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kinky chic


[Guy Trebay] Estilo de vida y diversión. Moda kinky se impone también en las calles.
Para la mayoría de la gente, el personaje de cómic Superman no fue nunca mucho más que eso. Pero para un selecto grupo de personas, los primeros encuentros con el Hombre de Acero llevando una malla apretada, botas hasta las rodillas y una capa brillante definieron el curso de una vida erótica."Batman y Robin y Superman eran todos realmente excitantes", dice John Weiss, presidente de la feria callejera de Folsom Street East, que se organiza una vez al año en Nueva York y que en junio puso en marcha la Semana del Orgullo Gay. "Batman estaba siempre atado o en algún peligro, y yo pensaba que era realmente grandioso".
Para el décimo aniversario de la feria, Folsom Street East reunió a miles de hombres y mujeres (y hombres que fueron antes mujeres) para un tipo de reunión que, antaño, rara vez ocurrían lugar a plena luz del día.
Hubo una época en que la gente cuyos rituales eróticos incluían látigos y cadenas y látex y complejos protocolos de dominación y sumisión, estaba confinada a las sombras de la cultura. Pero eso fue antes de que un concierto de Madonna convirtiera el bondage en una de fiesta de trucos, antes de que Gap sacara anuncios con un irónico lema (¡Todo el mundo en cueros!), antes de que Altoids y el vodka Svedka hurtaran las imágenes de ‘Venus in Furs' para anuncios de su campaña y mucho antes de que Victoria's Secret introdujese al mundo convencional a la reina de las chicas de calendario, Bettie Page.
Los diseñadores de moda fueron los primeros adaptadores de este estilo kinky: talentos tan diferentes como Vivienne Westwood, Jean Paul Gaultier, Alexander McQueen y Versace han pellizcado en el armario fetichista a la búsqueda de inspiración.
"La moda fetichista del cuero ha estado aquí al menos desde los años veinte", dijo Valerie Steele, directora del museo del Instituto de Tecnología de la Moda. "Pero desde el momento que empezó a salir del clóset después de los movimientos de liberación sexual y gay, ya estaba influyendo en la cultura popular, con tipos que se paseaban por la Calle Castro en cuero y gente que lo llevaba en los amistosos pequeños clubes de libertinos en los suburbios".

Fue en un momento en los años setenta, dice Steele, que ropas similares a las fetichistas empezaron a ser comercializadas incluso por detallistas convencionales como Montgomery Ward. Cuando, hace poco, el diseñador francés Thiery Mugler fue llamado a crear trajes para el picante espectáculo ‘Zumanity' para familias del Cirque du Soleil en Las Vegas, su primer diseño fue para un M.C. travestido, adornado con cueros de dominatrix y vertiginosos zapatos bondage. Está demás decir que Mugler sólo llegó hasta donde habían llegado antes los dibujantes de cómics.
"Hay tanto del mundo que ha sido barrido hacia rincones o callejones o sótanos oscuros", dijo Weis. Imágenes y actos, agregó, que antes habrían sido chocantes, ahora apenas provocan bostezos.
¿Recuerdas a Condoleezza Rice en ese largo abrigo negro y botas negras de taco alto?, preguntó. "¿Qué es sino la ministro vestida como una dominatrix profesional?" (Para que nadie imagine que no nos hemos dado cuenta, Simon & Schuster piensan publicar este próximo año un libro titulado ‘The Corporate Dominatrix: Role Play Your Way to the Board Room').
Pero con 32 grados, Rice se habría visto como en casa paseando por la Calle 28 con su abrigo y tacos negros. De hecho, el aficionado que el domingo pasado se destacó por sobre los demás era un hombre en chancletas, pantalones Madras y un garboso sombrero de paja. En cuanto al resto de la multitud, la etiqueta dominante fue a menudo el uniforme, con al menos un hombre vestido como agente de la Patrulla de Autopistas de California y muchos otros que se veían exactamente como los coristas de ‘Primavera para Hitler' [Springtime for Hitler], en ‘Los productores' [The Producers].
"En serio, no es más que moda. Es lo mismo que hacer las compras en Barneys o Bergdorf's", dice Gregory Bunch, un vendedor de una tienda fetichista de Chelsea, ‘Noose'. "Compras piezas clave que son las mejores que puedes adquirir y que te rinden las mayores utilidades. Luego agregas los accesorios".
Las piezas claves este verano, dijo Bunch, son los shorts de cuero y el arnés. En realidad, esas son piezas clave todos los años. "Ahora hace demasiado calor para los chaps [pantalones de cuero sin asentaderas]", dijo Bunch, que lleva un tatuaje en su bíceps derecho que dice SLAVE [esclavo]. "Si los shorts son muy calurosos, siempre puedes llevar suspensores de cuero remachado para la lengüeta de la entrepierna".
Por supuesto. O puedes llevar, como hicieron muchos, una camiseta de látex o vaqueros de cabezas rapadas blanqueados con lejía o jerkins [chaqueta sin mangas ni cuello] de goma de neopreno que recuerdan los diseños de Nicolas Ghesquiere para Balenciaga, o un corte mohicano corto, o tejanos corroídos con las piernas semi-abiertas o un collar de perro y capucha de cuero con la boca con cremallera y hoyos para los ojos y con pequeñas orejas de cachorro.
"Es un modo de expresar los sentimientos y emociones de tu yo canino", explicó Steve Birko, que se llama a sí mismo Puppy Diesel, cuando se mete en la floreciente esfera de lo que en círculos maníacos se llama adiestramiento animal humano, una elaborada forma de juego de rol cuyo punto final es, básicamente, sentarse y estarse quieto.
"Es solamente sentimientos. No se permite nada excepto tus instintos", dice Robert Davis, que con Birko habían sido sacados a pasear por un hombre llamado Harding, un skinhead gay cuya barba de chivo termina en diabólicas puntas y que, dice, no ha usado apellido durante años.
Muchos de los asistieron a la feria -una réplica de un evento mucho más antiguo y más extravagante organizado en septiembre en San Francisco, Folsom Street East recauda unos 20 mil dólares para organizaciones de caridad locales, dijeron los organizadores- tomaron el tiempo como excusa para salir sin camisas, para mejor lucir sus enormes escudos pectorales o, en el caso de los transexuales que fueron antes hombres, las cicatrices de mastectomías electivas. Vale la pena señalar que cuando hace algunos años este periodista escribió un artículo sobre el artista de performance de California Ron Athey, sus tetillas agujereadas fueron consideradas demasiado chocantes para ser mostradas en la cubierta del semanario alternativo donde trabajaba entonces.
En la feria de Folsom Street difícilmente se habrían podido contar las tetillas agujereadas que se exhibían, a menudo adornadas con lo que parecían ser picaportes, y llevadas sin embargo con nada más sugerente del estilo de vida kinky que un par de cargo shorts Old Navy. "Que una persona se pasee en cargo shorts y chancletas no quiere decir que no tenga una mazmorra en su sótano", señaló Weis.

Hacer suposiciones sobre la libido de otras personas es normalmente trivial, pero en Folsom Street East se necesitaban pocas suposiciones. "Soy holandés, soy muy liberal", dijo Rob Tiller, un amsterdamés envuelto en cuero que explicó todas las decisiones que tuvo que tomar para su refinado guardarropa (el cuero gris significa que tiene interés en el bondage y un brazalete llevado en la mano izquierda indica el rol dominante) fuera una etiqueta fácilmente descifrable para los iniciados. El compositor galardonado con un Pulitzer, David Del Tredici, se paseaba con un tank top con la poco ambigua leyenda de MASTER [Amo]. Lo acompañaba un amigo con una capa de baile de la Academia Americana de Artes y Letras y una pesada falda escocesa de goma.
Si hubo un tema dominate ese día, fueron las tradiciones faldas masculinas escocesas; decenas de hombres y mujeres (y de hombres que fueron antes mujeres) decidieron llevar a la feria faldas escocesas. Entre ellos había un hombre sin camisa que llevaba un tipo de vestuario diferente a su uniforme de clérigo protestante de todos los días.
"Es divertido", y no una decisión de estilo de vida, explicó el hombre refiriéndose a la falda escocesa de cuero, con cinturón, de Stormy Leather. "Sólo la saco del clóset dos veces al año".

22 de junio de 2006
©new york times
©traducción mQh
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1 comentario

Jordan Jumpman -

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