chuchos podrán salir a comer
[Mark Schlueb] Gobernador Bush firma una ley que permitirá que los perros y sus amos coman juntos en las terrazas y patios de restaurantes.
La medida fue aprobada el viernes por el gobierno. El gobernador Jeb Bush, que viene recién saliendo de los combates en el Congreso sobre el tamaño de los cursos y los cupones de las escuelas, llegó a Orlando para tratar otro tema peludo: permitir que los perros entren a comer a restaurantes.
Rodeado de perros y políticos ladrando, Bush firmó una ley que permite que las ciudades otorguen permisos a dueños de restaurantes que quieran abrir sus comedores en patios y terrazas a clientes cuadrúpedos.
"Hay millones de floridianos que aman a sus perros. Sus perros son sus mejores amigos, incluso aunque sean casados", bromeó Bush. "Estos perros y sus acompañantes pueden disfrutar juntos de una birra, un perrito caliente o lo que quieran".
La ceremonia tomó lugar en el restaurante Sam Snead, donde empezó un levantamiento canino hace dos años. Los amos de perros pudieron hojear Menú para Amigos Lanudos, que incluía pollo y galleticas y pizzas para perros, servidas en un Frisbee gratuito.
Pero los inspectores de restaurantes del estado le pusieron fin. A fines de 2004, los inspectores empezaron a implementar repentinamente una norma que prohibía la admisión de perros que había estado largo tiempo durmiendo en los libros y que todo el mundo ignoraba. Permitir perros en los restaurantes, decían, no era higiénico.
Pero el control siguió siendo irregular; en algunos cafés en College Park y Winter Park los perros seguían siendo atendidos, pero en los del centro de la ciudad, incluyendo el Sam Snead's, el Dexter's Cafe, la pizzería Anthony's y otros fueron obligados a no admitir perros so pena de multas de hasta cinco mil dólares.
Fue entonces que empezaron a volar los pelos.
La propietaria de Sam Snead's, Candie Ryser, empezó a repartir una petición y logró el apoyo de más de diez mil firmas. La comisionada de Orlando, Patty Sheehan, que representa al distrito, pidió que se cambiaran las leyes estatales.
"No hemos pasado nunca por una situación en la que la gente se haya enfermado por haber comido en un restaurante. En sus casas, los perros andan siempre por la cocina y nadie se enferma", dijo Sheehan. Con su perro Maxine debajo del brazo.
Sheehan consiguió el apoyo de la representante del estado de Orlando, la republicana Sheri McInvale, que patrocinó un proyecto de ley que permite que los gobiernos locales decidan por sí mismos si admitir o no a perros en sus comedores al aire libre. El proyecto corrió peligro en el Senado hasta que su patrocinador llamó a la ley en homenaje al popular Dixie Cup, el perro del senador Charlie Clary, de Destin. Los legisladores se enamoraron de la Ley de Control Local del Perro Dixie Cup del Senador Clary.
Según la nueva ley, que entrará en vigor inmediatamente, las ciudades pueden implementar una ordenanza que permita a los restaurantes solicitar un permiso para abrir sus patios a perros. Se espera que el ayuntamiento de Orlando introduzca la medida en julio o agosto.
Aunque los perros seguirán siendo no gratos hasta que se adopte la medida, el gobernador invitó a varios amos de perros, y sus perros, al patio del restaurante Sam Snead's, para la ceremonia en la que firmó el proyecto, prometiendo otorgar clemencia a los infractores. La ceremonia transcurrió sin problemas, aunque Avery, un cazador de mapaches de 40 kilos, aulló ruidosamente. Y Bush pareció por un momento desconcertado con el perro de Sheehan, un perro crestado de China, que no tiene pelo, excepto unos pocos mechones de pelo blanco en la cabeza.
"Es el perro más feo que he visto en mi vida", observó el gobernador.
Bush firmó la ley, y Dixie Cup, unn Yorkie, estampó su pata con tinta en el documento.
Bush fue acompañado por un puñado de políticos que se dieron de codazos para quedar frente a las cámaras de los telediarios, incluyendo a Sheehan, McInvale, Clary, el líder de la mayoría en el Congreso, Andy Gardiner, representante de Orlando, y el senador Lee Constantine, representante de Altamonte Springs.
"Es algo pequeño, pero que es importante para un buen montón de gente", dijo Bush, que no pudo traer a su propia mascota, Marvin, a la ceremonia porque murió el martes. "Era un labrador negro muy bonito, y llenó de alegría a nuestras vidas".
Betty Ferrara, de Winter Park, que escribió cartas a los legisladores pidiendo que cambiaran la ley, también estaba en la ceremonia. Dijo que pensaba salir a comer con Honey, su perro mezcla de labrador dorado con chow.
"Un perro bien adiestrado es tan seguro como un niño", dijo. "Y no se prohíbe que bebés de pañales entren a los restaurante".
Rodeado de perros y políticos ladrando, Bush firmó una ley que permite que las ciudades otorguen permisos a dueños de restaurantes que quieran abrir sus comedores en patios y terrazas a clientes cuadrúpedos.
"Hay millones de floridianos que aman a sus perros. Sus perros son sus mejores amigos, incluso aunque sean casados", bromeó Bush. "Estos perros y sus acompañantes pueden disfrutar juntos de una birra, un perrito caliente o lo que quieran".
La ceremonia tomó lugar en el restaurante Sam Snead, donde empezó un levantamiento canino hace dos años. Los amos de perros pudieron hojear Menú para Amigos Lanudos, que incluía pollo y galleticas y pizzas para perros, servidas en un Frisbee gratuito.
Pero los inspectores de restaurantes del estado le pusieron fin. A fines de 2004, los inspectores empezaron a implementar repentinamente una norma que prohibía la admisión de perros que había estado largo tiempo durmiendo en los libros y que todo el mundo ignoraba. Permitir perros en los restaurantes, decían, no era higiénico.
Pero el control siguió siendo irregular; en algunos cafés en College Park y Winter Park los perros seguían siendo atendidos, pero en los del centro de la ciudad, incluyendo el Sam Snead's, el Dexter's Cafe, la pizzería Anthony's y otros fueron obligados a no admitir perros so pena de multas de hasta cinco mil dólares.
Fue entonces que empezaron a volar los pelos.
La propietaria de Sam Snead's, Candie Ryser, empezó a repartir una petición y logró el apoyo de más de diez mil firmas. La comisionada de Orlando, Patty Sheehan, que representa al distrito, pidió que se cambiaran las leyes estatales.
"No hemos pasado nunca por una situación en la que la gente se haya enfermado por haber comido en un restaurante. En sus casas, los perros andan siempre por la cocina y nadie se enferma", dijo Sheehan. Con su perro Maxine debajo del brazo.
Sheehan consiguió el apoyo de la representante del estado de Orlando, la republicana Sheri McInvale, que patrocinó un proyecto de ley que permite que los gobiernos locales decidan por sí mismos si admitir o no a perros en sus comedores al aire libre. El proyecto corrió peligro en el Senado hasta que su patrocinador llamó a la ley en homenaje al popular Dixie Cup, el perro del senador Charlie Clary, de Destin. Los legisladores se enamoraron de la Ley de Control Local del Perro Dixie Cup del Senador Clary.
Según la nueva ley, que entrará en vigor inmediatamente, las ciudades pueden implementar una ordenanza que permita a los restaurantes solicitar un permiso para abrir sus patios a perros. Se espera que el ayuntamiento de Orlando introduzca la medida en julio o agosto.
Aunque los perros seguirán siendo no gratos hasta que se adopte la medida, el gobernador invitó a varios amos de perros, y sus perros, al patio del restaurante Sam Snead's, para la ceremonia en la que firmó el proyecto, prometiendo otorgar clemencia a los infractores. La ceremonia transcurrió sin problemas, aunque Avery, un cazador de mapaches de 40 kilos, aulló ruidosamente. Y Bush pareció por un momento desconcertado con el perro de Sheehan, un perro crestado de China, que no tiene pelo, excepto unos pocos mechones de pelo blanco en la cabeza.
"Es el perro más feo que he visto en mi vida", observó el gobernador.
Bush firmó la ley, y Dixie Cup, unn Yorkie, estampó su pata con tinta en el documento.
Bush fue acompañado por un puñado de políticos que se dieron de codazos para quedar frente a las cámaras de los telediarios, incluyendo a Sheehan, McInvale, Clary, el líder de la mayoría en el Congreso, Andy Gardiner, representante de Orlando, y el senador Lee Constantine, representante de Altamonte Springs.
"Es algo pequeño, pero que es importante para un buen montón de gente", dijo Bush, que no pudo traer a su propia mascota, Marvin, a la ceremonia porque murió el martes. "Era un labrador negro muy bonito, y llenó de alegría a nuestras vidas".
Betty Ferrara, de Winter Park, que escribió cartas a los legisladores pidiendo que cambiaran la ley, también estaba en la ceremonia. Dijo que pensaba salir a comer con Honey, su perro mezcla de labrador dorado con chow.
"Un perro bien adiestrado es tan seguro como un niño", dijo. "Y no se prohíbe que bebés de pañales entren a los restaurante".
mschlueb@orlandosentinel.com 407-420-5417
4 de junio de 2006
©orlando sentinel
©traducción mQh
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