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cuánto vale una vida en china


[Jim Ardley] Como Occidente, las vidas tienen precios diferentes. Pero las razones son otras.
Guojiatuo, China. Yuan, la adolescente de He Qingzhi, y sus dos amigas vivían en la misma calle cerca del río Yangtze, asistían a la misma escuela secundaria, y todas murieron aplastadas en un accidente de tráfico a fines del año pasado. Después de eso, la simetría terminó: según la ley china, la vida de Yuan valía menos que la de sus amigas.
A He, 38, que ha vivido en esta ciudad de China central durante quince años, le dijeron que sus vecinos tenían derecho a una indemnización por el accidente unas tres veces más alta que él debido a que ellas eran residentes urbanas inscritas, mientras que él era sólo un trabajador inmigrante.
"Me choqueó", dijo He, mientras revisaba documentos legales en su apartamento hace poco y su esposa sollozaba en el cuarto adyacente. "Las niñas tenían más o menos la misma edad. Todas iban a la misma escuela. ¿Por qué es tan barata nuestra vida?"
Escandalizados, He y su abogado están considerando entablar una demanda, diciendo que la decisión es discriminatoria y que la familia tiene derecho a una indemnización completa según la Constitución china. El problema con el argumento es, sin embargo, la Constitución china misma. Más ciudadanos chinos como He están reclamando derechos y a menudo citan a la Constitución, pero de hecho esta es una endeble herramienta a la hora de reclamar derechos individuales.
El problema no es que el documento carezca de ideales nobles o sea considerado poco importante. Pero para ciudadanos en China, la Constitución es en gran parte inaccesible. Incluso aunque describe un amplio rango de derechos, el sistema legal chino en lo esencial no permite que gente como He utilice la Constitución como un mecanismo para impugnar leyes o medidas que crean que violen esos derechos.
Incluso aunque algunos reformadores legales en China crean que postular la noción de una ley constitucional es esencial para establecer el imperio de la ley. Así cada vez más los reformadores están planteando ideas como crear un nuev y más asertivo tribunal constitucional. Reformadores liberales creen que ampliando el alcance de la Constitución podrían en última instancia proporcionar un mayor control del Partido Comunista.
"Hay un movimiento para hacer que la Constitución signifique algo", dijo Stanley Lubman, conferencista de la Universidad de California en Berkeley, y experto en leyes chinas. Pero de momento, agregó Lubman, "la Constitución china es sólo un documento con buenas intenciones".
El debate es difícilmente abstracto para el gobierno chino. Los líderes máximos han convertido la reducción de la brecha urbano-rural en los ingresos en una prioridad nacional y han tomado algunas medidas para ayudar a los trabajadores inmigrantes. También han enfatizado la necesidad de un sistema legal justo y moderno para regular la sociedad china y proteger los derechos individuales.
La Constitución ha sido rescrita o modificada varias veces este último medio siglo, y más recientemente en 2004, para incluir protecciones de los derechos privados de propiedad. Esas modificaciones constitucionales son consideradas directrices cuando el gobierno redacta leyes o reglamentos. Pero la Constitución no está por encima del Partido Comunista y en última instancia ampliar el poder de la Constitución o el poder de los tribunales podría significar introducir cambios en el sistema político, un desarrollo que el Partido Comunista rechaza.
Aquí en las montañas de la vasta municipalidad de Chongqing, la familia de He era, hasta la muerte de su hija, la historia de una exitosa familia de inmigrantes.
He se crió en una aldea agrícola en las colinas en los alrededores de Yangtze, pero la dejó en 1991 para empezar un negocio de carne. Compraba y sacrificaba cerdos en diferentes aldeas para un carnicero que vendía la carne en una tienda en Guojiatuo, un pueblo de unos 29 mil habitantes. He y su esposa Zhan Denglan se mudaron a la carnicería y Yuan nació ese año en un hospital cercano.
Hacia 2000 He había abierto su propio puesto de carne en un mercado cercano y su hija se había matriculado en la escuela local. Todavía tiene un permiso de residencia temporal que renueva anualmente para vivir como trabajador inmigrado. Dijo que desde que empezó con el puesto ha estado pagando impuestos locales, y su familia también posee una pequeña libreta roja en reconocimiento de su acatamiento de la política de un solo hijo por familia.
El año pasado, la mañana del 15 de diciembre, Yuan, 14, partió hacia el puesto de carne temprano en la mañana a recoger dinero para comprar útiles escolares. Diez minutos después de su partida alguien le dijo a He que Yuan había tenido un accidente. En la escena descubrió que un camión sobrecargado de ladrillos había destrozado el pequeño taxi-bicicleta que llevaba a Yuan y sus dos amigas a la escuela. El camión había volcado y aplastado a las niñas debajo de varios toneladas de ladrillos.
"Tenía tanta pena que apenas podía estar de pie", dijo He.
A las horas, las familias de las tres niñas muertas fueron llevadas a un hotel de la localidad para reunirse con una comisión ad hoc de indemnizaciones: un funcionario de educación y dos empleados de la escuela secundaria, el dueño del camión y tres representantes de la compañía de transportes que había arrendado el camión para el transporte de ladrillos.
He dijo que la reunión se convirtió pronto en una especie de arresto domiciliario. He y su esposa fueron mantenidos durante dos días en el hotel mientras discutían sobre el valor de la vida de su hija. Un representante de la compañía de transportes, que era responsable de los pagos, dijo que según las leyes chinas He y su esposa sólo tenían derecho a 50 mil yuans, o 6.170 dólares. Pero dijo que la compañía les pagaría 70 mil yuans, o 8.640 dólares, como expresión de solidaridad y para ayudarles a pagar el funeral. Las otras familias recibieron unos 200 mil yuans, o 25 mil dólares.
"Me dijeron: ‘Eres un residente rural, y debes aceptar estos 70 mil yuans o largarte’", recordó He. "Dijeron que si yo pensaba que era muy poco, que podía vender el camión accidentado".
Finalmente firmó un acuerdo de indemnización. Recibió 20 mil yuans adicionales de la compañía de transporte y del dueño del camión, pero la indemnización era todavía menos de la mitad de lo que recibieron las otras familias.
Los sistemas legales occidentales también otorgan valores diferentes a la vida de la gente dependiendo de los ingresos de la persona y otros factores. Pero en este caso las familias involucradas vivían en el mismo vecindario, y He se había establecido como un pequeño comerciante, con un ingreso comparable al de las otras familias. La principal diferencia entre ellos era su condición de residente rural.
Zhou Wei, el abogado de la familia, dijo que la disparidad en la indemnización ilustraba la omnipresente discriminación creada por la inscripción municipal, o hukou, de China, que a menudo limita a los individuos y su acceso a servicios oficiales al lugar donde están registrados. El gobierno central ha aflojado consistentemente las restricciones del sistema hukou, pero los trabajadores inmigrantes todavía reciben mucho menos servicios oficiales.
"Es difícil que la gente se de cuenta de que existe discriminación e injusticias en una sociedad que excluye a los campesinos", dijo Zhou.
Durante varios años Zhou ha probado el alcance de los derechos constitucionales en China. Ha presentado casos alegando que agencias de gobierno discriminaban ilegalmente en sus políticas de contratación sobre la base de la altura y el sexo, así como contra gente con hepatitis B. Tanto en los casos de hepatitis B como de altura, las agencias terminaron cambiando sus criterios. Pero en ninguno de sus casos ganó sobre bases constitucionales.
En realidad, el sistema legal chino parece casi designado para evitar esos juicios. La autoridad para hacer juicios constitucionales no reside en el sistema de tribunales sino en la presidencia del Congreso Nacional del Pueblo, la legislatura nacional dominada por el partido. Y el congreso no ha emitido nunca una opinión aclarando disputas constitucionales.
He todavía exige una indemnización equitativa. La ha pedido a los funcionarios locales, ha acudido a los medios de comunicación chinos y ha escrito una carta al Congreso Nacional del Pueblo y al primer ministro Wen Jiabao. Son signos positivos, dijo Zhou, lo que ayuda a explicar por qué todavía no presenta la demanda.
Otros dos tribunales superiores han determinado recientemente el pago de indemnizaciones equitativas en casos similares. Zhou dijo que esperaba que la Corte Popular Suprema de Pekín revisara el tema de la indemnización en junio. Pero aunque He eventualmente recibiera más dinero, es poco probable que se acepten sus derechos constitucionales. Sin embargo, Zhou tiene esperanzas a largo plazo.
"El desarrollo de la cultura china debería otorgar poder a la Constitución para que actúe como una restricción sobre el gobierno y como una garantía de los derechos ciudadanos", dijo.
La pérdida de Yuan ha sido devastadora para He y su mujer. He dijo que su lucha era tanto por la dignidad de su hija como por la indemnización. Su mujer sufrió una crisis nerviosa y trató de suicidarse. Debido a problemas de salud, ya no puede concebir, y la pareja está preocupada por su futuro. No pueden contar con los beneficios de una seguridad social, no tienen ahorros y ahora tampoco una hija que cuide de ellos en la vejez.
"Quería instalarse en la ciudad y comprar una casa grande para nosotros cuando fuera mayor", dijo He sobre su hija. "Quería ser doctor, maestra o azafata de vuelo".

14 de abril de 2006
©new york times
©traducción mQh
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