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ley y caos en iraq 3


[Michael Moss y David Rohde] El fracaso del plan civil de adiestramiento de la policía iraquí obligó a que los militares estadounidenses presentaran su propio plan. Pero fue todavía peor. Un contratista de encarga de todo.
Cuando los asesores de DynCorps aterrizaron en Iraq en el otoño de 2004, tenían la esperanza de formar "parte de una democracia emergente, parte de la historia", como dijo uno de ellos.
Esa esperanza se desvaneció pronto.
Un año y medio después de la invasión, la policía apenas si funcionaba. Los asesores estadounidenses tenían que ocuparse de los asuntos más elementales, como el diseño de formularios para recibir denuncias. Reed Schmitdt, jefe de policía de Atwater, Minnesota, contó que estaba enseñando a la policía en Nayaf su método para detener a un conductor con dos agentes cuando le dijeron que ellos preferían el suyo propio -que implicaba el uso de dos camiones con siete agentes cada uno para apuntar al coche con catorce armas.
Cuando Schmidt se dio cuenta de que si los policías iraquíes abrían fuego, se dispararían unos a otros, dijo que preguntó: "¿No tienen miedo de darle a un agente?"
Schmidt dice que le dijeron: "Sí, a veces pasa eso".
En el norte de Iraq, Ann Vernatt, un detective de Eastpoint, Michigan, dijo que ella y otros cinco asesores controlaban 55 comisarías al mes. Durante las extensas visitas quedó impresionada por la motivación de los agentes, pero aterrada por las deplorables condiciones de trabajo.
"Tenían Kalashnikovs oxidados, que limpiaban con gasolina. La mayoría de sus armas habían dejado de funcionar. Y sus salarios eran muy bajos", dijo. "Vendían las balas para alimentar a sus familias".
Varios empleados de la DynCorps dijeron que su mayor frustración era simplemente que tenían que adiestrar a demasiados agentes.
Jon Villanova, un sheriff de Carolina del Norte contratado por DynCorp, dijo que fue ascendido para ocuparse de otros asesores en el sur de Iraq durante cuatro meses en su período de un año. Según el plan trazado por el equipo del ministerio de Justicia, tendría bajo su mando un batallón de al menos 500 asesores.
Lo que recibió en su lugar fue un escuadrón de cuarenta hombres para adiestrar a 20 mil policías iraquíes distribuidos en cuatro provincias. Dijo que no podía incluso soñar con darle el tipo de supervisión personal que reciben los cadetes de las policías estadounidenses. Su equipo hacía lo imposible por poder visitar las comisarías una vez al mes.
"Eso molesta", dijo en una entrevista hace poco en su casa en Mebane, Carolina del Norte. "Necesitas un montón de tiempo para establecer relaciones de modo que puedan confiar en ti y ser receptivos a lo que estás tratando de enseñarles".
David Dobrotka, un civil que supervisa a los empleados de DynCorps, dijo que no podía contratar a más asesores, aunque en Iraq sólo hubiera 500, porque algunos no salían de sus campamentos por motivos de seguridad. "Al principio de la misión había 500 asesores de más", dijo. "Algunos simplemente se la pasaba sentados". Los ejecutivos de DynCorp también dijeron que sabían que el programa federal sólo permitía 500 asesores.
De algún modo, dijeron oficiales y asesores, toda la operación de adiestramiento careció de empleados. Eso también se podía decir de los oficiales asignados para supervisar a la DynCorp.
Dos empleados de gobierno y un contratista en Bagdad supervisaban el funcionamiento de 500 asesores de policía de la DynCorp en Iraq, dijeron funcionarios del ministerio de Asuntos Exteriores.
Investigadores del gobierno están analizando informes sobre fraudes cometidos por empleados de la DynCorp, incluyendo la venta de municiones destinadas a la policía iraquí, dijo un alto funcionario de gobierno que pidió quedar anónimo debido a que la investigación aún no ha terminado. Aún después de que uno de sus subcontratistas que trabajaba en la academia de adiestramiento policial en Jordania robara en 2003, 600 mil dólares en combustible, la compañía no fue capaz de instalar los controles de fraude propuestos, dijeron los auditores federales.
Anne W. Patterson, la funcionaria del ministerio de Asuntos Exteriores que asumió en diciembre la supervisión del trabajo de la DynCorp, dijo que ordenó una revisión "de arriba abajo" de todos los contratos de la DynCorp con el ministerio.
Empleados de la DynCorp dijeron que habían despedido a los empleados implicados en el robo del combustible y reembolsaron al gobierno e instalaron controles en el lugar. Dijeron que la compañía controla estrechamente las municiones.

"Nos sorprendería mucho si algunos de los agentes estadounidenses contratados por nosotros para adiestrar a los iraquíes estén envueltos en algo como esto", dijo Greg Lagana, un portavoz de la compañía. "Si hay una investigación, cooperaremos completamente".
Richard Cashon, vice-presidente de la DynCorp, dijo que la compañía pasaba una cuenta al gobierno por 50 millones de dólares al mes por sus asesores de policía, lo que incluía sus salarios de 134 mil dólares al año, así como costes de seguridad, operaciones y otros.
Empleados de la DynCorp, que observaron que ellos nunca recibieron informes de campo de sus asesores, dijeron que no eran responsables de las deficiencias del adiestramiento policial.
"No se nos está juzgando por el éxito o fracaso del programa de acuerdo a como fue establecido", dijo Cashon. "Estamos siendo juzgados por nuestra capacidad para proporcionar personal capacitado".
Cualquiera fueran las consecuencias del programa de adiestramiento sobre el funcionamiento de la policía, esta se veía debilitada por las bajas que le causaban los rebeldes. Los agentes de policía y los reclutas eran cada vez más blancos de la violencia insurgente. Desde septiembre de 2004 hasta abril de este año, de acuerdo a informes estadounidenses, murieron en incidentes violentos 2.842 agentes de policía y quedaron 5.812 heridos, de acuerdo a cifras americanas, que no están disponibles para los primeros diecisiete meses de la guerra. También han muerto veinte empleados de la DynCorp involucrados en el adiestramiento de la policía.
Para diciembre de 2004 había señales de que la policía estaba implicándose en conflictos religiosos. Agentes del departamento de policía de la sureña ciudad de Basra estuvieron implicados en el asesinato de diez miembros del Partido Baaz, y de una madre y su hija acusadas de prostitución, de acuerdo a un informe del ministerio de Relaciones Exteriores.
Para entonces existía la creciente sensación entre algunos funcionarios estadounidenses de que el programa de adiestramiento civil no estaba funcionando, y militares estadounidenses propusieron su propio plan. Fue la tercera estrategia americana para el adiestramiento de la policía iraquí, y se enfrentaría a problemas todavía peores. Basra no era más que el principio.

Max Becherer contribuyó desde Bagdad, Iraq, y Christopher Drew desde Nueva York.

21 de mayo de 2006
©new york times
©traducción mQh
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