pinochet y la muerte del coronel huber
[Larry Rohter] Muerte de coronel delata tratos secretos de ex dictador en la venta de armas. Pinochet mandó a matar a oficial que lo podía comprometer.
Santiago, Chile. Los chilenos han aprendido a vivir con los traumas políticos legados por la dictadura del general Augusto Pinochet, que terminó en 1990 y dejó cerca de cuatro mil personas muertas o desaparecidas. Pero hace dos años, se sorprendieron al descubrir que el dictador también había acumulado ilegalmente toda una fortuna.
La fuente de esa riqueza, estimada en unos 28 millones de dólares, o más, no es clara. Pero funcionarios chilenos dicen que una investigación que empezó el año pasado sobre la misteriosa muerte de un oficial militar de alto rango, el coronel Gerardo Huber, está proporcionando importantes claves.
La muerte del coronel Huber fue calificada como suicidio después de que se encontrara su cuerpo en la ribera de un río aquí a principios de 1992, justo en momentos en que debía declarar en un caso de contrabando de armas que había salido mal. Esa multimillonaria transacción fue manejada por lo que actuales funcionarios de gobierno sospechan que era una mafia que generaba riqueza para el general Pinochet y su círculo íntimo.
Más que eso, funcionarios de gobierno dicen que el caso Huber sugiere que el general Pinochet y sus cómplices estaban dispuestos a utilizar al servicio de inteligencia militar no sólo para eliminar las amenazas políticas a su poder -una práctica normal para ellos durante la dictadura-, sino también para proteger las fortunas que estaban acumulando subrepticiamente.
En marzo el juez instructor, Claudio Pavez Ahumada, concluyó que el coronel Huber fue "neutralizado" como parte de una conspiración de los militares chilenos para impedir que las ventas de armas y otras "operaciones irregulares" se hicieran públicas.
Seis altos oficiales retirados, incluyendo al antiguo jefe del servicio de inteligencia y otro general, han sido arrestados y acusados de "asociación ilícita" en el caso. El juez Pavez dijo que su investigación no había terminado, y que esperaba descubrir quién ordenó la ejecución del coronel Huber y quién la llevó a cabo.
Él y otros funcionarios de gobierno que investigan el caso, no excluyen que las pistas conduzcan incluso hasta el general Pinochet. De noventa años, atrofiado por la vejez y las enfermedades, el desacreditado ex dictador todavía arroja una sombra sobre la vida del país, pero ha eludido ser procesado durante los dieciséis años desde que dejó la presidencia.
"Fue claramente un homicidio", dijo el juez en una entrevista.
Las actas judiciales, declaraciones y entrevistas con personas implicadas en el caso, sugieren que el rol del general Pinochet en la venta de armas es mayor de lo que ha admitido. Así también, dicen algunos, su conocimiento de las circunstancias que rodean la muerte del coronel Huber.
De momento, el caso Huber es una de cuatro pesquisas judiciales en curso aquí, que han tratado todas la pregunta sobre las ventas ilegales de armas y la posibilidad de que fueran una de las principales fuentes de la fortuna del ex dictador.
Entre los otros asuntos que están siendo revisados, los investigadores dijeron que hay varios que ocurrieron después de que el general Pinochet dimitiera como presidente en 1990. Estas fueron ventas de armas a Ecuador a mediados de los años noventa, en violación de los tratados regionales en momentos en que Ecuador estaba brevemente en guerra con Perú, y la compra de 200 tanques Leopard holandeses en 1998.
Tras dejar la presidencia, el general Pinochet permaneció en las fuerzas armadas como su comandante en jefe durante ocho años más y en esa posición trató de evadir el control civil.
En noviembre, fue acusado por evasión de impuestos y fraude en conexión con sus inversiones en el extranjero, al menos 8 millones de dólares de los cuales fueron colocados en el Banco Riggs de Washington. Cuando uno de los jueces instructores le interrogó en diciembre sobre la venta de armas y la cuenta bancaria, el general Pinochet dijo que no podía recordar los detalles relevantes.
Un informe del Senado estadounidense de julio de 2004, publicado después de la investigación del Senado sobre las irregularidades financieras en el Banco Riggs, contiene copias de documentos que el general Pinochet entregó al banco para explicar el origen de sus depósitos. En esos documentos, el general Pinochet reconoce recibir "comisiones, pagos y honorarios por trabajos realizados en proyectos especiales (asuntos militares) fuera de Chile."
Su abogado Pablo Rodríguez, ha tratado de explicar el origen del dinero diciendo que son pagos derivados de los ‘fondos de reserva' disponibles al general Pinochet como presidente y comandante de las fuerzas armadas, así como de beneficios de operaciones en propiedad inmobiliaria y donaciones de hombres de negocios agradecidos.
Pero María Inés Horvitz Lennon, una abogado que representa el Consejo de Defensa del Estado, el organismo de control jurídico del estado, dijo que no podía encontrar explicación para toda la fortuna de Pinochet.
"Desde 1990 en adelante, idearon un esquema más refinado, porque Pinochet ya no estaba en el poder, y no podían recolectar los sobornos directamente", dijo Hovitz. "Al mismo tiempo, existía la Operación Silencio, una operación en curso para eliminar a la gente que podía poner en dificultades a Pinochet".
Cuando desapareció el coronel Huber el 29 de enero de 1992, había sido director de logística para el ejército chileno durante casi un año. Esa posición lo puso a cargo de la compra de suministros del ejército, incluyendo armas, y lo podría haber colocado dentro de la red de ventas ilegales de armas, un negocio que se echó a perder y quedó al descubierto, dijeron investigadores del gobierno y familiares.
Ees negocio, según muestran los documentos, fue iniciado por un ex agregado militar británico que se acercó a viejos amigos entre los militares chilenos para comprar armas para el nuevo gobierno que se había formado en Croacia tras la disolución de Yugoslavia, que sufría en esa época un embargo de armas de Naciones Unidas.
Antes que hacerlo a través de canales oficiales, él y un colega francés fueron estimulados por sus contactos chilenos a conectarse con una compañía llamada Fábricas y Maestranzas del Ejército de Chile, o Famae, que era nominalmente independiente del ejército y era dirigida por el general Guillermo Letelier Skinner, uno de los hombres más cercanos a Pinochet.
Famae era parte de "todo un aparato de compañías de papel que permitían el pago de sobornos para operaciones de compra y venta de armas", dijo Horvitz.
Documentos del gobierno dicen que el dinero era canalizado hacia las cuentas personales del general Pinochet.
En realidad, Famae accedió a la venta de armas, muestran los documentos oficiales, y se hicieron planes para el envío de una muestra a Croacia, para su inspección, el preludio de lo que se creía que sería un negocio de más de cien millones de dólares. Para evitar ser descubiertos, el destino declarado de las armas, entre las que había pistolas, morteros, misiles tierra-aire y municiones, era Sri Lanka.
Un avión de carga que transportaba las armas, salió de Chile en noviembre de 1991 e hizo escala en Miami, lo que puede haber alertado a la CIA. Cuando el avión hizo otra parada en Budapest, las autoridades requisaron el embarque.
Aquí estalló el escándalo casi inmediatamente, y se ordenó una investigación militar para empezar a buscar a los responsables.
La participación del coronel Huber parece haber sido mínima. Como el oficial de más alto rango en el departamento de logística, estaba nominalmente involucrado solamente en la compra de armas, no en su venta. Pero debido a que trabajaba regularmente con los agentes de aduanas, dicen investigadores del gobierno, sus superiores, aparentemente, le pidieron que ayudara a despejar el camino para el envío de armas.
En una entrevista aquí en enero, la esposa del coronel Huber, Adriana Polloni de Huber, recordó que en mayo de 1991, meses antes de que se descubriera el negocio croata, su marido ya había descubierto información en documentos oficiales que lo hicieron sospechar de que estaba ocurriendo algo irregular.
Él expresó su preocupación al más alto nivel, dijo la viuda.
"Gerardo pidió hablar con el general Pincohet, que se puso furioso con él", dijo. "Estás loco", le dijo Pinochet. "Tienes que internarte en el quinto piso" del hospital militar aquí, donde alojan los pacientes mentales, "y hacerte ver por un psiquiatra".
"Creo que ese fue el momento en que mi marido firmó su sentencia de muerte", dijo la señora Huber.
En la investigación, el coronel Huber estuvo entre los llamados a declarar. Su esposa dijo que parecía excitado ante la idea de ser el chivo expiatorio del asunto.
Había decidido cooperar con los investigadores, dijo, y le había dicho que tenía copias de documentos que incriminarían a muchos oficiales de alto rango en las ventas ilegales de armas y otras operaciones económicamente sospechosas. Los investigadores del gobierno dicen que esas transacciones pueden haber incluido también la compra de armas.
Tras la muerte del coronel Huber, se acusó de la estropeada venta de armas a Croacia, a un par de oficiales de nivel medio del ejército, sobre los que los oficiales dijeron que actuaron por cuenta propia. Uno de los oficiales era el capitán Pedro Araya Hermosilla. Cuando se reabrió el caso Huber el año pasado, el capitán Araya se convirtió en un testigo del estado y declaró que había actuado por órdenes de oficiales superiores en la jerarquía del ejército.
El general Pinochet "tenía pleno conocimiento de esta venta, ya que estaba en estrecha comunicación con el director de Famae y disponía, de parte del ejército, de las armas que eran vendidas por Famae". El capitán Araya contó a los investigadores del gobierno, de acuerdo a una transcripción de su testimonio al que tuvo acceso el New York Times por una persona implicada en el caso.
En un país tan pequeño como Chile, con sólo 16 millones de personas, los militares forman una casta en la que casi todos los miembros del cuerpo de oficiales tiene algún tipo de conexión con los demás. En este caso, la nieta del coronel Huber, Loreto Tapia, estaba casada con Hernán García Pinochet, nieta del ex dictador.
Dos días después de la desaparición del coronel Huber, la joven pareja asistió a la celebración de un aniversario de bodas del general Pinochet en la casa del general.
La señora Tapia, que ya no está casada con el nieto del general, dijo que cuando los oficiales militares la interrogaron, la instaron a no mencionar a los investigadores civiles que había hablado con el general Pinochet en la fiesta. Con los años, ha ofrecido versiones diferentes sobre el asunto.
"Don Augusto me llevó a su oficina y me explicó la situación", dijo en un programa chileno de televisión a fines del año pasado, refiriéndose al general Pinochet. "Gerardo Huber se suicidó".
De hecho, la evidencia forense en manos de los investigadores indica que el coronel Huber estaba vivo todavía cuando el general Pinochet habló con la señora Tapia. Investigadores del gobierno dicen que creen que el coronel Huber fue retenido durante varios días en un centro de detención secreto operado por la misma inteligencia militar chilena a la que había pertenecido en el pasado.
"Huber no murió el día en que desapareció", dijo el juez Pavez. "Murió cinco o seis días después; eso lo sabemos por las evidencias forenses. Así que, ¿dónde estuvo todo ese tiempo?"
La fuente de esa riqueza, estimada en unos 28 millones de dólares, o más, no es clara. Pero funcionarios chilenos dicen que una investigación que empezó el año pasado sobre la misteriosa muerte de un oficial militar de alto rango, el coronel Gerardo Huber, está proporcionando importantes claves.
La muerte del coronel Huber fue calificada como suicidio después de que se encontrara su cuerpo en la ribera de un río aquí a principios de 1992, justo en momentos en que debía declarar en un caso de contrabando de armas que había salido mal. Esa multimillonaria transacción fue manejada por lo que actuales funcionarios de gobierno sospechan que era una mafia que generaba riqueza para el general Pinochet y su círculo íntimo.
Más que eso, funcionarios de gobierno dicen que el caso Huber sugiere que el general Pinochet y sus cómplices estaban dispuestos a utilizar al servicio de inteligencia militar no sólo para eliminar las amenazas políticas a su poder -una práctica normal para ellos durante la dictadura-, sino también para proteger las fortunas que estaban acumulando subrepticiamente.
En marzo el juez instructor, Claudio Pavez Ahumada, concluyó que el coronel Huber fue "neutralizado" como parte de una conspiración de los militares chilenos para impedir que las ventas de armas y otras "operaciones irregulares" se hicieran públicas.
Seis altos oficiales retirados, incluyendo al antiguo jefe del servicio de inteligencia y otro general, han sido arrestados y acusados de "asociación ilícita" en el caso. El juez Pavez dijo que su investigación no había terminado, y que esperaba descubrir quién ordenó la ejecución del coronel Huber y quién la llevó a cabo.
Él y otros funcionarios de gobierno que investigan el caso, no excluyen que las pistas conduzcan incluso hasta el general Pinochet. De noventa años, atrofiado por la vejez y las enfermedades, el desacreditado ex dictador todavía arroja una sombra sobre la vida del país, pero ha eludido ser procesado durante los dieciséis años desde que dejó la presidencia.
"Fue claramente un homicidio", dijo el juez en una entrevista.
Las actas judiciales, declaraciones y entrevistas con personas implicadas en el caso, sugieren que el rol del general Pinochet en la venta de armas es mayor de lo que ha admitido. Así también, dicen algunos, su conocimiento de las circunstancias que rodean la muerte del coronel Huber.
De momento, el caso Huber es una de cuatro pesquisas judiciales en curso aquí, que han tratado todas la pregunta sobre las ventas ilegales de armas y la posibilidad de que fueran una de las principales fuentes de la fortuna del ex dictador.
Entre los otros asuntos que están siendo revisados, los investigadores dijeron que hay varios que ocurrieron después de que el general Pinochet dimitiera como presidente en 1990. Estas fueron ventas de armas a Ecuador a mediados de los años noventa, en violación de los tratados regionales en momentos en que Ecuador estaba brevemente en guerra con Perú, y la compra de 200 tanques Leopard holandeses en 1998.
Tras dejar la presidencia, el general Pinochet permaneció en las fuerzas armadas como su comandante en jefe durante ocho años más y en esa posición trató de evadir el control civil.
En noviembre, fue acusado por evasión de impuestos y fraude en conexión con sus inversiones en el extranjero, al menos 8 millones de dólares de los cuales fueron colocados en el Banco Riggs de Washington. Cuando uno de los jueces instructores le interrogó en diciembre sobre la venta de armas y la cuenta bancaria, el general Pinochet dijo que no podía recordar los detalles relevantes.
Un informe del Senado estadounidense de julio de 2004, publicado después de la investigación del Senado sobre las irregularidades financieras en el Banco Riggs, contiene copias de documentos que el general Pinochet entregó al banco para explicar el origen de sus depósitos. En esos documentos, el general Pinochet reconoce recibir "comisiones, pagos y honorarios por trabajos realizados en proyectos especiales (asuntos militares) fuera de Chile."
Su abogado Pablo Rodríguez, ha tratado de explicar el origen del dinero diciendo que son pagos derivados de los ‘fondos de reserva' disponibles al general Pinochet como presidente y comandante de las fuerzas armadas, así como de beneficios de operaciones en propiedad inmobiliaria y donaciones de hombres de negocios agradecidos.
Pero María Inés Horvitz Lennon, una abogado que representa el Consejo de Defensa del Estado, el organismo de control jurídico del estado, dijo que no podía encontrar explicación para toda la fortuna de Pinochet.
"Desde 1990 en adelante, idearon un esquema más refinado, porque Pinochet ya no estaba en el poder, y no podían recolectar los sobornos directamente", dijo Hovitz. "Al mismo tiempo, existía la Operación Silencio, una operación en curso para eliminar a la gente que podía poner en dificultades a Pinochet".
Cuando desapareció el coronel Huber el 29 de enero de 1992, había sido director de logística para el ejército chileno durante casi un año. Esa posición lo puso a cargo de la compra de suministros del ejército, incluyendo armas, y lo podría haber colocado dentro de la red de ventas ilegales de armas, un negocio que se echó a perder y quedó al descubierto, dijeron investigadores del gobierno y familiares.
Ees negocio, según muestran los documentos, fue iniciado por un ex agregado militar británico que se acercó a viejos amigos entre los militares chilenos para comprar armas para el nuevo gobierno que se había formado en Croacia tras la disolución de Yugoslavia, que sufría en esa época un embargo de armas de Naciones Unidas.
Antes que hacerlo a través de canales oficiales, él y un colega francés fueron estimulados por sus contactos chilenos a conectarse con una compañía llamada Fábricas y Maestranzas del Ejército de Chile, o Famae, que era nominalmente independiente del ejército y era dirigida por el general Guillermo Letelier Skinner, uno de los hombres más cercanos a Pinochet.
Famae era parte de "todo un aparato de compañías de papel que permitían el pago de sobornos para operaciones de compra y venta de armas", dijo Horvitz.
Documentos del gobierno dicen que el dinero era canalizado hacia las cuentas personales del general Pinochet.
En realidad, Famae accedió a la venta de armas, muestran los documentos oficiales, y se hicieron planes para el envío de una muestra a Croacia, para su inspección, el preludio de lo que se creía que sería un negocio de más de cien millones de dólares. Para evitar ser descubiertos, el destino declarado de las armas, entre las que había pistolas, morteros, misiles tierra-aire y municiones, era Sri Lanka.
Un avión de carga que transportaba las armas, salió de Chile en noviembre de 1991 e hizo escala en Miami, lo que puede haber alertado a la CIA. Cuando el avión hizo otra parada en Budapest, las autoridades requisaron el embarque.
Aquí estalló el escándalo casi inmediatamente, y se ordenó una investigación militar para empezar a buscar a los responsables.
La participación del coronel Huber parece haber sido mínima. Como el oficial de más alto rango en el departamento de logística, estaba nominalmente involucrado solamente en la compra de armas, no en su venta. Pero debido a que trabajaba regularmente con los agentes de aduanas, dicen investigadores del gobierno, sus superiores, aparentemente, le pidieron que ayudara a despejar el camino para el envío de armas.
En una entrevista aquí en enero, la esposa del coronel Huber, Adriana Polloni de Huber, recordó que en mayo de 1991, meses antes de que se descubriera el negocio croata, su marido ya había descubierto información en documentos oficiales que lo hicieron sospechar de que estaba ocurriendo algo irregular.
Él expresó su preocupación al más alto nivel, dijo la viuda.
"Gerardo pidió hablar con el general Pincohet, que se puso furioso con él", dijo. "Estás loco", le dijo Pinochet. "Tienes que internarte en el quinto piso" del hospital militar aquí, donde alojan los pacientes mentales, "y hacerte ver por un psiquiatra".
"Creo que ese fue el momento en que mi marido firmó su sentencia de muerte", dijo la señora Huber.
En la investigación, el coronel Huber estuvo entre los llamados a declarar. Su esposa dijo que parecía excitado ante la idea de ser el chivo expiatorio del asunto.
Había decidido cooperar con los investigadores, dijo, y le había dicho que tenía copias de documentos que incriminarían a muchos oficiales de alto rango en las ventas ilegales de armas y otras operaciones económicamente sospechosas. Los investigadores del gobierno dicen que esas transacciones pueden haber incluido también la compra de armas.
Tras la muerte del coronel Huber, se acusó de la estropeada venta de armas a Croacia, a un par de oficiales de nivel medio del ejército, sobre los que los oficiales dijeron que actuaron por cuenta propia. Uno de los oficiales era el capitán Pedro Araya Hermosilla. Cuando se reabrió el caso Huber el año pasado, el capitán Araya se convirtió en un testigo del estado y declaró que había actuado por órdenes de oficiales superiores en la jerarquía del ejército.
El general Pinochet "tenía pleno conocimiento de esta venta, ya que estaba en estrecha comunicación con el director de Famae y disponía, de parte del ejército, de las armas que eran vendidas por Famae". El capitán Araya contó a los investigadores del gobierno, de acuerdo a una transcripción de su testimonio al que tuvo acceso el New York Times por una persona implicada en el caso.
En un país tan pequeño como Chile, con sólo 16 millones de personas, los militares forman una casta en la que casi todos los miembros del cuerpo de oficiales tiene algún tipo de conexión con los demás. En este caso, la nieta del coronel Huber, Loreto Tapia, estaba casada con Hernán García Pinochet, nieta del ex dictador.
Dos días después de la desaparición del coronel Huber, la joven pareja asistió a la celebración de un aniversario de bodas del general Pinochet en la casa del general.
La señora Tapia, que ya no está casada con el nieto del general, dijo que cuando los oficiales militares la interrogaron, la instaron a no mencionar a los investigadores civiles que había hablado con el general Pinochet en la fiesta. Con los años, ha ofrecido versiones diferentes sobre el asunto.
"Don Augusto me llevó a su oficina y me explicó la situación", dijo en un programa chileno de televisión a fines del año pasado, refiriéndose al general Pinochet. "Gerardo Huber se suicidó".
De hecho, la evidencia forense en manos de los investigadores indica que el coronel Huber estaba vivo todavía cuando el general Pinochet habló con la señora Tapia. Investigadores del gobierno dicen que creen que el coronel Huber fue retenido durante varios días en un centro de detención secreto operado por la misma inteligencia militar chilena a la que había pertenecido en el pasado.
"Huber no murió el día en que desapareció", dijo el juez Pavez. "Murió cinco o seis días después; eso lo sabemos por las evidencias forenses. Así que, ¿dónde estuvo todo ese tiempo?"
19 de junio de 2006
©new york times
©traducción mQh
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