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la milicia de hezbolah


[Steven Erlanger y Richard A. Oppel Jr.] Una disciplinada Hezbolah sorprende a Israel por su adiestramiento, tácticas y armas.
Jerusalén, Israel. El 26 de diciembre de 2003, un fuerte terremoto echó por tierra la mayor parte de Bam, una ciudad al sudeste de Irán, matando a 35 mil personas. Los aviones de cargo transportando ayuda llegaron de todas partes, incluso de Siria.
De acuerdo a la inteligencia militar israelí, los aviones volvieron a Siria con armas sofisticadas, incluyendo misiles de rango medio Zelzal, que los sirios pasaron a Hezbolah, el grupo miliciano chií del sur del Líbano, creado por Irán y otros patrocinadores.
Mientras el ejército israelí entra en su cuarta semana de lucha para derrotar a Hezbolah antes de una tregua, los cargos son una indicación de cómo -con la ayuda de sus principales patrocinadores, Irán y Siria- la milicia ha mejorado significativamente su arsenal y estrategias en los seis años que han pasado desde que Israel pusiera abruptamente fin a su ocupación del sur del Líbano.
Hezbola es una milicia adiestrada como un ejército y equipado como un estado, y sus combatientes "no se parecen en nada a Hamas o a los palestinos", dijo un soldado que acababa de volver del Libano. "Están adiestrados y están altamente capacitados", dijo, y equipados con chalecos antibala, prismáticos infrarrojos, buenas comunicaciones y, a veces, uniformes y municiones israelíes. "Nos sorprendieron a todos".
Gran parte de la atención se ha concentrado en el asombroso almacenamiento de Hezbolah, de misiles hechos en Siria e Irán, de los cuales unos tres mil ya han caído en territorio israelí. En los ataques han muerto más de 48 israelíes -incluyendo 12 soldados de la reserva matados el domingo, que estaban reunidos en un kibutz en Kfar Giladi, al norte de Israel, cuando estallaron proyectiles, y tres que perecieron el domingo durante otra descarga de artillería en Haifa.
Pero Irán y Siria también utilizaron esos seis años para armar a Hezbolah con equipos de comunicación por satélite y algunas de las mejores armas de la infantería moderna, incluyendo armas antitanques modernas de fabricación rusa y explosivos plásticos Semtex, y los han preparado adecuadamente para usarlas efectivamente contra el blindaje israelí.
Ha sido el hábil uso de esas armas en manos de Hezbolah -en particular los misiles antitanques guiados por láser y por electroerosión, con ojivas dobles cargadas de explosivos y con un alcance de unos tres kilómetros de distancia- lo que ha causado la mayoría de las bajas entre las fuerzas israelíes.
Los misiles antitanque rusos de Hezbolah, diseñados para penetrar blindados, han dañado o destruido vehículos israelíes, incluyendo su tanque más moderno, el Merkava, en un veinte por ciento de los impactos, dijeron comandantes de tanques israelíes en el frente.
Hezbolah también ha utilizado misiles antitanque, incluyendo los menos modernos Sagger, para disparar desde una distancia contra casas en las que se cobijan tropas israelíes, con los que se produce una primera explosión que rompe las paredes de concreto y una segunda que estalla una vez en el interior.
"Los usan como artillería para atacar casas", dijo el general de división Yossi Kuperwasser, hasta hace poco director de análisis de inteligencia del ejército israelí. "Los pueden usar con precisión hasta tres kilómetros, y penetran tanto una pared de cemento de una casa como el blindaje de un tanque".
Los milicianos de Hezbolah usan túneles para emerger rápidamente en la superficie, disparar un misil antitanque desde sus hombros y volver a desaparecer, del mismo modo en que los rebeldes chechenos utilizaban las alcantarillas de Grozny para atacar las columnas de blindados rusos.
"Sabemos lo que tienen y cómo trabajan", dijo el general Kuperwasser. "Pero no sabemos dónde están los túneles. Así que pueden provocarnos sorpresas tácticas".
Los misiles antitanques son el "principal temor" de las tropas israelíes, dijo David Ben-Nun, 24, recluta de la brigada Nahal que acababa de volver tras una semana en el Libano. Las tropas no se cobijan ya en las casas, debido a las brigadas invisibles de misiles. "No siquiera los puedes ver", dijo.
Con comunicaciones modernas y una red de túneles, almacenes, barracas y bombas trampa escondidas debajo del terreno montañoso, el adiestramiento, tácticas y armamento moderno explican, dicen los israelíes, por qué están avanzando con tantas precauciones.
Los israelíes dicen que la milicia de Hezbolah cuenta con dos mil a cuatro mil combatientes, un pequeño ejército con el que colabora un círculo más grande de colaboradores ocasionales que proporcionan apoyo logístico y almacenan las armas en casas y en edificios civiles.
Hezbolah opera como una fuerza revolucionaria dentro de poblaciones civiles, haciendo difícil combatirla sin ocupar o bombardear zonas civiles. Tras recibir órdenes, algunos milicianos emergen para recoger lanzamisiles, dispararlos y volver a desaparecer. Sin embargo, sus contingentes son limitados cuando se los compara con el ejército israelí y son gruesamente del tamaño de una división siria.
Los Guardias Revolucionarios iraníes han enseñado a Hezbolah a organizarse como ejército, con unidades especiales de inteligencia, armas antitanque, explosivos, ingeniería, comunicaciones y lanzamiento de proyectiles.
También han enseñado a Hezbolah cómo apuntar misiles, fabricar ‘artefactos explosivos improvisados' -usados con devastadores efectos contra los blindados estadounidenses en Iraq- y, dicen los israelíes, incluso a disparar un C-802, un misil tierra-mar que Israel no sabía que estaba en manos de Hezbolah.
Oficiales de la Fuerza Aérea Iraní han hecho repetidos viajes al Líbano para enseñar a Hezbolah a apuntar y disparar misiles iraníes de alcance medio, como los Fajr-3 y Farj-5, de acuerdo a funcionarios de inteligencia en Wahington. Los estadounidenses dicen que creen que un pequeño número de operativos iraníes sigue en Beirut, pero no tienen pruebas de que estén dirigiendo los ataques de Hezbolah.
Pero, de momento, Irán no ha permitido que Hezbolah dispare sus misiles Zelzal, dicen los israelíes.
El ex presidente sirio Hafez al-Assad, fue cuidadoso al restringir los suministros de Hezbolah, pero su hijo Bashar, que asumió en 2000 -el año en que Israel se retiró del Líbano-, ha vuelto a abrir sus almacenes.
Siria ha dado a Hezbolah misiles de 220 y 302 milímetros, ambos equipados con grandes ojivas antipersonales. Siria también ha dado a Hezbolah sofisticadas armas antitanques, vendidas al ejército sirio por Rusia.
Esas armas, dijo el general Kuperwasser, incluyen las Metis rusas y los RPG-29. Los RPG-29 tienen proyectiles antitanque, que penetran los blindajes, y proyectiles antipersonales. Los Metis son todavía más modernos, son guiados por electroerosión, tienen alcance medio con altas velocidades, y pueden disparar hasta cuatro rondas en un minuto.
Algunos israelíes creen que Siria ha proporcionado a Hezbolah misiles rusos Kornet, guiados por láser, con un alcance de unos cinco kilómetros, que Hezbolah puede estar reteniendo, esperando que Israel avance más en el sur de Líbano y estire sus líneas de abastecimiento.
A pesar de las quejas de Israel ante Moscú, "Rusia decidió hacer la vista gorda", dijo un alto funcionario israelí.
En sus primeros años, Hezbolah se especializaba en atentados suicidas y secuestros. Estados Unidos la acusa de los atentados suicidas contra la embajada estadounidense en Beirut y las barracas de la marina en 1983. El grupo se hizo popular en el sur chií, donde estableció un mini-estado, reservándose además una porción del sur de Beirut, conocida como la Plaza de la Seguridad o Plaza de los Mártires.
Hasta 2003, Timur Goksel era un alto asesor político de Unifil, la Fuerza Interina de Naciones Unidas en el Líbano, que controla la frontera. Dice que conoce bien a Hezbolah y habla con admiración de su entrega y organización.
Después de pelear contra los israelíes durante dieciocho años, "ya no temen al ejército israelí", dijo en una conferencia telefónica desde Beirut. La capacidad de Hezbolah para hostigar a los israelíes y estudiar sus lados flacos, como la tendencia a montar patrullas periódicas y caravanas de tropas en vísperas del sábado judío, dieron a Hezbolah la certeza de que el ejército israelí "es un ejército humano normal, con vulnerabilidades y disparates normales", agregó.
Ahora, sin embargo, "Hezbolah tiene mejores armas que antes", dijo.
Goksel describe a Hezbolah del mismo modo que los israelíes: cuidadosa, paciente, dedicada al recabamiento de inteligencia, estudiosos de la guerra de guerrillas desde la Revolución Americana hasta Mao y el Vietcong, y respetuosa del poder de fuego y movilidad de los israelíes.
""Hezbolah ha estudiado las guerras asimétricas, y tienen la ventaje de pelear en su propio terreno, entre su gente, donde están preparados para lo que están haciendo los israelíes -entrar al territorio cobijados detrás de blindados", dijo Goksel.
"Tienen personal fijo y hacen planificaciones de largo plazo, algo que los palestinos no hacen nunca", dijo. "Observan durante dos meses y apuntan cualquier detalle del enemigo. Revisan sus operaciones -qué hicieron mal, cómo respondió el enemigo. Y tienen tácticas flexibles, sin una estructura de comando jerárquica demasiado abultada".
Eso los hace muy diferentes de los ejércitos árabes adiestrados por los soviéticos que los israelíes derrotaron en 1967 y en 1973, que tenían una estructura de comando que era muy poco disciplinada.
En 1992, cuando asumió el jeque Nasán Nasrallah, organizó a Hezbolah en tres comandos regionales con autonomía militar. Beirut y el consejo de Hezbolah determinaban la estrategia, pero no trataban de dirigir la guerra. El jeque Nasrallah -del que se dice que contaba con el asesoramiento del misterioso Imad Mugniyeh, un ingeniero buscado por Estados Unidos por cargos de terrorismo- mejoró de ese modo la seguridad de Hezbolah y limitó sus comunicaciones.
Levantó unidades separadas en gran parte autónomas que viven entre civiles, con fuerzas de reserva locales para aportar apoyo, suministros y logística. Los comandantes de Hezbolah viajan en viejos coches sin guardaespaldas o escoltas y no llevan ningún distintivo visible, dijo Goksel, con el fin de mantener ocultas sus identidades.
Hezbolah empezó colocando bombas en las calles, que hacía detonar por cables, que los israelíes aprendieron a neutralizar con accesorios de electroerosión amarrados a sus vehículos. Luego Hezbolah utilizó detonadores de radio, que los israelíes también neutralizaron, y luego celulares detonadores, y luego un doble sistema de celulares y luego un detonador fotocelular -como el rayo que abre las puertas automáticas. Ahora, dijo Goksel, Hezbolah está trabajando con detonadores de presión, enterrados en las calles, aunque los israelíes hayan soldado láminas de metal a la parte inferior de sus tanques.
Hezbolah, dice Goksel, tiene tácticas claras cuando trata de que Israel lleve más lejos en el Líbano a sus tropas. "No pueden ganarle a los israelíes en terreno abierto", dijo. "Así que lo que quieren es atraerlos hacia campos de batalla bien preparados", como Aita al Shaab, donde han habido feroces tiroteos.
Agregó: "Ellos saben que los israelíes dependen demasiado de los blindados, que son para ellos un blanco importante. Y quieren que los israelíes estiren sus líneas de aprovisionamiento, lo que las hace más fáciles de atacar".
Los tanques israelíes han recibido el impacto de bombas de carreteras plantadas con antelación, pensando que los blindados israelíes cruzarían la frontera, dijo un teniente de tanque, que, obedeciendo las normas militares, sólo entregó su nombre de pila, Ohad.
Al menos dos soldados de su unidad han sido heridos por francotiradores que disparan con precisión a 600 metros. Los combatientes de Hezbolah "no son simplemente campesinos que han recibido armas", dijo. "Son persistentes y bien preparados".
Otro comandante de compañía, un capitán que dijo que su nombre era Edan, dijo que un veinte por ciento de los misiles que han impactado tanques israelíes han penetrado los blindados Merkava y/o causado bajas de otro modo.
El coronel Mordechai Kahane, comandante de la unidad Egoz, de la brigada Golani, debió hacer frente a Hezbolah, dijo el diario israelí Yediot Aharonot sobre uno de los peores días de la guerra para Israel, cuando su unidad entró en Marun al Ras durante el día y perdió a un oficial de alto rango y a varios hombres.
"Hezbolah nos hizo bajar la guardia" para construir sus fortificaciones, dijo. "No sabíamos con qué nos íbamos a encontrar. Nos decíamos: ‘Seguro que tienen un bunker, una cueva', pero la preparación [de Hezbolah] nos sorprendió. Un depósito de armas de Hezbolah no es una cueva natural. Es un hoyo de concreto con escaleras de emergencia y rutas de escape. No sabíamos que estaban tan bien organizados".
El general Kuperwasser también respeta la habilidad de Hezbolah "para preparar el campo de batalla", pero dice: "Estamos haciendo progresos y hemos matado a un montón de ellos, y muchos de ellos se están entregando en los enfrentamientos y los hacemos prisioneros, y eso es un indicio muy importante".

Steven Erlanger informó desde Jerusalén y Richard A. Oppel Jr. desde Zarit, Israel. Mark Mazzetti contribuyó desde Washington.

[A la fecha, la aviación israelí ha matado a más de mil civiles libaneses].

6 de agosto de 2006
©new york times
©traducción mQh
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