cuisine en las calles de nueva york
[Patricia Harris y David Lyon] Premios para los mejores puestos callejeros de comida rápida en Nueva York.
Nueva York, Estados Unidos. Hay quince mil cocinerías en la Ciudad Desnuda, y este artículo no gira sobre ninguna de ellas. Por culpa del dinero, el corazón y el alma de la cocina de Nueva York no están en los restaurantes de barrio, en las pizzerías de la esquina y ni siquiera en los elegantes salones de comedor que están surgiendo en el barrio del Matadero. La comida del alma de Manhattan se encuentra en las esquinas de la calle a mediodía, cuestan unos centavos y a menudo se la devora con el clásico estirón neoyorquino.
Los chefs de los restaurantes elegantes han tenido sus Premios James Beard durante años, y ahora la gente que sirve a la gente está recibiendo el reconocimiento de los suyos: la Vendy Award para la cocina de carritos. Después de cocinarlo, en noviembre pasado, en el garaje de NoHo donde los vendedores callejeros guardan sus carritos, Rolf Babiel, de Hallo Berlin, eligió a los tres mejores finalistas para que se llevaran a casa el primer Vendy, otorgado por el Proyecto Vendedor Callejero del Centro Jurídico Urbano.
Así empezamos nuestro movido festín hasta el tope de la cadena alimentaria.
Incluso antes de mediodía, los parroquianos de HalloBerlin hacían una ordenada y educada cola que se estiraba por la calle 54 hasta la Quinta Avenida a medida que Babiel convocaba por turnos a los futuros comensales. "Somos alemanes", dijo en un inglés teñido con un acento prusiano. "Si hacemos algo, lo hacemos bien o no lo hacemos".
Babiel domina bien el arte de la publicidad. En el costado de su carrito, grandes fotos de Dwight Eisenhower y José Stalin alaban los especiales Democracia y Dictador, respectivamente. Los dos vienen con patatas fritas y repollo rojo. Con el Especial Dictador, "tienes que aceptar lo que yo te sirva", dice Babiel, pasándonos una vienesa y un salchichón. Si pides el Especial Democracia, tendrás un surtido de salchichas. El Especial Democracia cuesta, dicho sea de paso, un tercio más. (Pero también incluye dos albóndigas de Bavaria).
A pesar de las bromas de Babiel sobre la cocina totalitaria, desde que emigrara de la antigua Alemania del Este en 1975 y ocupara esta ajetreada esquina, ha sido uno de los más exitosos capitalistas callejeros de Nueva York. Babiel puede ser extravagantemente divertido, lo que hace que el lento servicio sea casi un placer, pero su clientela no está construida sobre su encanto. Los clientes vuelven por la comida. Tiene tres abastecedores alemanes, y las salchichas, con sus tripas apretadas y crujientes y de sabrosos contenidos, son más que auténticas -son realmente buenas. Y las patatas alemanas y el repollo rojo cocido al vapor tampoco están mal.
Los otros dos finalistas de Vendy sirvan a la gente del centro, así que nos trasladamos a la Avenida Madison con la calle 62, donde Tony ‘el Dragón' Dragonas y su pollo a la parrilla de carbón ha sido parte del mobiliario desde hace 20 años. Las torres de oficinas acababan de expulsar sus hordas de la hora de almuerzo, así que la espátula de Dragonas no cesa de moverse. Siguiendo el consejo de un parroquiano leal, le pedimos que agregara hojas de albahaca a nuestro bocadillo de pollo, lechuga y salsa blanca en un pan pita. Dragonas se sorprendió y nos miró atentamente: "¿Ustedes no vienen a menudo, no?"
"No todavía", contestamos antes de cruzar hacia el Central Park para ocupar una banca y comer a nuestro gusto.
Desgraciadamente nos perdimos al tercer finalista de la zona centro, el equipo de Best Halal que trabaja por las noches (de las ocho de la tarde a las cinco de la mañana) en la esquina de la calle 53 y de la Sexta Avenida. Los nominadores han elogiado sus legendarios platos de pollo o cordero con arroz, diciendo que la gente venía hasta desde Jersey para probar la salsa secreta. Ya estamos organizando una expedición para la siguiente vez que debamos pasar la noche en Manhattan.
El cuarto finalista, Thiru Kumar, está instalado en un sitio en la Washington Square en el Village. El ‘Dosa Man' viene de Sri Lanka y ha estado sirviendo sus platos vegetarianos callejeros al final de la calle de Sullivan durante más de cuatro años. Dice que es el único carrito vegetariano en Estados Unidos y Canadá; ciertamente es la única esquina llena de estudiantes de la multi-étnica Nueva York.
Divya Anantharaman , una estudiante de India del Sur, de Columbia, que estudia un día a la semana en la Universidad de Nueva York, nunca se pierde la oportunidad de comer en el puesto de Kumar. "Cocina mejor que mi mamá", admite. "Me viene como caído del cielo".
El plato más popular de Kumar es el Special Pondicherry Masala, un panqueque de lentejas y harina de arroz relleno de patatas y verduras. Mientras charlábamos (y degustábamos), varios estudiantes pararon para pedir sus muslos con soya. Los rollos de verdura fritos son especialmente adictivos cuando se los unta en una salsa de coco y se bajan con una pungente cerveza de jengibre de Sri Lanka.
El agridulce final fue la conclusión perfecta de nuestro recorrido. La cuenta no llegó a los 20 dólares -nada de mal para una comida de primera clase.
Los chefs de los restaurantes elegantes han tenido sus Premios James Beard durante años, y ahora la gente que sirve a la gente está recibiendo el reconocimiento de los suyos: la Vendy Award para la cocina de carritos. Después de cocinarlo, en noviembre pasado, en el garaje de NoHo donde los vendedores callejeros guardan sus carritos, Rolf Babiel, de Hallo Berlin, eligió a los tres mejores finalistas para que se llevaran a casa el primer Vendy, otorgado por el Proyecto Vendedor Callejero del Centro Jurídico Urbano.
Así empezamos nuestro movido festín hasta el tope de la cadena alimentaria.
Incluso antes de mediodía, los parroquianos de HalloBerlin hacían una ordenada y educada cola que se estiraba por la calle 54 hasta la Quinta Avenida a medida que Babiel convocaba por turnos a los futuros comensales. "Somos alemanes", dijo en un inglés teñido con un acento prusiano. "Si hacemos algo, lo hacemos bien o no lo hacemos".
Babiel domina bien el arte de la publicidad. En el costado de su carrito, grandes fotos de Dwight Eisenhower y José Stalin alaban los especiales Democracia y Dictador, respectivamente. Los dos vienen con patatas fritas y repollo rojo. Con el Especial Dictador, "tienes que aceptar lo que yo te sirva", dice Babiel, pasándonos una vienesa y un salchichón. Si pides el Especial Democracia, tendrás un surtido de salchichas. El Especial Democracia cuesta, dicho sea de paso, un tercio más. (Pero también incluye dos albóndigas de Bavaria).
A pesar de las bromas de Babiel sobre la cocina totalitaria, desde que emigrara de la antigua Alemania del Este en 1975 y ocupara esta ajetreada esquina, ha sido uno de los más exitosos capitalistas callejeros de Nueva York. Babiel puede ser extravagantemente divertido, lo que hace que el lento servicio sea casi un placer, pero su clientela no está construida sobre su encanto. Los clientes vuelven por la comida. Tiene tres abastecedores alemanes, y las salchichas, con sus tripas apretadas y crujientes y de sabrosos contenidos, son más que auténticas -son realmente buenas. Y las patatas alemanas y el repollo rojo cocido al vapor tampoco están mal.
Los otros dos finalistas de Vendy sirvan a la gente del centro, así que nos trasladamos a la Avenida Madison con la calle 62, donde Tony ‘el Dragón' Dragonas y su pollo a la parrilla de carbón ha sido parte del mobiliario desde hace 20 años. Las torres de oficinas acababan de expulsar sus hordas de la hora de almuerzo, así que la espátula de Dragonas no cesa de moverse. Siguiendo el consejo de un parroquiano leal, le pedimos que agregara hojas de albahaca a nuestro bocadillo de pollo, lechuga y salsa blanca en un pan pita. Dragonas se sorprendió y nos miró atentamente: "¿Ustedes no vienen a menudo, no?"
"No todavía", contestamos antes de cruzar hacia el Central Park para ocupar una banca y comer a nuestro gusto.
Desgraciadamente nos perdimos al tercer finalista de la zona centro, el equipo de Best Halal que trabaja por las noches (de las ocho de la tarde a las cinco de la mañana) en la esquina de la calle 53 y de la Sexta Avenida. Los nominadores han elogiado sus legendarios platos de pollo o cordero con arroz, diciendo que la gente venía hasta desde Jersey para probar la salsa secreta. Ya estamos organizando una expedición para la siguiente vez que debamos pasar la noche en Manhattan.
El cuarto finalista, Thiru Kumar, está instalado en un sitio en la Washington Square en el Village. El ‘Dosa Man' viene de Sri Lanka y ha estado sirviendo sus platos vegetarianos callejeros al final de la calle de Sullivan durante más de cuatro años. Dice que es el único carrito vegetariano en Estados Unidos y Canadá; ciertamente es la única esquina llena de estudiantes de la multi-étnica Nueva York.
Divya Anantharaman , una estudiante de India del Sur, de Columbia, que estudia un día a la semana en la Universidad de Nueva York, nunca se pierde la oportunidad de comer en el puesto de Kumar. "Cocina mejor que mi mamá", admite. "Me viene como caído del cielo".
El plato más popular de Kumar es el Special Pondicherry Masala, un panqueque de lentejas y harina de arroz relleno de patatas y verduras. Mientras charlábamos (y degustábamos), varios estudiantes pararon para pedir sus muslos con soya. Los rollos de verdura fritos son especialmente adictivos cuando se los unta en una salsa de coco y se bajan con una pungente cerveza de jengibre de Sri Lanka.
El agridulce final fue la conclusión perfecta de nuestro recorrido. La cuenta no llegó a los 20 dólares -nada de mal para una comida de primera clase.
Hallo Berlin East 54th Street between 5th and 6th avenues
Tony Dragonas East 62d Street at corner of Madison Avenue
Best Halal West 53 d Street at 6th Avenue
Thiru Kumar, a.k.a. ``Dosa Man" Washington Square South at Sullivan Street
www.streetvendor.org
harris.lyon@verizon.net
1 de junio de 2006
©boston globe
©traducción mQh
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