cardenal junto a inmigrantes
[John Pomfret] Cardenal de Los Angeles iniciará campaña de desobediencia civil si no se aprueba proyecto que protege derechos de trabajadores inmigrantes.
Los Angeles, Estados Unidos. Un día, Roger Mahony, entonces de 12, estaba trabajando en la planta procesadora de pollos de su padre en el Valle de San Fernando cuando agentes de policía allanaron el lugar buscando a inmigrantes ilegales.
"Nunca olvidaré cómo llegaron echando abajo las puertas", recuerda Mahony. "Me sentí aterrado. Y pensé: ‘Esta pobre gente están aquí trabajando para mantener a sus familias’... Eso causó un profundo impacto en mí". Uno de los trabajadores de su padre fue detenido.
Ahora el cardenal Roger Mahony dirige la Archidiócesis de Los Angeles. Es la diócesis católica más grande del país, y Mahony se ha colocado recientemente a sí mismo y a la iglesia en el centro del debate nacional sobre la inmigración.
El 1 de marzo, durante la Misa del Miércoles de Ceniza, el clérigo nacido en Hollywood atacó el proyecto de ley de la Cámara que convertirá en delincuentes a la mayoría de la gente e instituciones que ayudan a los inmigrantes. Calificándolo de proyecto "vergonzoso, vicioso", Mahony juró iniciar una campaña de desobediencia civil en las 288 parroquias de la archidiócesis si se convierte en ley.
Los organizadores de la protesta y participantes reconocieron que el fuego de Mahony desde el púlpito -y la campaña educativa que inició en enero en toda su archidiócesis- jugó un papel crítico en la organización de la oposición. Dicen que sus esfuerzos contribuyeron a que ese medio millón de personas, entre ellos muchos inmigrantes ilegales, se sintieran suficientemente seguras como para participar el 25 de marzo en una de las manifestaciones más grandes de la historia en el centro de Los Angeles, pidiendo un proyecto de ley más liberal sobre la inmigración.
Los Angeles fue una de la más de media docena de ciudades en las que los manifestantes se echaron a las calles. Antes la semana pasada, un comité del Senado aprobó un proyecto alternativo con un programa de trabajadores invitados que ayudaría a muchos inmigrantes ilegales eventualmente a obtener un permiso de residencia permanente o incluso la ciudadanía estadounidense. "Creo que es un buen principio", dijo Mahony en una entrevista, "pero ahora no vamos a parar".
Es alto y encorvado. Con una sonrisa casi permanente en su cara, Mahony se convirtió en obispo en 1985. Gran parte de su carrera religiosa ha estado dedicada a los inmigrantes hispanos y a los compromisos cívicos como los del mes pasado.
A principios de los años sesenta, Mahony asistió a un seminario a un tiro de piedra de las granjas de cítricos del Valle de San Fernando. Perfeccionó su español practicando con los recolectores de fruta traídos a Estados Unidos con el programa de trabajadores braceros invitados que terminó en 1964 en parte debido a que los trabajadores eran explotados despiadadamente. Mahony recordó los cheques de pago de los trabajadores. Siete días de trabajo por 11.08 dólares con una lista de deducciones -por el arriendo de un catre, de una manta, de toallas, cubiertos, comidas.
Un año después de que Mahony se convirtiera en sacerdote en Fresno en 1964, trabajadores agrícolas filipinos y mexicanos empezaron la Huelga de las Uvas Delano, que llevó a la fundación del sindicato de Trabajadores Agrícolas Unidos [United Farm Workers] y elevando al líder sindical César Chávez a una condición de prominencia internacional.
En esa época ninguna agencia de gobierno reclamó jurisdicción sobre los trabajadores agrícolas, así que intervino la iglesia. Desde el principio de la huelga, Mahony trabajó en el Comité Episcopal sobre Trabajo Agrícola e hizo de intermediario entre los huelguistas y los patrones. En 1975 el entonces gobernador Edmund G. ‘Jerry’ Brown Jr. nombró a Mahony como el primer presidente de la Comisión de Relaciones Laborales en el Agro del estado -un reconocimiento al papel único que jugó Mahony y la iglesia en la lucha por los derechos de los trabajadores inmigrantes.
"Durante muchos, muchos años ha estado involucrado intensamente, de muchos modos, en tratar de dar atención a la comunidad hispana", dijo el reverendo Anastasio ‘Tacho’ Rivera, que dirigió la sección hispana de la archidiócesis durante muchos años. Cuando Mahony fue nombrado arzobispo hace dos décadas, Rivera recordó que en la sección hispana de la archidiócesis había dos sacerdotes. Hoy, cuando se estima que los latinos constituyen el 75 por ciento de los cinco millones de miembros de la archidiócesis, hay más de 20 sacerdotes.
"Los Angeles es la segunda concentración de mexicanos, después de Ciudad de México... esto ha sido un importante tema para él", dijo el reverendo Thomas J. Reese, miembro de Centro Teológico de Woodstock de la Universidad de Georgetown. "Esto es lo mejor de la iglesia, defendiendo a los desprotegidos. Y son católicos".
Los observadores religiosas dicen que para la iglesia en general y para Mahony en particular, el debate sobre la inmigración proporciona una oportunidad para enfatizar valores que han recibido poca atención últimamente. Durante los últimos años, dijo Reese, algunas autoridades de la iglesia se han sentido "horrorizadas" por la manera en que políticos republicanos utilizaron la oposición al aborto para captar votos católicos en 2002 y 2004. Colocándose derechamente en el lado liberal del debate sobre la inmigración, dijo Reese, la jerarquía de la iglesia puede "decir públicamente que la Iglesia Católica no está en el bolsillo trasero del Partido Republicano".
Mahony pareció aceptarlo cuando, en la entrevista, unió la posición de la iglesia sobre los derechos de los inmigrantes con su postura anti-aborto.
"Desafortunadamente la gente siempre quiere colocar el programa pro-vida en dos cajas: aborto y eutanasia", dijo, hablando de dos temas al que se opone la mayoría de los republicanos. "Pero nuestro programa pro-vida comprende un amplio espectro de temas, y la inmigración es uno de ellos". Otro aspecto de ese programa es la oposición de la iglesia a la pena de muerte. En marzo de 2005, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, por primera vez en 25 años, lanzó una campaña contra la pena de muerte -otro tema con el que divergen muchos republicanos.
Mahony dijo que el escándalo de los abusos cometidos por sacerdotes contra niños había causado que la iglesia se concentrara en sí misma. "Hay que entender que el asunto de los abusos sexuales surgió en 2002 y que predominó en la iglesia... y también nos mantuvo alejados de nuestras actividades tradicionales", dijo. Ahora, dijo, la iglesia es un lugar más seguro para los niños, de modo que sus autoridades están ansiosas de dedicarse a otros temas sociales.
Mahony ha sido criticado por los parroquianos y otros católicos por su posición en el escándalo. Dirigió una dura batalla jurídica contra el despacho del fiscal de distrito de Los Angeles, que quiere acceso a los archivos del personal de la diócesis para investigar posibles delitos de abusos de niños contra unos cien sacerdotes.
La archidiócesis quiere mantener esos archivos cerrados. Analistas cercanos a la iglesia dijeron que al adoptar una postura dura, basada en principios, sobre un tema importante diferente, especialmente uno como la inmigración que lo remonta a su pasado, Mahony está recordando a sus feligreses la amplitud de sus logros y su compromiso de toda la vida con la justicia social.
Preguntado si adoptaba la posición de Miércoles de Ceniza pensando en alejar a su legado del escándalo de los abusos sexuales y reorientarlo de vuelta hacia temas que han formado su vida religiosa, Mahony sacudió la cabeza. "No creo en los legados", dijo. "No veo en los evangelios nada que hable de legados, excepto la vida eterna".
"Nunca olvidaré cómo llegaron echando abajo las puertas", recuerda Mahony. "Me sentí aterrado. Y pensé: ‘Esta pobre gente están aquí trabajando para mantener a sus familias’... Eso causó un profundo impacto en mí". Uno de los trabajadores de su padre fue detenido.
Ahora el cardenal Roger Mahony dirige la Archidiócesis de Los Angeles. Es la diócesis católica más grande del país, y Mahony se ha colocado recientemente a sí mismo y a la iglesia en el centro del debate nacional sobre la inmigración.
El 1 de marzo, durante la Misa del Miércoles de Ceniza, el clérigo nacido en Hollywood atacó el proyecto de ley de la Cámara que convertirá en delincuentes a la mayoría de la gente e instituciones que ayudan a los inmigrantes. Calificándolo de proyecto "vergonzoso, vicioso", Mahony juró iniciar una campaña de desobediencia civil en las 288 parroquias de la archidiócesis si se convierte en ley.
Los organizadores de la protesta y participantes reconocieron que el fuego de Mahony desde el púlpito -y la campaña educativa que inició en enero en toda su archidiócesis- jugó un papel crítico en la organización de la oposición. Dicen que sus esfuerzos contribuyeron a que ese medio millón de personas, entre ellos muchos inmigrantes ilegales, se sintieran suficientemente seguras como para participar el 25 de marzo en una de las manifestaciones más grandes de la historia en el centro de Los Angeles, pidiendo un proyecto de ley más liberal sobre la inmigración.
Los Angeles fue una de la más de media docena de ciudades en las que los manifestantes se echaron a las calles. Antes la semana pasada, un comité del Senado aprobó un proyecto alternativo con un programa de trabajadores invitados que ayudaría a muchos inmigrantes ilegales eventualmente a obtener un permiso de residencia permanente o incluso la ciudadanía estadounidense. "Creo que es un buen principio", dijo Mahony en una entrevista, "pero ahora no vamos a parar".
Es alto y encorvado. Con una sonrisa casi permanente en su cara, Mahony se convirtió en obispo en 1985. Gran parte de su carrera religiosa ha estado dedicada a los inmigrantes hispanos y a los compromisos cívicos como los del mes pasado.
A principios de los años sesenta, Mahony asistió a un seminario a un tiro de piedra de las granjas de cítricos del Valle de San Fernando. Perfeccionó su español practicando con los recolectores de fruta traídos a Estados Unidos con el programa de trabajadores braceros invitados que terminó en 1964 en parte debido a que los trabajadores eran explotados despiadadamente. Mahony recordó los cheques de pago de los trabajadores. Siete días de trabajo por 11.08 dólares con una lista de deducciones -por el arriendo de un catre, de una manta, de toallas, cubiertos, comidas.
Un año después de que Mahony se convirtiera en sacerdote en Fresno en 1964, trabajadores agrícolas filipinos y mexicanos empezaron la Huelga de las Uvas Delano, que llevó a la fundación del sindicato de Trabajadores Agrícolas Unidos [United Farm Workers] y elevando al líder sindical César Chávez a una condición de prominencia internacional.
En esa época ninguna agencia de gobierno reclamó jurisdicción sobre los trabajadores agrícolas, así que intervino la iglesia. Desde el principio de la huelga, Mahony trabajó en el Comité Episcopal sobre Trabajo Agrícola e hizo de intermediario entre los huelguistas y los patrones. En 1975 el entonces gobernador Edmund G. ‘Jerry’ Brown Jr. nombró a Mahony como el primer presidente de la Comisión de Relaciones Laborales en el Agro del estado -un reconocimiento al papel único que jugó Mahony y la iglesia en la lucha por los derechos de los trabajadores inmigrantes.
"Durante muchos, muchos años ha estado involucrado intensamente, de muchos modos, en tratar de dar atención a la comunidad hispana", dijo el reverendo Anastasio ‘Tacho’ Rivera, que dirigió la sección hispana de la archidiócesis durante muchos años. Cuando Mahony fue nombrado arzobispo hace dos décadas, Rivera recordó que en la sección hispana de la archidiócesis había dos sacerdotes. Hoy, cuando se estima que los latinos constituyen el 75 por ciento de los cinco millones de miembros de la archidiócesis, hay más de 20 sacerdotes.
"Los Angeles es la segunda concentración de mexicanos, después de Ciudad de México... esto ha sido un importante tema para él", dijo el reverendo Thomas J. Reese, miembro de Centro Teológico de Woodstock de la Universidad de Georgetown. "Esto es lo mejor de la iglesia, defendiendo a los desprotegidos. Y son católicos".
Los observadores religiosas dicen que para la iglesia en general y para Mahony en particular, el debate sobre la inmigración proporciona una oportunidad para enfatizar valores que han recibido poca atención últimamente. Durante los últimos años, dijo Reese, algunas autoridades de la iglesia se han sentido "horrorizadas" por la manera en que políticos republicanos utilizaron la oposición al aborto para captar votos católicos en 2002 y 2004. Colocándose derechamente en el lado liberal del debate sobre la inmigración, dijo Reese, la jerarquía de la iglesia puede "decir públicamente que la Iglesia Católica no está en el bolsillo trasero del Partido Republicano".
Mahony pareció aceptarlo cuando, en la entrevista, unió la posición de la iglesia sobre los derechos de los inmigrantes con su postura anti-aborto.
"Desafortunadamente la gente siempre quiere colocar el programa pro-vida en dos cajas: aborto y eutanasia", dijo, hablando de dos temas al que se opone la mayoría de los republicanos. "Pero nuestro programa pro-vida comprende un amplio espectro de temas, y la inmigración es uno de ellos". Otro aspecto de ese programa es la oposición de la iglesia a la pena de muerte. En marzo de 2005, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, por primera vez en 25 años, lanzó una campaña contra la pena de muerte -otro tema con el que divergen muchos republicanos.
Mahony dijo que el escándalo de los abusos cometidos por sacerdotes contra niños había causado que la iglesia se concentrara en sí misma. "Hay que entender que el asunto de los abusos sexuales surgió en 2002 y que predominó en la iglesia... y también nos mantuvo alejados de nuestras actividades tradicionales", dijo. Ahora, dijo, la iglesia es un lugar más seguro para los niños, de modo que sus autoridades están ansiosas de dedicarse a otros temas sociales.
Mahony ha sido criticado por los parroquianos y otros católicos por su posición en el escándalo. Dirigió una dura batalla jurídica contra el despacho del fiscal de distrito de Los Angeles, que quiere acceso a los archivos del personal de la diócesis para investigar posibles delitos de abusos de niños contra unos cien sacerdotes.
La archidiócesis quiere mantener esos archivos cerrados. Analistas cercanos a la iglesia dijeron que al adoptar una postura dura, basada en principios, sobre un tema importante diferente, especialmente uno como la inmigración que lo remonta a su pasado, Mahony está recordando a sus feligreses la amplitud de sus logros y su compromiso de toda la vida con la justicia social.
Preguntado si adoptaba la posición de Miércoles de Ceniza pensando en alejar a su legado del escándalo de los abusos sexuales y reorientarlo de vuelta hacia temas que han formado su vida religiosa, Mahony sacudió la cabeza. "No creo en los legados", dijo. "No veo en los evangelios nada que hable de legados, excepto la vida eterna".
2 de abril de 2006
©washington post
©traducción mQh
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