conspiración para matar negros
[John Spano] Fiscales federales sostienen que los miembros de las Avenues en Los Angeles planeaban cometer actos de violencia contra afroamericanos.
José Cruz es un testimonio vivo de lo que ocurre cuando un ex pandillero de vuelca contra la banda callejera de los Avenues.
Tiene treinta cicatrices de las puñaladas que sufrió en un intento de acabar con su vida -en sus brazos, torso y piernas. En otro intento, fue golpeado tan severamente que tiene todavía una visible abolladura en su cráneo, según las actas judiciales, "del tamaño y forma de una culata de pistola".
Su pandilla se remonta a cinco generaciones en Highland Park, que para Cruz tiene ocho kilómetros y varias vidas desde la sala del tribunal en el centro donde debe declarar como el principal testigo de la fiscalía en el juicio de un grupo de amigos de su infancia.
Los fiscales federales, que formalizaron la acusación la semana pasada, afirman que la pandilla Avenues conspiró, entre 1994 y 2000, para matar a afroamericanos que encontraran en su territorio.
Hombres, mujeres y niños fueron perseguidos, aterrorizados, agredidos y golpeados cuando los pandilleros llevaron a cabo una campaña para expulsar a los vecinos negros de barrios latinos, dijeron los fiscales.
Las autoridades están utilizando una ley federal sobre los crímenes de odio basada en la enmienda a la constitución estadounidense que prohibe la esclavitud, y otra ley creada en la era de los derechos civiles, para acusar a cuatro pandilleros. Barbara Bernstein, subdirectora de la sección criminal de la división de derechos civiles del ministerio de Justicia en Washington, forma parte del equipo de la acusación.
Los abogados de los acusados -Gilbert Saldana, Alejandro Martínez, Fernando Cazares y Porfirio Ávila- alegan que el gobierno no tiene atribuciones para intervenir en un delito común.
El abogado de la defensa Reuven L. Cohen dijo a los jurados la semana pasada que uno de los asesinatos mencionados en la acusación -el asesinato a balazos de Kenneth Wilson en 1999- no era un crimen de odio, sino "un simple asesinato de la pandilla, cometido por aburrimiento".
Cohen dijo que los crímenes se originaron en la "triste" verdad de "una tensión entre las pandillas afroamericanas y latinas".
El primero de los tres ex pandilleros, cada uno detenido y esperando indulgencia, declaró el lunes. Jesse Díaz, que se describió a sí mismo como un tagger desde los 12 años, dijo a los jurados que Avenues había decidido luchar contra la "infestación" de negros en Highland Park con una campaña sistemática de terror destinada a expulsarlos del vecindario.
Díaz, que debe cumplir diez años más en la cárcel por intento de homicidio, dijo que los Avenues odiaban a todas las otras bandas rivales. Pero la antipatía hacia los negros era diferente, dijo.
Hihgland Park se convirtió en la escena de un juego en el que el grupo Avenues de Díaz competía en realidad con otro "grupo" para ver cuál expulsaba a más negros de Highland Park, declaró.
Otros dos informantes, uno de ellos cumpliendo una larga sentencia de prisión y el otro un inmigrante deportado, dirán a los jurados que Saldana disparó repetidas veces contra Wilson en 1999, explicando que Saldana había adquirido recién el arma y "quería probarla".
Uno de ellos contó al FBI, en entrevistas, que la pandilla recibió en 1998 una orden de una pandilla de la mafia mexicana en la cárcel, de "matar a cualquier negro... a la vista".
Rick Ortiz, un portavoz de la policía de Los Angeles, llamó a los Avenues una pandilla de "matones", que utiliza a sus numerosos miembros para intimidar.
"Los Avenues han estado aquí durante largo tiempo", dijo Ortiz. "Son la pandilla más grande de la zona del nordeste, con más de quinientos miembros activos documentados".
Aunque los pandilleros han estado durante años sujetos a una orden judicial que limita sus actividades, siguen siendo activos, dijeron las autoridades. Su antipatía racial es una consecuencia de la cultura de la prisión, en la que pandilleros de bandas callejeras rivales se unen por la raza y trasladan esas actitudes a la calle, dijo Ortiz.
"Con los pandilleros parados en las esquinas, es suficiente para intimidar a la gente", dijo. "Pueden cometer delitos menores, como vandalismo, pero la gente tiene tanto miedo que no los denuncian. Eso reduce la calidad de vida en la comunidad".
Heinrich Keifer, presidente del Consejo Histórico del Barrio de Highland Park, dijo que la violencia racial cometida por pandilleros no es un problema actual en el área.
"Nuestro problema más grande no son las pandillas, aunque algunos miembros de la comunidad se sienten intimidados. El problema son los taggers", dijo Keifer. "Ellos crean la sensación de que la comunidad se está desmoronando. No son las pandillas las que controlan el territorio. No están necesariamente amenazando a la gente. Eso fue en el pasado.
"Las zonas está resurgiendo, ahora que viene tanta gente del lado oeste a vivir aquí", dijo Keifer, mencionando el legado histórico del área nordeste del centro. "Mucha de la gente más pobre está protestando por los alquileres más altos".
Como parte de su estrategia en el caso, el abogado defensor Cohen atacó la credibilidad de los testigos.
Díaz y otros dos ex pandilleros están mintiendo para ganarse el favor de los fiscales, dijo Cohen. Los acusados Saldana y Avila están en la cárcel, cumpliendo sentencias de prisión por homicidio, sin posibilidad de salir en libertad condicional. Cazares está detenido por violación del régimen de libertad condicional. No se pudo determinar el status de detención de Martínez.
Los fiscales dicen que los pandilleros conspiraron para cometer varios actos de violencia:
• El asesinato de Wilson en 199, que ocurrió cuando volvía tarde una noche, después de una fiesta, a su casa en Avenue 52, según declaró su sobrino Duane Williams. Wilson fue recibió repetidos disparos efectuados por Saldana y otros dos debido a su raza, dijo a los jurado el fiscal segundo Alex Bustamante.
• Díaz declaró que los pandilleros golpearon a un vagabundo negro con armas de metal, y atacaron por la espalda a un afroamericano que estaba hablando en una cabina telefónica y lo golpearon violentamente.
Otro negro fue agredido en la calle debido a que iba acompañado de una latina, de acuerdo a Bustamante.
• Finalmente, las autoridades dicen que han relacionado los asesinatos de otros dos hombres con los Avenues, en parte gracias a análisis balísticos. Las víctimas fueron Christopher Bauser, que fue ejecutado a balazos en una parada de buses en 2000, y Anthony Prudomme, también ultimado en la calle.
Bustamante presentó un escalofriante retrato de la mentalidad de los pandilleros cuando se inició el juicio en la sala del tribunal del juez de distrito Percy Anderson. Martínez estaba conduciendo una furgoneta con cinco otros pandilleros de Avenues cuando vieron a Wilson.
"¿Quién quiere matar a un negro?", dijo Bustamante.
"Esas no son mis palabras, señoras y señores", agregó Bustamante, señalando a Martínez al otro lado de la sala. "Son las suyas".
Tiene treinta cicatrices de las puñaladas que sufrió en un intento de acabar con su vida -en sus brazos, torso y piernas. En otro intento, fue golpeado tan severamente que tiene todavía una visible abolladura en su cráneo, según las actas judiciales, "del tamaño y forma de una culata de pistola".
Su pandilla se remonta a cinco generaciones en Highland Park, que para Cruz tiene ocho kilómetros y varias vidas desde la sala del tribunal en el centro donde debe declarar como el principal testigo de la fiscalía en el juicio de un grupo de amigos de su infancia.
Los fiscales federales, que formalizaron la acusación la semana pasada, afirman que la pandilla Avenues conspiró, entre 1994 y 2000, para matar a afroamericanos que encontraran en su territorio.
Hombres, mujeres y niños fueron perseguidos, aterrorizados, agredidos y golpeados cuando los pandilleros llevaron a cabo una campaña para expulsar a los vecinos negros de barrios latinos, dijeron los fiscales.
Las autoridades están utilizando una ley federal sobre los crímenes de odio basada en la enmienda a la constitución estadounidense que prohibe la esclavitud, y otra ley creada en la era de los derechos civiles, para acusar a cuatro pandilleros. Barbara Bernstein, subdirectora de la sección criminal de la división de derechos civiles del ministerio de Justicia en Washington, forma parte del equipo de la acusación.
Los abogados de los acusados -Gilbert Saldana, Alejandro Martínez, Fernando Cazares y Porfirio Ávila- alegan que el gobierno no tiene atribuciones para intervenir en un delito común.
El abogado de la defensa Reuven L. Cohen dijo a los jurados la semana pasada que uno de los asesinatos mencionados en la acusación -el asesinato a balazos de Kenneth Wilson en 1999- no era un crimen de odio, sino "un simple asesinato de la pandilla, cometido por aburrimiento".
Cohen dijo que los crímenes se originaron en la "triste" verdad de "una tensión entre las pandillas afroamericanas y latinas".
El primero de los tres ex pandilleros, cada uno detenido y esperando indulgencia, declaró el lunes. Jesse Díaz, que se describió a sí mismo como un tagger desde los 12 años, dijo a los jurados que Avenues había decidido luchar contra la "infestación" de negros en Highland Park con una campaña sistemática de terror destinada a expulsarlos del vecindario.
Díaz, que debe cumplir diez años más en la cárcel por intento de homicidio, dijo que los Avenues odiaban a todas las otras bandas rivales. Pero la antipatía hacia los negros era diferente, dijo.
Hihgland Park se convirtió en la escena de un juego en el que el grupo Avenues de Díaz competía en realidad con otro "grupo" para ver cuál expulsaba a más negros de Highland Park, declaró.
Otros dos informantes, uno de ellos cumpliendo una larga sentencia de prisión y el otro un inmigrante deportado, dirán a los jurados que Saldana disparó repetidas veces contra Wilson en 1999, explicando que Saldana había adquirido recién el arma y "quería probarla".
Uno de ellos contó al FBI, en entrevistas, que la pandilla recibió en 1998 una orden de una pandilla de la mafia mexicana en la cárcel, de "matar a cualquier negro... a la vista".
Rick Ortiz, un portavoz de la policía de Los Angeles, llamó a los Avenues una pandilla de "matones", que utiliza a sus numerosos miembros para intimidar.
"Los Avenues han estado aquí durante largo tiempo", dijo Ortiz. "Son la pandilla más grande de la zona del nordeste, con más de quinientos miembros activos documentados".
Aunque los pandilleros han estado durante años sujetos a una orden judicial que limita sus actividades, siguen siendo activos, dijeron las autoridades. Su antipatía racial es una consecuencia de la cultura de la prisión, en la que pandilleros de bandas callejeras rivales se unen por la raza y trasladan esas actitudes a la calle, dijo Ortiz.
"Con los pandilleros parados en las esquinas, es suficiente para intimidar a la gente", dijo. "Pueden cometer delitos menores, como vandalismo, pero la gente tiene tanto miedo que no los denuncian. Eso reduce la calidad de vida en la comunidad".
Heinrich Keifer, presidente del Consejo Histórico del Barrio de Highland Park, dijo que la violencia racial cometida por pandilleros no es un problema actual en el área.
"Nuestro problema más grande no son las pandillas, aunque algunos miembros de la comunidad se sienten intimidados. El problema son los taggers", dijo Keifer. "Ellos crean la sensación de que la comunidad se está desmoronando. No son las pandillas las que controlan el territorio. No están necesariamente amenazando a la gente. Eso fue en el pasado.
"Las zonas está resurgiendo, ahora que viene tanta gente del lado oeste a vivir aquí", dijo Keifer, mencionando el legado histórico del área nordeste del centro. "Mucha de la gente más pobre está protestando por los alquileres más altos".
Como parte de su estrategia en el caso, el abogado defensor Cohen atacó la credibilidad de los testigos.
Díaz y otros dos ex pandilleros están mintiendo para ganarse el favor de los fiscales, dijo Cohen. Los acusados Saldana y Avila están en la cárcel, cumpliendo sentencias de prisión por homicidio, sin posibilidad de salir en libertad condicional. Cazares está detenido por violación del régimen de libertad condicional. No se pudo determinar el status de detención de Martínez.
Los fiscales dicen que los pandilleros conspiraron para cometer varios actos de violencia:
• El asesinato de Wilson en 199, que ocurrió cuando volvía tarde una noche, después de una fiesta, a su casa en Avenue 52, según declaró su sobrino Duane Williams. Wilson fue recibió repetidos disparos efectuados por Saldana y otros dos debido a su raza, dijo a los jurado el fiscal segundo Alex Bustamante.
• Díaz declaró que los pandilleros golpearon a un vagabundo negro con armas de metal, y atacaron por la espalda a un afroamericano que estaba hablando en una cabina telefónica y lo golpearon violentamente.
Otro negro fue agredido en la calle debido a que iba acompañado de una latina, de acuerdo a Bustamante.
• Finalmente, las autoridades dicen que han relacionado los asesinatos de otros dos hombres con los Avenues, en parte gracias a análisis balísticos. Las víctimas fueron Christopher Bauser, que fue ejecutado a balazos en una parada de buses en 2000, y Anthony Prudomme, también ultimado en la calle.
Bustamante presentó un escalofriante retrato de la mentalidad de los pandilleros cuando se inició el juicio en la sala del tribunal del juez de distrito Percy Anderson. Martínez estaba conduciendo una furgoneta con cinco otros pandilleros de Avenues cuando vieron a Wilson.
"¿Quién quiere matar a un negro?", dijo Bustamante.
"Esas no son mis palabras, señoras y señores", agregó Bustamante, señalando a Martínez al otro lado de la sala. "Son las suyas".
4 de julio de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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