neonazis y otros reportajes chilenos
Investigan A Más Militares
En otras fotos los presuntos soldados aparecen bebiendo cerveza en el gimnasio dirigido por el líder prófugo de la justicia.
Las imágenes fueron anexadas a la indagación y la fiscalía maneja la tesis de que al menos uno sería un militar en servicio activo.
Carabineros Admite Error
El general director de Carabineros, José Bernales, admitió ayer que el líder del grupo neonazi contaba con un certificado el OS-10 con el cual se acreditó como guardia de seguridad. Este fue obtenido utilizando un carné de identidad a nombre de Esteban González Herrera en circunstancias que el nombre del prófugo es Esteban González Araneda.
"Es una credencial que se le otorgó, efectivamente, con una cédula de identidad que no correspondía a la suya. Seguramente fue una equivocación, hay que revisarlo, hay que corregirlo y ser más cuidadosos en ese tipo de cosas", manifestó.
Acerca de la eventual participación del carabinero con el grupo, Bernales señaló que "se está investigando. He pedido todos los antecedentes que el caso amerita y si el funcionario está comprometido lo pondremos a disposición del tribunal".Sobre las imágenes en las que este aparecería, dijo que "yo no diría fotografías que lo vinculan, sino además hay un par de dichos" que lo relacionan.
El ministro (s) del Interior, Felipe Harboe, señaló que "se ha activado la búsqueda a nivel internacional del principal sospechosos de este crimen".
12 de mayo de 2006
© la tercera
12 de mayo de 2006
©la tercera
vagabundo por un día
El ruido de las calles es enloquecedor. Sepamos cómo es la vida de un mendigo, de un vagabundo o de aquellos que transformaron la calle en su residencia.Compartamos sus tiempos, su día y su noche; tratemos de saber qué sienten y qué piensan.
Abandono
Los buses inician su recorrido tras permanecer detenidos por largos minutos en la plaza Sucre, a la espera de pasajeros.Y ahí estoy. Transformado. Vestido igual que un vagabundo.
Ahora averigüemos quiénes son y cómo se comportan. Observemos la reacción de la gente frente a estas personas que sufren abandono, o que han asumido éste como una decisión personal.
De vez en cuando, un caballo relincha y remece la victoria a la cual está atado. Siempre con los ojos tapados, el animal se acomoda y se prepara para otra media hora de sufrimiento.
Y ahí estoy. Sentado. En medio de la plaza de Viña. En esta selva de cemento, adornada con añosos árboles que nos sumergen en la historia de la ciudad.
Esta experiencia de periodismo testimonial contiene efectos de notable factura humana, obviamente protagonizados por esos vagabundos con quienes compartimos un día y una noche.
Es gente intensamente solidaria y con capacidad para construir redes de auxilio, de mutuo apoyo; son personas que demuestran que entre ellos se quieren y respetan. Comparten los menguados bienes que tienen, como el abrigo, un lugar donde reposar o dormir y el alimento.
Los vagabundos se quieren y respetan. Es otra imagen la que queda después de vivir con ellos. De eso se refiere este reportaje. En el que fui vagabundo por un día. He aquí la experiencia.
El Frío Cala los Huesos No Soy Bienvenido Con Mi Amiga Bachelet Ya No Más Solo La Sorda ¡Tengo Casa!
La banca de madera está helada. Congelada. Cada una de las tablas se encuentra rayada con símbolos de las barras bravas de este país. Me empieza a doler la espalda, por lo que cambio la postura. Siento el duro metal de los bordes. Resbaloso. Es que el rocío de la madrugada ha dejado gotas de agua que desaparecen cuando paso mis dedos por encima de la base.
Así me acomodo. Intento sin éxito evitar el viento que se cuela por mis pantalones rotos. En especial por la pierna izquierda, donde "luzco" un corte de lado a lado en la parte trasera.
Me corro mi deshilachada bufanda azul, estilo colegial. Tras mi descuidada barba asoman mis mejillas, que están cada vez más rojas y secas.
Es que el frío amaneció con rabia, queriendo acabar con todo. Incluso conmigo, un mendigo más.
Como puedo meto la mano en mi pequeño bolsillo del grueso chaquetón, que conserva algo de arena de playa. Sacó un cigarrillo marca Derby. Prendo un fósforo y se me apaga. Prendo otro y lo mismo.
Volteo apenas, entre quejidos, y le pido a un escolar que me lo encienda. Aunque lo interrumpo en su conversación, en uno de los varios grupos que participaron hace algunos minutos en la protesta por el pase escolar gratuito, accede. Y posa para una foto.
Bebo un sorbo de mi botellita de tinto de 295 cc. 'Santa Gemita', y parto a mi recorrido, no sin antes terminar de escuchar la conversación de los adolescentes.
"Quién tiene papelillos" o "quién se puede conseguir unos", escucho a cada rato. Es que, una vez acabado el 'rock and roll' con los carabineros, o sea, el 'cara a cara' con televisión incluida, es hora de partir a Valparaíso a pasarlo bien. Y qué mejor que hacerlo después de unas pitadas en medio de la plaza, en algún sitio que no delate y que permita 'elevarse' por algunas horas.Es que así es la marihuana.
Inicio mi recorrido e intento entrar al Hotel O´Higgins. Rápidamente mis intenciones se ven frustradas cuando veo un nutrido contingente policial en el estacionamiento del recinto festivalero, que se mantiene alerta por si los desórdenes de las protestas, que ya tuvieron corriendo a escolares y uniformados frente a la parroquia, se reactivan.
Me siento en la entrada a descansar. Entonces aparece un policía de casco blanco preguntándome en voz alta: "Oiga, ¿qué le pasó?".
Yo no respondo. Ante la insistencia del hombre de la moto, que me interroga acerca de si tengo algún dolor en mis cansadas piernas, decido levantarme y seguir camino a mi próximo destino: el Teatro Municipal.No puedo ser detenido. Es muy temprano para que esta historia se acabe.
Entro al sitio que acoge al Festival de Cine Digital y me siento en una banqueta afelpada. Es cómoda y se respira otro aire. Ya no hay frío ni viento, sólo un par de señoras comprando 'tickets' ‑no entradas‑ para una función nocturna.
Pese a que al principio el trato del guardia es cordial, el final no es tan feliz. De un minuto a otro, y ante la amenaza de que llamará a Carabineros porque me resisto a moverme, aunque no he hecho nada, paso a las duras escalinatas exteriores. Siempre escoltado, tal como una 'estrella', aunque hoy no lo soy.
Es que estoy en búsqueda de un lugar donde el frío no me consuma.
Me voy a la calle Valparaíso. Me es familiar. Y ahí conozco a mi primer 'amigo'.
Sentado afuera del Redbanc del Banco de Chile, a un costado de la Gelatería Samoiedo, el hombre, de unos 50 años, me cuenta que 'machetearía' hasta conseguir monedas para irse a almorzar a su casa en Achupallas.
Allí lo espera su hermano. Y, aunque no le entendía mucho porque hablaba con los dientes apretados y la boca bien cerrada, sí me quedó claro (porque lo repitió siete veces) que su micro era la de color naranja y que pasaba por la plaza.
Después de unos minutos, y sintiendo la dureza de mi nuevo asiento en mis piernas, decido seguir el camino hacia Arlegui, porque lo mío era la municipalidad. Quería saber cómo podrían tratarme en ese lugar con mi inseparable chapita de la Bachelet en el pecho.
Una vez allí, por la puerta del costado, intenté ir al baño. Luego de pedir si podía pasar, el hombre de la puerta, que me miró de arriba a abajo, me otorgó una no muy convencida aprobación: "Está bien, pero cortito. Sígame...", me dijo. Y caminé pensando en la palabra "Cortito..."
Luego de un minuto 37 segundos, salí por la misma puerta. No sin antes despedirme, como todo un caballero. Porque andaré sucio, caminaré mal, tendré joroba y seré pobre, pero ¡no soy roto!Tras intentar el ingreso por la puerta principal, y haberlo conseguido desde luego, me di cuenta de que para mí, el vagabundo, la entrada no estaba prohibida.
Sólo la real cercanía a las 14 horas le apremiaba al guardia.
Nuevamente emprendí el rumbo. Tras descansar por media hora en una banca de la calle Valparaíso, que a esa hora recibía todo el flujo de las oficinistas que de taco alto llegaba a los restoranes de comida rápida, decidí marcharme con lo mío.
Mi gorra de 'Romané', mi caja porta casetes ‑en la que se asomaba una foto de Juan Pablo II‑, mi joroba y mi inseparable cojera. El sitio escogido: el restorán 'José Pepe', ubicado a un costado del mercado municipal.
El menú: un plato de porotos con fideos, que por 600 pesos me reconfortaría hasta el alma. Un plato calentito, generoso.
Ya en el lugar, saludo al Andrés y a la Susy, los dueños, y paso a 'la jaula', un enrejado de madera donde se acomodan quienes, como yo y varios otros, tienen sus bolsillos más vacíos.
No pasan 30 segundos y aparece ante mí una marraqueta y un pocillo con pebre, que tras degustarlo lo recordaría por toda la siguiente hora.
Luego de beber de lo que quedaba de mi 'Santa Gemita', me acomodo en una de las sillas de playa 'Becker' y empiezo. Cucharada tras cucharada. Hasta acabarme el plato y llenar mi estómago.
Fue precisamente ahí donde conocí a quienes se transformarían en mis amigos por esa tarde: don Víctor y el 'Palmera'. Con ellos compartiría un ahora indeterminado número de vasos de vinos.Muy diferentes los dos, cada uno era interesante. Aunque la historia de Víctor me pareció más triste.
Me contó que llegaba todos los días hasta el 'José Pepe' en busca de alimento y buena compañía. Y ahí la encontraba. Por eso se quedaba en ese lugar casi todas las tardes.
Hasta que decidía levantarse, para lo que agarraba su bolsito deportivo, donde guardaba una frazada y unas banderas chilena, y se iba en busca de la banca que esa noche se transformaría en su cama.
Le pregunto "por qué no se va a la hospedería del Hogar de Cristo", de calle Retamo, en Valparaíso, y me dice que no, porque no tiene amigos en el puerto.
"Si soy viñamarino y todos mis amigos están acá, pues. ¿Qué voy a ir a hacer allá? Además, trabajo recogiendo metales en la playa que hay entre 8 Norte y Las Salinas".
De inmediato me surgió la duda de si siempre había vivido así, en la calle, durmiendo en bancas, a lo que me responde con resignación. "Antes dormíamos en la posta de urgencia del Fricke. Éramos como veinte. Hasta que un día uno llegó muy curado y nos echaron a todos. De ahí nunca más pudimos volver". Del 'Anrrrés' sólo tiene palabras de elogio; igual que a la Susy, cuya figura esbelta destaca entre los hombres.
"Cuando hace mucho frío o está lloviendo, el Anrrrés nos mete dentro del restorán a todos los viejos y algunas veces nos regala un plato de sopa para mantenernos calentitos", es una de las frases que lanza Víctor para demostrar lo que siente por él.
Eso sí, aclara, no le gusta que nos curemos. Podemos hablar fuerte y cantar en la máquina de la música, un 'wurlitzer' que no ha dejado de sonar toda la tarde con románticas y sufridas melodías, pero nada de 'atados'.Ya está oscureciendo y parto a la calle Valparaíso a machetear, a buscar monedas.
Me instalo frente al kiosco de diarios de calle Valparaíso, al llegar a la plaza de Viña. Una señora que luce un cartel que dice "Soy sorda..." no me ve con buena cara. Pero me quedo. Creo que la calle alcanza para los dos.
Para mi sorpresa, inicia una animada conversación con una mujer que vende cuellos de polar. Y su cartel de sorda sigue ahí. Meciéndose en su pecho. Como pidiendo una explicación. Pero ella continúa, animada, interrogando a su interlocutora de por qué se había perdido de la calle.
¿Qué cosa no?
Pasan los semáforos y mi recaudación es escuálida. A esa altura, deprimente. Tal como mi cajetilla 10 de Derby Lights, que luce casi vacía.
He visto pasar desde un viejo Charade hasta esas camionetas negras, doble cabina, que brillan hasta de noche; y mis bolsillos siguen pelados.
Parto a una farmacia. Entro a una Cruz Verde. Luego a una Ahumada y después a una Salco Brand. Así pienso en matar algo el tiempo. Y en cada una de ellas me siento 'acompañado'. Qué grato. Como que ya dejé de estar sólo y de ser el hombre invisible para todos. Desde que entro hasta que salgo, siempre me observa algún guardia. Y aunque no he tocado nada, ni menos he botado algo, ellos están ahí. Siempre. Y me siguen hasta la puerta. Creo que es hora de marcharme a dormir...
Haciendo memoria, me acuerdo del ofrecimiento del 'Palmera', que temprano me invitó a su casa, detrás de una bencinera de 1 Norte. Su hogar se encuentra entre la vegetación, a orillas del Marga Marga.
Llego, pregunto a un bombero dónde duerme mi amigo y me indica el lugar. Salto un muro de 50 centímetros y caigo duro en la tierra, entre pasto que no ha conocido las podadoras.
Evitando caer, porque podría ir a dar directo a las aguas del estero, empiezo la búsqueda. Hasta que doy con uno de sus vecinos de 'ruco', como le llaman a sus sitios donde instalan colchones cubiertos con plástico grueso antilluvia. Es el Juan Carlos, un ex bombero de bencinera que duerme bien arropado porque es asmático producto de un resfrío mal cuidado que terminó con uno de sus pulmones. De taparlo se encarga el 'Palmera', a quien encuentro a unos cinco metros. Está durmiendo, pero igual me escucha llegar. Y de inmediato se le asoma una sonrisa.
Aunque al principio no se acuerda de mí, luego me reconoce. Y me informa con pesar que ya pasaron a darle comida los voluntarios del Hogar de Cristo, por lo que me quedé "debajo de la mesa".
Se acomoda entre sus ropas y me muestra donde dormir. Le pregunto por sus otros dos vecinos, cuyos rucos se ven vacíos, y me dice cual padre que aguarda por sus hijos que están por llegar, pero que no me preocupe.
"Yo los cuido acá. Si somos como una familia. A mí, por ejemplo, está por salirme una pensión y cuando eso pase, arrendaré una casa y me los llevaré a todos. Es que llevamos años juntos y no podría estar separado de estos viejos. Son todo lo que tengo", lanza entre quejas, mientras con su codo se reincorpora y me muestra sus potes de plástico en los que come.Sus ojos, ahora llorosos, se pierden en la noche y en su cara arrugada, producto de años cuidando autos en el mercado. Y vuelve a la carga: "ya pues, acomódese para dormir. Si acá no va a pasar frío".
Hora de Partir
Yo, mientras me quedo pensando en su infinita generosidad, tan escasa entre quienes tienen pero no quieren dar, le respondo: "oiga, pero antes de dormir, voy a ir a comprar una cañita de vino para pasar la noche.
¿No ve que como no soy de acá, como vengo del norte, puedo pasar frío y con vinito se siente menos?"
Y así me paro y salto el muro que separa la casa del >Palmera= con la estación de servicio.
El 'Palmera' se queda pensado que fui en busca de vino, sin saber que yo me fui sabiendo que gané un nuevo amigo. Un gran amigo.
Esa noche se quedan durmiendo allí seres humanos, a quienes intenté imitar, sufriendo todo lo que ellos pasan. ¿Cómo serán esas noches cuando el invierno llegue de verdad? ¿Qué irá a ser de la vida de esos vagabundos?
542 Personas En la Calle
De acuerdo al Catastro Nacional de Personas en Situación de Calle, que emanó del Ministerio de Planificación y que utiliza el Hogar de Cristo, en la zona que incorpora Valparaíso, Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana, Quillota, La Calera, San Felipe, Los Andes y San Antonio, a julio de 2005 había 542 personas que vivían al intemperie, lo que equivalía a un 7,5 por ciento del total nacional de mendigos. A nivel país, el 51% de los encuestados estaba en una hospedería, un 39% en la vía pública y el 10% restante en otro lugar.
El 'Palmera', el Líder
Desde que conocí al 'Palmera' supe que era diferente. ")Sabe por qué me dicen así?", me preguntó apenas nos vimos. "No", le respondí de inmediato. "Es que antes trabajé cortando palmeras para la 'muni' por varios años y era el mejor de todos", me dijo.
El día del 'Palmera', el autoproclamado 'líder' de un grupo de indigentes, comienza temprano. A las ocho ya va camino a tomarse una cañita de vino y de ahí a 'la pega', en la cuadra de la avenida Marina, frente a donde se instala la feria, hasta el puente mercado.
Tras reunir 4 mil 500 pesos de propinas, parte de regreso. Pero antes pasa por el mercado, donde algún locatario le regala mariscos o pescados, y se refresca la garganta en el 'José Pepe'. Allí se junta con sus amigos y escuchan música. Pero todo tranquilo.
13 de mayo de 2006
©traducción mQh
nace partido político mapuche
Desde su presentación pública, el presidente del partido en formación, Gustavo Quilaqueo, el secretario político Claudio Curihuentru, el encargado de relaciones internacionales Víctor Neguil y la comisión política integrada por Pedro Cayuqueo, Pedro Marimán, Rodrigo Marilaf, Álvaro Millalén y Ramón Maureira, comenzaron a difundir su idea en organizaciones sociales, políticas y estudiantiles. Desde entonces están sumando afiliados, formando cuadros y brindando instrucción política pura.
Son numerosas las organizaciones, colectivos o coordinadoras mapuches que reinvindican la recuperación de derechos territoriales, políticos y culturales, pero ninguna, hasta ahora, se había planteado el desafío de convertirse en el duodécimo partido del sistema político chileno.
Para constituirse como tal, deben cumplir con los requisitos establecidos por ley que, entre otras cosas, exige un número mínimo de militantes en todas las regiones del país. A menos, claro, que se reforme la norma y ésta permita la formación de partidos regionales. Pero el llamado -dicen- es amplio. En otras palabras, sus militantes pueden ser mapuches y chilenos. O sea, mapuches y huincas unidos...
Otra diferencia con el movimiento mapuche conocido hasta ahora es que rompe con la lógica de entender la lucha reinvindicativa. El partido Wallmapuwen apunta en buena parte al mapuche urbano. Es en las ciudades -explican- donde está el mayor número de población mapuche. "Concebimos la situación como la de una minoría nacional oprimida y colonizada, y no como una cuestión indígena-campesina", esgrime Gustavo Quilaqueo, presidente del partido en formación.
Wallmapuwen -enfatiza Pedro Cayuqueo, de la comisión política-, "no pretende reemplazar el trabajo de las organizaciones sociales y políticas mapuches, sino establecer relaciones de cooperación con todas ellas, escenario auspicioso cuando gran parte de las organizaciones representativas -Consejo de Todas las Tierras, Identidades Territoriales, Asamblea Mapuche de Izquierda-, se plantean el camino de la participación política como una vía legítima y necesaria para conquistar poder", dice.
Cayuqueo profundiza: "Nuestra propuesta no es quitar representatividad a nadie. Malamente podríamos hacerlo cuando nuestro ámbito de acción privilegia sectores urbanos, profesionales, estudiantiles y no necesariamente campesinos, que es el espacio de acción de las organizaciones sociopolíticas existentes. Buscamos representar al gran porcentaje de mapuches urbanos que no participa en política, cuyas demandas no son abordadas por los discursos centrados en la demanda territorial campesina y que, cuando participan en política, se ven obligados a hacerlo en el PS, el PC o la DC, por ejemplo".
El factor Aucán Huilcamán, del Consejo de Todas las Tierras, una de las caras más visibles del movimiento mapuche y que no comparte la idea de Wallmapuwen, es un tema zanjado. "Sentimos respeto por él, pero que, como otros, no participa de la idea de crear un partido político, pensamos que esa diversidad debe ser aceptada", declara Quilaqueo. "Buscamos legitimarnos -añade-, en base a un proyecto político y no por la trayectoria o el impacto mediático personal de sus adherentes".
De las Municipales Al Autogobierno
La propuesta de Wallmapuwen es, a largo plazo, "reconstituir el país mapuche", esto es, generar una entidad político administrativa, con estatuto de autonomía territorial, con el mapuzugun como lengua oficial y que "se gobierne por un ejecutivo y un parlamento autonómico" elegidos por la población regional bajo un sistema electoral proporcional de circunscripción única. "No es la secesión, y como modelo existe en numerosos estados plurinacionales con profunda tradición democrática o en estados federales", expresan sus dirigentes.
Como la idea es gobernar el Wallmapu, indica Quilaqueo, "necesitamos un partido para participar en contiendas electorales", pero además para impulsar las reformas en el largo camino hacia la autonomía territorial y la resolución de los problemas regionales. Por ello en la agenda asoman temas como descentralización, democratización de gobiernos regionales, atribuciones de los municipios, inversión regional, política tributaria, reformas electorales e institucionales "que doten al Wallmapu de la posibilidad creciente de autogobernarse", detalla Quilaqueo.
"El primer paso es legalizarnos el segundo semestre de este año ante el Servicio Electoral para llegar con candidatos propios a las elecciones municipales de 2008", precisa Cayuqueo, quien sostiene que el número de candidatos a concejales mapuches que se presentaron en el último proceso se triplicó. "Fueron más de 200 -dice-, y esas cifras abren la perspectiva para pasar de lo reivindicativo al margen del poder, a plantarse conquistar espacios de poder".
El nuevo partido se reconoce como uno de corte "territorialista", pues proyecta su actividad política en el país mapuche (Wallmapu). Desde la "perspectiva estatal", un "partido regionalista que promoverá la autonomía regional contra el centralismo de Santiago", agrega Quilaqueo. Y será, completa el dirigente, un partido demócrata, progresista, laico y pluralista, que enfrentará la contienda política por medios pacíficos".
Aló, Barcelona
Si bien los voceros de Wallmapuwen explican no tener referentes internacionales, "hemos abierto relaciones con la Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)", de España. Ya estuvo en Chile uno de sus integrantes, Daniel Condeminas, ex jefe de prensa del partido nacionalista de izquierda catalán, actualmente al mando de la Generalitat de Barcelona. Condeminas se reunió con los alcaldes de Tirúa y Temuco, y también con la comunidad ‘Antonio Ñirripil' de Temulemu, donde fue invitado por la familia del lonko Pascual Pichún, condenado a cinco años y un día por "amenaza terrorista".
"También tenemos contactos con el País Vasco y Galicia", complementa Cayuqueo. El punto es que la fórmula "española" con el Estatuto Catalán, por ejemplo, es la muestra, despejan en Wallmapuwen, de que el modelo propuesto no divide al Estado. "En las democracias modernas la descentralización es vital para empoderar a sectores regionales. No se impulsa la separación del Estado ni conduce a su desintegración. España es un ejemplo claro, no es Estado fragmentado", arguye Cayuqueo.
Wallmapuwen, se apura en aclarar Quilaqueo, "no cuenta con apoyos financieros del exterior y hasta el momento se financia exclusivamente con las cotizaciones de sus militantes". ¿Cuántos militantes? "El verdadero arraigo social sólo podrá comprobarse en las contiendas electorales", concluye el dirigente.
En eso están.
Otras Rutas Político-Jurídicas del Movimiento
"Faltan dos votos para ratificar el Convenio 169 de la OIT".
Los caminos políticos y jurídicos -distintos a la formación de un partido propio- que el movimiento mapuche ha reclamado en las últimas décadas son bien claros. Uno: Ratificación del convenio 169 de la OIT. Dos: Reconocimiento constitucional. Y tres: Políticas sectoriales.
Víctor Toledo Llancaqueo es historiador, miembro del Grupo de Trabajo sobre Movimientos Indígenas y Democracia en América Latina del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Clacso, además de director del Centro de Políticas Públicas y Derechos Indígenas de la Universidad Arcis. Con los pies en la tierra, desgrana estos tres temas.
-Convenio 169 de la OIT:
"La ratificación del Convenio 169 reconocerá un piso mínimo de derechos de los pueblos indígenas. No es la panacea, pero es un paso, y hoy es posible la ratificación: sólo faltan dos votos en el nuevo Senado, sumados a los de la Concertación. Ya fue aprobado en la Cámara de Diputados en abril de 2000, y también por el Tribunal Constitucional. Falta que el Ejecutivo le asigne urgencia y voluntad política. El Convenio 169 de la OIT forma un sistema con las convenciones sobre eliminación de la discriminación racial y contra la mujer, de derechos humanos y derechos del niño a los que se suman la jurisprudencia, doctrina y derecho consuetudinario".
-Reconocimiento constitucional:
"El reconocimiento constitucional hoy no es posible en Chile. No es que no sea válido exigirla, simplemente no están disponibles los votos para aprobar una reforma que requiere un quórum de dos tercios. Aunque todos los parlamentarios de la Concertación votaran favorablemente -lo que es incierto-, faltarían los votos de quince diputados y cinco senadores de derecha. Y, en el mejor de los casos, esos votos favorables pondrían condiciones que desnaturalizarían tal proyecto. En el mundo del siglo XXI, salvo ocho casos, todos los países son pluriétnicos, de múltiples pueblos, distintos e iguales en dignidad y derechos, bajo un mismo orden constitucional compartido".
-Políticas sectoriales:
"El desafío es, como base de las políticas públicas, pasar a un enfoque con estándares internacionales de derechos humanos de los pueblos indígenas. No se trata de derechos a exigir en Ginebra o Washington: los órganos internacionales son subsidiarios. Si existiese voluntad gubernamental, sería posible desde ya hacerlo, como recomienda la ONU. Es posible modificar, a favor de los derechos indígenas, la legislación de aguas, minería, pesca, suelos, medio ambiente, geotermia, concesiones, gobiernos regionales y municipios, educación, salud, propiedad industrial, acceso a recursos genéticos, etc. Chile es un caso notable de desfase de las políticas indigenistas oficiales. Se presenta como "modelo" en términos de economía globalizada, pero sus etnopolíticas son anacrónicas. En 1993, fue el último país en adoptar institucionalidad indigenista en Latinoamérica. Sería saludable que la misma invitación formulada por Michelle Bachelet en Isla de Pascua -un nuevo estatuto de autonomía para los de Rapa Nui y su territorio-, se formulara en la Araucanía o en San Pedro de Atacama".
Huilcamán: "Un partido Es Reproducir el Colonialismo Interno"
Aucán Huilcamán es el líder del Consejo de Todas las Tierras y precandidato presidencial en 2005 no comulga con la idea de formar un partido político. "Es reproducir una manera de colonialismo interno. Nosotros, como pueblo, buscamos formas de participación más amplia. Un partido nunca va a ser una cos de pueblo. Yo propicié una candidatura presidencial de manera amplia, no instalando estructura de política partidaria", retruca Huilcamán.
El dirigente, de paso, lee entre líneas al repasar los nombres que constituyen el núcleo de Wallmapuwen, algunos de los cuales formaron parte, hace más de una década, del Centro de Estudios y Documentación Mapuche Liwen. "Pocos supieron que detrás de ese proyecto estuvo Alain Labrouse, reportero de origen francés que desempeñó oscuras funciones en el proceso autonómico de Córcega y que, por hechos similares en Perú, fue denunciado por organizaciones indígenas", anota. Con el tiempo -relata Huilcamán-, Liwen reorientó su accionar al ámbito universitario (UFRO y U. Católica de Temuco), después desapareció y algunos de sus integrantes "deambularon solicitando becas universitarias en el extranjero", ausentándose de las "batallas" reivindicativas del pueblo mapuche.
15 de mayo de 2006
©la nación
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