del mundo se unan a él. ¡Mubarak, no toques a Essam el-Erian!"
Ese llamado no tuvo eco en Washington o Europa. Pero Erian dijo que no le importaba demasiado, porque toma riesgos por su fe. "Sólo obedezco a mi Dios", dijo.

25 de marzo de 2006
©new york times
©traducción mQh
rss

0 comentarios