Blogia
mQh

sabe que lo quieren matar


[Richard Marosi] El nuevo jefe de la policía de Tijuana sabe que los asesinos del cartel lo andan buscando. Ya han disparado contra su casa y matado a tres de sus agentes.
Tijuana, México. Los impactos de bala que adornan las padres de su casa sólo tenían tres días de antigüedad cuando Alberto Capella Ibarra asumió el mando de la fuerza policial de esta ciudad asolada por la violencia.
Veinte pistoleros vestidos de negro entraron a su patio en mitad de la noche, y él se defendió disparándoles con un rifle automático.
Cuando el 1 de diciembre asumió el cargo de secretario de seguridad pública en el ayuntamiento, Capella, un activista de toda la vida, declaró la guerra al crimen organizado y llamó a los ciudadanos a unirse a él en la batalla.
Pero incluso así no se imaginaba que iba a ser algo tan sangriento.
La semana pasada murieron asesinadas diecisiete personas. Es la respuesta del crimen organizado. La noche del lunes pasado y la mañana del martes, un grupo de hombres fuertemente armados mataron a tres agentes de policía de Capella. Uno de ellos estaba con su mujer y sus tres hijas. Dos días más tarde, los niños de una escuela debieron correr por sus vidas cuando policías y soldados arremetieron contra miembros de un cartel de narcotraficantes en un vecindario normalmente tranquilo. La policía encontró en el interior de la casa del sospechoso seis víctimas de secuestros, pero ejecutadas. En el tiroteo murieron un agente federal y un pistolero.
Capella, 36, un gordinflón de hablar suave sin experiencia policial, está en el centro de la tormenta. Se traslada en la ciudad con un séquito de seis coches y veinte guardaespaldas. Ni siquiera se puede parar en un puesto de tacos sin ahuyentar a los clientes, que tienen miedo de que aparezcan los pistoleros y los ametrallen.
Originalmente un abogado societario, Capella se hizo conocido como un declarado defensor de víctimas de delitos. Tiene asumido que algún día los asesinos vendrán a por él.
Sin embargo, en su rol como jefe de los departamentos de policía y de bomberos, mantiene la presión sobre el crimen organizado y los agentes corruptos al mismo tiempo que consuela a los ciudadanos durante lo que llamó algunos de los días más tristes en la historia de la ciudad.
El martes dijo a los familiares en una ceremonia con guardia de honor en homenaje a los tres agentes asesinados que los criminales de Tijuana habían cruzado un umbral histórico al agregar a niños a su lista de blancos. "Si alguna vez tuvieron normas, las han violado", dijo Capella. "Pero nosotros estamos dispuestos a pelear hasta el último suspiro para cumplir con nuestra responsabilidad hacia la sociedad".
Después del tiroteo de su casa en noviembre, los diarios mexicanos publicaron caricaturas de Capella como superhéroe y lo apodaron el Rambo de Tijuana.
Podía ponerse cómodo y disfrutar de la adulación.
Pero en su primera aparición en público después del atentado, Capella las rechazó, diciendo a cientos de asistentes en el salón de baile de un hotel que la sociedad cometía un error al tolerar el crecimiento de los carteles de la droga en Tijuana.
Regañó a los ciudadanos por no exigir cuentas a los dirigentes políticos y por su cinismo. "Es como si los criminales nos hubiesen corrompido a todos", dijo Capella, con la voz quebrada. "Y nadie que levante un dedo".
"Ha sido el único personaje público que se ha tomado el problema seriamente. Deberíamos considerar estos delitos como un grave insulto que habla mal de nosotros como estado y como sociedad en Tijuana", dijo el profesor Guillermo Alonso Meneses de El Colegio de la Frontera Norte.
Aquí las expectativas que crean los jefes de policía son bajas. Al menos dos predecesores de Capella fueron asesinados, y otros han sido encarcelados.
Meneses comparó a Capella con el personaje de Jimmy Stewart en la película de vaqueros clásica ‘El hombre que mató a Liberty Valance' [The Man Who Shot Liberty Valance], un abogado determinado a luchar contra todo para inspirar a los ciudadanos e imponer orden en una ciudad sin ley.
Lo que necesita Capella para pelear contra los malos, bromeó Meneses, es un compañero como John Wayne.
Capella cuenta con una fuerza de 2.300 agentes, pero encontrar a tiradores fiables no ha sido fácil. La policía es un grupo ineficiente y desanimado. Muchos de los agentes aceptan sobornos, trafican en drogas y realizan secuestros. Capella dijo que su primer día en el cuartel fue como entrar en la cueva de Alí Babá. Sin embargo, necesita a la policía.
El alcalde Jorge Ramos lo nombró en el puesto después de prometer que reduciría el crimen en una de las ciudades más violentas de México.
Para hacer eso, Capella tiene que atacar a un mundo profundamente enraizado de barones de la droga y ejércitos rivales que recorren la ciudad en caravanas de todoterrenos con las ventanillas polarizadas. Debilitadas por las detenciones y asesinatos, las redes están más desesperadas y violentas que nunca.
La campaña de Capella empezó en el centro de la ciudad. Creó una ‘zona de seguridad' en los alrededores de la Avenida de la Revolución, el corazón del barrio turístico, inundado el área con agentes que realizaron más de cien detenciones.
La semana pasada empezó con la primera gran victoria. La policía detuvo a un grupo de hombres armados que trataban de secuestrar un vehículo blindado que hacía la ronda de los bancos del barrio. La policía persiguió a los asaltantes por toda la ciudad, intercambiando disparos en una salvaje cacería que terminó con la muerte de un sospechoso y la detención de otros cuatro.
Los asesinatos de tres agentes de policía apenas unas horas después fueron claramente la venganza. Dos de ellos habían participado en la persecución. El tiroteo del jueves ocurrió cuando la gente se reunía para el funeral de los agentes.
La violencia de la semana pasada provocó temor, pero también una rara demostración de unidad cívica.
Decenas de líderes religiosos, del comercio y la política publicaron un anuncio de toda una página en un importante diario, exhibiendo el tipo de responsabilidad social que Capella había pedido a los ciudadanos.
"La sociedad de Tijuana repudia las cobardes acciones del crimen organizado", escribieron en el anuncio esos líderes cívicos.
"Nosotros seguiremos apoyando a las autoridades de gobierno en su lucha contra el crimen... porque es el único modo de que nuestros hijos puedan gozar algún día de una vida en paz y libertad".

Capella llevaba una vida cómoda y tranquila. Tenía una próspera práctica jurídica en el edificio más alto de Tijuana y pasaba las vacaciones en Estados Unidos y Europa con su mujer y sus tres hijos.
Pero entonces, hace cuatro años, una terrible ola de crimen golpeó la ciudad.
La violencia se extendió más allá del mundo de los narcotraficantes y agentes corruptos. Hombres de negocios, médicos y otros profesionales eran secuestrados en las calles a plena luz del día por bien organizadas bandas de delincuentes.
Capella aceptó convertirse en presidente del consejo de ciudadanos para la seguridad pública de Baja California. Pronto convirtió el cargo en un púlpito, haciendo primeras planas con fuertes ataques contra el crimen organizado y los políticos y policías demasiado corruptos o ineptos como para hacer algo.
A medida que aumentó su presencia pública, aumentaron también las amenazas. Envió a su mujer e hijos a vivir en otro lugar.
Es por eso que el 27 de noviembre estaba solo en casa cuando a eso de las dos de la mañana lo despertaron los ladridos de los perros.
Miró por la ventana, vio a los pistoleros y se imaginó que probablemente querían secuestrarlo para cortarlo luego en pedazos. Silenciar a una voz importante de un modo tan horripilante, pensó, enviaría un desmoralizador mensaje a la ciudadanía.
Capella decidió pelear, disparando desde diferentes ventanas para hacerles creer que había más personas. El fuego lo ensordeció y desorientó, dijo, y a veces parecía que el tiempo no pasaba durante los quince minutos en que las balas pasaron silbando junto a su cabeza.
Pudo oír a los pistoleros tratando de romper la puerta, pero la había fortificado colocando un sillón contra ella. Se mantuvo corriendo y disparando, impactando aterrado puertas y paredes.
Finalmente los pistoleros se retiraron. Capella recorrió su propiedad, ahora salpicada con más de doscientos casquillos. Las balas habían roto los espejos, agujereado los muebles y reducido a jirones todas las camisas de su armario, dijo. El libro en su mesita de noche -‘Transnational Crime and Public Security'- quedó completamente agujereado.
El ataque ocurrió justo después de que Capella surgiera como candidato para el cargo de jefe de la policía. Podía tratarse de un ataque preventivo organizado por policías corruptos o jefes de la mafia advirtiéndole que no aceptara la posición.
Las amenazas de muerte continúan. Voces amenazantes captadas en las frecuencias de radio de la policía prometen eliminarlo, a él y a su familia.
El sábado pasado estalló otro tiroteo frente a su casa. Los criminales han amenazado con colocar bombas en el cuartel de policía, donde Capella tiene su oficina.
Capella dijo que no se arrepentía. Cuando emergió ileso del tiroteo, dijo, se sintió como si hubiese nacido de nuevo. Dios le daba una nueva oportunidad y pretende utilizarla.
"Creo que sería estúpido y cobarde decir ‘Adiós. Que Dios les bendiga. No se puede hacer nada'", dijo Capella. "Pero tendría que vivir con un trágico y terrible peso en mi conciencia".

richard.marosi@latimes.com

2 de febrero de 2008
20 de enero de 2008
©los angeles times
rss


2 comentarios

heriberto robles -

que agusto viven los funcionarios de gobierno en baja california como el procurador monjarrez y su huele pedos el jesus nelson agustote, les truna una bronca como al jesus nelson y el procurador manjarrez se la soluciona, yo e pensado en bes de estar escribiendo tanto de estas dos cabezas principales del secuestro de beria meterme atrabajar al gobierno agusto viven protejidos por el narco a toda madre que chingon

heriberto robles -

el procurador monjarrez es un buen mago, desaparese alos funcionarios y luego los aparese a los dos o tres meses con otro nuevo puesto como al suprocurador jesus nelson que fue senalado directamente por el secuestrador llamado el abuelo capturado en tijuana en una fuerte balacera dijo el abuelo que jesus nelson era la cabeza principal de los secuestros en tijuana y que sin temor a equibocarse el lo acusaria en un careo en los juzgados ,, pero tatatatannn aparesio el mago berlin monjarrez y lo desaparesio por unos meses y luego lo aparesio en mexicali como su acesor particular y el jesus nelson agusto orasi quein se la hase de pedo al tal nelson si esta bien agarradote como disen los ministeriales y los secuestradores ta bien hechote el chuy nelson hay que pedirle esquina porque debe favores,