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vivir sin casa, con coche


[Ian Urbina] Manteniendo el secreto en la familia.
Fairfax, Virginia. Después de ser desalojado de su apartamento el año pasado, Larry Chaney vivió en su coche durante cinco meses en Erie, Pensilvania. Como pasaba el tiempo en los cafés locales, siempre colocaba un llavero y varios sobres de cuentas sobre la mesa para crear la impresión de que tenía una casa como todo el mundo.
Cuando Michelle Kennedy estaba viviendo en su coche con sus tres hijos en Belfast, Minnesota, aparcaba todas las noches en diferentes lugares de modo que nadie se diera cuenta, e instruyó a sus hijos para que dijeran a todos los que preguntaran que estaban "alojando con amigos".
El año pasado, William R. Alford empezó a colocar una funda de coche sobre la furgoneta donde duerme. "Originalmente usaba cortinas, pero la condensación en el interior de las ventanas me delataba", dijo Afford, que ha vivido sin casa aquí en Fairfax desde mayo de 2005.
Como para la demás gente sin casa, encontrar comida, calor y un lugar que limpiar es una lucha constante. Pero para los que viven en sus coches, pasar inadvertido tiene sus propias dificultades y aunque vivir así es ilegal en la mayoría de los lugares, expertos y defensores creen que es una tendencia creciente.
"Generalmente se trata de gente pobre que trabaja la que se encuentran en esta situación, balanceándose en la frontera entre los ricos y los desposeídos", dice Kim Hopper, que investiga a la gente sin casa para el Instituto de Investigaciones Psiquiátricas Nathan S. Kline, con sede en Nueva York.
El número de "gente sin casa, con coche" tiende a subir cuando el coste de la vivienda supera el salario, dijo Hopper. El año pasado fue el primer año del que se tenga memoria, de acuerdo a un estudio anual realizado por la Coalición Nacional de la Vivienda y los Bajos Ingresos [National Low Income Housing Coalition] que un trabajador de tiempo completo con un salario mínimo no pudo pagar un apartamento de un dormitorio en ninguna parte en el país según las tasas promedio del mercado.
En 2001 funcionarios de Lynnwood, Washington, un suburbio de Seattle, aprobaron una ordenanza que impone penalidades de 90 días en la cárcel o multas de hasta mil dólares contra la gente sorprendida viviendo en sus coches.
Peter Van Giesen, agente de policía encargado de las buenas costumbres, dijo que han descubierto hasta 20 coches en una noche, con gente que había aparcado cerca de un parque, cuando algunas personas de quejaron de que estaban usando los matorrales como servicios. "La mayoría de esa gente estaba tratando de encontrar trabajo", dijo Van Giesen.
Viviendo dentro de su última posesión, la gente sin casa pero con coche a menudo es gente que atraviesa por una mala racha, dicen defensores y asistentes sociales, y ya que es más probable que vean su situación como temporal, también son los más inclinados a guardar el secreto.
Aunque la duración promedio de vivir sin casa es de cuatro meses, tiende a ser más corta para la gente sin casa con auto, dicen los expertos.
"Gastas un montón de tiempo simplemente tratando de que no te vean", dice Kennedy, ex botones del Senado que escribió un libro, ‘Without a Net: Middle Class and Homeless (With Kids) in America’ [Sin una Red: Clase Media y Vivir Sin Casa y Con Hijos] (Viking Adult, 2005), sobre sus experiencias como sin casa durante varios meses de 1997 después de que se derrumbara su matrimonio. Pero residir -y ocultarse- a plena vista requiere astucia, y eso empieza cuando se decide dónde aparcar.
En las ciudades, calles empinadas sin aceras, sin ventanas que den a la calle y con bosques adyacentes son ideales porque tienen poco tráfico peatonal y ofrecen la mejor situación para entrar y salir del coche sin ser visto, de acuerdo a muchos que han pasado por la experiencia.
La mejor ubicación es una de vegetación escasa para evitar a espectadores ruidosos, pero suficientemente ocupada como para que el coche no despierte sospechas, dicen, suficientemente cerca de servicios pero bastante lejos como para evitar a los transeúntes. Los estacionamientos de grandes almacenes son una opción popular. Si tienen espacio libre, los estacionamientos de hospital son también una buena opción. Los guardias a menudo se compadecen cuando se les dice que el ocupante de un coche está esperando para visitar a su esposa enferma, dicen muchos.
Encontrar un lugar donde tomar una ducha requiere ingenio.
"La clave es cuándo entrar y salir del edificio", dice Randy Brown, que en los últimos tres meses que ha estado viviendo en su coche ha entrado a hurtadillas en un campus universitario cerca de donde trabaja como mesero en Fredericksburg, Virginia, para usar una ducha que los guardias no saben que tiene otra entrada.
Como varios otros entrevistados, Chaney dijo que cuando perdió su negocio de camiones después del huracán Katrina y fue desalojado de su casa, tuvo la suerte de tener pagada su subscripción de un año al gimnasio.
"Eso fue probablemente lo que más me ayudó a mantener las apariencias", dijo Chaney, que se mudó a Pensilvania para estar cerca de su hijo, que estudia en la universidad aquí.
Chaney dijo que mientras buscaba trabajo, no reveló su situación a su hijo que estaba estudiando con una beca de baloncesto, porque no quería distraerlo.
Aunque normalmente el orgullo es el motivo para no contárselo a los amigos o a la familia, preocupaciones sobre la ley y el agobio es más a menudo la razón que da la gente para mantener oculta su situación. La seguridad también es una preocupación, dicen los expertos, ya que la gente sin casa es frecuentemente blanco de agresiones físicas y delincuentes.
"Un montón de cosas que hace la gente para mantener el secreto, suena paranoico, y en parte lo es", dijo Michele Wakin, que escribió su tesis doctoral sobre la gente que vive en sus vehículos en California y que ahora es profesora de sociología en el Bridgewater State College de Massachusetts. "Pero cuando estás tratando de ser discreto y gastas un montón de tiempo en una zona, algunas cosas no se pueden evitar".
La gente a menudo desarrolla serios problemas con su espalda porque no reclinan el asiento cuando duermen, dijo Wakin; si se les pregunta, quieren estar en estado de poder decir a la policía que se estaban echando una pestañada. La gente también construye elaborados compartimentos en sus coches para ocultar la ropa de cama, dijo.
Alford dijo que había aprendido a moverse lentamente para evitar que el coche se balanceara y llamara la atención cuando estaba dentro. Cuando tiene demasiadas cosas que llevar desde el coche a la biblioteca donde pasa gran parte del tiempo, hace varios viajes antes que cargar todo en sus brazos, como una vieja vagabunda, dijo.
"Puede parecer absurdo, pero en los suburbios lo que uno se juega es demasiado cuando se trata de ser invisible, porque se supone que no puedes hacer eso", dice Alford, que trabaja ocasionalmente como un diseñador de sitios web. "La gente llama al 911 en la ciudad para decir que han visto a una persona sin casa, y los polis se ríen. Aquí fuera, los polis llegan en seguida".
Los expertos dicen que hay entre 2.1 millones a 3.5 millones de gente sin casa en todo el país. Wakin dice que las precauciones requeridas para vivir en un coche era una razón de porqué había menos drogadictos o enfermos mentales viviendo en sus coches, en comparación con los que vivían en las calles.
"Mantener el coche funcionando, con la matrícula, la inscripción al día, con una dirección donde las instituciones puedan enviar cosas, y todo eso mientras se trata de no ser detectado por la policía y los vecinos se convierte en un trabajo de jornada completa", dice Wakin.
Para algunos, la clandestinidad puede ser un obstáculo para obtener los servicios que se necesitan.
Richard Pyne, que fue desalojado de su casa después de perder su trabajo en una fábrica en Filadelfia del Norte, dijo que no buscó ayuda porque temía perder la tutoría de su hija de 17, Kristinlyn, que estaba viviendo en el coche con su mujer, Suzanne, y él.
En abril pasado, una asistente social descubrió a la familia durmiendo en el parque, y después de explicarles sus derechos, la asistente les convenció de mudarse a un refugio.
La tensión de buscar constantemente un lugar donde asearse y la estrés de evitar ser detectado se hacen insoportables, dijo Pyne, y agregó: "No tienes ni idea de lo agotador que es sobrevivir de esta manera".

2 de abril de 2006
©new york times
©traducción mQh
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